O curruncho dos versos - Centro Gallego de Vitoria

Paquita Sambartolomé
La abuela «Garrote»
Nunca supimos el nombre de
aquella mujer silenciosa y
enigmática. Su hijo se llamaba
Manolo "Garrote", apellido
harto raro en un pueblo de huerta de
Valencia donde los Bronch ú ,
D o m é n e ch, Palanca, o Moltó, así
como Puchades, Camps y otros tantos
e ran y son los que priman. Luego fueron
apareciendo apellidos castellanos,
... pero luego, pues yo hablo de hace
sesenta años.
Como digo, con apellido tan rotundo
no nos hacía falta para nada el
nombre de aquella mujer, pero es que
además, su nuera que no era huertana
y que tenía un nombre muy gra c i o s o
49
(se llamaba Gracia) pasó a ser también
la "Garrote".
La abuela "Garrote" era la gran desconocida,
porque hablaba poco y lo
hacía en un gallego cerradísimo, aunque
teniendo cierta afinidad gallego y
valenciano, con ella era imposible
entenderse.
Cuando se conoce a las personas,
desaparecen los tabús que las envuelven.
Mi madre me mandaba a llevar
huevos a las vecinas, entre las que se
encontraba la abuela "Garrote".
E n t rar en aquella casa era para mí
como entrar en un castillo o mansión
misteriosa, una abuela con un pañuelo
tan raro, con unas historias tan distintas
a las aquí vividas y contadas...,
me atrapó, se puede decir que, en
cierto modo, me hechizó, me hablaba
de un mar que nada tenía que ver con
mi mar, tranquilo y muy azul, y muy
bello. Los romanos decían que era
s u yo "Mare Nostrum".
Han pasado más de sesenta años y
he conocido a muchos gallegos, menos
enigmáticos y mucho menos silenciosos.
Hace muy poco, he tenido la oportunidad
de, al fin, ir a Galicia, pero el
hechizo no se ha roto. ¿Será Galicia un
país hechicero? Yo así lo siento.