01.06.2013 Views

federico_moccia-tres_metros_sobre_el_cielo

federico_moccia-tres_metros_sobre_el_cielo

federico_moccia-tres_metros_sobre_el_cielo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

FEDERICO MOCCIA Tres <strong>metros</strong> <strong>sobre</strong> <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o<br />

En medio d<strong>el</strong> caos general, Palombi y Dani<strong>el</strong>a han huido junto con otros<br />

invitados. Babi, completamente empapada, ha perdido a su hermana. Roberta le ha<br />

encontrado un par de pantalones cortos que le quedan muy bien y la sudadera de su<br />

hermano mayor en la cual cabría dos veces.<br />

—Deberías ir vestida así a las fiestas más a menudo, estás fascinante.<br />

—¿Todavía te quedan ganas de bromear, Chicco? —Los dos salen d<strong>el</strong> portal—.<br />

He perdido a mi hermana y he estropeado <strong>el</strong> vestido de Valentino.<br />

Le enseña una <strong>el</strong>egante bolsa de plástico en la que hay escrito un nombre que, si<br />

bien no es <strong>el</strong> d<strong>el</strong> vestido mojado, es igualmente famoso.<br />

—Y, por si fuera poco, si mi madre me pilla volviendo a casa con <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o mojado<br />

me mata. —Las mangas de la sudadera cubren sus pequeñas manos. Babi se las<br />

arremanga, subiéndos<strong>el</strong>as hasta <strong>el</strong> codo. Apenas da un paso, vu<strong>el</strong>ven a su sitio,<br />

desdeñosas.<br />

—Ahí está, es él. —Desde detrás de los contenedores de la basura, Sch<strong>el</strong>lo<br />

indica decidido a Chicco Brand<strong>el</strong>li. Step lo mira.<br />

—¿Estás seguro?<br />

—Segurísimo. Yo mismo lo oí.<br />

Step reconoce a la chica que va con aqu<strong>el</strong> canalla, aunque su disfraz sea<br />

perfecto. No se olvida fácilmente a una mujer que insiste tanto para darse una ducha<br />

con uno.<br />

—Vamos a avisar a los demás.<br />

Babi y Chicco doblan la esquina y se adentran en un callejón.<br />

—¿Por qué no interviniste cuando ese idiota me metió bajo la ducha?<br />

—¿Y yo qué sabía? En ese momento había ido a llamar a la policía.<br />

—Ah, ¿fuiste tú?<br />

—Sí, la situación estaba degenerando, se estaban dando una tunda… ¿Has visto<br />

qué labio le han dejado a Andrea Martin<strong>el</strong>li?<br />

—Sí, pobre.<br />

—¿Pobre? Está encantado, imagínate. A saber lo que contará ahora. Solo contra<br />

todos, <strong>el</strong> héroe de la v<strong>el</strong>ada. Lo conozco como si lo hubiera parido. Aquí está, es este.<br />

Se paran d<strong>el</strong>ante de un coche. Las luces de sus faros lanzan dest<strong>el</strong>los mientras<br />

los seguros suben todos a la vez. Es un tipo de alarma bastante común, a diferencia<br />

d<strong>el</strong> BMW: último mod<strong>el</strong>o, completamente nuevo. Chicco le abre la puerta. Babi mira<br />

<strong>el</strong> interior perfecto, de madera oscura, los asientos de pi<strong>el</strong>.<br />

—¿Te gusta?<br />

—Mucho.<br />

—Lo he cogido por ti. Sabía que te acompañaría a casa esta noche.<br />

—¿De verdad?<br />

—¡Claro! En realidad estaba todo calculado. A ese grupo de imbéciles lo he<br />

llamado yo. Piensa, todo este lío se ha organizado solo para que yo pudiera<br />

quedarme a solas contigo.<br />

—Bueno, entonces la historia de la ducha te la podías haber ahorrado, así la<br />

ropa también estaría a la altura de la situación.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!