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Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer

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84 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />

Bill que Fred Bosworth, un ministro veterano de 74 años que él<br />

mismo había celebrado enormes campañas de sanidad Divina en los<br />

1920‘s y 1930‘s. Después de visitar una de las reuniones de Bill en<br />

1948, Bosworth se había impresionado tanto que había s<strong>al</strong>ido de su<br />

jubilación para ser uno de los administradores de Bill. Ahora, de un<br />

modo poco característico, se puso del otro lado, ―Hermano Branham,<br />

Ud. está equivocado. Si va <strong>al</strong> sur con estos varones, yo creo que Ud.<br />

va a ver más abundantemente de lo que pudiese pedir o entender‖ –<br />

citando Efesios 3:20.<br />

Para Bill eso se sentía como que el puñ<strong>al</strong> de la traición le había<br />

dado una puñ<strong>al</strong>ada entre sus costillas. ―Papá Bosworth, ¡me extraña<br />

de Ud.! Tantas veces como Ud. se ha parado en la plataforma y ha<br />

oído decir, ‗así dice el Señor,‘ ¿<strong>al</strong>guna vez ha estado errado?‖<br />

Apartado su mirada de la mirada acusatoria de Bill, Bosworth dijo<br />

entre dientes, ―Pues, esta ocasión creo que Ud. está equivocado.‖<br />

Los ministros <strong>Su</strong>dafricanos se enojaron. Un varón dijo<br />

enfadadamente, ―¿No cree Ud. que Dios le habla a <strong>al</strong>guien más<br />

aparte de Ud.?‖<br />

Bill contestó secamente, ―Coré tuvo un día la misma idea y le dijo<br />

a Moisés la misma cosa, pero la tierra se abrió y se tragó a Coré. 117<br />

Yo no sé lo que Dios les ha dicho a Uds. cab<strong>al</strong>leros. No puedo<br />

juzgar eso. Todo lo que sé es lo que Dios me ha dicho.‖<br />

―Dios nos dijo que asumiéramos este itinerario,‖ dijo bruscamente<br />

el ministro.<br />

―Y Dios me dijo que no lo asumiera,‖ contraatacó Bill.<br />

<strong>El</strong> argumento continuó. Fin<strong>al</strong>mente Ern Baxter llevó aparte a Bill y<br />

le dijo en voz baja, ―Hermano Branham, como que estamos en m<strong>al</strong><br />

sitio aquí. No tenemos ningún dinero o recursos propios, de modo<br />

que tenemos que manejar esta cosa diplomáticamente. Desearía que<br />

Ud. no mencionara nada más tocante a un viaje de cacería, porque<br />

ellos van a pensar que Ud. re<strong>al</strong>mente vino a África para un safari. La<br />

mitad de estos ministros no creen que sea correcto que un cristiano<br />

cace a fin de cuentas. Cuando Ud. menciona cacería, ellos piensan<br />

en los millares de personas deseando oración y creen que Ud. está<br />

errado.‖<br />

Bill contestó con una voz lo suficientemente fuerte para que los<br />

otros oyeran casu<strong>al</strong>mente. ―Si nunca cazo otra vez en mi vida, no me<br />

________________________<br />

117 Números 16<br />

Satanás Tiende <strong>Su</strong> Trampa 85<br />

importa. Únicamente estoy queriendo hacer lo que Dios me dijo que<br />

hiciera. Hermano Baxter, Ud. ha estado conmigo lo suficiente para<br />

saber que cuando yo veo una visión y les digo <strong>al</strong>go a Uds. en el<br />

Nombre del Señor–‖<br />

Ern Baxter interrumpió, ―Hermano Branham, si Ud. está siguiendo<br />

a una visión, entonces ya no interferiré más. Todo lo que Ud. decida<br />

hacer, yo lo apoyaré.‖ Él echó un vistazo nerviosamente <strong>al</strong> grupo de<br />

ministros de pie junto <strong>al</strong> automóvil a la cabeza. ―Pero siendo que Ud.<br />

sigue asociado con este Comité Nacion<strong>al</strong> y está avanzando más la<br />

tarde, ¿no podría Ud. continuar hacia Klerksdorp y orar por aquellas<br />

personas <strong>al</strong>lá? Luego podríamos regresar a Johannesburgo, si eso es<br />

lo que Ud. desea.‖<br />

Unos cuantos <strong>al</strong>garrobos daban sombra a este sitio donde hacía<br />

una curva la autopista. Bill <strong>al</strong>argó la mano hacia arriba y quitó las<br />

hojas de una rama colgando bajo, las llevó en su puño de vuelta <strong>al</strong><br />

automóvil y las arrojó en los pies de los ministros. ―De acuerdo,‖<br />

dijo él llorosamente, ―seguiremos nuestro camino hacia Klerksdorp<br />

para la reunión de esta noche. Pero recuerden, así dice el Señor,<br />

‗Desde esta hora en adelante, estamos fuera de la voluntad de Dios y<br />

no habrá otra cosa que dificultades hasta que regresemos a<br />

Johannesburgo.‖<br />

Tan pronto como llegaron a Klerksdorp, vieron cuán<br />

poderosamente la campaña de Bill en Johannesburgo había<br />

conmovido el resto de <strong>Su</strong>dáfrica. Más de 10,000 personas (de<br />

descendencia Europea) habían convergido en esta pequeña ciudad<br />

provinciana, sobrepasando con mucho su escasa capacidad de<br />

encargarse de sus necesidades. Mirando a los centenares de tiendas<br />

de campaña improvisadas y pequeños campamentos inst<strong>al</strong>ados en las<br />

colinas y en los campos, el conductor de Bill comentó<br />

emocionadamente, ―Parece como que tendremos una buena reunión<br />

esta noche.‖ Bill meneó su cabeza, sintiendo lástima por estas<br />

pobrecitas personas, muchos de ellos enfermos, quienes estaban<br />

desamparados <strong>al</strong> aire libre, expuestos irremediablemente <strong>al</strong> tiempo.<br />

<strong>El</strong>los se dirigieron <strong>al</strong> hogar del Pastor P. F. Fourie, donde se<br />

estarían hospedando. Esa noche el Hermano Bosworth inició la<br />

campaña de Klerksdorp. Sin embargo, antes que Bill pudiera<br />

abandonar la casa de Fourie para ir a la reunión, azotó una tormenta<br />

tropic<strong>al</strong>. <strong>El</strong> trueno retumbó como disparos de cañón, mientras lluvia<br />

copiosa aplanaba el césped. La reunión fue cancelada

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