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Colonias felinas controladas dosorejas.org La ... - El Refugio

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8<br />

Lugares comunes<br />

Carta de Mayte, una<br />

amiga de Orejitas<br />

Hola, me llamo Mayte y quiero relataros<br />

mi encuentro fortuito con Orejitas;<br />

fue todo un flechazo.<br />

Yo había perdido en menos de un mes<br />

a dos de mis cinco perros, evidentemente<br />

todos recogidos de la calle, Marta<br />

una galguita negra muy anciana y<br />

Tomás un podenco de once años, lleno<br />

de vida y energía, que una insuficiencia<br />

renal lo arrancó de nuestro lado en<br />

apenas quince días. Os podéis imaginar<br />

cómo me encontraba de ánimo, pues<br />

bien por esas casualidades de la vida<br />

ese día me crucé con una amiga que es<br />

voluntaria nodriza de <strong>El</strong> <strong>Refugio</strong> y me<br />

dijo: ¿quieres ver una cachorrita que<br />

tengo en el coche? Me enseñó a<br />

Orejitas, la cogí en brazos y ella me<br />

miró a los ojos y en ese momento me<br />

enamoré perdidamente de ella hasta el<br />

Los amigos<br />

Todos los días bajo al parque a ver a<br />

mis amigos y a sus perros. O quizá<br />

debería decir que voy a ver a mis amigos<br />

y a sus amos, ja, ja, ja... Yako,<br />

Shira, Pipo, Zeus, Timi, Canela, Dana,<br />

Angie, Nelly, Urka, Sati, Chiqui, Rex,<br />

Quico, Nela, Fox, Moro, Xena pequeña<br />

y tantos otros, cada uno con su historia,<br />

algunas felices desde el principio,<br />

y otras, de supervivencia.<br />

Shira, mi rubia favorita, la perrita más<br />

encantadora, cariñosa y sociable del<br />

barrio, y eso que la competencia es<br />

mucha. <strong>El</strong> espíritu de la amistad. Al<br />

verla es imposible imaginar lo que<br />

podría contar, si hablara. Mari Carmen<br />

la adoptó, la cuidó y la sacó adelante.<br />

Antes la había recogido una chica que<br />

le salvó la vida. Shira es una perra<br />

pequeña, pesa unos nueve kilos y<br />

tiene el pelo largo, así que si no se<br />

sabe (y no lo sabe casi nadie) no se<br />

puede distinguir a simple vista la cicatriz<br />

que tiene de cuando le cortaron el<br />

cuello. Así, como suena. A Shira la<br />

recogieron con el cuello cortado, un<br />

tajo escalofriante. Hay fotos, y ponen<br />

los pelos de punta. A Mari Carmen no<br />

le gusta enseñarlas. Creo que se le<br />

nubla la vista y algo más cuando las<br />

ve. A mí sólo me las ha enseñado una<br />

punto de que mi amiga exclamó “¡no,<br />

Mayte, no!”, pensando en lo mal que lo<br />

había pasado con las pérdidas tan<br />

recientes. Pues bien yo actué como un<br />

niño al que le van a quitar un dulce y mi<br />

contestación fue, “déjamela sólo esta<br />

noche” y así comenzó mi vida con<br />

Carla, que es su nombre actual.<br />

Llevamos juntas cuatro meses y ha<br />

conquistado el corazón de toda la<br />

familia, cada uno le da un nombre;<br />

desde Gorililla, por su parecido a una<br />

cría de gorila, Chipirana por su color<br />

de pelo, Veneno o Diablillo por su<br />

carácter activo, Caza moscas por su<br />

afición a ese deporte y otras muchas<br />

que se nos ocurren.<br />

Por cierto, me había olvidado describiros<br />

como es Carla. Pesará tres o cuatro kilos,<br />

su pelo es largo, negro con mechas<br />

rubias, tieso y desgarbado. Tiene un<br />

rabito como una antena que siempre<br />

lleva elevado, sus ojos son dos bolitas<br />

vez. Fue suficiente. <strong>La</strong>s dos preferimos<br />

ver a Shira en su nueva vida, esta vida<br />

en la que nadie la ha visto triste, esta<br />

vida que dedica a jugar y a disfrutar<br />

de su buena suerte y a llenar nuestro<br />

mundo de belleza y de alegría. Parece<br />

que ha olvidado todo su sufrimiento<br />

pasado. Ojalá.<br />

Yako, el pequeño Yako. Dos kilos de<br />

simpatía y ganas de jugar. Como es tan<br />

pequeño, hay que ir con cuidado para<br />

no pisarlo. Llegó a nuestros corazones<br />

hace menos de dos años, nos conquistó<br />

en cinco minutos, y ya no sabríamos<br />

vivir sin él. A veces su ama, Lourdes,<br />

cuenta que cuando lo baña se queda<br />

negras escondidos tras un montón de<br />

pelos, cejas y barbas. Tiene unos movimientos<br />

eléctricos como un peluche y<br />

sus andares son decididos y seguros.<br />

Cuando vamos por el campo paseando<br />

siempre va en cabeza, cazando mariposas<br />

o cualquier cosa que tenga movimiento<br />

en el aire. Carla llama la atención<br />

de todo el mundo que se cruza con<br />

nosotros y va buscando caricias o alguna<br />

que otra chuche que solemos llevar los<br />

amantes de los animales.<br />

Y para terminar, desde este pequeño<br />

espacio quiero animar a todos a que<br />

adopten y no uno en exclusividad, ya<br />

que un perro o un gato necesita compañía<br />

y un amigo de juegos.<br />

No hay nada como ver jugando a<br />

estos animales. Yo disfruto mucho.<br />

Un beso muy fuerte de Mayte, Carla,<br />

Jimena, Kika y Pay, y de todos los que<br />

ya no están a mi lado.<br />

tan feo como una rata, porque es todo<br />

pelo, y Yako, que entiende cada palabra,<br />

la mira como dolido. Parece que le<br />

pregunte “¿Yo soy feo?”. Tranquilo,<br />

Yako, eres saladísimo, y además eres el<br />

que mejor vive del barrio. Tienes un<br />

ama que ya la querrían muchos. Es<br />

cariñosa, simpática y buena. Y además,<br />

no veas cómo te mima.<br />

Yako es amigo de todos: de los grandes,<br />

de los pequeños, de los machos,<br />

de las hembras (sobre todo de las<br />

hembras, ¿verdad, Yako?). Si fuera<br />

por él, sería amigo hasta de los gatos,<br />

pero algunos de ellos no están por la<br />

labor, aunque es verdad que hay otros<br />

que lo provocan para jugar. Es capaz<br />

de pasarse dos horas seguidas en la<br />

calle, jugando, corriendo, saltando, y<br />

cuando finalmente Lourdes decide<br />

que ya es hora de volver a casa, se lo<br />

tiene que llevar a rastras.<br />

Bueno, si os ha gustado leer sobre mis<br />

amigos, otro día os contaré más cosas.<br />

No os he hablado de mi perro. Quizá<br />

no os hable de él nunca, porque creo<br />

que no sabría expresar mi emoción al<br />

recordarlo ni lo que significa para mí.<br />

Sólo puedo decir que los amigos que<br />

tengo gracias a Tom me cuidan y me<br />

protegen ahora que él no está.<br />

Marga Romero

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