14.05.2013 Views

Goce racista. Una aproximación lacaniana al racismo en Bolivia

Goce racista. Una aproximación lacaniana al racismo en Bolivia

Goce racista. Una aproximación lacaniana al racismo en Bolivia

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Goce</strong> <strong>racista</strong>. <strong>Una</strong> <strong>aproximación</strong> <strong>lacaniana</strong><br />

<strong>al</strong> <strong>racismo</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong><br />

Mauricio Gil Q. 1<br />

Resum<strong>en</strong><br />

El pres<strong>en</strong>te texto es un int<strong>en</strong>to de <strong>aproximación</strong> <strong>al</strong> <strong>racismo</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> desde el punto de vista del<br />

psicoanálisis lacaniano. Utilizando la idea de goce como factor político, argum<strong>en</strong>ta que un sustrato<br />

de goce inconsci<strong>en</strong>te está <strong>en</strong> la base de los est<strong>al</strong>lidos <strong>racista</strong>s de los últimos años, y que este goce <strong>racista</strong><br />

es inducido y manipulado por el nuevo populismo de derecha surgido de la crisis del Estado neoliber<strong>al</strong><br />

multicultur<strong>al</strong>ista de los años 90.<br />

Introducción<br />

En medio de la crisis soci<strong>al</strong> y política que vivimos se ha hecho cada vez más frecu<strong>en</strong>te la<br />

invocación <strong>al</strong> psicoanálisis como vía posible de explicación. Sin embargo, estas invocaciones<br />

son sólo retóricas: adoptan la forma del “Todo esto está tan <strong>en</strong>marañado y es tan irracion<strong>al</strong><br />

que necesitaríamos del psicoanálisis para <strong>en</strong>t<strong>en</strong>derlo y resolverlo”, para inmediatam<strong>en</strong>te<br />

pasar, no a un int<strong>en</strong>to de explicación <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido estricto, m<strong>en</strong>os psicoan<strong>al</strong>ítico, sino a una<br />

racion<strong>al</strong>ización ideológica de los propios intereses, como dici<strong>en</strong>do “Sí, todo es muy <strong>en</strong>marañado<br />

e irracion<strong>al</strong>, m<strong>en</strong>os mi propia posición y explicación”. En definitiva, los irracion<strong>al</strong>es<br />

son los otros y el argum<strong>en</strong>to funciona más bi<strong>en</strong> como un mecanismo de desc<strong>al</strong>ificación del<br />

adversario. Es nuestra int<strong>en</strong>ción evitar esas pseudoinvocaciones y <strong>en</strong>sayar una <strong>aproximación</strong><br />

mínimam<strong>en</strong>te rigurosa a lo que serían criterios de psicoanálisis teórico (que no clínico)<br />

para interpretar <strong>al</strong>gunos rasgos del <strong>racismo</strong> t<strong>al</strong> como se manifiesta hoy <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Para ello<br />

será necesario hacer un pequeño rodeo por <strong>al</strong>gunos conceptos c<strong>en</strong>tr<strong>al</strong>es del psicoanálisis<br />

lacaniano, así como ciertas consideraciones sobre el <strong>racismo</strong> histórico (coloni<strong>al</strong>) que arrastramos<br />

ya por varias c<strong>en</strong>turias <strong>en</strong> esta región del mundo.<br />

<strong>Goce</strong>: concepto c<strong>en</strong>tr<strong>al</strong> del psicoanálisis lacaniano<br />

Acortando caminos, es importante establecer que el concepto de goce se convirtió <strong>en</strong><br />

determinado punto –fines de los años 50, <strong>en</strong> la obra de Jacques Lacan—<strong>en</strong> el concepto<br />

fundam<strong>en</strong>t<strong>al</strong> del psicoanálisis, y que este concepto permitió una relectura glob<strong>al</strong> de la obra<br />

de Freud (el llamado “segundo retorno a Freud” de Lacan), no tanto para corregir a Freud,<br />

sino para hacer visible y form<strong>al</strong>izar lo que ya se <strong>en</strong>contraba <strong>en</strong> los h<strong>al</strong>lazgos clínicos del<br />

fundador del psicoanálisis: que aquello con lo que lidia el análisis son las perturbaciones<br />

que provoca <strong>en</strong> la vida humana la r<strong>en</strong>uncia <strong>al</strong> goce, r<strong>en</strong>uncia necesaria, imprescindible, pero<br />

también perturbadora.<br />

Int<strong>en</strong>taré resumir, <strong>en</strong> pocas p<strong>al</strong>abras, los elem<strong>en</strong>tos básicos de esta reescritura de la<br />

teoría psicoan<strong>al</strong>ítica a partir del concepto de goce. Los interesados <strong>en</strong> profundizar pued<strong>en</strong><br />

leer un excel<strong>en</strong>te libro, escrito origin<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te <strong>en</strong> español, que es la obra de refer<strong>en</strong>cia<br />

sobre el tema: <strong>Goce</strong>. Un concepto lacaniano, de Néstor Braunstein, editado por Siglo XXI de<br />

México. Para empezar, es preciso aclarar que goce es un concepto con significado propio<br />

<strong>en</strong> psicoanálisis, que sólo vagam<strong>en</strong>te conserva relación con el s<strong>en</strong>tido habitu<strong>al</strong>. En psicoanálisis<br />

goce es otra cosa que placer, es casi lo contrario. Mi<strong>en</strong>tras el uso vulgar pi<strong>en</strong>sa los<br />

términos casi como sinónimos, el psicoanálisis “los <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>ta, y hace del goce ora un exceso<br />

intolerable del placer ora una manifestación del cuerpo más próxima a la t<strong>en</strong>sión extrema,<br />

1 Universidad Nacion<strong>al</strong> Autónoma de México<br />

Tomo II.indb 639 7/7/10 9:42:30 PM


640<br />

RAE • Racismo de ayer y hoy, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el contexto mundi<strong>al</strong><br />

