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2. La infiltración
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Una vez que crucé la puerta, me di
cuenta que los oficiales, a diferencia
de los soldados rasos, sí podían
reconocerme.
Tuve que hacer uso de mi MP-40 para
eliminarlos dos antes de que diesen la
dichosa alarma de la caseta siguiente.
Allí dentro estaba el panel de control
que activaba el teleférico de la
planta de abajo, pero no había co-
Pieza de Museo
Sin embargo, el auténtico tesoro lo hallé
en el hueco que había entre el borde del
precipicio y la pared del almacén. Dentro
encontré el rollo de Gui Jian.
Nada más llegar al hangar, tuve
que eliminar a dos nazis antes de
que activasen la alarma con las palancas
situadas en los extremos de la
sala. Tras hacerlo, un portón se abrió y
aparecieron dos soldados más, uno de
ellos equipados con metralleta, así
que utilicé mi MP-40 para que no diesen
la alarma (1).
1
rriente. Descendí al hangar por las
escaleras de metal situadas donde
me enfrenté a los dos oficiales anteriormente.
Abajo, entre las cajas del
almacén encontré un botiquín.
(Ver Pieza de Museo).
Al otro lado del teleférico, encontré
otro almacén en el que hallé un botiquín
y unas escaleras que me llevaron
al piso superior. Al accionar una
palanca, las aspas de otro ventilador
que había al final de la pasarela
de metal se detuvieron. Para llegar
hasta él, realicé unos saltos muy
complicados que si hubiese fallado
habrían sido mi muerte: primero me
enganché a una cadena para saltar a
Alos pocos segundos de montarme
en el teleférico, me crucé
con otro en cuyo tejado había
dos nazis y una metralleta con
munición infinita (1).
Además, por el aire volaban varios
aviones de guerra así que, tras eliminar
con mi pistola a los dos que
vi, salté con cuidado al otro tele-
Cuando todo estuvo despejado, antes
de meterme por la compuerta que se
había abierto, rompí todas las cajas
pequeñas para recuperar un poco
de munición de mi arma subautomática.
Pase a la sala siguiente y me enfrenté
a otros dos nazis antes de coger
un botiquín que había tirado en
el suelo y pulsar una manivela que
una plataforma y luego usé el látigo
en un gancho (1).
Al final del conducto llegué a la sala
de los generadores. Usando otro
gancho salté a una plataforma donde
cogí al nazi por la espalda para lanzarlo
al vacío. Para llegar hasta la sala de
control de los generadores, eliminé a
otro nazi y realicé un par de saltos con
el uso de mi látigo (2). Entre todos
los botones del panel de control,
accioné una palanca que puso en
funcionamiento los generadores y dio
corriente al teleférico. Debía regresar
hasta él para escapar de la base, pero
el camino no iba a ser fácil.
Los nazis me habían descubierto y ha-
férico para ponerme a los mandos
del potente arma. Debía
derribar el mayor número de
aviones posible antes de llegar
a la base aérea, para evitar
de esta manera que hicieran
pedazos la estructura de la
cabina y me precipitara así a
una muerte segura.
abrió otra compuerta
(2). En la sala siguiente,
junto a las escaleras encontré
otro botiquín.
Allí, para enfrentarme
a varios enemigos
bien armados, tuve
que gastar gran parte
de mi artillería.
bían activado la alarma; desenfundé
mi metralleta y me preparé para
llegar allí lo antes posible. Bajé por la
rampa que había detrás del panel de
control y crucé la puerta para dar a los
pasillos de los generadores (3). Como
estaban encendidos, desprendían
fuertes rayos por lo que tuve que
pulsar una palanca que desactivaría
los generadores suficientes para salir
de allí y no perder corriente el teleférico.
En el camino de regreso tuve que
ejecutar los mismos saltos que antes
y eliminar con la MP-40 a los nazis
con los que me crucé. Antes de subirme
en la cabina, desbloqueé los frenos
en la sala de control del principio.
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3. Terror a 2000 pies
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4. La base aérea
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