Este artículo que introduce a la Carta Eucarística del P. Juan Pedro ...

vida espiritual.
La meditación hecha con mètodo y el examen de conciencia, se
convierten en la columna vertebral de su espiritualidad de iniciativa,
de ardor conquistador, tanto en el aspecto de la perfección personal,
como en el celo apostólico.
En síntesis, cabe destacar que la espiritualidad ignaciana es:
• Una espiritualidad del “servidor de Dios”: Cristo es el Jefe.
• Dios es la realidad absoluta de la cual todos dependemos. Es
necesario cultivar la indiferencia religiosa en relación a las creaturas,
para ocuparnos de las cosas que el Señor ama.
• Plantea la necesidad de la abnegación = los tres grados de la
humildad.
• Requiere mucho dinamismo y generosidad = AMDG ( A mayor
gloria de Dios).
(28).
4) La Compañía del Santísimo Sacramento.
“Es una asociación compuesta por sacerdotes, e incluso, algunos
obispos, pero, fundamentalmente, por una gran cantidad de laicos,
reunidos para reanimar el espíritu cristiano y desarrollar las obras de
caridad, a la vez, escuela de vida interior y de perfección, y una
especie de oficina central de acción católica y social”.
Se constituye en París, en 1630, por iniciativa de Enrique de Lévis,
duque de Ventadour, con el asentimiento de Luis XIII, aunque
carecerá siempre de aprobación real.
Hubo autores que consideraron, en cambio, como fundadores de la
Compañía del Smo. Sacramento, a San Vicente de Paul, unos, y al
Cardenal Pedro de Bérulle, otros.
Son miembros preclaros de la misma, entre muchos otros, Mons.
Carlos de Noailles, Obispo de Saint-Flour, antes de pasar a la diócesis
de Rodèz, a mediados de 1646; San Vicente de Paul; Juan Santiago
Olier; Santiago Bossuet; Enrique de Boudon, Arcediano de Évreux,
cuando fuera Obispo, Mons. Enrique de Maupas. Recordemos que de
nuestro Cofundador se dice que también él era miembro de la
Compañía, y que contribuyó a la instalación de la misma en la
diócesis de Le Puy.
Las características propias de la Compañía del Smo. Sacramento son:
• “La devoción a la Eucaristía, particularmente los jueves”.
• La actividad apostólica en el cuidado de los enfermos; la atención
de los pobres, de los hospicios para huérfanos, de las cárceles y de
todos los que tuvieren necesidad de ayuda. Para los jueces, la