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Scherzo. Núm. 135

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AC I LA I I DAD<br />

BARCELONA<br />

UN REGALO HAENDELIANO<br />

Barcelona. Palau de la Música Catalana. 10-V-1999. Temporada Palau 100.<br />

Janice Waison y Lisa Milne, sopranos; Christine Iven, mezzo soprano; Anthony<br />

Rolfe Johnson, tenor; Christopher Robson, contratenor; Neal Davies, barítono<br />

Orquesta y Coro de la Academy of St. Martin in-the-Fields. Director: Neville<br />

Marriner. Haendel,/tpi&í,btj.<br />

U na<br />

batuta sabia y rigurosa al servicio<br />

de la música interpretada. Nada<br />

más y nada menos. Todo gracias<br />

a la clarividencia interpretativa<br />

de la música de Hándel por parte de<br />

Neville Marriner, quien a sus vigorosos<br />

setenta y cinco años, ofreció una auténtica<br />

lección de profundo conocimiento<br />

de la obra y de eficaz capacidad para<br />

comunicar un exacto y expresivo concepto<br />

del último oratorio hándeliano,<br />

ese bellísimo y sereno Jepbtha, acabado<br />

por su autor con especiales dificultades<br />

y algún que otro aplazamiento, debido<br />

a la intensificación de sus dolencias visuales.<br />

Dolencias que no pudieron menguar,<br />

ni mucho menos, la inspiración y<br />

la nobleza en la expresión.<br />

Marriner hizo de su versión dejepbtba<br />

un auténtico regalo, no sólo por su<br />

exacta comprensión de la obra, sino porque<br />

sus dotes de director claro, eficaz y<br />

que sabe mandar con guante de seda,<br />

consiguieron aunar voluntades y que los<br />

notables elementos puestos a sus órdenes,<br />

rindiesen a un gran nivel. Hubo tensión<br />

y fluidez constantes, así como dosificación<br />

exacta de las dinámicas,<br />

La orquesta de la Academy of St.<br />

Martin ¡n-the-Fields, cuarenta<br />

años después de su fundación<br />

por el propio Marriner,<br />

demostró que sigue siendo<br />

un instrumento de gran calidad,<br />

compacto y flexible,<br />

con homogeneidad y belleza<br />

en e! sonido y con una especial<br />

capacidad para secundar<br />

directrices en cuanto al<br />

matiz y la expresión. En<br />

cuanto al coro de la propia<br />

institución, fundado dieciséis<br />

años después, se mostró como<br />

otro instrumento de especial<br />

calidad, can voces<br />

frescas, perfectamente controladas<br />

en la emisión, sin<br />

problemas en las tesituras y<br />

también notables en la precisión<br />

y la musicalidad.<br />

Al alto nivel de la interpretación<br />

contribuyó tam-<br />

bién, por conjunción, voces Sir Nevill « Marriner<br />

y estilo, el grupo de solistas vocales, en<br />

el que no sería justo hacer muchos distingos,<br />

aunque no puede dejar de apuntarse<br />

la agradable sorpresa de una voz<br />

joven y más que prometedora, la de la<br />

DEBE LA BELLEZA EMOCIONAR?<br />

Barcelona Palau de la Música, 26, 27 y 28-IV-99. Ibercámera. Pinchas Zukerman, vio-<br />

lín; Marc Neikrug, piano. Integral de las sonatas para violín y piano de Beethoven.<br />

E<br />

stupenda<br />

iniciativa la de Ibercamera<br />

al programar una integral de las<br />

sonatas que Beethoven escribió<br />

para piano y violín -ése es el orden<br />

en que originalmente vienen citados<br />

los instrumentos-. Hace tres años<br />

Ibercamera confió la -homologa- integral<br />

brahmsiana a Zukerman y Neikrug,<br />

con un resultado francamente<br />

positivo. Beethoven es más -agradecido-<br />

y en esta ocasión los resultados<br />

musicales y el éxito de acogida -cualitativa<br />

y cuantitativa- por parte del público<br />

todavía han sido mayores. Más<br />

de veinte años interpretando juntos el<br />

repertorio para violín y piano sobreañaden<br />

a las cualidades individuales de<br />

por sí excelentes de estos dos músicos<br />

una de vital importancia en la<br />

práctica de la música de cámara: ia<br />

perfecta coordinación. Desde la concepción<br />

misma de la partitura hasta el<br />

último y más sutil matiz en la interpretación,<br />

Zukerman y Neikrug pare-<br />

cen haberlo calculado todo armónicamente<br />

desde el principio y -lo que es<br />

más notable- parecen sentirlo todo<br />

también unísonamente en el momento<br />

dé la interpretación. Y en esto último<br />

sí creemos haber apreciado una evolución<br />

desde la mencionada integral<br />

brahmsiana. Neikrug parece haber subordinado<br />

lo que recordábamos como<br />

espontaneidad en la ejecución a la<br />

sensación de férreo control intelectual,<br />

de dominio sin implicación emocional,<br />

que es característico de Zukerman.<br />

Lo único permitido a una vacilación<br />

por parte de los intérpretes durante<br />

tres veladas de intensa música<br />

fue la necesidad sentida por el violinista<br />

de asegurar la afinación de su<br />

instrumento, a veces incluso entre dos<br />

movimientos de una sonata: le importaba<br />

a Zukerman emitir siempre el sonido<br />

redondo y firme que le caracteriza,<br />

la gradación segura en todos los<br />

matices y en todas las dinámicas, la<br />

mezzo alemana Christiane Iven. Todos<br />

pendientes de Marriner y éste de Hándel.<br />

No se podía pedir más.<br />

Pau Nadal<br />

resolución imperativa y cerebral de<br />

todos los pasajes, como si el virtuosismo<br />

fuera algo que se da por supuesto.<br />

Esta impresión de control casi absoluto<br />

dificulta extrañamente la comunicación<br />

con el que escucha: sigue<br />

siendo característica del dúo Zukerman-Neikrug,<br />

que crea indudable belleza<br />

desde una por lo menos aparente<br />

impasibilidad. Esto sería incluso de<br />

alabar -líbrenos Dios de la gestualidad<br />

gratuita y efectista- si no fuera<br />

por la incómoda situación en que nos<br />

dejan: apreciamos la bondad de la interpretación,<br />

sin emocionarnos con su<br />

belleza. Esa atmósfera casi se quebró,<br />

por suerte, en la versión de la Sonata<br />

a Kreutzer. los intérpretes, por decirlo<br />

de alguna manera, se agitaron; el público<br />

se sintió no sólo convencido, sino<br />

ganado por una interpretación que<br />

añadía a la fabricación de la belleza<br />

formal la muy humana y contagiosa<br />

virtud de la emoción.<br />

José Luis Vidal

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