<strong>al</strong> dolor y <strong>al</strong> sufrimi<strong>en</strong>to”. 2 Pero además el goce <strong>en</strong> psicoanálisis es polisémico, es decir, hay<br />

varias formas de goce. En una primera instancia, goce es lo perdido y lo imposible, lo que<br />

habríamos experim<strong>en</strong>tado <strong>en</strong> los primeros mom<strong>en</strong>tos de nuestra exist<strong>en</strong>cia, goce incestuoso<br />

de fusión con la Madre, anterior a la subjetivación, goce <strong>al</strong> que tuvimos que r<strong>en</strong>unciar<br />

para <strong>en</strong>trar –y <strong>al</strong> <strong>en</strong>trar— <strong>en</strong> el mundo del l<strong>en</strong>guaje y de las relaciones intersubjetivas, y<br />

que, habi<strong>en</strong>do sido r<strong>en</strong>unciado, es irrecuperable, está definitivam<strong>en</strong>te perdido. Como se<br />

sabe, el proceso de esa r<strong>en</strong>uncia se llama castración <strong>en</strong> psicoanálisis y ocurre <strong>en</strong> el proceso<br />

del Edipo. La castración es simbólica, una operación significante “que hace de la carne<br />

cuerpo, des<strong>al</strong>oja el goce de esa carne, lo tacha, lo prohíbe, lo desplaza, lo promete”. 3 En<br />

contra de lo que se suele p<strong>en</strong>sar, la castración –que es simbólica, es decir, una operación de<br />

l<strong>en</strong>guaje— y la r<strong>en</strong>uncia <strong>al</strong> goce que implica, es necesaria y b<strong>en</strong>éfica <strong>en</strong> última instancia.<br />

Sin castración simbólica, sin interv<strong>en</strong>ción del padre –del Nombre del Padre, de la Ley <strong>en</strong><br />

términos lacanianos—, quedaríamos atrapados <strong>en</strong> la vorágine de un goce sin p<strong>al</strong>abra, de<br />

ese goce origin<strong>al</strong>, mítico, <strong>en</strong> el que éramos uno solo con la Madre. 4 Pero la r<strong>en</strong>uncia <strong>al</strong> goce<br />

nunca es completa. Siempre queda la nost<strong>al</strong>gia (mítica) del goce perdido y un resto que,<br />

si<strong>en</strong>do goce todavía, es otro, un goce posible, admisible, goce fálico <strong>en</strong> términos técnicos:<br />

por ejemplo, goce sexu<strong>al</strong> como “goce permitido por las vías de lo simbólico”, 5 síntomas<br />

como formas inconsci<strong>en</strong>tes de goce, 6 objetos fantasmáticos como promesas imposibles de<br />

goce. 7 Se trata <strong>en</strong> todos los casos del goce cernido por la p<strong>al</strong>abra, filtrado por el l<strong>en</strong>guaje,<br />

traducido <strong>en</strong> discurso <strong>en</strong>igmático (como el del sueño) por el inconsci<strong>en</strong>te y, por ello, un<br />

goce l<strong>en</strong>guajero como le llama Braunstein. 8<br />

El modo <strong>en</strong> el que este proceso ocurre, <strong>en</strong> que el goce se traduce <strong>en</strong> discurso a través<br />

del inconsci<strong>en</strong>te, el relativo éxito o f<strong>al</strong>ta de éxito de este tortuoso proceso, determina la<br />

relativa “norm<strong>al</strong>idad” del individuo –así, relativa y <strong>en</strong>tre comillas, porque ya se sabe, no<br />

hay “norm<strong>al</strong>idad” <strong>en</strong> psicoanálisis—, o la pres<strong>en</strong>cia de perturbaciones más fuertes, que dan<br />

lugar a las figuras clínicas del psicoanálisis, todas ellas formas de relación inconsci<strong>en</strong>te con<br />

el goce: la psicosis, invasión incontrolada de goce debida a una f<strong>al</strong>la origin<strong>al</strong> <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to<br />

de la castración simbólica; la neurosis obsesiva y la histeria, oclusiones <strong>en</strong> el paso del goce por<br />

la p<strong>al</strong>abra, formas particularm<strong>en</strong>te int<strong>en</strong>sas de def<strong>en</strong>sa inconsci<strong>en</strong>te contra el goce --contra<br />

el propio goce experim<strong>en</strong>tado como excesivo, <strong>en</strong> el caso de la neurosis obsesiva, contra el<br />

goce del otro, experim<strong>en</strong>tado como traumático, <strong>en</strong> el caso de la histeria--; y, fin<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te,<br />

la perversión, int<strong>en</strong>to siempre f<strong>al</strong>lido de administrar el goce a través de la manipulación del<br />

cuerpo del otro. 9 Pues bi<strong>en</strong>, el punto que interesa marcar aquí, sin ninguna pret<strong>en</strong>sión ni<br />

deseo de re<strong>al</strong>izar psicoanálisis clínico sino sólo de aportar criterios de psicoanálisis teórico,<br />

es que el goce inconsci<strong>en</strong>te y sus efectos sobre el ord<strong>en</strong> simbólico e imaginario de los<br />

individuos también se hace pres<strong>en</strong>te <strong>en</strong> la vida colectiva. En otras p<strong>al</strong>abras –parafraseando<br />

el subtítulo de un importante libro sobre el tema—, que el goce es también un factor<br />

político, y uno princip<strong>al</strong>, aspecto que veremos a continuación.<br />

