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Fernando<br />
GAtkUOth<br />
5 «La misión de Cristo Redentor,<br />
confiada a <strong>la</strong> Iglesia, aún está lejos<br />
de cumplirse… se hal<strong>la</strong> todavía en los<br />
comienzos», señaló el papa Juan Pablo II,<br />
en su encíclica misionera «La misión de<br />
Cristo Redentor» (Redemptoris Missio 1,<br />
RM por su abreviación).<br />
Una misión universal<br />
10 La misión que<br />
Cristo encomendó a <strong>la</strong><br />
Iglesia es de carácter<br />
universal: para todo el<br />
mundo, para toda <strong>la</strong><br />
creación (Mc 16,15).<br />
El impulso misionero no ha sido igual durante<br />
<strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> Iglesia ni tampoco<br />
en <strong>la</strong>s diversas Iglesias locales de países<br />
y diócesis. Ha habido épocas gloriosas<br />
de apertura misionera y épocas en <strong>la</strong>s<br />
cuales <strong>la</strong>s Iglesias locales se han centrado<br />
en el<strong>la</strong>s mismas, en sus necesidades<br />
y problemáticas, y se han «cerrado» a <strong>la</strong><br />
misión universal.<br />
15 Juan Pablo II, consciente de esta<br />
realidad, escribió su encíclica misionera<br />
con el fin de motivar nuevamente a todos<br />
los bautizados y a cada Iglesia local para<br />
Esqui<strong>la</strong> <strong>Misional</strong><br />
34 Esqui<strong>la</strong> <strong>Misional</strong><br />
Misión «en pañales»<br />
El porcentaje de católicos en China es de uno por ciento de una pob<strong>la</strong>ción<br />
total de casi mil 330 millones de habitantes; lo que significa que Jesús es un<br />
desconocido y que su mensaje de vida no ha sido escuchado por los chinos. Esta<br />
situación se repite por el Medio y el Lejano Oriente. Por eso, podemos decir, de<br />
manera simbólica, que <strong>la</strong> misión en ese país aún está «en pañales».<br />
34<br />
Daniel Cerezo<br />
BIBLIA Y MISIÓN<br />
que se <strong>la</strong>ncen con energías renovadas a<br />
esta gran tarea encomendada por Jesús<br />
a su Iglesia: el envío universal, a todos los<br />
pueblos (Mt 28,19-20), y que el Documento<br />
de Aparecida (DA) l<strong>la</strong>ma «<strong>la</strong> misión a<br />
<strong>la</strong> otra oril<strong>la</strong>» o <strong>la</strong> misión universal en todos<br />
los continentes (Aparecida 377). Por<br />
eso el Papa seña<strong>la</strong>: «Ningún creyente en<br />
Cristo, ninguna institución<br />
de <strong>la</strong> Iglesia puede<br />
eludir este deber<br />
supremo: anunciar a<br />
Cristo a todos los pueblos»<br />
(RM 3).<br />
La lógica evangélica<br />
20 En nuestros tiempos, muchos<br />
bautizados y algunas Iglesias locales se<br />
han ido «cerrando» pau<strong>la</strong>tinamente a <strong>la</strong><br />
misión universal en los cuatro continentes,<br />
ocupándose sólo de sus necesidades,<br />
retos y problemáticas particu<strong>la</strong>res.<br />
Hasta el punto de cuestionar a quienes<br />
parten para evangelizar fuera de su país<br />
o diócesis, con expresiones como <strong>la</strong>s<br />
siguientes: «¿Para qué van tan lejos si<br />
aquí hay necesidad?», «Son candil de<br />
<strong>la</strong> calle y oscuridad de su casa», «Aquí