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2ª Tocada... - Universidad La Salle Morelia

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“LA VUELTA AL MUNDO EN OCHENTA TOCADAS”<br />

58ª <strong>Tocada</strong>...<br />

“ITALIA” (1985)<br />

<strong>La</strong> precisión europea de los trenes nos hizo una “mala jugada” y retrasó nuestro<br />

arribo a la Ciudad Eterna. Nadie sospechaba que el Papa había dicho: “¡Sí!” a la<br />

audiencia privada para la tuna mexicana. Detenidos en un oscuro túnel italiano,<br />

sin ni siquiera sospechar lo que habían arreglado para nosotros, se esfumarían<br />

nuestros sueños. Entonces sería preciso recobrarlos... y “a la mexicana” intentar<br />

cambiar nuestro destino incierto. El Castillo de Castengandolfo apareció como lo<br />

que es, una fortaleza intransitable, con su guardia suiza agigantada... inconmovible<br />

a nuestro llanto y ferviente deseo de ver al Papa. Casi lo logramos pero la coartada<br />

falló al final... todo parecía listo para que el Santo Padre nos recibiera de manera<br />

excepcional. Habíamos hecho prácticamente “un plantón de fe”, pero cuando apareció<br />

Danilo, nuestro guía y promotor, inquieto porque ya era mucho el tiempo de<br />

gestión mía dentro de las oficinas de seguridad; el jefe al verlo le preguntó si nos<br />

podría dar alojamiento sólo por esa noche (como en las posadas); nuestro buen<br />

Danilo asintió y por ende, hubo que esperar a la oportunidad del nuevo día en la<br />

Audiencia General.<br />

Noche de insomnio y desesperanza que no nos permitió conciliar el sueño...porque<br />

el sueño era tenerlo cerca; cautivo, casi atrapado. <strong>La</strong> mañana nos devolvió a raciones<br />

la ilusión perdida y las sorpresas se fueron desgranando junto a los minutos. Radio<br />

Vaticano transmitió nuestro canto y al lado de los africanos, fuimos ubicados al<br />

costado de Juan Pablo II, ante la mirada curiosa de la Plaza San Pedro, vestida de<br />

colores y de razas.<br />

El sueño se consumó y el Papa polaco nos extendió su mano de amigo, besó el<br />

sombrero de charro y su rostro iluminado nos enmudeció. Firmó el estandarte de<br />

la estudiantina que conservo como un preciado tesoro.<br />

“Almas juntas”<br />

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