El MAMÍFERO HIPÓCRITA XI - Frente de Afirmación Hispanista
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la huella ya no es ni el pie tampoco<br />
ha sido: los dos son pura excusa <strong>de</strong> un <strong>de</strong>venir<br />
perenne que yace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre en el pasado.<br />
Sí. Proteo: mirar es ver dos veces<br />
y <strong>de</strong>sdoblar al mundo en infinitas parcelas<br />
sin <strong>de</strong>scubrir a los dioses ocultos. <strong>El</strong> acto<br />
es inmutable aunque el gesto sea equívoco<br />
y el alma la orfandad <strong>de</strong> un presente variable.<br />
Canta tú a la entrañable similitud<br />
<strong>de</strong> las palabras que <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> ser<br />
para fecundar el poema.<br />
Tiempos hubo en los que la SANGRE rego<strong>de</strong>aba<br />
las manos <strong>de</strong>l menos feliz <strong>de</strong> los mortales.<br />
Tiempos hubo en los que las MURALLAS cedían<br />
al grito menos puro.<br />
Tiempos hubo en los que el guerrero apacentaba<br />
los trofeos <strong>de</strong>l sueño.<br />
Tiempos hubo en los que la violencia era un don<br />
que germinaba mieses.<br />
Tiempos hubo en los que el sabio eludía el laberinto<br />
<strong>de</strong> papiros.<br />
Tiempos hubo en los que el sacerdote reinaba en<br />
la soli<strong>de</strong>z <strong>de</strong> las pirámi<strong>de</strong>s.<br />
Tiempos hubo en los que MORIR era vivir dos<br />
veces.<br />
¡Canta hormiga el riachuelo dulce <strong>de</strong> la miel!<br />
¡Canta abeja el concierto matinal <strong>de</strong> la colmena!<br />
¡Canta pescador el recuerdo-meditación <strong>de</strong> la<br />
palmera!<br />
¡Canta hombre la revelación <strong>de</strong> tu sino!<br />
¡Canta poema el <strong>de</strong>senvolvimiento y la hartura <strong>de</strong><br />
la frase!<br />
¡Canta frase la admisión <strong>de</strong>l instante en la<br />
infinidad <strong>de</strong>l goce!<br />
57<br />
Sí, Orfeo: no escuches. <strong>El</strong> ruego piañe<br />
los goznes <strong>de</strong>l alma en imprecación ostentosa.<br />
Te llaman. Llaman al corazón que <strong>de</strong>sfallece<br />
<strong>de</strong> dicha en tan estrecho círculo. Llaman<br />
a los BAJELES que marcan la tranquilidad<br />
<strong>de</strong> las aguas, al GANSO que pasea entre el<br />
capitolio<br />
y la ROSA, al niño que atisba su MIRADA<br />
en la pelambre <strong>de</strong> la noche. Llaman sin cesar<br />
y los gritos enmu<strong>de</strong>cen a otros gritos<br />
que recorren la SANGRE. Sí, Orfeo: no<br />
escuches.<br />
Su voz no es su voz; su llanto es la AZULADA<br />
LLAMA<br />
que constriñe al DESIERTO a <strong>de</strong>splegar sus<br />
velas.<br />
<strong>El</strong> mar avanza, la ROCA cesa <strong>de</strong> gimotear, el<br />
SAUCE<br />
<strong>de</strong>sparrama sus galas en ofuscado abrazo,<br />
el PÓLIPO traduce su insistencia<br />
en burbujas MARMOREAS. No escuches:<br />
su voz es el canto aprendido en reveses<br />
que nos fueron AMARGOS: el tiempo<br />
ha enturbiado la placi<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l ESPEJO<br />
y los DEDOS persiguen la bendición tardía.<br />
Sí, Orfeo: es tu canto y otra voz<br />
y otra boca los que enzarzan los DARDOS<br />
venidos<br />
<strong>de</strong> la tierra. <strong>El</strong> viento calla. <strong>El</strong> mar calla.<br />
Tu <strong>de</strong>scenso es el pretexto menos lúcido<br />
y la ventura más corta. Ir es penetrar<br />
sin compren<strong>de</strong>r las causas. <strong>El</strong> son te salva<br />
aunque te con<strong>de</strong>ne el eco. Canta ahora<br />
a la tersa melancolía <strong>de</strong>l abismo.<br />
Tiempos hubo en los que el mar era el escrutinio<br />
<strong>de</strong> los PÁJAROS.