11 - Ateneo de Madrid

a
AM.EL MARÍA MCARRE
ESTA tan a u.ivo el bosque poético
del siglo XIX, tan en sonajero y
en mantillas el conocimiento de sos
jalones estéticos y la confección de
su habla jerárquica de valores, que yo no
tengo inconveniente alguno en hacer pública
mi sospecha tfe que el- 90 por 100
de nuestros "técnicos" de Literatura
apenas si recuerdan" que .sobre el suelo
de España nació, vivió, soñó y murió un
poeta ique escribió "Rimas" antes que
Bécquer y cuyo nombre debe estar inscrito
en una página del Archiva Parroquial
.de ISanta MarÜl.
Nuestro poeta: Ángel María Dacarrete,
nace en el Mediodía de la Península, y
en el delicado corazón del otoño, el día 14
de noviembre de 1827, y nueve años después,
en febrero del 36, el alma nórdica
.de Gustavo Adolfo Bécquer se abre a las
rosas y los claveles de Sevilla. En 1838
(cuando Daearrete tiene once años) llega
3 Cádi? D. Alberto Lista, ya famoso por
sus versos y sus humanidades, por sus
lecciones ateneístas y por haber adoctrinado
en el Colegio de San Mateo, de
Madrid, a los corifeos de una azarosa
promoción romántica. D. Alberto, va a
desempeñar ahora el cargo de 1 " regente
de estudios del Colegio de San Felipe,
y entre .sus alumnos figura Dacarrete,
que muestra temprana vocación por los
versos^.y que al adiestrarse en tan difícil
arte sigue, con dócil admiración* la
preceptiva de su sabio maestro. M ocíelos
clásicos latinos, y los metros, la valentía
y la fluidez de Rioja, son fas pautas
modélicas de-aquel devoto de 3a escuela
sevillana, extrañamente preocupado por
el artificio admirable de los versos de
Calderón. .' i I
En mavo de 1844, D. Alberto va abandonar
Cádiz para trasladarse definitivamente
a su Sevilla natal, donde le aguar.
d,an la regencia de estudios del Colegio de
San Felipe (parece ser que entre sus discípulos
de entonces figuró ei "discípulo 1 *
de Dac.rrete: Bécquer), la cátedra universitaria
y la canonjía catedralicia. Entre
sus alumnos — que van a dejar de serlo—
hay uno: Ángel María, de dieciséis
añds, que lamenta muy' sinceramente la
ausencia de aquel docto profesor que se
está acercando a los 6y, y que Je despide
del modo más. agradable a los oídos horacíanos
del maestro: con versos. Dacarrete
fecha su poema el 9 de mayo y lo
inicia así: "Vuela del Betis a la hermosa
orilla i— mustio dejando el suelo
gaditano,— vuela, rasgando l'a cortante
quilla — la dilatada espalda del Océano".
Hasta ahora nada deja ver el prebecqueriano.
Ángel María se presenta como un
típico versificador de la transición del
X^UI al XIX.
E.i 1845 localizamos a' Dacarrete en Sevilla,
pero ignoramos si volvjíS a ser oficialmente
discípulo de D. Alberto. Por
entonces fecha .su soneto " A... ", en cuyos
tercetos se percibe la huella de Cetina
y que posiblemente influye sobre otro
que Bécquer escribe hacia 1854 y que
transciende, rítmica y dulcemente, a !->fi
sáneos de Villegas. Hacia 1848 empipa a
percibirse una transformación en la sensibilidad
poética española, coincidente con
el período en que Nerval da a conocer a
Europa (y España es del Continente) el
Heine del "Intermezzo". Y el 25 de'octubre
de dicho año fallece en Sevilla don
Alberto Lista. Bécquer (que aun no ha
cumplido trece años) le llora en una
"Oda" sáfica que exhumó el infatigable
Montoto, y Dacarrete en una extensa
"Elegia" "que se inicia asi: "La noche
era sombría — de alguna estrella eí resplandor
incierto — pálido sólo en la mitad
lucía...", y en que la sinceridad del
duelo se amplifica con la técnica de \&
oda al viejo estilo. Con todo, no es de
lo peor, ni mucho menos, de la "Corona
poética a Lista", que se imprime el 40
y se /distribuye en mayo del 50 y en 3 i
que no se incluyen los versos de tarrteo.
hechos para sí, del adolescente Gustavo
Adolfo. Y pensemos que si éste fue, en
efecto, discípulo de Lista, es muy probable
que conociese a. través de D. Alberto
a Dacarrete, e incluso que el portuense
y el sevillano fuesen condiscípulos,
a pesar de la distancia de los años.
