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Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer

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88 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />

f<strong>al</strong>tar a nuestra p<strong>al</strong>abra.‖<br />

Bill dijo, ―Pues, yo no le prometí a nadie, y en la mañana me voy a<br />

regresar a Johannesburgo.‖<br />

Justus du Plessis preguntó, ―¿Qué va a hacer cuando llegue <strong>al</strong>lá?‖<br />

<strong>El</strong>los lo tenían agarrado <strong>al</strong>lí. Bill no tenía dinero y no podía hacer<br />

nada por sí mismo. Así que aún si él se regresaba a Johannesburgo,<br />

tendría que tener la cooperación de estos mismos varones que ahora<br />

se estaban oponiendo a t<strong>al</strong> movimiento. Él estaba en un terrible<br />

apuro. Mientras se sentaba considerando su dilema, de pronto se<br />

acordó de la profecía que había venido a él en Shreveport,<br />

Louisiana, cuando el Señor le previno que Satanás le iba a tender<br />

una trampa en <strong>Su</strong>dáfrica. Bill había supuesto que la trampa tendría<br />

<strong>al</strong>go que ver con hechiceros y demonios. Pero no era eso en modo<br />

<strong>al</strong>guno. ¡Aquí estaba la trampa! ¡Aquí mismo entre sus hermanos<br />

Cristianos! Las mandíbulas políticas de los sistemas<br />

denominacion<strong>al</strong>es de ellos se habían cerrado de golpe <strong>al</strong>rededor de<br />

él, sujetándolo firmemente entre sus dientes fríos e inflexibles,<br />

impidiéndole hacer lo que el Señor le había dicho que hiciera. <strong>Su</strong><br />

situación parecía desesperada.<br />

Bill les advirtió a sus patrocinadores, ―Como dijo Pablo hace<br />

mucho tiempo, ‗Habría sido conveniente haberme oído y no haber<br />

zarpado de Creta, y causado todo este problema.‘ 118 Ahora<br />

hermanos, Dios tiene una voluntad permisiva, pero a mí nunca me<br />

agrada laborar en su voluntad permisiva. Yo deseo <strong>Su</strong> voluntad<br />

perfecta.‖<br />

A los miembros del comité les agradó la idea que Dios tuviese una<br />

voluntad permisiva. Uno dijo, ―Creo que este es un caso donde sería<br />

bueno operar en la voluntad permisiva de Dios Hermano Branham,<br />

¿por qué no le pregunta a Dios si Ud. puede?‖<br />

Ya eran las dos de la mañana. <strong>El</strong>los habían estado discutiendo<br />

desde las diez. Fatigado y descorazonado, Bill dijo, ―De acuerdo,<br />

oraré tocante a eso una vez más.‖<br />

Billy Paul Branham, quien había estado escuchando c<strong>al</strong>ladamente<br />

hasta el fin<strong>al</strong> el argumento de cuatro horas, siguió a su padre hacia la<br />

recámara y cerró la puerta. Él observó a su padre cruzar la<br />

habitación y mirar hacia fuera por la ventana <strong>al</strong> vendav<strong>al</strong> que seguía<br />

soplando. <strong>Su</strong> padre se paró con sus hombros encorvados<br />

________________________<br />

118 Hechos 27:21<br />

Satanás Tiende <strong>Su</strong> Trampa 89<br />

ligeramente, pareciéndose a un hombre vencido. Cruzando la<br />

habitación, Billy Paul puso un brazo <strong>al</strong>rededor del hombro de su<br />

padre y dijo, ―Papá, no les prestes atención a ese montón de<br />

predicadores. Tú haz lo que Dios te está diciendo que hagas.‖<br />

―Billy, estoy todo hecho pedazos. No sé cómo puedo hacer lo que<br />

Dios desea que yo haga. No tengo dinero. Aún si me regreso a<br />

Johannesburgo ahora, no veo cómo pudiese celebrar <strong>al</strong>gunas<br />

reuniones sin la cooperación de estos hombres. Y tú puedes ver que<br />

ellos no cooperarán. Si <strong>al</strong>guna vez estuve entre la espada y la pared,<br />

estoy <strong>al</strong>lí ahora.‖<br />

―Papá, si nadie más en toda la nación te apoya, yo te apoyaré.‖<br />

Bill abrazó a su hijo, ―Ora conmigo, Billy.‖<br />

<strong>El</strong>los se arrodillaron entre las camas gemelas y oraron juntos. Pero<br />

pronto Billy Paul se rindió ante la hora avanzada, se subió a gatas a<br />

su cama, y se quedó dormido. Bill, por el otro lado, estaba<br />

demasiado preocupado para dormirse. <strong>Su</strong>s pensamientos rebotaban<br />

de un lado a otro entre la espada y la pared que lo había atrapado. De<br />

<strong>al</strong>guna manera él tenía que pararse en contra de la mismísima gente<br />

que lo había invitado a <strong>Su</strong>dáfrica. ¿Cómo pudiera él persuadirlos a<br />

escuchar? ¿Qué t<strong>al</strong> si él no podía persuadirlos? ¿Cómo podría él<br />

hacer la voluntad de Dios tanto en Johannesburgo y Durban sin la<br />

cooperación de estos hombres? <strong>Su</strong> dilema parecía insuperable. La<br />

emoción en su cabeza se sentía como un to<strong>al</strong>lita húmeda para lavarse<br />

la cara siendo retorcida cada vez más, exprimiendo lentamente con<br />

dificultad la humedad; y esa humedad estaba escurriéndose de los<br />

rabillos interiores de sus ojos, impregnada de s<strong>al</strong>.<br />

Alrededor de las tres de la mañana, Bill sintió la presencia del<br />

ángel del Señor. En otro momento una luz se formó en el aire, luego<br />

se elevó hacia el techo, dejando de pie <strong>al</strong> ángel del Señor debajo de<br />

su llama ámbar. Afuera el viento soplaba, subiendo y bajando en un<br />

lanzamiento violento, golpeteando los crist<strong>al</strong>es de las ventanas. Bill<br />

temblaba de miedo. Cada vez que él se encontraba con el ángel del<br />

Señor cara a cara, él sentía el mismo miedo par<strong>al</strong>izador. Lo<br />

sobrenatur<strong>al</strong> nunca llegaba a ser común para él. Era una dimensión<br />

imposible de entender y difícil de soportar por sus sentidos<br />

humanos. Pero incluso mientras él temblaba, se sentía agradecido<br />

que el ángel hubiese llegado. T<strong>al</strong> vez ahora esta cerradura con<br />

pestillo de golpe podría ser rota.<br />

Bill preguntó, ―¿Quiénes son estos varones y qué intenciones

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