Cartas a Jóvenes Enamorados (1987) - Iglesia Adventista Agape
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38 <strong>Cartas</strong> a <strong>Jóvenes</strong> <strong>Enamorados</strong><br />
reacciones y carácter de las jóvenes, antes de permitir que el tema<br />
del matrimonio se posesione de tus pensamientos.<br />
Isabel nunca te elevará. Ella no tiene en sí las facultades ocultas<br />
que, desarrolladas, la harían una mujer de juicio y habilidad para<br />
estar a tu lado, a fin de ayudarte en las batallas de la vida. Ella<br />
carece de fuerza de voluntad No tiene profundidad de pensamiento ni<br />
amplitud de mente que podrían ser una ayuda para ti. Tú contemplas<br />
la superficie y eso es todo lo que hay. En poco tiempo, si te casaras,<br />
el encanto desaparecería. Habiendo cesado la novedad de la vida<br />
matrimonial, verías las cosas en su perspectiva real, y encontrarías<br />
que has cometido una triste equivocación.<br />
El amor es un sentimiento tan sagrado que muy pocos saben<br />
lo que realmente es. Es un término que se utiliza, pero que no se<br />
comprende. El cálido resplandor del impulso, la fascinación que<br />
un joven siente por una señorita no es amor; no merece ese nombre.<br />
El amor verdadero tiene una base intelectual, un conocimiento<br />
profundo del objeto amado.<br />
Recuerda que el amor impulsivo es totalmente ciego. Tan pronto<br />
se coloca sobre objetos indignos como dignos. Controla un amor tal<br />
para que permanezca calmo y sereno. Dale lugar al pensamiento<br />
genuino y profundo, a la reflexión ferviente. ¿Es este objeto de tu<br />
afecto, en la escala de inteligencia y excelencia moral, en conducta<br />
y maneras educadas, de tal naturaleza que sentirías orgullo en<br />
presentarla a la familia de tu padre, y reconocerla en toda sociedad<br />
como el objeto de tu elección?<br />
Concédete suficiente tiempo para observarla en todo aspecto, y<br />
entonces no confíes en tu propio juicio, sino permite que tu madre<br />
que te ama, tu padre, y tus amigos íntimos, hagan los comentarios<br />
críticos de aquella a quien te sientes inclinado a preferir. No confíes<br />
en tu propio juicio, y no te cases con alguien que sientes que no<br />
será una honra para tu padre y tu madre, sino con alguien que tiene<br />
inteligencia y dignidad moral.<br />
La niña que entrega sus afectos a un hombre, y atrae su atención<br />
por medio de sus insinuaciones, exhibiéndose donde no pueda menos<br />
que ser tomada en cuenta por él, si no quiere parecer rudo, no es la<br />
niña con la cual querrá asociarse. Su conversación es ordinaria y<br />
frecuentemente superficial.