Del 48 al 52, Dacarrete fecha ocho composiciones
más: octavas, que reflejan influjos
abstractos de P. Díaz, Zorrilla, etc.,
sonetos amorosos con huella de los í^ranrf'-'s
sonetistas del Sur y suspiros de pe-
cho enamorado, e instantes en que el
poeta, presintiendo muy vagamente ; o
becqueriano, cree oír que un misterioso
atento ''repite el nombre de la annda
cuando susurran las ramas de los árboles
agitadas por la brisa. En un soneto
del 52, todavía está presente Espro^r^díi
("la blanca, flor de la, esper^nz^ mía"),
pero ya el poeta se nos presenta en tí*
. grimas deshecho, como en los poemas
del' 58.
En 1853, al colocar Dacarrete frente a
una "Canción" una cita del D. 'Juan d?
Byron, y al traducir en el 54 una poesía
de Musset al Young-Frau, evidencia, simpatía
por dos líricos europeos igualmente
amados de^ Gustavo Adolfo. Y en 1854, si
por un lado Bécquer transpira influjo de
Espronceda y de Zorrilla, también es
cierto que por otro se encuentra en situación
parecida a la del Dacarrete
del 45, y* qué escribe un soneto que
. tiene el aire de familia de los que en
aquel entonces' escribía el gaditano. Este,
en cambio, fecha una "Canción" en donde
le encontramos evolucionado hacia lo
subjetivo y sorprendemos los primeros
matices .pálidamente precursores del Bécquer
de las Rimas.
Éh marzo del 55 se publica la "Corom
poética", a Quintana, y en ella colaboran:
Bécquer, con el poema extenso d 1 -
""''(Tarl^ ppi- nosotros **n el número 92 de
"El Español", y Oacarrpte, con uní
"Oda" en estancias. Se adviert", con
sorpresa, que a pesar de ir el' portuense
más avanzado estéticamente que el sevillano,
esta vez se cambian los papeles.
En el poema de Dacarrete no s5 encuentra
ninguna fase tan aproximadamente
lírica como algunos momentos .iniciales
de la "Fantasía" becqueriana. Qu>'.*á
Ángel María creyó.honrar mejor a Qirntana
adoptando su hinchazón altisonante;
tal vez se dejó llevar, una -vez más, dr
WENNZWEI
VONEINADER
SCHEIDEN
Al separarse dos, que se han querido,
.- jay!, las manos se dan;
y suspiran y lloran,
y lloran y suspiran más y más.
Entre nosotros dos no hubo suspiros
ni hubo lágrimas... j Ay I
lágrimas y suspiros
reventaron después, ¡muy tarde ya I
VERGIFTET SIND MEINE LIEDER
I Que están emponzoñadas mis canciones I
¿Y no han de estarlo, di? c
Tú de veneno henchistes, de veneno,
mi vida juvenil.
I Que están emponzoñadas mis canciones 1
¿Y no han de estarlo, di?
Dentro del corazón llevo serpientes,
, y, a más, te llevo a ti.
\__ Enrique HEINE.
He aquí los Hederá 49 y 51 del Intermezzo de Heine, traducidos por
Eulogio Florentino Sanz al castellano. La versión está lechada el 1.* de
mayo de 18S7; la da a conocer el día 4 en la tertulia literaria de Cruzada
Villamil y se inserta el día 1$ del mismo mes en £2 Museo Universal
(número 9 del año I). f
su fluctuación perenne, ya que Dacarrete
es, a lo largo de toda su¡ vida poética,
un caso de bicefalismo, el prototipo
del poeta que tiene dos claves y
cuando menos lo esperamos retrocede a
formas trasnochadas y pierde altura, depresionándose
en baches prosaicos y en
recaídas retóricas.
