Este artículo que introduce a la Carta Eucarística del P. Juan Pedro ...

El “Cántico Espiritual” recorre el camino del alma “desde que
comienza a servir a Dios, hasta que llega al último estado de
perfección que es el matrimonio espiritual. La forma es un diálogo de
amor entre la esposa y el Esposo, inspirado en el “Cantar de los
Cantares”.
San Juan de la Cruz, el “Doctor Místico”, que es, a la vez, figura de
primer plano en la espiritualidad cristiana y en la literatura española,
ha desempeñado un papel importante en la historia, pero es hoy
cuando su prestigio alcanza la cumbre.
En 1926, Pío XI lo declaró Doctor de la Iglesia. A partir de esta fecha,
la investigación histórica y doctrinal ha puesto de relieve factores
insospechados de su obra genial y la afinidad de su experiencia
fundamental con la que hoy hacen la Iglesia y la humanidad en
general. (27)
3) San Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús.
San Ignacio de Loyola (1491-1556), será en los designios de la
Providencia, junto a la Orden por él fundada, una fuerza viva, de
primera línea, para la realización de la Reforma de la Iglesia.
En medio de una juventud despreocupada, ávida de brillo y triunfos
humanos, cae herido durante la defensa de Pamplona, en el año
1521. Su larga convalecencia, en que es tocado en su corazón por el
Espíritu, a raíz de las lecturas que termina haciendo, lo llevará a
desembocar en el Santuario de Montserrat, donde hará una confesión
general de su vida y ofrecerá su espada a la Virgen.
De aquí pasará a vivir a Manresa, en una cueva, durante casi un año,
hasta 1523, su experiencia mística fundamental de oración
contemplativa. En este período de desierto, vive horas de angustia
por el recuerdo de sus pecados y la sensación de inseguridad ante el
perdón de Dios. Percibe en sí mismo el bueno y el mal espíritu, a la
vez que recibe luces especiales para el discernimiento de la voluntad
de Dios, a la que se entrega con humildad y corazón purificado.
Todo ello marcará profundamente su vida espiritual posterior, cuyo
fruto son los así llamados “Ejercicios Espirituales” que sirvieron y
sirven a tantos para una fructuosa conversión.
Luego de un viaje breve a Jerusalén, comprende que debe
capacitarse para su vida y misión futuras. Por un tiempo, se prepara
en tierra española, y luego se dirige a París, donde proseguirá los
estudios teológicos durante ocho años.
En este período que transcurre entre 1528 y 1535, se hace amigo de
un grupo de estudiantes a los que paulatinamente ganará para la
causa del Evangelio, según el proyecto que Dios le irá inspirando.