Leer - Snte

0 FLAVIO CANASTILLO MURRIETA
también les fascinó y preguntaban si se podría pedir
más por correo aéreo.
−Flavio, te tenemos una noticia. Se encuentra aquí
una paisana tuya y la hemos hospedado en tu cuarto.
Le hablaron y me presentaron con ella. Una señora
humilde y sufrida.
−Ella es doña Petra Bustamante, de Hermosillo. La
mandó don Enguerrando Tapia. Tiene un hijo internado
en Cancerología.
−Esa es la razón por la que me encuentro aquí, y no
hay problema por su cuarto - me dijo la señora.
Enseguida de mi cuarto había otro que tenía una
mesa muy grande y firme de madera, se utilizaba
para taller. Ahí quedó acomodada ella. Se ganaba la
confianza de todos porque era una persona muy acomedida.
La señora Rita ya se había ido y únicamente
estaba Lorenzo, un muchacho que hacía el aseo, pero
no era muy activo, y como no tenía sueldo pues sólo
le permitían quedarse en la escuela a cambio de ayudar
con la limpieza, no le podían exigir mucho.
Una vez que llegó doña Petra, la escuela lucía muy
bien. Lorenzo y yo habíamos comprado una estufita
de petróleo. Yo nunca preparé nada en ella porque
levantaba unas llamaradas horribles y echaba mucha
peste a petróleo, pero doña Petra sí la sabía controlar
y hacía muy buenas comidas. Lorenzo y yo cooperábamos
para comprar lo necesario para que ella cocinara.