El goce como factor político<br />

Hay <strong>al</strong> m<strong>en</strong>os tres formas de goce según el psicoanálisis lacaniano: goce del ser, goce<br />

fálico o l<strong>en</strong>guajero (goce mediado por el l<strong>en</strong>guaje, como vimos) y goce del otro. Hasta ahora<br />

sólo m<strong>en</strong>cionamos las dos primeras: el imposible y mítico goce del ser –que sería el de la<br />

fusión con la Madre <strong>en</strong> los comi<strong>en</strong>zos de la exist<strong>en</strong>cia, goce perdido para siempre— y el<br />

2 Braunstein 2006: 14<br />

3 Ibid.: 33<br />

4 Ibid.: 47-48<br />

5 Ibid.: 33-34<br />

6 Ibid.: 72<br />

7 Ibid.: 86<br />

8 Ibid.: 74<br />

9 Braunstein 2006: 26-27, 99-100<br />

Tomo II.indb 640 7/7/10 9:42:31 PM


Museo Nacion<strong>al</strong> de Etnografía y Folklore<br />

goce fálico, goce posible, goce traducido <strong>en</strong> discurso por el inconsci<strong>en</strong>te. Junto a ellos está<br />

el goce del otro, que sería un fantasma <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido psicoan<strong>al</strong>ítico del término, es decir, una<br />

construcción imaginaria que int<strong>en</strong>ta ll<strong>en</strong>ar un vacío, el vacío que g<strong>en</strong>era el <strong>en</strong>igmático deseo<br />

del Otro –del Otro <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido lacaniano, la Madre <strong>en</strong> primer lugar y, luego, la sociedad,<br />

el ord<strong>en</strong> simbólico, el gran Otro (con mayúscula), como le llama Lacan, pero también<br />

simplem<strong>en</strong>te los otros (con minúscula). El goce del otro adquiere por ello también varias<br />

formas complejas. Aquí simplificamos las cosas at<strong>en</strong>iéndonos a las expresiones políticas del<br />

goce del otro. Según ello, el goce del otro consistiría <strong>en</strong> la suposición imaginaria (f<strong>al</strong>sa) de<br />

que el otro goza de verdad, y pl<strong>en</strong>am<strong>en</strong>te –de manera <strong>en</strong>igmática, claro—, mi<strong>en</strong>tras que<br />

uno mismo no lo logra, o sólo de manera tortuosa, defectuosa. Acortando mucho los caminos,<br />

por aquí se llega a uno de los aspectos princip<strong>al</strong>es del goce como factor político, y que<br />

está relacionado directam<strong>en</strong>te con el <strong>racismo</strong>. En términos simplificados, el fantasmático<br />

–o sea imaginario y <strong>en</strong> última instancia f<strong>al</strong>so-- goce del otro sirve para culpabilizar <strong>al</strong> otro<br />

de la interrupción o imposibilidad de mi propio goce. Esta culpabilización del otro cobra<br />

dos formas básicas: (i) el otro aparece como usurpador del goce que no t<strong>en</strong>go, o (ii) como<br />

un obstáculo a mi propio goce, lo cu<strong>al</strong> es decir, un obstáculo a mi pl<strong>en</strong>itud –individu<strong>al</strong> y<br />

colectiva—, 10 cuando <strong>en</strong> verdad “no es que el Otro no deja gozar, sino que el goce le f<strong>al</strong>ta<br />

también <strong>al</strong> Otro, que la pl<strong>en</strong>itud no es más que un fantasma de neurótico…” 11 .<br />

El judío y el indio como síntomas y objetos de odio (goce) <strong>racista</strong><br />

El caso mejor an<strong>al</strong>izado de goce <strong>racista</strong> –ya podemos introducir el término— es el del<br />

antisemitismo, <strong>en</strong>tre otras cosas, porque el psicoanálisis surgió <strong>en</strong> Europa <strong>en</strong> un contexto<br />

fuertem<strong>en</strong>te antisemita, y también porque el <strong>racismo</strong> antisemita ha sido el más traumático<br />

para los propios europeos. Veamos <strong>al</strong>gunos de sus rasgos antes de int<strong>en</strong>tar proponer<br />

extrapolaciones hacia nuestro caso. Seguiremos básicam<strong>en</strong>te el <strong>en</strong>foque de Slavoj Žižek <strong>en</strong><br />

la explicación de este punto.<br />

Como se sabe, <strong>en</strong> circunstancias de una gravísima crisis económica y de un s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to<br />

de humillación nacion<strong>al</strong>, el nacion<strong>al</strong>soci<strong>al</strong>ismo <strong>al</strong>emán <strong>al</strong>im<strong>en</strong>tó la fantasía de la conspiración<br />

judía. Según el psicoanálisis, la fantasía es siempre una respuesta imaginaria a la angustia<br />

que g<strong>en</strong>era la pregunta por el <strong>en</strong>igmático deseo del Otro. 12 Como puntu<strong>al</strong>iza Žižek, “[e]n el<br />

caso del antisemitismo, la respuesta a ‘¿Qué quiere [re<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te] el judío?’ es una fantasía de<br />

conspiración […]: un poder misterioso de los judíos para manipular los acontecimi<strong>en</strong>tos,<br />

mover los hilos tras bamb<strong>al</strong>inas” 13 . Es importante m<strong>en</strong>cionar que dos procedimi<strong>en</strong>tos retóricos<br />

están detrás de esta construcción: el desplazami<strong>en</strong>to y la cond<strong>en</strong>sación, que son también<br />

las operaciones básicas del trabajo del sueño y del síntoma. “En primer lugar, hay un desplazami<strong>en</strong>to:<br />

el truco básico del antisemitismo consiste <strong>en</strong> desplazar el antagonismo soci<strong>al</strong> a<br />

un antagonismo <strong>en</strong>tre el tejido soci<strong>al</strong> congru<strong>en</strong>te, el cuerpo soci<strong>al</strong> [armónico], y el judío<br />

como la fuerza que lo corroe, la fuerza de corrupción” 14 . Pero este desplazami<strong>en</strong>to sólo es<br />

posible a través de una operación previa de cond<strong>en</strong>sación. “Lo que confiere <strong>en</strong>ergía, por<br />

así decirlo, <strong>al</strong> desplazami<strong>en</strong>to es […] el modo <strong>en</strong> que la figura del judío cond<strong>en</strong>sa una serie<br />

de antagonismos heterogéneos: económicos (el judío como usurero), políticos (el judío<br />

como maquinador, dispositivo de un poder secreto), religioso-mor<strong>al</strong>es (el judío como un<br />

corrupto anticristiano), sexu<strong>al</strong>es (el judío como seductor de inoc<strong>en</strong>tes muchachas)…” 15 .<br />

