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Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer

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100 SOBRENATURAL: La Vida de William Branham<br />

que medía casi 7 pies [2.13 metros] de <strong>al</strong>to y debió haber pesado 300<br />

libras [136 kilogramos.] Mientras Bill se acercaba más él podía ver<br />

que el ídolo estaba s<strong>al</strong>picado de manchas de sangre seca. A través<br />

del <strong>al</strong>c<strong>al</strong>de, Bill le preguntó <strong>al</strong> nativo, ―¿Es Ud. un Cristiano?‖<br />

―Oh, sí,‖ respondió el nativo. ―He sido un Cristiano durante<br />

muchos años.‖<br />

―¿Por qué está Ud. cargando a un ídolo?‖<br />

―Mi padre antes que yo cargó este dios a dondequiera que iba. Un<br />

día él estaba cazando solo en el llano cubierto de pasto cuando un<br />

león le iba siguiendo los pasos. Mi padre encendió un fuego y oró a<br />

este dios usando los hechizos de nuestro hechicero, y el león se fue.<br />

Ahora yo también cargo a este dios a dondequiera que voy. Si el dios<br />

de los misioneros me f<strong>al</strong>la, entonces este dios no f<strong>al</strong>lará.‖<br />

―Creo que Ud. está poniendo su fe en la cosa equivocada,‖ Bill<br />

reprendió. ―Yo mismo siendo un cazador, estoy familiarizado con<br />

las costumbres de la natur<strong>al</strong>eza. Ese ídolo no ahuyentó <strong>al</strong> león; fue el<br />

fuego.‖ <strong>El</strong> nativo se miraba escéptico. Bill preguntó, ―¿Va Ud. a<br />

venir a la reunión esta tarde en el hipódromo?‖<br />

―Mañana,‖ dijo gruñendo.<br />

―Muy bien. Entonces mañana Ud. verá que Jesús nunca f<strong>al</strong>la.‖<br />

Los tres cultos celebrados el domingo 25 de noviembre de 1951,<br />

rompieron récord de asistencia para el Greyville Race Course. No<br />

solamente estaban llenas las tribunas, de igu<strong>al</strong> manera estaba el<br />

campo centr<strong>al</strong>, donde las diferentes tribus se sentaban en el suelo,<br />

separadas por postes para cerca blancos como manadas de ganado.<br />

<strong>El</strong> Reverendo Bosworth condujo el culto matutino y el Reverendo<br />

Baxter predicó por la tarde. <strong>El</strong> culto de la noche fue reservado para<br />

que Bill predicara y orara por los enfermos.<br />

Bill ya estaba acostumbrado a hablar a través de los 15 intérpretes.<br />

Fue un proceso lento, tomándole una hora y media en predicar lo<br />

que sería norm<strong>al</strong>mente un sermón de 15 minutos. Bill diría,<br />

―Jesucristo es el Hijo de Dios.‖ <strong>El</strong> primer intérprete hacía ruidos<br />

como un pollo cloqueando; el segundo intérprete se oiría como un<br />

chac<strong>al</strong> chachareando; el tercer intérprete se oiría completamente<br />

diferente de los primeros dos; y de esa manera siguió. (En los<br />

últimos años Bill a menudo se había preguntado acerca de I de<br />

Corintios 14:10, donde Pablo dijo que no había sonido que careciera<br />

de significado. Ahora, después de oír todos estos lenguajes<br />

peculiares, él comprendió a lo que se refería el misionero Pablo.)<br />

Por Fin en Durban 101<br />

Fin<strong>al</strong>mente el quinceavo intérprete terminó su frase y Bill continuó,<br />

―Jesús vino a la tierra para s<strong>al</strong>var a los pecadores.‖ <strong>El</strong> proceso<br />

continuó una vez más.<br />

Mientras los intérpretes se turnaban repitiendo esta línea, Bill se<br />

dirigió a la parte de atrás de la plataforma y le preguntó a Sidney<br />

Smith, ―¿Qué está pasando <strong>al</strong>lá en el césped? ¿Hay un pleito?‖<br />

<strong>El</strong> <strong>al</strong>c<strong>al</strong>de también había estado observando la conmoción. ―No<br />

sabría decirle. Mandaré a un policía a averiguarlo.‖ Pronto el policía<br />

regresó a comunicar, ―Hermano Branham, una mujer nativa acaba de<br />

dar a luz <strong>al</strong>lá en la multitud. <strong>El</strong>la parece estar bien.‖<br />

―¿No van Uds. a sacarla de aquí?‖<br />

―Le propusimos que hiciera eso, pero ella tan sólo limpió bien <strong>al</strong><br />

bebé y comenzó a amantarlo de su pecho, diciendo que deseaba<br />

quedarse para el servicio de oración.‖<br />

Semejante determinación abrumó a Bill. Si las expectativas de esa<br />

madre reciente representaban el deseo del resto de esta multitud, hoy<br />

efectivamente iba a ser un tremendo culto de sanidad.<br />

Ningunas tarjetas de oración habían sido repartidas; más bien<br />

varios misioneros sencillamente habían escogido una docena de<br />

personas enfermas y las pusieron en fila para la oración. La primera<br />

persona en avanzar en la fila era una mujer de descendencia de la<br />

India Orient<strong>al</strong>. <strong>Su</strong> cuerpo estaba envuelto en un sari colorido, y su<br />

frente estaba decorada por un punto rojo centrado entre sus ojos–el<br />

símbolo kumkum, considerada una señ<strong>al</strong> de belleza en la cultura<br />

Hindú.<br />

Así como lo hizo Jesús con una mujer Samaritana, Bill platicó con<br />

esta mujer brevemente para ponerse en contacto con el espíritu de<br />

ella. ―Señora, ¿por qué Ud., siendo una Hindú, vendría a mí, un<br />

Cristiano en busca de ayuda? ¿Por qué no va Ud. con sus propios<br />

sacerdotes?‖<br />

―<strong>El</strong>los no pueden ayudarme,‖ respondió la mujer.<br />

Arriba de ella se abrió una visión, mostrándola en el consultorio de<br />

un doctor escuchando el diagnóstico del doctor. Bill dijo, ―Señora,<br />

Ud. tiene tuberculosis. Creo que si Ud. aceptara a Jesucristo como su<br />

S<strong>al</strong>vador person<strong>al</strong>, Él la sanará también.‖<br />

Inmediatamente la mujer dobló una rodilla, inclinó su rostro, tomó<br />

su f<strong>al</strong>da larga y se quitó frotando el punto rojo de en medio de sus<br />

ojos. Bill vio a una luz destellar <strong>al</strong>rededor de ella. ―Hermana,‖ dijo<br />

él, ―Jesucristo la acaba de sanar. Siga su camino y sírv<strong>al</strong>e el resto de

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