Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer
Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer
Libro Cuatro El Evangelista y Su Aclamación - Luz al Atardecer
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
William Marrion Branham<br />
Capítulo 53<br />
Milagros en Blanco y Negro<br />
1951<br />
WILLIE UPSHAW había estado esperando 66 años por esta noche.<br />
―Es ahora o nunca,‖ pensó ansiosamente. ―Si únicamente puedo<br />
llegar <strong>al</strong>lí a tiempo...‖ Él deseaba que el taxi avanzara más rápido,<br />
pero la hora de mayor afluencia de tráfico estaba obligando <strong>al</strong><br />
conductor a ir más lento. Willie echó un vistazo a su reloj. La<br />
reunión de William Branham pronto daría inicio. Si él no llegaba lo<br />
suficientemente temprano para obtener una tarjeta de oración, este<br />
viaje podría ser en vano. Sin una tarjeta de oración, él no podría<br />
entrar en la fila de oración, y si no entraba en la fila de oración,<br />
¿cómo podría <strong>al</strong>guna vez re<strong>al</strong>izar su sueño?<br />
Durante más de medio siglo él había mantenido un sueño<br />
fantástico ardiendo en su corazón, un diminuto rescoldo<br />
incandescente de deseo que no permitía que se extinguiera. Willie<br />
Upshaw deseaba caminar sin ayuda. Era así de sencillo – y así de<br />
complicado. La última vez que había caminado por sí solo fue <strong>al</strong>lá<br />
cuando él tenía 18 años de edad, antes que se hubiera fracturado la<br />
esp<strong>al</strong>da en un accidente agrícola. A través de todos los años difíciles<br />
que siguieron, él bat<strong>al</strong>ló para vivir de acuerdo a su lema, ―Que nada<br />
te des<strong>al</strong>iente, y jamás te des por vencido.‖ Creyendo en un Dios de<br />
poder ilimitado, Willie había orado fervientemente para caminar otra<br />
vez. Dios lo había sanado de diversos m<strong>al</strong>estares, incluyendo un<br />
cáncer inoperable en su rostro. A pesar de los muchos años que él<br />
había orado por la fe apropiada, de <strong>al</strong>gún modo nunca había podido<br />
<strong>al</strong>canzar el nivel de fe que se necesitaba para levantarse y andar,<br />
hasta ahora–t<strong>al</strong> vez...<br />
<strong>El</strong> día anterior, Willie Upshaw y su esposa Lily estuvieron en una<br />
convención Bautista de ministros cerca de su casa en Santa Monica,<br />
C<strong>al</strong>ifornia. Allí conocieron <strong>al</strong> Dr. Roy Davis, el ministro que había