En el resto del 55, mientras Bécquer
anacreontiza a k> Meléndez, Dacarrete es.
trena en el Príncipe, el 11 de mayo, el
. mediocre drama, en tres actos y en verso,
"Magdalena"; se recupera un poco,
escribe ,Bn poema con cita shakespeariana
(manantial dilecto de Gustavo Adolfo)
y fecha su composición más conocida: "En
Sitaría", que tiene un preciso ajuste de
forma y que ahora cobra un relieve de
actualidad, por lo que entraña de alerta
frente al peligro asiático.
En febrero de 1856, Heine muere en
París, y veintiún días más tarde aparece
en Madrid la primera traducción
castellana del "Neuer Frühling", libro del
1 vrmano: "Nueva primavera". La firma
Agustín R. Bóñnat y pudo ser leída por
L/.icarrete, Bécquer y Rosalía, que por en»
tonces, estaban en la Corte. Realizada en
prosa poética, se ajusta mucho más al
original' que las versiones de Florentino
Sanz, que desde ahora pasa a ser, cronológicamente,
el segundo traductor de
Hc'ne, aunque Teodoro Llórente, el Padre
Blanco, la Pardo, Diez Cañedo e Icaza
v.'ií ',n considerándole como el primero.
Un año largo después aparece la versión
castellana, en verso, de quince canciones
de Heine, realizada por Florentino
Sanz. Ab?,rca diez Heder del "Intermezzo",
dos de "Neucr Frühling", uno de
"Die heimkehr", uno de "Neue Gedichte"
y otro de "Romanzen". El traductor
las vierte en metros cortos y en
un molde quebrado asonante (a base de
endecasílabos y heptasílabos), lo cual
equivale a la fundación del ámbito musical
de las "Rimas". Esta traducción
' de ISanz es, sin duda, leída por Dacarrete,
Bécquer y Rosalía.
•En el mismo. 57, el gaditano fecha el
poema "En un baile", en que se perciben
los primeros síntomas (de forma
y de pesimismo amoroso) del contagio;
pero cuando se produce el verdadero mcn
mentó del pre-becquerianísmo de'Dacarrete,
es el 8 de agosto de 18S8, en que
publica en "La América" siete poemas
originales y una traducción de Heine.
Llevan la siguiente nota: "Estas poesías
forman parte de una colección que
con el titulo "El Libro de Amor" piensa
publicar el señor Dacarrete". Tengo
entendido que tal proyecto no se llevó 8
cabo, y al gaditano le ocurrió lo de Bécquer:
tuvo que morir para que sus versos
fueran postumamente integrados en
vn'nmen. Los ocho poemas, que oreceden
un año largo a la primera "Rima"
que publicó Bécquer, son: 1.0 "Acuérdate
de mí", en el cual los finales estróficos
anticipan al Bécquer de la "Rima
XVI" y al propio Florentino Sanz del
poema "Tú desde lejos me miras..." Veamos
los cierres de D-icarrete: "En tu
ventana — su luz el alba vierte: — cuando,
al nacer mañana, — su rayo te despierte!
— [acuérdate de mil";" "si piensas
que. te nombra — la brisa en su?
tremidos. — 1 acuérdate de mi!; si amargo
sentimiento tus o j os. humedece, —
11 acuérdate de mili" 1." Un soneto 2I
Guadalquivir, que está colocado al margen
de este problema de precedentes.
?.° Li traducción del poemilla de Hein«
"La boda", que dijérase que simboliza
que parte de este gr-ipo de poemas responde
a la tónica delicada del lirismo
del Norte. 4. 0 "Recuerdo", que tampoco
sirve gran cosa á las finalidades ds
este ensayo !° "Ensueño", nue desde
hoy se transforma en pieza esencinl en
el estadio de los precedentes becquerianos.
El lector .podrá verla en esta, misma
página, ¡Por su iaetura y por su sentí*
miento pudiera pasar por una "Rima"
dé Bécquer, aunque se quede por debajo
de los (grandes aciertos, de Gustavo Adolfo.
