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Scherzo. Núm. 135

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EDITORIAL<br />

L lega<br />

TIEMPO DE<br />

ELECCIONES<br />

el tiempo de elecciones y ya se sabe: florecen las promesas, las<br />

buenas intenciones y, ¿cómo no?, las esperanzas. El día 13 de junio<br />

hay elecciones municipales (y en algunas regiones, autonómicas) en<br />

toda España y cada cual saca al mercado político la oferta correspondiente.<br />

Aunque la música sigue siendo, como siempre, el patito<br />

feo -menos feo que antes, todo hay que decirlo- de ta cultura española,<br />

no viene mal del todo hacer una pequeña reflexión acerca de<br />

cómo funcionan las relaciones entre la política municipal y autonómica<br />

y el hecho musical en nuestro país.<br />

Hay de todo, claro. Hay ayuntamientos y comunidades que se han ilustrado<br />

por su modo impecable y progresivo de enfocar la música y su proyección<br />

social. Ha habido ayuntamientos y algunas comunidades aulonónomas<br />

que se han dotado de orquestas sinfónicas, que van desde lo excelente<br />

hasta lo mediano, lo cual significa, sin duda, un más que notable avance si<br />

tenemos en cuenta el hecho de que durante !a dictadura franquista eso de<br />

que la gente tuviera acceso a la música y una ciudad de las llamadas entonces<br />

"de provincias" pudiera disponer de una orquesta decente debía de ser<br />

considerado por sus gerifaltes punto menos que subversivo. De las veinticuatro<br />

orquestas sinfónicas nuevas que funcionan en nuestro país la mayor<br />

parte son regidas por consorcios de nivel autonómico o municipal. En algunos<br />

lugares las cosas funcionan excelentemenie; en otros, menos. En Madrid,<br />

por ejemplo, más bien rondan el desastre. El ayuntamiento de la capital<br />

del Estado muestra un soberano desprecio ante la música, acaso porque<br />

a su alcalde no le gusta más que la de zarzuela, gusto en sí nada criticable,<br />

pero que al ser exclusivo condena al resto de géneros a una existencia más<br />

bien precaria. No deja de ser curioso que en una ciudad cuya oferta musical<br />

es notable, la presencia municipal en ese campo sea prácticamente nula.<br />

Pero acaso sean más relevantes las carencias en el terreno de la enseñanza.<br />

Ahí el ayuntamiento de la capital ha dado muestras sobradas de una negligencia<br />

casi absoluta. Por fortuna no ocurre lo mismo en otras poblaciones<br />

de la Comunidad, en pueblos o pequeñas ciudades como Alcobendas,Trescantos,<br />

Rivas-Vaciamadríd o Boadilla del Monte, donde se están realizando<br />

interesantes (y en algunos casos, excepcionales) experiencias de ordenación<br />

pedagógica. En cuanto a la Comunidad como institución las casas no van<br />

tampoco demasiado bien, a pesar de que su presidente es un connotado<br />

melómano, vastago además de una familia de músicos ilustres. Su actividad,<br />

sin duda, es mucho mayor que la del ayuntamiento, lo cual no es decir gran<br />

cosa, y se podría pedir bastante más. En el campo de la enseñanza y a la espera<br />

de las transferencias, da la impresión de que se está perdiendo un<br />

tiempo precioso.<br />

Una comparación con lo que ocurre en el resto de España rebasa el marco<br />

reducido de un editorial, pero digamos que no es oro lodo lo que reluce.<br />

Si hay ayuntamientos y comunidades donde se ha hecho gala de ideas claras<br />

y de objetivos bien definidos, en otros -caso de Sevilla- ha sobrado e! relumbrón,<br />

el derroche presupuestario y los pobres resultados. No deja de ser<br />

resaltable también que en una comunidad con una tradición musical tan rica<br />

y sólida como Cataluña, el esfuerzo institucional sea más bien pequeño.<br />

Barcelona y algunos ayuntamientos de su cinturón prestan cierta atención a<br />

la música, pero la Generalitat -pese a contar hasta hace poco entre sus consellers<br />

nada menos que con el hijo del libretista de Elpessebre de Pau Casalsha<br />

procurado gastar la menor cantidad de dinero posible en asuntos musicales.<br />

Lo cual es extremadamente decepcionante.<br />

Es un lema importante y en cuanto termine et ruido y el furor de las<br />

elecciones trataremos de ocuparnos del tema: relaciones música-instituciones<br />

políticas. ¡Ahí es nada el tema! De verdad, interesante.

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