O curruncho dos versos - Centro Gallego de Vitoria
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relato el suceso más inverosimil <strong>de</strong> los<br />
narra<strong>dos</strong> por Aymeric Picaud. Antes <strong>de</strong><br />
llegar a Estella nuestro cronista se<br />
encuentra con otro río mortífero que es<br />
el río Salado. Efectivamente, entre<br />
Cirauqui y Lorca, cerca <strong>de</strong> esta última<br />
localidad en la que murió, en el lejano<br />
año <strong>de</strong> 1156, el rey <strong>de</strong> Navarra García<br />
el Restaurador, existe todavía un pequeño<br />
pero hermoso puente medieval <strong>de</strong><br />
arco levemente apuntado, cerca <strong>de</strong> un<br />
antiguo molino. En las proximida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>l puente y antes <strong>de</strong> llegar a él <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
Cirauqui, bajando por el camino que<br />
pasa cerca <strong>de</strong>l antiguo <strong>de</strong>spoblado <strong>de</strong><br />
Urbe quedan, también visibles, abundantes<br />
vestigios <strong>de</strong> un camino medieval<br />
empedrado.<br />
Bajo este puente, pasa la corriente<br />
<strong>de</strong> <strong>dos</strong> ríos que se unen pocos kilómetros<br />
al norte. Actualmente, aguas arriba,<br />
a <strong>dos</strong> kilómetros, se encuentra el<br />
embalse <strong>de</strong> Alloz que llenan estos <strong>dos</strong><br />
ríos, <strong>de</strong>nomina<strong>dos</strong> Ubagua y Salado.<br />
En estos momentos, por lo tanto, el<br />
arroyo lo forma la escorrentía <strong>de</strong>l pantano.<br />
Evi<strong>de</strong>ntemente, a principios <strong>de</strong>l<br />
siglo XII no había por estos parajes ni<br />
pantano ni nada que se le pareciera. Lo<br />
que existía, mil metros aguas arriba <strong>de</strong>l<br />
puente, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l XII hasta la<br />
Desamortización <strong>de</strong>l Siglo XIX, era una<br />
importante granja perteneciente a los<br />
monjes cistercienses <strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong><br />
Iranzu, granja que, según se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong> abundante documentación medieval<br />
y <strong>de</strong> los siglos XVI al XVIII, aprovechaba<br />
abundantemente las aguas <strong>de</strong>l<br />
río para regar las huertas.<br />
La corriente <strong>de</strong> agua que discurre<br />
por el puente está formada, como<br />
hemos dicho, por <strong>dos</strong> ríos, uno <strong>de</strong> agua<br />
dulce que se llama Ubagua y que aporta<br />
el 90% <strong>de</strong>l caudal y el otro el río<br />
Salado que nace cerca <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong><br />
Salinas <strong>de</strong> Oro y que se aprovecha<br />
todavía para producir sal por evaporación<br />
en eras salineras.<br />
Difícilmente po<strong>de</strong>mos creer en la<br />
veracidad <strong>de</strong>l relato <strong>de</strong> Aymeric cuando<br />
los monjes utilizaban el agua para<br />
regar. No lo habrían hecho si ésta<br />
hubiera sido salada. El que escribe<br />
estas líneas la ha probado en el puente<br />
y no le ha encontrado gusto a sal. Por<br />
otro lado, en el pantano se crían abundantes<br />
peces <strong>de</strong> agua dulce.<br />
Veamos, pues, cómo nos cuenta<br />
Aymeric Picaud el dramático suceso<br />
acaecido en este hermoso rincón <strong>de</strong>l<br />
puente <strong>de</strong> Lorca, en el cual perdió<br />
<strong>dos</strong> <strong>de</strong> sus caballos en su viaje comp<br />
o s t e l a n o :<br />
“Por el lugar llamado Lorca, por la zona<br />
oriental, discurre el río Salado. ¡Cuidado<br />
con beber en él, ni tú ni tu caballo, pues<br />
es un río mortífero! Camino <strong>de</strong> Santiago,<br />
senta<strong>dos</strong> a su orilla, encontramos a <strong>dos</strong><br />
navarros afilando los cuchillos con los que<br />
solían <strong>de</strong>sollar las caballerías <strong>de</strong> los peregrinos<br />
que bebían <strong>de</strong> aquél agua y morían.<br />
Les preguntamos y nos respondieron<br />
mintiendo, que aquél agua era potable,<br />
por lo que dimos <strong>de</strong> beber a nuestros<br />
caballos, <strong>de</strong> los que al punto murieron<br />
<strong>dos</strong>, que los navarros <strong>de</strong>sollaron allí<br />
mismo.”<br />
Si Picaud hubiera escrito con ese<br />
talante y simpatía algunas <strong>de</strong> las<br />
muchas guías que <strong>de</strong>l Camino Jacobeo<br />
se han publicado estos últimos años,<br />
seguramente que muy poca gente se<br />
animaría a recorrer los caminos y sendas,<br />
infestadas por to<strong>dos</strong> los la<strong>dos</strong> <strong>de</strong><br />
peligros y malas gentes.