Se debe subrayar que es por estas operaciones ideológicas que el judío resulta convertido<br />

<strong>en</strong> obstáculo de la armonía y la pl<strong>en</strong>itud colectiva y, a su vez, <strong>en</strong> objeto de odio <strong>racista</strong>.<br />

10 Žižek 2003: 115<br />

11 Braunstein 2006: 100<br />

12 Para una explicación de los efectos angustiosos del <strong>en</strong>igmático deseo del Otro y de la fantasía como respuesta, ver Žižek 1992: 153-175.<br />

13 Žižek 1992:159<br />

14 Ibid.:172<br />

15 Ibidem.<br />

Tomo II.indb 641 7/7/10 9:42:32 PM<br />

641


642<br />

RAE • Racismo de ayer y hoy, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el contexto mundi<strong>al</strong><br />

La virul<strong>en</strong>cia de este odio, sin embargo, no se podría explicar sólo como efecto de estas<br />

operaciones retóricas (de desplazami<strong>en</strong>to metonímico y de cond<strong>en</strong>sación metafórica): el<br />

aspecto adicion<strong>al</strong>, “el exced<strong>en</strong>te sobre el que este mecanismo se basa” –como explica Žižek<br />

— es el hecho de que los antisemitas imputan <strong>al</strong> judío “un goce imposible, insondable,<br />

que supuestam<strong>en</strong>te nos roba a nosotros” 16 . Y <strong>en</strong>tonces, ahí sí, la explosión de odio <strong>racista</strong><br />

se pone a la ord<strong>en</strong> del día.<br />

Con las precauciones debidas, sost<strong>en</strong>go que se puede p<strong>en</strong>sar por an<strong>al</strong>ogía el caso del<br />

<strong>racismo</strong> anti-indio <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>. Antonio de la C<strong>al</strong>ancha, según zav<strong>al</strong>eta Mercado, ya había<br />

intuido este parecido <strong>al</strong> comparar <strong>al</strong> indio con el judío como chivo expiatorio 17 . Sin forzar<br />

demasiado las cosas, pi<strong>en</strong>so que se puede hacer un par<strong>al</strong>elo <strong>en</strong>tre el carácter de síntoma<br />

del judío <strong>en</strong> el antisemitismo y el del indio <strong>en</strong> el darwinismo soci<strong>al</strong>, ya <strong>en</strong> la época republicana.<br />

En el darwinismo soci<strong>al</strong>, <strong>en</strong> efecto, se puede <strong>en</strong>contrar el mismo argum<strong>en</strong>to de<br />

culpabilización del indíg<strong>en</strong>a, y del mestizo-indio, como obstáculos para <strong>al</strong>canzar la armonía<br />

soci<strong>al</strong>. Parecidas operaciones de cond<strong>en</strong>sación y desplazami<strong>en</strong>to se produc<strong>en</strong>. El indio y<br />

el mestizo-indio cond<strong>en</strong>san los peores defectos soci<strong>al</strong>es, y esto permite el desplazami<strong>en</strong>to<br />

del antagonismo soci<strong>al</strong> inher<strong>en</strong>te (la lucha de clases) hacia un f<strong>al</strong>so antagonismo <strong>en</strong>tre el<br />

indio y la sociedad armónica (la de los blancos y mestizo-blancos, como quería Humberto<br />

P<strong>al</strong>za). Es el llamado “problema del indio”, el indio como problema. Y aunque la élite<br />

oligárquica boliviana no pudo practicar una “solución fin<strong>al</strong>” <strong>al</strong> “problema indíg<strong>en</strong>a”, <strong>en</strong>tre<br />

otras por el peso demográfico de la población que habría t<strong>en</strong>ido que eliminar (cerca del<br />

85% a comi<strong>en</strong>zos del siglo xx), no dejó de fantasear con esa posibilidad. En efecto, los más<br />

connotados políticos e intelectu<strong>al</strong>es de <strong>en</strong>tonces soñaron despiertos con la eliminación, <strong>al</strong><br />

m<strong>en</strong>os gradu<strong>al</strong>, de los indíg<strong>en</strong>as, y cuando les fue posible o necesario, ejercieron viol<strong>en</strong>cia<br />

<strong>racista</strong>, física y simbólica, sobre ellos 18 .<br />

Posteriorm<strong>en</strong>te, <strong>en</strong> el proceso de decad<strong>en</strong>cia del Estado Oligárquico y de la articulación<br />

hegemónica anti-oligárquica del nacion<strong>al</strong>ismo revolucionario, el <strong>racismo</strong> anti-indíg<strong>en</strong>a fue<br />

reprimido de <strong>al</strong>guna manera, <strong>al</strong> m<strong>en</strong>os <strong>en</strong> el discurso público. Con la revolución nacion<strong>al</strong>ista<br />

de 1952, el propio término “indíg<strong>en</strong>a” fue proscrito del discurso ofici<strong>al</strong> <strong>en</strong> b<strong>en</strong>eficio<br />

del término “campesino”. No obstante, cuando –debido a las transformaciones políticas<br />

e ideológicas de los años 70 y 80 y, <strong>en</strong> particular, a la crítica indianista y katarista del discurso<br />

y las prácticas ofici<strong>al</strong>es— quedó claro que el nacion<strong>al</strong>ismo mestizo había sido sólo<br />

