Admirable Consejero Dios fuerte Padre eterno
Admirable Consejero Dios fuerte Padre eterno
Admirable Consejero Dios fuerte Padre eterno
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
T e m a s d e A c t u a l i d a d<br />
Por: Omar Velázquez Rivera<br />
Trastorno disocial: violencia infantil<br />
No tiene nada de raro que un niño<br />
ocasionalmente le pegue a sus<br />
compañeros, pero cuando esto<br />
se hace una práctica cotidiana de su<br />
vida y habitualmente lanza amenazas<br />
de intimidación y prepotencia para ganar<br />
algo, o si se la pasa peleando con<br />
otros niños, se escapa o exhibe una<br />
clara conducta antisocial, la situación<br />
puede llegar a ser grave.<br />
Un niño que llega a esos extremos<br />
puede ser víctima de una afección<br />
mental conocida como “trastorno disocial”,<br />
lo cual no es otra cosa que un<br />
comportamiento violento repetitivo,<br />
ocasionado por la impulsividad y la<br />
poca tolerancia a la frustración.<br />
Lo más grave de este problema es<br />
que suele ocurrir en niños de familias<br />
disfuncionales que ignoran su existencia.<br />
A menudo los padres confunden<br />
los trastornos de conducta de sus<br />
hijos con rabietas o terquedad. Muchas<br />
veces cuando el niño padece una alteración<br />
de este tipo y que no se hace lo<br />
posible por tratarlo, puede ser afectado<br />
gravemente y de manera irreversible<br />
para toda su vida.<br />
Características<br />
El trastorno disocial puede ocurrir<br />
tanto en hombres como en mujeres,<br />
pero es más frecuente en los<br />
varones a partir de los seis años de<br />
edad. El cuadro de contexto comúnmente<br />
incluye serios problemas en la<br />
familia: desde los conflictos causados<br />
por la pobreza hasta adicciones<br />
(drogas, alcohol) en los progenitores,<br />
problemas que pueden resumirse<br />
en una falta de atención a los hijos.<br />
Principalmente hay cuatro tipos de<br />
síntomas:<br />
1. Comportamiento agresivo. El niño<br />
arremete a otras personas o animales<br />
sin verse él afectado. Puede<br />
incluir amenazas, conducta intimidatoria<br />
y cruel, peleas y acciones<br />
violentas con uso de varios objetos<br />
como armas (palos, piedras, pedazos<br />
de vidrio).<br />
2. Comportamiento destructor. El<br />
niño es un bándalo que co mete<br />
toda clase de desmanes en su hogar,<br />
escuela o comunidad. Parece<br />
hallar placer en romper los vidrios<br />
de las ventanas, tirar bardas, romper<br />
ramas y puede llegar a quemar<br />
algo. El fin es maximizar el daño<br />
causado.<br />
3. Falsedad y engaño. El niño mie n te<br />
o de otra manera impone su entrada<br />
en donde quiera; miente para<br />
lograr sus objetivos, que puede<br />
incluir escapar a su responsabilidad.<br />
Hace lo que sea para salirse<br />
con la suya, sin cumplir lo que<br />
se espera de él: puede llegar a<br />
falsificar las firmas de sus padres<br />
o tutores.<br />
4. Violación de reglas. En general el<br />
niño se porta de un modo más allá<br />
de lo propio para su edad: no asiste<br />
a clases, hace bromas pesadas, incurre<br />
en toda clase de travesuras,<br />
viola los permisos, y en general<br />
12 M e n s a j e r o A l a B l a n c a n o v i e m b r e / d i c i e m b r e d e 2 0 0 7<br />
construye todas sus acciones en<br />
torno a sus propias normas.<br />
Los infantes con trastorno disocial<br />
tienden a vivir en hogares violentos<br />
y disfuncionales, donde el padre o la<br />
madre tienen problemas de alcoholismo<br />
o drogadicción, se dedican al<br />
robo, mienten con facilidad, además,<br />
también es común que sean padres<br />
golpeadores.<br />
Muchos padres prefieren minimizar<br />
los actos de sus hijos, encubriéndolos<br />
con el pretexto de que se trata<br />
de exceso de energía e hiperactividad;<br />
así evitan reconocer que su hijo<br />
es un claro ejemplo de su educación<br />
y de sus hábitos. El trastorno disocial<br />
es más común entre los varones<br />
porque éstos suelen asociar lo masculino<br />
con el poder, la autoridad, el<br />
dominio, el coraje, la agresión y la<br />
frialdad.<br />
Se enseña que los niños se ganan<br />
los trofeos en la calle y a golpes; cuánto<br />
más chicos mejor, porque así pronto<br />
aprenderán a delimitar sus territorios<br />
y a castigar a cuanto “niño llorón” se<br />
encuentre por su paso.<br />
En muchos casos, pegarle a otro<br />
niño, haya o no justificación, es motivo<br />
de celebración y orgullo por parte<br />
de su familia “victoriosa”; es común<br />
escucharlos decir: “Prefiero que pegue<br />
a que le peguen” o “No te dejes,<br />
porque si te dejas, cuando llegues a la<br />
casa te pongo tus trancazos (te voy a<br />
castigar)”.