Goce racista. Una aproximación lacaniana al racismo en Bolivia

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RAE • Racismo de ayer y hoy, Bolivia en el contexto mundial
instancia de la “represión” social. Fue Adorno quien inició esta reelaboración planteando
un fenómeno nuevo, el de la “desublimación represiva” (ya no sublimación) propia de las
sociedades posliberales del siglo xx (el fascismo, en particular), fenómeno de cortocircuito
entre el ello y el superyo que salta por encima de la instancia mediadora del yo. Contra lo
que se podría pensar, “este comportamiento ‘regresivo’, compulsivo, ciego, automático,
que presenta todos los signos del ello, lejos de liberarnos de las presiones del orden social
existente, adhiere perfectamente a las demandas del superyo, y está por tanto al servicio
del orden social. Como consecuencia de ello, las fuerzas de ‘represión’ social ejercen un
control directo sobre las pulsiones” 24 . Se trata, como dice Adorno, de la “expropiación
del inconsciente por el control social” 25 . En estos casos, el superyo ya no es la instancia
de la represión social, ya no es el superyo freudiano que induce al autocontrol, sino la
voz obscena que ordena gozar 26 . Es por esto que los estallidos racistas no son realmente
espontáneos. Es cierto, hay un inconsciente racista ahí, unos rescoldos racistas que vienen
de muy atrás, siempre a punto de reactivarse, pero alguien debe atizarlos y dar la orden.
En Sucre y Cochabamba, se sabe, los estallidos de violencia racista fueron promovidos y
parcialmente organizados por las autoridades locales. El documental de César Brie, Humillados
y ofendidos (2008), y otros que han registrado las imágenes y voces de esta violencia
racista, son una prueba de ello.
En los arrebatos racistas hay un nivel consciente de manipulación, de cálculo egoísta y
de ambición; también uno de fanatismo ideológico; pero el nivel más profundo es el del
goce. Analizando un ejemplo europeo reciente, Žižek argumenta que, “cuando los skinheads
golpean a los extranjeros […] no podemos discernir un claro cálculo egoísta ni una clara
identificación ideológica. Todo lo que se dice sobre los extranjeros, que nos roban el trabajo
o la amenaza que representan para nuestros valores occidentales, no debe engañarnos: en
un examen más minucioso, resulta obvio que esos dichos proporcionan una racionalización
secundaria más bien superficial. La respuesta que obtenemos en última instancia de un skinhead
es que le hace sentir bien golpear a los extranjeros, que su presencia lo perturba…” 27 .
Y esto es así, en última instancia, porque “lo que nos ‘molesta’ del ‘otro’ (judío, japonés,
africano, turco…) es que parece mantener una relación privilegiada con el objeto; el otro
o bien posee el objeto-tesoro, porque nos lo ha arrebatado (y por eso no lo tenemos), o
bien plantea una amenaza para nuestra posesión del objeto” 28 . En el caso de Sucre, ese
objeto fantasmático que aportaría goce (plus de goce) –el famoso objeto a de Lacan— sería
la “Capitalía plena”, tema magníficamente utilizado (nótese la ironía) por el populismo de
derecha para unificar al “pueblo de Sucre” en torno a ese objeto-causa de deseo, así como para
atizar el inconsciente racista de los sucrenses 29 . La forma de resarcirse de esta usurpación,
por supuesto, es el goce en la violencia que practican tanto el skinhead como los golpeadores
de Cochabamba y Sucre. En sus rostros eufóricos, en sus consignas chovinistas (“¡Esto es
Sucre, carajo!”), en sus reclamos de heroísmo (con la cabeza sangrante: “¡Esto lo hice por
la patria, carajo!”), en todos su ademanes agitados y violentos se observa este placer en el
displacer que es el goce –en este caso, goce racista atizado por los poderosos. Finalmente,
si el superyó obsceno emerge cuando la ley pública fracasa, no es de sorprenderse que el
goce racista haya emergido en Bolivia precisamente después del fracaso de la ley neoliberal
multiculturalista de los 90, uno de cuyos efectos no deseados (no deseados por sus propios
autores, por más que digan lo contrario) fue el empoderamiento de la mayoría indígena
24 Ibid.: 31
25 Ibidem.
26 El psicoanálisis distingue, junto con tres goces (goce del ser, goce fálico, goce del otro), tres formas de superyó (kleiniano, freudiano,
lacaniano) (Cf. Braustein 2006: 326-330).
27 Ibid.: 114-115
28 Ibidem.
29 Sobre el papel e importancia del objeto a lacaniano en la política populista, ver Laclau 2006: 147ss.
Tomo II.indb 644 7/7/10 9:42:33 PM