una pant<strong>al</strong>la <strong>en</strong>cubridora de la viol<strong>en</strong>cia étnica <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, el discurso multicultur<strong>al</strong>ista de<br />

los 90 operó una segunda “sublimación represiva” sobre el <strong>racismo</strong> anti-indio: el indíg<strong>en</strong>a<br />

dejó de ser obstáculo de la construcción nacion<strong>al</strong> y la diversidad étnica pasó a ser riqueza<br />

y patrimonio colectivo 19 . Pero esto sólo <strong>en</strong> el nivel del discurso manifiesto. Como todos<br />

sabemos, el 12 y 13 de octubre de 2003 esta ficción estat<strong>al</strong> llegó a su fin de la manera más<br />

descarnada. El trato de <strong>en</strong>emigo interno que sufrió la población civil de la ciudad de El Alto<br />

<strong>en</strong> esos días terribles volvió a descubrir el núcleo <strong>racista</strong> y coloni<strong>al</strong> del Estado boliviano,<br />

16 Žižek 2006: 34<br />

17 “Los indios, lo testimonia Baptista, son los judíos de <strong>Bolivia</strong> (como lo había avizorado C<strong>al</strong>ancha), el chivo expiatorio” (zav<strong>al</strong>eta<br />

1986:199).<br />

18 Con todo, la an<strong>al</strong>ogía ti<strong>en</strong>e un límite, pues el <strong>racismo</strong> coloni<strong>al</strong> <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, aun con sus fantasías de eliminación del indíg<strong>en</strong>a, ha sido<br />

y es un <strong>racismo</strong> dominativo antes que aversivo, <strong>al</strong> m<strong>en</strong>os comparado con el antisemitismo nazi: “En la ideología nazi, todas las razas<br />

forman un Todo armonioso y jerárquico (el ‘destino’ de los arios, <strong>en</strong> lo más <strong>al</strong>to, es gobernar, <strong>en</strong> tanto que los negros, los chinos<br />

y otros han de servir) –todas las razas, excepto los judíos: ellos no ti<strong>en</strong><strong>en</strong> un lugar asignado; su ‘id<strong>en</strong>tidad’ es un fraude, consiste <strong>en</strong><br />

transgredir las fronteras, <strong>en</strong> introducir la inquietud, el antagonismo, <strong>en</strong> desestabilizar el tejido soci<strong>al</strong>. Los judíos conspiran con otras<br />

razas y les impid<strong>en</strong> ponerse a la <strong>al</strong>tura del lugar que les corresponde –los judíos funcionan como una especie de Amo oculto que<br />

aspira a la dominación del mundo: son la imag<strong>en</strong> contraria de los arios, una especie de doble negativo, perverso; por eso han de<br />

ser exterminados, <strong>en</strong> tanto que a otras razas únicam<strong>en</strong>te se les ha de obligar a ocupar su propio lugar” (Žižek 1992: 174-175). La<br />

distinción la toma Žižek de Joel Kovel (White racism, Londres, 1988). Me parece que esta es una distinción más fuerte que la propone<br />

Wieviorka <strong>en</strong>tre <strong>racismo</strong> univers<strong>al</strong>ista (de la jerarquía y la dominación) y <strong>racismo</strong> difer<strong>en</strong>ci<strong>al</strong>ista (de la exclusión o la destrucción)<br />

(2002: 29-31). Si la contestación indíg<strong>en</strong>a, norm<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te bajo la forma de la rebelión política, cobró también, <strong>en</strong> determinadas<br />

coyunturas, formas <strong>racista</strong>s, es una cuestión polémica que no int<strong>en</strong>taremos abordar <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to.<br />

19 Para el tema de las “viol<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>cubiertas” del nacion<strong>al</strong>ismo y del neoliber<strong>al</strong>ismo, ver Rivera Cusicanqui, 1993.<br />

Tomo II.indb 642 7/7/10 9:42:32 PM


Museo Nacion<strong>al</strong> de Etnografía y Folklore<br />

poni<strong>en</strong>do <strong>en</strong> crisis el semblante de leg<strong>al</strong>idad e institucion<strong>al</strong>idad democrática inst<strong>al</strong>ado un<br />

cuarto de siglo atrás 20 .<br />

<strong>Goce</strong> <strong>racista</strong> y populismo de derecha<br />

Mucho se habla (y peyorativam<strong>en</strong>te) del populismo de izquierda y muy poco del populismo<br />

de derecha. No obstante, la situación que vivimos desde octubre de 2003, y todavía<br />

con mayor claridad desde la asunción de Evo Mor<strong>al</strong>es a la Presid<strong>en</strong>cia es, <strong>en</strong>tre otras cosas,<br />

la de una reactivación del inconsci<strong>en</strong>te político <strong>racista</strong> de las “clases medias” urbanas<br />

inducida por los sectores más rec<strong>al</strong>citrantes de la derecha. Se trata de un populismo <strong>racista</strong>,<br />

pues interpela a un “pueblo” <strong>al</strong>terno, el de las ciudades (no todas), <strong>en</strong> contra de los otros,<br />

los campesinos indíg<strong>en</strong>as y los indíg<strong>en</strong>as a secas, usando argum<strong>en</strong>tos <strong>racista</strong>s 21 . En efecto,<br />

de diversas maneras este populismo de derecha <strong>al</strong>im<strong>en</strong>ta la imag<strong>en</strong> de los indíg<strong>en</strong>as como<br />

am<strong>en</strong>aza a la “forma de vida” de los citadinos, que se percib<strong>en</strong> a sí mismos como civilizados<br />

