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Amigo: Alfredo Casaburi - The Club

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el fondo; éste baja hidráulicamente y la draga<br />

queda firme. Tiene una especie de escalera con trépano<br />

en la punta y un chupador largo que va para<br />

afuera. Cuando trabaja avanza en diagonal, mete el<br />

trépano, chupa, saca el barro, que va a la bomba y<br />

ésta lo tira afuera. Ese mecanismo chupa y sopla, y<br />

por supuesto, hace falta una bomba muy grande.<br />

Para hacer ese trabajo hay que sujetarla con un<br />

cable que va a un árbol o a un ancla o a un lugar<br />

fijo, y poner otro igual en sentido contrario, para<br />

que no se mueva de la dirección de donde está.<br />

Como va chupando el material del fondo, tiene que<br />

tirar un cable y aflojar el otro, como si fueran las<br />

riendas de un caballo, y ése era el mecanismo que<br />

no funcionaba: mientras uno afloja tiene que estar<br />

sincronizado el otro que tira. No había caso, no lo<br />

podíamos hacer andar por nada del mundo.<br />

Mirassou hacía inventos, ponía hierros, probaba y<br />

volvía a probar… y nada! La draga seguía parada<br />

en la bahía grande, frente al comedor, y me decían<br />

“¡Pero no ves que no anda… se van a poner hacer<br />

una draga en un club, dejame de jorobar, son todos<br />

locos, largá esa porquería…”. Y así día tras día, la<br />

gastada era parte del menú. Hasta que finalmente<br />

descubrí que los motores que habían comprado no<br />

eran los que correspondían, se cambiaron y el problema<br />

desapareció.<br />

Claro que no fue tan fácil como decirlo. La<br />

Comisión Directiva estaba al tanto de que necesitaba<br />

dos motores, uno de 500 caballos —que es una<br />

cosa importante— y otro de 100 caballos. Llevé el<br />

tema a la reunión para ver la respuesta que podía<br />

surgir entre todos. Nadie dijo nada, nadie se preocupó<br />

en aportar datos o contactos.<br />

Entonces empecé a buscar por mi cuenta y encontré<br />

un tipo, un tal Mon, muy amigo de mi cuñado.<br />

Yo lo había conocido mucho al padre, que había<br />

muerto, había sido muy amigo mío. Se enteró que<br />

nosotros estábamos buscando un motor y me ofreció<br />

uno que tenía y necesitaba vender. Me dijo: “Yo<br />

quiero que me compres el motor”, y me hizo una<br />

oferta muy buena. Era un Scania de industria brasilera,<br />

un motor de buque pesquero, grande, importante<br />

y nuevo, cero kilómetro.<br />

Seguí buscando y la mejor oferta era ésa. Le dije<br />

que hiciera el ofrecimiento al <strong>Club</strong> a ver qué pasaba.<br />

Antes de que su oferta llegara, apareció alguien<br />

en Comisión Directiva: “Mirá, yo tengo un primo<br />

que tiene los Mercedes Benz”. Le dije que tratara<br />

de conseguir uno de 500 caballos, Mercedes tenía<br />

—70—<br />

esos monstruos. Cuando apareció esta posibilidad,<br />

tenía todo listo para comprarlo, pero lo aplacé para<br />

ver qué conseguíamos. Al cabo de un mes nos pasó<br />

el precio y no tenía nada que ver con el que había<br />

ofrecido el primero, era mucho más alto. Por eso,<br />

en este sentido hay que tener mucho cuidado de no<br />

meter la pata, ser absolutamente transparente pero<br />

también cuidarse mucho de cometer errores, porque<br />

aunque haya buena fe uno queda pegado. Eso<br />

es elemental en el <strong>Club</strong>.<br />

Ya con la draga funcionando, cuando íbamos a dragar<br />

el Sarandí desde la salida del Boating hasta el<br />

<strong>Club</strong> Sudeste, hicimos un acuerdo con el Boating,<br />

dividimos en dos la obra y la mitad se cobraba tanto<br />

por metro. En ese momento el Náutico no tenía<br />

plata como para empezar a trabajar. Hice el planteo<br />

a la gente del Boating, les dije que estábamos medio<br />

parados porque no teníamos para comprar los<br />

caños. Hicimos cuentas y terminaron aportando<br />

unos diez mil pesos. Con esa suma compramos unos<br />

mil metros de caños que todavía siguen usándose.<br />

Un tema complicado al principio fue conseguir los<br />

operarios. Hasta que se formó a un grupo de<br />

empleados del <strong>Club</strong> y son ellos los que ahora la<br />

operan permanentemente. En ese entonces se trabajaba<br />

12 horas por día. Hay que tener en cuenta<br />

que en 12 horas de trabajo la draga gasta entre 30<br />

y 40 litros de gasoil. Han trabajado y siguen trabajando<br />

mucho. Tengo entendido que actualmente<br />

hay dos turnos, que trabajan 12 por 24. Sé que los<br />

trabajos de mantenimiento se cumplen, pero no sé<br />

en qué estado estarán los motores. Fueron colocados<br />

hace más de diez años y hubo épocas en que se<br />

trabajaba las 24 horas.<br />

Recordemos que desde que se puso en marcha se<br />

hizo Punta Norte, en la isla Sarandí; la Punta Sur<br />

hace 5 o 6 años; el sector del parque entre el camino<br />

al Balneario y la cancha de golf en los últimos 2<br />

o 3 años; dragó todo el Sarandí y, por supuesto, las<br />

dársenas en la isla Nazar Anchorena.<br />

Pensemos que la isla Sarandí se terminó levantando<br />

a una cota que ya no se inunda, y prácticamente<br />

quedó a resguardo de las crecidas. Pensemos en<br />

la isla Nazar Anchorena, las dársenas y el relleno<br />

de nuevos recintos. Eso es mucho, mucho trabajo.<br />

Puedo decir entonces que los trabajos que desde<br />

entonces se hicieron en el <strong>Club</strong> con la draga hablan<br />

por sí solos y avalan plenamente —si hiciera falta—<br />

la decisión de construirla.

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