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HISTORIA DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA 19 6 3

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ella previó –o alguien en su lugar– que su asentimiento hubiera sido más que inútil, puesto que los<br />

fenómenos espirituales sólo pueden ser comprendidos por las mentes espirituales. Y por cierto que la<br />

del señor Guyot no era de éstas. Si H.P.B. le hubiera hecho ver algo, él se hubiese contentado con<br />

decir a sus amigos al salir: “Me pregunto cómo ha podido hacer esta vieja farsante esa trampa”. Tengo<br />

el derecho de pensarlo, después de lo que dijo de nosotros. Me figuro que él y el señor Podmore, el<br />

difunto profesor Carpenter y centenares de personas como ellos, tendrán que reencarnar muchas<br />

veces antes de llegar a comprender las leyes de la acción espiritual sobre este plano físico.<br />

Hice relación con el ilustre profesor Charcot en el hospicio de la Salpetriere, el 7 de junio de<br />

1884. Uno de sus antiguos alumnos, el doctor Combret, M. S. T., me llevó, y el profesor me mostró<br />

amablemente diversos experimentos de hipnotismo. Todo eso es ahora tan conocido, que no<br />

necesito extenderme sobre cosas que vi hace catorce años. La mayor parte de mis lectores debe saber<br />

que existen dos escuelas antagonistas de hipnotismo: la de Charcot en la Salpetriere, y la de Nancy<br />

fundada por el doctor Liébaut y su aventajado discípulo, el doctor Bernheim. Desde hace largo<br />

tiempo, han existido los dos partidos que representan ambas escuelas, sobre todo entre los alienistas.<br />

El partido de Charcot atribuye a causas fisiológicas todas las anomalías mentales y los demás<br />

fenómenos de los sujetos hipnotizados. La escuela de Nancy, en cambio, ve en ellos causas<br />

psicológicas, es decir, mentales. Mis lectores podrán hallar esos asuntos ampliamente tratados en los<br />

antiguos números del Theosophist, así como el relato de mis experimentos en la Salpetriere y en el<br />

hospital civil de Nancy en 1891. El interés de las observaciones de 1884, fue que me permitieron<br />

juzgar por primera vez de visu la medida en que esta ciencia del hipnotismo llamada nueva, coincidía<br />

con la ciencia secular del magnetismo, que yo estudiaba desde cuarenta años antes.<br />

El doctor Charcot provocaba en sus enfermos tres estados de hipnosis de los que reclama el honor<br />

de haberlos clasificado: primero, la catalepsia; segundo, la letárgia; tercero, el sonambulismo. En el<br />

primero, la posición de los miembros del sujeto puede ser fácilmente modificada por el operador y<br />

conservada sin resistencia durante algún tiempo. En el segundo, el sujeto está inconsciente, y si se le<br />

levanta un miembro y se le suelta, éste cae por sí mismo, los ojos están cerrados, y los músculos<br />

excitables en grado anormal. En el tercero, los ojos están cerrados del todo o a medias, los músculos<br />

pueden contraerse hasta la rigidez, estimulando con suavidad la piel que los recubre, y se puede<br />

producir por sugestión muchos otros fenómenos. La escuela de Nancy admite todos esos fenómenos,<br />

pero los atribuye únicamente a la influencia de la sugestión sobre la mente del sujeto, sugestión que<br />

no necesita ser verbal, sino que puede ser impuesta par un gesto silencioso del hipnotizador, por<br />

movimientos voluntarios o involuntarios de su cuerpo y hasta por la expresión de su rostro. Nadie<br />

puede, sin haber estudiado profundamente el asunto, hacerse una idea de las terribles posibilidades<br />

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