15.05.2013 Views

Los relatos de La Milagrosa

Los relatos de La Milagrosa

Los relatos de La Milagrosa

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

nos lo esperara. Tal vez fue así y tal vez no. El<br />

hecho es que cuando reapareció, su enemigo ya<br />

había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> existir y su fama <strong>de</strong> malevo peligroso<br />

se había convertido en leyenda.<br />

Habíamos cumplido dieciséis años cuando lo volví<br />

a ver. El afán <strong>de</strong> conocer a una mujer me llevó a<br />

su casa. Rodríguez, un compañero <strong>de</strong> la escuela,<br />

regó la noticia entre nosotros <strong>de</strong> que Dalia Rosa,<br />

cuyos ojos pardos iluminaban las colinas <strong>de</strong> <strong>La</strong> <strong>Milagrosa</strong>,<br />

se <strong>de</strong>jaba besar <strong>de</strong> cualquiera, y yo, que<br />

<strong>de</strong>sconocía el sabor <strong>de</strong>l beso y la proximidad <strong>de</strong>l<br />

aliento femenino, corrí en su búsqueda. Más por<br />

ansiedad <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>sconocido que por la belleza <strong>de</strong><br />

Dalia Rosa. <strong>La</strong> encontré en casa <strong>de</strong>l tío Joaquín.<br />

Como era sábado, nos fueron <strong>de</strong>jando solos. De<br />

pronto, nos vimos en la sala, Eduardo, ella y yo. Él<br />

tenía esa noche la obsesión <strong>de</strong> un disco <strong>de</strong> cuarenta<br />

y cinco revoluciones, que repetía una y otra vez<br />

en la radiola. A ella le gustaba o lo fingía. Se trataba<br />

<strong>de</strong> El puñal sevillano. Yo lo había oído antes en la<br />

cantina <strong>de</strong> Octavio, pero jamás había reparado en<br />

su letra hasta esa noche. El ritmo <strong>de</strong> paso doble se<br />

alargaba hasta que aparecía la voz <strong>de</strong> Alberto Gómez<br />

y se escuchaba la escasa letra: Morena, me<br />

hirió <strong>de</strong> muerte/ con un puñal sevillano./ Escucha no<br />

llores/ y júrame por Dios/ que vas a matarlo/ al que<br />

me asesinó./ Bendita paloma mía,/ es favor que te pido:/<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi final/ procura vengarme/ con ese<br />

puñal...<br />

Eduardo adivinó mis intenciones y, para que armonizaran<br />

con las suyas, le pidió a ella que bailara<br />

conmigo. Ella accedió y yo advertí que lo hacía sólo<br />

por congraciarse con él.<br />

Si no fuera por los hechos posteriores, que se<br />

volvieron sobre ese instante para convertirlo en pregunta,<br />

pensaría que aquélla fue una escena ridí-<br />

64

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!