–aun cuando, como los mismos campesinos recuerdan, las ciudades se <strong>al</strong>im<strong>en</strong>tan de<br />

la trasfer<strong>en</strong>cia de v<strong>al</strong>or del trabajo indíg<strong>en</strong>a—. En los est<strong>al</strong>lidos <strong>racista</strong>s de Cochabamba<br />

y Sucre hasta el cansancio se replicó este imaginario de lo indíg<strong>en</strong>a (y digo “lo” porque<br />

justam<strong>en</strong>te se trata de una construcción fantasmática y no de individuos concretos) como<br />

cuerpo extraño que invade la ciudad y la viol<strong>en</strong>ta. Las múltiples <strong>al</strong>usiones de los citadinos<br />

cochabambinos (del norte de la ciudad, es necesario precisar) <strong>al</strong> irrespeto de los indios, a<br />

su atrevimi<strong>en</strong>to por <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> un espacio que no les pert<strong>en</strong>ece, y pisotearlo, mancillarlo,<br />

etc., son una perfecta ilustración de esto 22 . El grito de guerra “¡Esto es Sucre, carajo! ¡Sucre<br />

se respeta, carajo!”, es la forma más sintética y elocu<strong>en</strong>te de lo mismo. Significa que “Esto”<br />

no es cu<strong>al</strong>quier cosa, es “Sucre”, la Ciudad Blanca, la Culta Charcas, <strong>en</strong> resumidas cu<strong>en</strong>tas,<br />

la Ciudad Letrada <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tada <strong>al</strong> hinterland campesino indíg<strong>en</strong>a que invade la Ciudad y la<br />

irrespeta. Si se pi<strong>en</strong>sa que la gloria es más pasado que pres<strong>en</strong>te, la furia es aún mayor: se<br />

imagina más fácilm<strong>en</strong>te que el otro es el obstáculo del goce propio interrumpido. Por ello<br />

no debe sorpr<strong>en</strong>der que Sucre y Cochabamba, otra ciudad <strong>en</strong> relativa decad<strong>en</strong>cia, hayan<br />

sido lugares de explosión <strong>racista</strong>, a pesar de la supuesta difuminación de las fronteras<br />

étnicas debido a los procesos de mestizaje, etc. En el caso de la “próspera” Santa Cruz de<br />

la Sierra, las razones son <strong>al</strong>go difer<strong>en</strong>tes: más que como obstáculo, el otro incomoda por<br />

su misma forma de gozar, forma distinta, incompr<strong>en</strong>sible, perturbadora (esa manera de<br />

comer, de divertirse, de reír, de “<strong>en</strong>suciar la ciudad”...). Es la invasión l<strong>en</strong>ta que se tolera<br />

m<strong>al</strong>, aun sabi<strong>en</strong>do que es el trabajo colla el que <strong>en</strong> bu<strong>en</strong>a medida g<strong>en</strong>era esa prosperidad.<br />

Por supuesto, este tipo de articulación populista de derecha es más difícil de lograr <strong>en</strong><br />

ciudades como El Alto, Oruro y Potosí, por razones obvias, y sólo parci<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te <strong>en</strong> La Paz,<br />

que también es una ciudad <strong>racista</strong> pero <strong>en</strong> desv<strong>en</strong>taja…<br />

En todo caso, bajo cu<strong>al</strong>quiera de sus formas, fr<strong>en</strong>te a la am<strong>en</strong>aza es preciso def<strong>en</strong>derse<br />

y, <strong>en</strong> caso necesario, dar una lección, golpear, amedr<strong>en</strong>tar y, con ello, conjurar el propio<br />

terror. ¿Cómo? Gozando. En la viol<strong>en</strong>cia el miedo y la furia se conviert<strong>en</strong> <strong>en</strong> goce, un goce<br />

sádico, reprimido, que ahora se deja aflorar porque la propia autoridad convoca a que se lo<br />

deje aflorar. Según el psicoanálisis lacaniano, la voz obsc<strong>en</strong>a que ord<strong>en</strong>a gozar sádicam<strong>en</strong>te<br />

se llama superyo y emerge sobre todo cuando la ley pública fracasa y necesita apoyarse <strong>en</strong><br />

un goce ileg<strong>al</strong>. 23 En este caso el superyo es el reverso obsc<strong>en</strong>o de la ley. Aquí es necesario<br />

m<strong>en</strong>cionar que estamos ante una reelaboración de la concepción de Freud del superyo como<br />

20 Como puntu<strong>al</strong>iza Braunstein, <strong>en</strong> estos casos lo que se produce no es propiam<strong>en</strong>te una represión <strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido psicoan<strong>al</strong>ítico: “No es que<br />

los bi<strong>en</strong>p<strong>en</strong>santes y bi<strong>en</strong>gozantes hayan reprimido –<strong>en</strong> s<strong>en</strong>tido psicoan<strong>al</strong>ítico— sus prejuicios; es que han apr<strong>en</strong>dido a suprimirlos<br />

del discurso” (2006: 161-162). De todas maneras, son los lapsus y síntomas los que traicionan <strong>al</strong> discurso manifiesto revelando el<br />

núcleo <strong>en</strong>cubierto de la ideología ofici<strong>al</strong>.<br />

21 Populismo de derecha <strong>en</strong> el s<strong>en</strong>tido de Laclau (2006).<br />

22 Cf. Alem/Rocha Monroy 2008<br />

23 Žižek 2003: 87<br />

Tomo II.indb 643 7/7/10 9:42:33 PM<br />

643


644<br />

RAE • Racismo de ayer y hoy, <strong>Bolivia</strong> <strong>en</strong> el contexto mundi<strong>al</strong><br />

instancia de la “represión” soci<strong>al</strong>. Fue Adorno qui<strong>en</strong> inició esta reelaboración planteando<br />

un f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o nuevo, el de la “desublimación represiva” (ya no sublimación) propia de las<br />

sociedades posliber<strong>al</strong>es del siglo xx (el fascismo, <strong>en</strong> particular), f<strong>en</strong>óm<strong>en</strong>o de cortocircuito<br />