Cotéjela el' lector con la "Ri
¿na LXVIII" del sevillano y observará
qae el sentimiento que hace despertar en
lágrimas deshecho a Dacarrete, es el
mismo que humedece de llanto la almohada
de ^Gustavo Adolfo. También pudiera
encontrársele afinidades con la "Rima
LXV. 6.° tln soneto de amor qu*
se desluce en el verso final, en que el
poeta actualiza aquel tiempo en que cruzaba
la calle de su amada haciendo rl
oso. 7. 0 El poemilla "Vigilia", que pudo
repercutir en las "Rimas" LXI y LXIII
y que se inicia así: " i Por qué cuando
activa fiebre —• mi frente abatida quema,
— dejo mi lecho, y sentada — la
angustia a su cabecera", y octavo el
poema " A... ", que lleva al frente una
cita de una canción original del traductor
francés de Heine: Nerval, y que también
responde a la musicalidad de las
"Rimas". Está menos encajada en la ór
bita de Bécquer que "Ensueño", pero
tiene matices relacionables con la "Ri-
ENSUEÑO
No sé decir porqué... ¡Ya tanto hacía
que no pensaba en ti sino despierto!...
¡No sé decir porqué, la última noche
te vi entre sueños!
¡Tan hermosa a mis ojos como siempre,
tan pura y dulce como en otro tiempo;
pero estabas tan pálida, tan triste,
que ai recordarte tiemblo!
¡Todo un mundo de amor y de pesares
nuestras mutuas miradas se dijeron;
mas ni siquiera nuesttos nombres, nada,
murmuró el eco!
Inmóviles los dos y silenciosos,
apoyada la mano sobre el seno
sonreimos... ¡Yo estaba al despertarme
1 en lágrimas deshecho!
Ángel María DACARRETE.
Publicada «n «La América», en el número correspondiente
al día 8 de agosto de 1858.
ítta ALIX'* y con las lagrimas del sevillano.
Es una llorosa recriminación ne
amor, que se vulgariza en -la estrofa tercera,
*que alcanza su instante mejor en
el verso en que; el poeta dice: "yo, cuat
de piedra, helado te escuchaba n , y que
se imanta a lo becqueriano én los dos
versos finales.
No acaban aquí las relaciones Dacarrete
- Bécquer. En la edición postuma
de los versos de aquél, el poema "Dime"
aparece fechado en 1859, lo que nos lleva
a sospechar que ¡puede ser anterior a la
primera rima de Bécquer. En ese caso
se robustecería poderosamente la significación
pre-becqueriana de Dacarrete, al
que le basta con lo ya visto para que
nadie pueda discutirle que contribuyó a
la gestación métrica y emocional del que
llama Dámaso Alonso "el más fino poeta
español del siglo último: Gustavo Adolfo
Bécquer**.
El poema "Díme", con su imperio y
su interrogante a principio de estrofa,
evidencia claramente que Dacarrete leyó
con detenimiento las versiones de Heine
de Florentino Sanz y que le quedó .icurriicado
en la memoria auditiva Ta versión
del "Leed" 23 del "Intermezzo'*, en
la cual las preguntas iniciales aun se
reiteran más y con arreglo a la técnica
sintáctica de echar la interrogación por
delante y luego el "dime" ("¿Por q\tét
Jime, bien mío," etc.). Y si nos fijamos
^n ef tema, el lector puede comprobar
que hay alguna afinidad con el "Leed"
51 del >w Intermezzo". Esas serpientes qvis
tanto prodiga ^ Heine y que siempre las
elige como término de comparación de
la psicología femenina, se deslizan, en
forma de agrio contraste y sarcasmo
heíneano. por el final inesperado y tremendo
de ^"Dime", y a través de Dacnr-Me
se enroscan a la "Rima XXXTX" rtf
Bécquer ("Sé que en su corazón nido de
sierpes"), que además coincide con la
"Rima" del igaditano en presentar a una
mujer conporaltnente sugestiva, físicamente
hé+mosa, capaz con su belleza, o enn
el sortilegio de su sonrisa, de fascinar
a -los ihombres, a pesar de llevar en s»i
corazón nido de sierpes, o de tener el
alma tan negra como la serpiente.
