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el fondo; éste baja hidráulicamente y la draga<br />
queda firme. Tiene una especie de escalera con trépano<br />
en la punta y un chupador largo que va para<br />
afuera. Cuando trabaja avanza en diagonal, mete el<br />
trépano, chupa, saca el barro, que va a la bomba y<br />
ésta lo tira afuera. Ese mecanismo chupa y sopla, y<br />
por supuesto, hace falta una bomba muy grande.<br />
Para hacer ese trabajo hay que sujetarla con un<br />
cable que va a un árbol o a un ancla o a un lugar<br />
fijo, y poner otro igual en sentido contrario, para<br />
que no se mueva de la dirección de donde está.<br />
Como va chupando el material del fondo, tiene que<br />
tirar un cable y aflojar el otro, como si fueran las<br />
riendas de un caballo, y ése era el mecanismo que<br />
no funcionaba: mientras uno afloja tiene que estar<br />
sincronizado el otro que tira. No había caso, no lo<br />
podíamos hacer andar por nada del mundo.<br />
Mirassou hacía inventos, ponía hierros, probaba y<br />
volvía a probar… y nada! La draga seguía parada<br />
en la bahía grande, frente al comedor, y me decían<br />
“¡Pero no ves que no anda… se van a poner hacer<br />
una draga en un club, dejame de jorobar, son todos<br />
locos, largá esa porquería…”. Y así día tras día, la<br />
gastada era parte del menú. Hasta que finalmente<br />
descubrí que los motores que habían comprado no<br />
eran los que correspondían, se cambiaron y el problema<br />
desapareció.<br />
Claro que no fue tan fácil como decirlo. La<br />
Comisión Directiva estaba al tanto de que necesitaba<br />
dos motores, uno de 500 caballos —que es una<br />
cosa importante— y otro de 100 caballos. Llevé el<br />
tema a la reunión para ver la respuesta que podía<br />
surgir entre todos. Nadie dijo nada, nadie se preocupó<br />
en aportar datos o contactos.<br />
Entonces empecé a buscar por mi cuenta y encontré<br />
un tipo, un tal Mon, muy amigo de mi cuñado.<br />
Yo lo había conocido mucho al padre, que había<br />
muerto, había sido muy amigo mío. Se enteró que<br />
nosotros estábamos buscando un motor y me ofreció<br />
uno que tenía y necesitaba vender. Me dijo: “Yo<br />
quiero que me compres el motor”, y me hizo una<br />
oferta muy buena. Era un Scania de industria brasilera,<br />
un motor de buque pesquero, grande, importante<br />
y nuevo, cero kilómetro.<br />
Seguí buscando y la mejor oferta era ésa. Le dije<br />
que hiciera el ofrecimiento al <strong>Club</strong> a ver qué pasaba.<br />
Antes de que su oferta llegara, apareció alguien<br />
en Comisión Directiva: “Mirá, yo tengo un primo<br />
que tiene los Mercedes Benz”. Le dije que tratara<br />
de conseguir uno de 500 caballos, Mercedes tenía<br />
—70—<br />
esos monstruos. Cuando apareció esta posibilidad,<br />
tenía todo listo para comprarlo, pero lo aplacé para<br />
ver qué conseguíamos. Al cabo de un mes nos pasó<br />
el precio y no tenía nada que ver con el que había<br />
ofrecido el primero, era mucho más alto. Por eso,<br />
en este sentido hay que tener mucho cuidado de no<br />
meter la pata, ser absolutamente transparente pero<br />
también cuidarse mucho de cometer errores, porque<br />
aunque haya buena fe uno queda pegado. Eso<br />
es elemental en el <strong>Club</strong>.<br />
Ya con la draga funcionando, cuando íbamos a dragar<br />
el Sarandí desde la salida del Boating hasta el<br />
<strong>Club</strong> Sudeste, hicimos un acuerdo con el Boating,<br />
dividimos en dos la obra y la mitad se cobraba tanto<br />
por metro. En ese momento el Náutico no tenía<br />
plata como para empezar a trabajar. Hice el planteo<br />
a la gente del Boating, les dije que estábamos medio<br />
parados porque no teníamos para comprar los<br />
caños. Hicimos cuentas y terminaron aportando<br />
unos diez mil pesos. Con esa suma compramos unos<br />
mil metros de caños que todavía siguen usándose.<br />
Un tema complicado al principio fue conseguir los<br />
operarios. Hasta que se formó a un grupo de<br />
empleados del <strong>Club</strong> y son ellos los que ahora la<br />
operan permanentemente. En ese entonces se trabajaba<br />
12 horas por día. Hay que tener en cuenta<br />
que en 12 horas de trabajo la draga gasta entre 30<br />
y 40 litros de gasoil. Han trabajado y siguen trabajando<br />
mucho. Tengo entendido que actualmente<br />
hay dos turnos, que trabajan 12 por 24. Sé que los<br />
trabajos de mantenimiento se cumplen, pero no sé<br />
en qué estado estarán los motores. Fueron colocados<br />
hace más de diez años y hubo épocas en que se<br />
trabajaba las 24 horas.<br />
Recordemos que desde que se puso en marcha se<br />
hizo Punta Norte, en la isla Sarandí; la Punta Sur<br />
hace 5 o 6 años; el sector del parque entre el camino<br />
al Balneario y la cancha de golf en los últimos 2<br />
o 3 años; dragó todo el Sarandí y, por supuesto, las<br />
dársenas en la isla Nazar Anchorena.<br />
Pensemos que la isla Sarandí se terminó levantando<br />
a una cota que ya no se inunda, y prácticamente<br />
quedó a resguardo de las crecidas. Pensemos en<br />
la isla Nazar Anchorena, las dársenas y el relleno<br />
de nuevos recintos. Eso es mucho, mucho trabajo.<br />
Puedo decir entonces que los trabajos que desde<br />
entonces se hicieron en el <strong>Club</strong> con la draga hablan<br />
por sí solos y avalan plenamente —si hiciera falta—<br />
la decisión de construirla.