Presencia Anglicana en América Latina - Iglesia Episcopal en ...

comercio (RD-CAFTA) que es recibido con sentimientos mixtos. Hay crecimiento económico en el
continente pero ahora más que nunca las desigualdades son aun más grandes y evidentes.
Quizá esa desigualdad económica, aunada al irrespeto de los derechos humanos y la falta de justicia
sirvió de caldo de cultivo para que se gestara el movimiento que podría considerarse el más
importante de los últimos treinta años del siglo veinte, la Teología de la liberación. Un movimiento
que entrelazaba pensamiento y vida, reflexión y acción, lucha y cambio.
La Teología de la liberación aunque se insinúa en el seno de las deliberaciones del Concilio Vaticano
II no fue apoyada por los Papas. De hecho Juan Pablo II uno de los Papas que gobernó durante más
de dos tercios de este período no la favoreció, quizá por su experiencia en Polonia y su lucha contra el
socialismo.
Contemporáneo al Concilio Vaticano II es también la reunión del Concilio Mundial de Iglesias sobre
Iglesia y Sociedad llevada a cabo en el año 1966. En esta conferencia un pastor presbiteriano que
servía en Brasil de nombre Guillermo Hansen clamó públicamente por una teología de la revolución.
Durante este período de la historia la Iglesia Anglicana latinoamericana no evidenció teólogos de la
liberación, excepción de Brasil donde se dejan escuchar las voces del Rev. Dr. Jaci Maraschín y del
obispo Sumio Takatsu y en Centroamérica el Rev. de origen dominicano Edmundo de Sueza, y quizá
haya muchos otros, pero debido a la escasa información que existe no podemos testimoniar en este
momento.
Es en este contexto general que se produce la obra evangelizadora y misionera de la Iglesia Anglicana,
una obra poco escuchada por el resto de familias que forman parte de la Comunión. Esto fue
enfatizado por la conferencia de Sur a Sur de obispos, clérigos, laicos asistentes y teólogos invitados.
La Conferencia destacó que es en África y en América Latina qe la fortaleza del anglicanismo reside,
donde asuntos de dolor y sufrimiento son mas precisos y donde el crecimiento y vigor espiritual
aparece mas evidente en el que sobresale una forma de discipulado que clama por un carácter
distintivo de cristianismo en asuntos de justicia económica, mantenimiento de la paz, conducta sexual
y vida familiar. El latinoamericano ha podido soportar los crueles períodos de opresión dictatorial, la
pobreza y el subdesarrollo gracias a su profunda fe en Jesús resucitado. Por ello, y haciendo eco a las
observaciones de la conferencia antes señalada se debe buscar que las agendas teológicas occidentales
oigan al sur globalizado sobre aspectos de justicia, espiritualidad y sufrimiento. A este respecto y
refiriéndose concretamente a la pos guerra, el conocido teólogo anglicano J. KIater (2001) señala que
es el tiempo en que el mundo vive una revolución que abarca los campos político, social y cultural y
que produce teólogos del calibre de Metz y Jurgen Moltman en Alemania, que buscan precisamente,
dar cierto sentido de dirección a ese convulsionado mundo de las tres últimas décadas del siglo
veinte.
III. ORIGEN DE LA IGLESIA ANGLICANA
Aunque el tema del origen de la Iglesia Anglicana parezca demasiado obvio para un grupo de
personas como este, el mismo no debe pasarse por alto, pues constituye uno de los grandes problemas
para el crecimiento y desarrollo de la iglesia anglicana latinoamericana.
En el proceso de presentar al Jesús de los Evangelios a los pueblos Latinoamericanos el tema del
origen de la Iglesia Anglicana es de carácter obligado. La Iglesia Católica ha difundido sobre la
historia del origen de la Iglesia Anglicana toda clase de imprecisiones históricas, que tienen por