Por último, el 17 de diciembre de T8"O
aparece en "El Nene" la "Rima XTTT"
de Bécquer, "primera en el orden de la
publicación. Sí no supiéramos que las
gotas de ¡rocío y la violeta se encuen-tran
en el ntodeto Byron, supondríamos que ¿e
"trataba de un eco de los títulos de las
idos poesías más divulgadas del sutilísimamente
pre-becqueriano Gil Carra seo.
Nos gustaría saber hasta qué punto Bécquer
se ciñe A Byron, porque quizá la
influencia que percibimos del Dlme" de
Dacarrete sobre la "Rima XIII" se explique
a la' perfección en ef sentido de
que ambos han bebido en una común
fuente inglesa, hipótesis -muy viable, si
recordamos que Ángel María no fue del
todo extraño a la lírica ¿de! •delirante de
Missolonghi. La metáfora en torno a las
lágrimas áe fa amada es casi la mismn
en las estrofas segundas de las "Rima 1 :"
de Dacarrete y de Gustavo Adolfo. En
"Díme" la gota de llanto resbalando por
la mejilla no pudo ser igualada por una
frota de TOCÍO sobre la blanca azucena.
En Bécquer se concentra la expresión, no
se reiteran las lágrimas, y más condescendiente
que eí gaditano con la belleza
temblorosa y cristalina de las perlas del
amanecer, no sólo las cree digno término
de comparación, sino que en la pupila
de la amada las lágrimas se le figuran
gotas de rocío, no sobre una blanci
azneena, pero sí sobre una violeta inorada.
l
Dentro de este mismo año 59, Dacn-
'•;.:-'
IMITACIÓN
DE BYRON
Tu pupila es azul, y, cuando ríes,
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.
Tu pupila es azul, y, cuando lloras,
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de roció
sobre una violeta.
Tu pupila es azul, y si en su fondo,
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
¡una perdida estrella!
Gustavo Adolfo BÉCQUER.
f'
Esta composición pasa por ser la primera rima do Bécquer que vid
la luz pública; ¿igura en el «Libro de los Gorriones» con el número
29, y se ha incorporado a sus obras postumas con el título de rima XIII.
rrete escribe una "Imitación del ale*
man" que casi casi equivale a una traducción
del "Leed" 13 del "Intermezzo"
de .Heine y que puede relacionarse coi
"Dime" y con la "Rima XXXIX" de
Bécquer, Se publica en el 1 "Almanaque
literario" de "El Museo Universal para
1860*" r A fines de este año, o principios
del 61, aparece en otro "Almanaque*
de "El Museo" la "Rima LXI" de Béc^
quer con el título de "Melodía" y la
siguiente cita desolada: "Es muy triste
morir joven y no contar con una sola
lágrima de mujer". En los últimos días
del 62 compone el sevillano una larga
composición—-ironía en graciosos pareados
— inteligente, lograda y anecdótica, y
en el 63 colabora, en prosa y en verso
(al mismo -tiempo que Dacarrete), en
"Gaceta Literaria". Él año 1866 entrega
ocho de sus "Rimas" a "El Museo Uníversal"
, y el 68 fecha en junio el manuscrito
de las "Rimas" M E1 libro de los
gorriones" y facilita al "Almanaque" dq
"El Museo" -la "Rima IX". Por último,
en el 70 aparece una "Rima" más
en "La Ilustración de Madrid", y en
este mismo año, el 22 de diciembre, se
lo llevan las olas de la muerte, envuelto
Rime, ¿cuál melancólico lucero,
brillando solo al despuntar el alba .
vierte una luz como l& luz suave
de tu mirada?
Dime, ¿qué clara gota de rocío
pudo igualar sobre azucena blanca
a una gota de llanto resbalando
por tu mejilla pálida?
DJ M E
Oime, ¿habrá una sonrisa que prometa
de virtud y ventura la esperanza,
que consiga imitar el dulce canto
de tu sonrisa casta?
Dime, ¿habrá alguna mujer que, cual tu, inspire
amor tan puro, adoración tan casta?