<strong>en</strong>tre el ello y el superyo que s<strong>al</strong>ta por <strong>en</strong>cima de la instancia mediadora del yo. Contra lo<br />

que se podría p<strong>en</strong>sar, “este comportami<strong>en</strong>to ‘regresivo’, compulsivo, ciego, automático,<br />

que pres<strong>en</strong>ta todos los signos del ello, lejos de liberarnos de las presiones del ord<strong>en</strong> soci<strong>al</strong><br />

exist<strong>en</strong>te, adhiere perfectam<strong>en</strong>te a las demandas del superyo, y está por tanto <strong>al</strong> servicio<br />

del ord<strong>en</strong> soci<strong>al</strong>. Como consecu<strong>en</strong>cia de ello, las fuerzas de ‘represión’ soci<strong>al</strong> ejerc<strong>en</strong> un<br />

control directo sobre las pulsiones” 24 . Se trata, como dice Adorno, de la “expropiación<br />

del inconsci<strong>en</strong>te por el control soci<strong>al</strong>” 25 . En estos casos, el superyo ya no es la instancia<br />

de la represión soci<strong>al</strong>, ya no es el superyo freudiano que induce <strong>al</strong> autocontrol, sino la<br />

voz obsc<strong>en</strong>a que ord<strong>en</strong>a gozar 26 . Es por esto que los est<strong>al</strong>lidos <strong>racista</strong>s no son re<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te<br />

espontáneos. Es cierto, hay un inconsci<strong>en</strong>te <strong>racista</strong> ahí, unos rescoldos <strong>racista</strong>s que vi<strong>en</strong><strong>en</strong><br />

de muy atrás, siempre a punto de reactivarse, pero <strong>al</strong>gui<strong>en</strong> debe atizarlos y dar la ord<strong>en</strong>.<br />

En Sucre y Cochabamba, se sabe, los est<strong>al</strong>lidos de viol<strong>en</strong>cia <strong>racista</strong> fueron promovidos y<br />

parci<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te organizados por las autoridades loc<strong>al</strong>es. El docum<strong>en</strong>t<strong>al</strong> de César Brie, Humillados<br />

y of<strong>en</strong>didos (2008), y otros que han registrado las imág<strong>en</strong>es y voces de esta viol<strong>en</strong>cia<br />

<strong>racista</strong>, son una prueba de ello.<br />

En los arrebatos <strong>racista</strong>s hay un nivel consci<strong>en</strong>te de manipulación, de cálculo egoísta y<br />

de ambición; también uno de fanatismo ideológico; pero el nivel más profundo es el del<br />

goce. An<strong>al</strong>izando un ejemplo europeo reci<strong>en</strong>te, Žižek argum<strong>en</strong>ta que, “cuando los skinheads<br />

golpean a los extranjeros […] no podemos discernir un claro cálculo egoísta ni una clara<br />

id<strong>en</strong>tificación ideológica. Todo lo que se dice sobre los extranjeros, que nos roban el trabajo<br />

o la am<strong>en</strong>aza que repres<strong>en</strong>tan para nuestros v<strong>al</strong>ores occid<strong>en</strong>t<strong>al</strong>es, no debe <strong>en</strong>gañarnos: <strong>en</strong><br />

un exam<strong>en</strong> más minucioso, resulta obvio que esos dichos proporcionan una racion<strong>al</strong>ización<br />

secundaria más bi<strong>en</strong> superfici<strong>al</strong>. La respuesta que obt<strong>en</strong>emos <strong>en</strong> última instancia de un skinhead<br />

es que le hace s<strong>en</strong>tir bi<strong>en</strong> golpear a los extranjeros, que su pres<strong>en</strong>cia lo perturba…” 27 .<br />

Y esto es así, <strong>en</strong> última instancia, porque “lo que nos ‘molesta’ del ‘otro’ (judío, japonés,<br />

africano, turco…) es que parece mant<strong>en</strong>er una relación privilegiada con el objeto; el otro<br />

o bi<strong>en</strong> posee el objeto-tesoro, porque nos lo ha arrebatado (y por eso no lo t<strong>en</strong>emos), o<br />

bi<strong>en</strong> plantea una am<strong>en</strong>aza para nuestra posesión del objeto” 28 . En el caso de Sucre, ese<br />

objeto fantasmático que aportaría goce (plus de goce) –el famoso objeto a de Lacan— sería<br />

la “Capit<strong>al</strong>ía pl<strong>en</strong>a”, tema magníficam<strong>en</strong>te utilizado (nótese la ironía) por el populismo de<br />

derecha para unificar <strong>al</strong> “pueblo de Sucre” <strong>en</strong> torno a ese objeto-causa de deseo, así como para<br />

atizar el inconsci<strong>en</strong>te <strong>racista</strong> de los sucr<strong>en</strong>ses 29 . La forma de resarcirse de esta usurpación,<br />

por supuesto, es el goce <strong>en</strong> la viol<strong>en</strong>cia que practican tanto el skinhead como los golpeadores<br />

de Cochabamba y Sucre. En sus rostros eufóricos, <strong>en</strong> sus consignas chovinistas (“¡Esto es<br />

Sucre, carajo!”), <strong>en</strong> sus reclamos de heroísmo (con la cabeza sangrante: “¡Esto lo hice por<br />

la patria, carajo!”), <strong>en</strong> todos su ademanes agitados y viol<strong>en</strong>tos se observa este placer <strong>en</strong> el<br />

displacer que es el goce –<strong>en</strong> este caso, goce <strong>racista</strong> atizado por los poderosos. Fin<strong>al</strong>m<strong>en</strong>te,<br />

si el superyó obsc<strong>en</strong>o emerge cuando la ley pública fracasa, no es de sorpr<strong>en</strong>derse que el<br />

goce <strong>racista</strong> haya emergido <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong> precisam<strong>en</strong>te después del fracaso de la ley neoliber<strong>al</strong><br />

multicultur<strong>al</strong>ista de los 90, uno de cuyos efectos no deseados (no deseados por sus propios<br />

autores, por más que digan lo contrario) fue el empoderami<strong>en</strong>to de la mayoría indíg<strong>en</strong>a<br />

