Pedro F. Merino (2007) - Dolores de San Juan
Pedro F. Merino (2007) - Dolores de San Juan
Pedro F. Merino (2007) - Dolores de San Juan
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
David, Señora <strong>de</strong>l Mayor Dolor en su Soledad.<br />
Pero, entre tanto, mientras ese día llega, quedémonos mejor ahora<br />
amparados en el fulgor chispeante <strong>de</strong> la can<strong>de</strong>lería y reconfortados por<br />
el trino <strong>de</strong> las trompetas.<br />
Es noche <strong>de</strong> Semana <strong>San</strong>ta y el espíritu se enerva. La antigua calle<br />
Real revive su historia vieja. Las cales suturan las grietas <strong>de</strong> su memoria y<br />
las balconadas <strong>de</strong>sempolvan los ajados tapices <strong>de</strong> su gloria pretérita. Hasta<br />
los faroles brillan más claros y el adoquinado se torna alfombra <strong>de</strong> estrellas<br />
porque por allí otra vez va pasar una Reina. Viene al son <strong>de</strong> marchas<br />
triunfales, viene en loor <strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s, aclamada y piropeada porque es<br />
emperatriz y es Reina: Reina <strong>de</strong> nuestros <strong>Dolores</strong> Coronada, Coronada<br />
Reina <strong>de</strong> nuestra Esperanza, también <strong>de</strong> Amargura nuestra Coronada,<br />
Coronada por Auxiliadora y <strong>de</strong>l Carmen Reina; Victoria <strong>de</strong> María<br />
siempre por la Trinidad Coronada Reina y Señora <strong>de</strong> cielos y tierra.<br />
Viene en su trono, trono <strong>de</strong> Reina, prodigio <strong>de</strong> equilibrio en la más<br />
sublime belleza, mecida <strong>de</strong> banda a banda con rítmica ca<strong>de</strong>ncia. No hay<br />
ventanal que no se abra a su tránsito, ni ojo que no la admire ni boca que<br />
no la bendiga. Viene mandando en la mecida <strong>de</strong> su paso y viene <strong>de</strong><br />
frente porque quiere y porque pue<strong>de</strong>. Realeza <strong>de</strong> María, Majestad <strong>de</strong><br />
Mujer llena <strong>de</strong>l Espíritu <strong>San</strong>to, por Ti reinan los reyes, porque Tú eres<br />
Reina <strong>de</strong> los Ángeles y <strong>de</strong> los Apóstoles la Reina, Reina <strong>de</strong> Todos los<br />
<strong>San</strong>tos y <strong>de</strong> los Mártires también Reina, pero Tú, ¡Ay, Reina <strong>de</strong> <strong>San</strong><br />
Julián!, Reina <strong>de</strong> los Cielos, aun coronada <strong>de</strong> luceros, vienes llorando<br />
perlas amargas, vienes buscando tu antigua casa y el hombro <strong>de</strong> <strong>San</strong> José<br />
para reclinar tu frente y llorar en él las Penas <strong>de</strong> tus entrañas. Y así, nada<br />
nos importan el oro <strong>de</strong> tu corona ni los bordados <strong>de</strong> tu palio ni las flores<br />
<strong>de</strong> tu manto. Nos importan tus lágrimas, tus ojos tristes y la pali<strong>de</strong>z <strong>de</strong><br />
66