Dime, habrá sierpe que tan negra tenga
como tú el alma?
Ángel María DACARRETE.
Composición fechada en Madrid en 1869, y, posiblemente'
escrita antes que la «Imitación de Byron», de Bécquer.
en las sábanas de las espumas funerales,
. "'•,"'. -
Mientras tanto, Daca^ete sigue escribiendo
becquerianas (o hagámosle justicia:
dacarretianas), colocadas en la línea
sensitiva y creacionaí de Bécquer: "Re~
cuerdo", cuya cronología ignoramos y que
está saturada de afinidades con el sevi>llano;
"Despierta"; "A >tí" i(que recogió
Valera en el "Florilegio" xy que ya
se distancia del dacarretismo pre-becqueriano);
"La flor seca", publicada en 1868
y cuya estrofa tercera quizá esté relacionada
con la primera de la versión castellana
del "Leed XXI" de Heine, etc
Y aun pudiéramos hablar (si el espacio
no tuviese límite) de otras muchas composiciones
de Dacarrete, ya que en su
totalidad llegan o sobrepasan el medio
ciento.
Resumiendo: Dacarrete puede y debe
ser considerado como el primer fruto de
la adopción — por parte de Florentino
Sanz — de moldes quebrados asonantes (a
base de combinar endecasílabos y heptasílabos)
como envoltura de sus traducciones
Jieineanas. No debe omitirse que
si el romántico de Arévalo aportó la for
ma, Heine no dej¡3 de influir en un concepto
acibarado del amor y en una veta
irónica nacida de la obsesión de juzgarse
incomprendido por la amada. Sobr^
Dacarrete (que aparece públicamente
como traductor e imitador de Heine) no
me ofrece duda que gravitó el germano.
En cuanto á la influencia sobre Béíquer,
DO podemos sumarnos ai bando de
R. Correa, Valera, etc., ni compartir
aquella reserva formulada por Hendrix en
el 31: "Hay que dudar seriamente de i?.
influencia de Heine- sobre Bécquer..." Ye
no puedo dudar después de haber descubierto
un motivo concreto para oreer en
ella. El poemilla de Bécquer "Amor eterno",
que se coloca fuera del eslabonamiento
poemático de. las "Rimas", me
parece una amplificación déT "^Leed" 44
del "Intermezzo" que el sevillano debió
de conocer a través de la traducción fran.
cesa de Nerval o la castellana de Gil
y Sanz. 'I "*
Y sólo me resta consignar que la ins-,
piración de Dacarrete se adocenó en las
últimas fases de la vida_ del poeta y perdió
su flotante elegancia, que en 2 de
febrero de 1900 la Real Academia le nombró
para uno de sus sillones y que.murió
cuando había comenzado a escribir su
discurso, el día 13 de octubre de 1904 y
a un mes de distancia de los 77 años.
; Sus -versos fueron publicados en 1906,
en edición privada que prologó —con gran
miopía estética -— Sánchez Moguel, sin
mencionar siquiera (lo que parece Imposible
en el docto catedrático que tfué dis
creto rival de Menéndez y Pelayo en las
oposiciones a la cátedra ,de Literatura
de la Central) «1 nombre de Gustavo
Adolfo Bécquer. Consignemos_ también
que en 1891 el P. Blanco García le con-
' sagra unas líneas ' y después de transcribir
(sin fecha) el poema "Dime", lo
considera digno de figurar al iado de las
"Rimas" becquerianas. Y, por último.
Julio Cejador, en 1918, le dedica anas
líneas en los macizos de letra pequeña
de su centónica "Literatura", y desconociendo
las tablas de prelación cronológica
del sevillano y del gaditano escribe:
"imitó tierna y sentidamente a Bécquer",
con lo cual altera los término?
del problema y dice todo lo contrario de
lo que nosotros pasamos a formular como
conclusión última: Mientras no ®e demuestre
que Bécquer escribió y publicó
"Rimas" Antes del 8 de agosto de 1858,
habrá tfae aceptar — al menos, provisionalmente
— que Dacarrete íué eí prece
•dente más inme liato «el inmortal poeta
ele Sevilla.
• / • / - . £•/