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Concienciación
El fracaso de la
gatera de Vitoria
En los llamados “caños municipales”
de la ciudad de Vitoria, mal-vivían
grupos de gatos que comenzaron a
protagonizar las protestas de los vecinos.
El consistorio decide entonces
poner en marcha un proyecto de colonia
controlada, en colaboración con
varias asociaciones de rescate y protección,
y durante no mucho más de
un año, los gatos fueron asentados
en lo que fuera la muralla primitiva
de la ciudad y a fe de las declaraciones
de los vecinos, “constituía un
importante foco de humanidad”.
En 2009, el Ayuntamiento reconoce su
error en la elección del emplazamiento
ya que en él se encuentran restos
arqueológicos de interés histórico.
Deja caer el aviso de que los gatos
serán trasladados pero desconocen
adónde. El esfuerzo de las asociaciones
por recoger firmas, que fueron
numerosas, no pareció bastar y finalmente
aquellos gatos que no encontraron
un hogar fueron a parar al eufemístico
Centro de Protección Animal.
Pepe Fernández Basterra, veterinario
implicado en el proyecto, fue demasiado
transparente al reconocer el proyecto
como “un fracaso” y proyectar
las fotos del lugar en el que supuestamente
se encuentran ahora “bonito,
con casetas y zonas verdes”. Pero los
que protagonizamos la lucha contra el
sacrificio animal, sabemos que en
estos centros su esperanza de vida
viene limitada por ley, y son diez días.
dos por las autoridades en parques y
calles y el pago de multas casi a diario.
El resultado según Iris Ruiz, psicóloga al
frente del estudio, “al primer refuerzo
positivo que implica sentirse bien tras
ayudar al animal, le sigue un incremento
del nivel de estrés y cuadros de ansiedad”.
Los alimentadores insisten en
que ese estrés “no lo provoca la colonia
sino el enfrentamiento a dos bandas y
las trabas que a menudo se encuentran
por parte del Ayuntamiento y los vecinos
reticentes”, tampoco creen que
necesiten terapia, tan sólo son “perso-
nas que ven una realidad ante la que
no pueden girar la cara”. La ansiedad
desaparecería y el esfuerzo sería menos
improductivo si se diera una mayor
colaboración; “la Administración debe
implicarse económicamente y avalar los
proyectos, además de sensibilizar a los
ciudadanos con la causa” en palabras
de Arancha Sanz, FAPAM.
Para este colectivo la actuación del
Ayuntamiento en materia de educación
es insuficiente. Se limita a la impresión
de panfletos temáticos que hasta el
momento han versado sobre toxoplasmosis,
adopción y esterilización, pero
no ha existido una campaña concienzuda
que los haga llegar hasta el ciudadano.
Como propuestas, insisten en charlas
informativas por los colegios que
logren inculcar en los niños el respeto y
amor por los animales.
UNA EXPERIENCIA
AUTÉNTICA
En Madrid, el Ayuntamiento se ocupa
actualmente –en colaboración con asociaciones
protectoras– de tres colonias.
La que está situada en El Parque del
Buen Retiro, gestionada por la Asociación
de Amigos del Gato del Retiro, es
la más ambiciosa en cuanto a número
de individuos y zonas implicadas.
Ante la presencia, cada vez más numerosa
de gatos en el parque y de ciudadanos
que los alimentaban, los guardas
acudieron al amparo de dos
ordenanzas, la General de Protección
del Medioambiente, que en su artículo
211, prohíbe abandonar animales en el
La esterilización no sólo impide la proliferación de
individuos, sino que evita el contagio de enfermedades,
ya sea éste vertical (de madre a hijos) u
horizontal (contactos sexuales).
recinto, y la de Limpieza de Espacios
Públicos y Gestión de Residuos, que en
su artículo 14, prohíbe “dar de comer a
los animales ensuciando los espacios
públicos”. Una vez manos a la obra, los
amigos de los gatos, por entonces no
asociados, comenzaron a coleccionar
multas y en sus palabras un “continuo
acoso” por parte de la autoridad nombrada.
Ante las protestas, Patrimonio
Verde del Ayuntamiento de Madrid
cambia de estrategia y propone que
dichos preocupados vecinos se asocien
y del acuerdo de las partes nazca un
protocolo de colaboración. En el escrito
se acuerdan 11 puntos autorizados
para alimentar a los animales, acondicionados
con casetas que protejan el
alimento de la lluvia y recipientes con
agua. A su vez, a los integrantes de
Amigos del Gato del Retiro, se les dota
de un carné que los identifica y cualifica
para llevar a cabo su labor de ayuda
al animal sin el acoso precedente. Por
su parte, Patrimonio Verde, personalizado
en sus empleados, se compromete
a respetar la acción en estas zonas y
Madrid Salud, a los cuidados sanitarios.
Pero o no es oro todo lo que reluce o
todos los comienzos son duros o gran
parte de cada sentencia, que de
momento, más allá de “las buenas
voluntades” que reconoce el responsable
de Patrimonio Verde, Santiago
Soria, los alimentadores siguen siendo
multados, el número de individuos de
las colonias no se ve reducido sino al
contrario, pues en palabras de uno de
ellos “la gente no deja de abandonar y
cada día aparecen gatos nuevos dentro
y fuera de las zonas acordadas” y la
colonia experimental sigue significando
un problema para todos los implicados.
Mientras no se trabaje en una educación
y la elaboración de una ley protectora
única, las personas seguirán anteponiendo
sus derechos y sus intereses
materiales a la vida de los animales.
La tenencia irresponsable continuará
haciendo sombra sobre los gatos, los
perros y cualquier animal que caiga en
los brazos de desaprensivos que no
duden en abandonarlos o maltratarlos,
y los pocos que hacemos nuestra su
agonía continuaremos solos.