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Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer

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52 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />

habitación del hotel. Bill aceptó con mucho gusto esta propuesta,<br />

usando su tiempo libre para orar y prepararse para las reuniones del<br />

domingo por la tarde y noche. Alrededor del medio día tuvo hambre,<br />

de modo que s<strong>al</strong>ió a conseguir un emparedado.<br />

Él se estaba quedando en un motel a varias millas afuera de<br />

Toledo. Toda aquella semana había estado comiendo en un<br />

restaurante agradable y limpio cerca del motel, pero este restaurante<br />

estaba cerrado el domingo. Otro restaurante estaba abierto en el otro<br />

lado de la carretera, así que Bill fue <strong>al</strong>lí y se metió.<br />

La puerta dio un portazo <strong>al</strong> cerrar detrás de él. Él echó una mirada<br />

<strong>al</strong>rededor de un café sórdido, vibrando con un ritmo propio de una<br />

s<strong>al</strong>a de fiestas de m<strong>al</strong>a muerte procedente de un tocadiscos<br />

automático de monedas. A su izquierda, vio a un policía con un<br />

brazo <strong>al</strong>rededor de una mujer y con su otra mano introduciendo<br />

monedas en una máquina para apostar. Eso sorprendió a Bill. <strong>El</strong><br />

juego de apuestas estaba prohibido en Ohio, y aquí estaba un<br />

representante de la ley violando públicamente la ley que había<br />

jurado hacer respetar. ¿Qué clase de ejemplo les ponía a eso a los<br />

jóvenes en este s<strong>al</strong>ón? Bill se fijó en una jovencita como de 18 años<br />

de edad, sentada en el costado de una mesa con una cerveza en su<br />

mano. Estaba vestida indecentemente con una f<strong>al</strong>da corta, y tenía a<br />

dos jóvenes cortejándola. Bill se sentía disgustado. Luego miró a su<br />

derecha. Allí estaba una mujer de edad con dos hombres de edad.<br />

Los tres estaban bebiendo cerveza. La mujer se miraba horrible. <strong>Su</strong><br />

cabello corto y rizado estaba teñido de azul; ella tenía sombreador<br />

azul embarrado arriba de sus ojos, lápiz labi<strong>al</strong> azul en sus labios, y<br />

esm<strong>al</strong>te para uñas azul en sus dedos y en las uñas de sus pies. <strong>El</strong>la<br />

traía puesta una blusa sin mangas que revelaba la flaccidez en sus<br />

brazos y traía puestos pant<strong>al</strong>oncitos cortos que exponían la flaccidez<br />

en sus muslos. <strong>El</strong>la estaba intentando encender un cigarrillo, pero no<br />

podía hacer que prendiera el cerillo.<br />

Le dieron nauseas a Bill. En su pensamiento comparó la<br />

impresionante santidad de Dios, la cu<strong>al</strong> él experimentaba cada noche<br />

en las reuniones, con la mundan<strong>al</strong>idad que veía en su derredor en<br />

este café de m<strong>al</strong>a muerte. Él pensó, ―Oh, Dios, ¿cómo puedes mirar<br />

a eso? Mi pequeña Rebekah y mi pequeña Sarah ¿van a tener que ser<br />

criadas entre semejante corrupción como esta? ¿Por qué tan sólo no<br />

destruyes el mundo y acabas con él? Mira a aquella adolescente,<br />

portándose m<strong>al</strong> así cuando debería de estar en la iglesia, y aquella<br />

Vida en un Café de M<strong>al</strong>a Muerte 53<br />

mujer con el policía, jugando a las apuestas, y luego esa abuela<br />

sentada <strong>al</strong>lí embriagándose. Parece como que todo ya está<br />

corrompido; la juventud de nuestra nación, la maternidad, la ley,<br />

incluso la senectud. Todo está arruinado.‖<br />

Mientras estaba <strong>al</strong>lí criticando a todos ellos en su corazón, le<br />

recorrió una sensación extraña. Él se volvió hacia una esquina poco<br />

iluminada y se sentó en una cabina vacía. De pronto vio a este<br />

mundo girando en el espacio. Alrededor de la tierra daba vueltas una<br />

ancha franja roja, parecida a una nube larga y delgada. Bill podía oír<br />

una voz explicando, ―Esa cubierta carmesí es la sangre del Señor<br />

Jesús que murió para s<strong>al</strong>var a los pecadores. Esa es la razón que<br />

Dios no puede destruir a estas personas. <strong>El</strong>los siguen teniendo una<br />

oportunidad. Cada ser mort<strong>al</strong> tiene el derecho de aceptar su<br />

s<strong>al</strong>vación, hasta el día que mueran y vayan más <strong>al</strong>lá de esa sangre.<br />

Si mueren sin aceptarla, ya están juzgados. Pero mientras estén<br />

vivos, tienen derecho <strong>al</strong> Árbol de la Vida, si lo aceptan.‖<br />

Frotándose los ojos, Bill pensó, ―¿Qué está pasando? Sé que no me<br />

dormí. Debe ser una visión. Estoy seguro que esta es una visión.‖<br />

Él podía ver a Jesucristo de pie arriba del mundo, contemplando a<br />

<strong>Su</strong> creación. Jesús se miraba pesaroso y patético. Bill podía ver la<br />

corona de espinas en <strong>Su</strong> cabeza, la sangre corriendo por <strong>Su</strong>s sienes y<br />

el s<strong>al</strong>ivazo de la burla del soldado en <strong>Su</strong> barba. De vez en cuando<br />

Jesús daba una sacudida a <strong>Su</strong> cabeza como si <strong>al</strong>go le hubiese<br />

golpeado en el rostro. Bill se preguntaba acerca de aquellas<br />

sacudidas, hasta que Jesús dijo, ―<strong>El</strong>las son causadas por las<br />

bofetadas de tus pecados.‖<br />

Pasmado, Bill se veía él mismo en la visión, haciendo cosas que no<br />

debería hacer y diciendo cosas que no debería decir. Cada vez que él<br />

pecaba, podía ver una mancha oscura volar a través de la atmósfera<br />

hacia el trono de Dios. Instintivamente él sabía que si uno de sus<br />

pecados <strong>al</strong>guna vez llegaba <strong>al</strong> trono de Dios, su vida estaría acabada;<br />

Dios lo mataría en ese instante. Pero <strong>al</strong>go cerraba el paso; aquella<br />

nube roja rodeando la tierra actuaba como un parachoques,<br />

desviando sus pecados de la presencia de un Dios Santo.<br />

Ahora Bill notó que el chorro carmesí <strong>al</strong>rededor el mundo procedía<br />

de sangre s<strong>al</strong>iendo a raud<strong>al</strong>es de una herida en el costado de Jesús.<br />

Otra mancha de pecado voló hacia arriba. Jesús dio una sacudida<br />

cuando eso lo golpeó y una gota de sangre goteó de <strong>Su</strong> frente. Él<br />

<strong>al</strong>zó <strong>Su</strong> mano y dijo, ―Padre, perdón<strong>al</strong>e. Él no sabe lo que hace.‖

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