24 Ibid.: 31<br />

25 Ibidem.<br />

26 El psicoanálisis distingue, junto con tres goces (goce del ser, goce fálico, goce del otro), tres formas de superyó (kleiniano, freudiano,<br />

lacaniano) (Cf. Braustein 2006: 326-330).<br />

27 Ibid.: 114-115<br />

28 Ibidem.<br />

29 Sobre el papel e importancia del objeto a lacaniano <strong>en</strong> la política populista, ver Laclau 2006: 147ss.<br />

Tomo II.indb 644 7/7/10 9:42:33 PM


Museo Nacion<strong>al</strong> de Etnografía y Folklore<br />

del país. Lo que ocurre <strong>en</strong>tonces es que, fr<strong>en</strong>te <strong>al</strong> fracaso de su propia Ley, y fr<strong>en</strong>te a sus<br />

efectos indeseados, la derecha (ahora populista) vuelve por los fueros de la viol<strong>en</strong>cia <strong>racista</strong><br />

<strong>en</strong> un int<strong>en</strong>to por recuperar su disminuido poder.<br />

(In)conclusión<br />

Como (in)conclusión habría que anotar que, debido a su base inconsci<strong>en</strong>te y fantasmática<br />

de goce, el <strong>racismo</strong> no puede combatirse con argum<strong>en</strong>tos racion<strong>al</strong>es o retóricos. Ni la ironía<br />

–<strong>al</strong> modo de ese grafiti de la c<strong>al</strong>le Murillo <strong>en</strong> la ciudad de La Paz: “Ayude a los cambas:<br />

¡discrimínese!”—sería efectiva, s<strong>al</strong>vo que contribuya a ese único camino posible que propone<br />

el psicoanálisis, camino que Lacan d<strong>en</strong>ominó “atravesar el fantasma”, que consiste no <strong>en</strong><br />

interpretar o refutar el fantasma (el fantasma <strong>racista</strong> <strong>en</strong> este caso) sino <strong>en</strong> desactivarlo. No<br />

pret<strong>en</strong>do explicar cómo se podría lograr <strong>al</strong>go que yo mismo no logro imaginar. Lo que sí<br />

me parece claro es que el <strong>racismo</strong> consolida el <strong>racismo</strong>, y que las fuerzas populares deb<strong>en</strong><br />

evitar deslizarse por la p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te que lleva <strong>al</strong> <strong>racismo</strong> invertido 30 , de la misma manera que<br />

el populismo de izquierda, inevitable y necesario <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to de la historia del país,<br />

debe subordinarse a las fuerzas críticas de la democracia radic<strong>al</strong>. ¿Qué significa esto? Algo<br />

que también debemos ir descubri<strong>en</strong>do e inv<strong>en</strong>tando juntos…<br />

Bibliografía<br />

ALEM ROJO, Roberto/ROCHA MONROY, Ramón 2008 ¡Nunca más! A un año del 11 de <strong>en</strong>ero, Santa Cruz,<br />

Editori<strong>al</strong> El País<br />

BRAUNSTEIN, Néstor. 2006. El goce. Un concepto lacaniano, México, Siglo XXI, séptima edición, aum<strong>en</strong>tada,<br />

revisada y actu<strong>al</strong>izada por el autor<br />

BRIE, César. 2008. Humillados y of<strong>en</strong>didos (video docum<strong>en</strong>t<strong>al</strong>)<br />

LACLAU, Ernesto. 2006. La razón populista, México, Fondo de Cultura Económica<br />

RIVERA CUSICANQUI, Silvia. 1993. La raíz: colonizadores y colonizados, <strong>en</strong> Silvia Rivera C. y Raúl Barrios, Viol<strong>en</strong>cias<br />

<strong>en</strong>cubiertas <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, Vol. 1, Cultura política, edición coordinada por Xavier Albó y Raúl Barrios, La Paz, CIPCA/<br />

Aruwiyiri<br />

WACHTEL, Nathan. 2001. El regreso de los antepasados: Los indios uru de <strong>Bolivia</strong>, del siglo XX <strong>al</strong> XVI,<br />

México, Fondo de Cultura Económica<br />

WIEVIORKA, Michel. 2002. El <strong>racismo</strong>. <strong>Una</strong> introducción, La Paz, Plur<strong>al</strong> Editores<br />

_________ 2008. El <strong>racismo</strong> no es el monopolio de un grupo, <strong>en</strong> Pulso, abril de 2008 (<strong>en</strong>trevista de Marco zelaya)<br />

zAVALETA MERCADO, R<strong>en</strong>é. 1986. Lo nacion<strong>al</strong>-popular <strong>en</strong> <strong>Bolivia</strong>, México, Siglo XXI<br />

ŽIŽEK, Slavoj. 1992. El sublime objeto de la ideología, México, Siglo XXI<br />

_________ 2003. Las metástasis del goce. Seis <strong>en</strong>sayos sobre la mujer y la caus<strong>al</strong>idad, Bu<strong>en</strong>os Aires, Paidós<br />

_________ 2006. Porque no sab<strong>en</strong> lo que hac<strong>en</strong>. El goce como un factor político, Bu<strong>en</strong>os Aires, Paidós<br />

30 Para el tema del <strong>racismo</strong> invertido o de otras formas de <strong>racismo</strong>, como el <strong>racismo</strong> <strong>en</strong> el mundo andino, ver Wieviorka 2002, 2008<br />

y Wachtel.<br />

Tomo II.indb 645 7/7/10 9:42:34 PM<br />

645

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!