184. Véase P. Maisak, 1996, p. 265. 185. Id., 1785, pp. 332-333. Véase K. J. Fink, 1998, pp. 174-179. 186. Véase J. Lacoste, 1997, pp. 159-186. 187. E. Cassirer, 1940, p. 189. 188. Véanse U. Grüning, 1999. G. Schuster y C. Gille (dir.), 1999. 189. Véase N. Baerlocher y M. Bircher (dir.), 1989. Toda forma sería, pues, <strong>el</strong> trabajo dialéctico, doblemente orientado, <strong>de</strong> un aspecto manifiesto y <strong>de</strong> sus solicitaciones latentes. Toda estasis <strong>de</strong>bería ser pensada según la dinámica <strong>de</strong> estados transitorios que cristalizan <strong>de</strong> tar<strong>de</strong> en tar<strong>de</strong>. ¿El gesto? Una «doble acción». ¿El presente? Una potencia d<strong>el</strong> tiempo don<strong>de</strong> operan juntos <strong>el</strong> antece<strong>de</strong>nte y <strong>el</strong> consecuente, la memoria y la protensión. ¿La presencia? Una cuasi titanomaquia <strong>de</strong> cada instante: una lucha con eficaces ausencias. Otro ejemplo, fascinante, <strong>de</strong> ese modo <strong>de</strong> aprehen<strong>de</strong>r las formas nos viene dado por <strong>el</strong> interés que concedió Goethe en la larga duración –anota sus observaciones en 1785– a un simple montón <strong>de</strong> piedra d<strong>el</strong> «laberinto rocal<strong>los</strong>o» <strong>de</strong> Luisenburg. Goethe realizó un dibujo 184 , y lo hizo grabar para ilustrar sus comentarios. En él asumía <strong>de</strong> modo explícito su propia «potencia <strong>de</strong> imaginación» (Einbildungskraft) y <strong>de</strong>ducía d<strong>el</strong> simple montón <strong>de</strong> bloques graníticos que tenía a la vista la estructura completa <strong>de</strong> la forma anterior cuya forma actual era sólo un vestigio <strong>de</strong>smoronado. Su dibujo lleva en sombreado las formas ausentes que permiten explicar <strong>el</strong> caos aparente <strong>de</strong> las formas presentes 185 [fig. 37]. Más allá <strong>de</strong> la fascinación típicamente romántica por esos caos <strong>de</strong> rocas, era preciso que pudiera redisponerse todo como un drama <strong>de</strong> fuerzas y <strong>de</strong> formas, una dialéctica <strong>de</strong> potencias y <strong>de</strong> actos, <strong>de</strong> latencias invisibles y <strong>de</strong> aspectos sensibles 186 . Así pues, dibujar: aparejar la observación, pero también hacer que intervenga la imaginación, esa capacidad para reacomodar todas las imágenes singulares –o <strong>los</strong> encuadres– en const<strong>el</strong>aciones, en remontajes <strong>de</strong> la realidad. Proce<strong>de</strong>r, por consiguiente, a una operación transterritorial en <strong>los</strong> campos observados, una operación anacrónica en <strong>los</strong> presentes observados. Por eso Goethe miraba cada forma, no como simple resultante <strong>de</strong> un lugar y <strong>de</strong> una historia, sino como la superposición <strong>de</strong> varias espacialida<strong>de</strong>s y <strong>de</strong> varias temporalida<strong>de</strong>s heterogéneas. Como bien observó Ernst Cassirer en <strong>el</strong> marco <strong>de</strong> la zoología y la biología goethianas, «la teoría <strong>de</strong> la metamorfosis nada tiene que ver con [una] cuestión r<strong>el</strong>ativa a la sucesión histórica <strong>de</strong> <strong>los</strong> fenómenos <strong>de</strong> la vida; no sólo su contenido, sino su posición ante <strong>el</strong> problema y su método lo separan <strong>de</strong> cualquier especie <strong>de</strong> “teoría <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia”. El concepto goethiano <strong>de</strong> “génesis” es dinámico, pero no es histórico; vincula formas distantes unas <strong>de</strong> otras exhibiendo su incesante mediación, pero no preten<strong>de</strong> establecer ningún árbol genealógico <strong>de</strong> las especies» 187 . Una manera <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que tal método apuntaba ante todo a una disposición sinóptica <strong>de</strong> las formas capaz <strong>de</strong> sacar a la luz, tanto en sus diferencias como en sus afinida<strong>de</strong>s, <strong>el</strong> principio <strong>de</strong> sus metamorfosis. PUNTOS DE ORIGEN Y LAZOS DE AFINIDAD Sabemos que Goethe organizó <strong>el</strong> espacio <strong>de</strong> su propia casa –lo mismo que Aby Warburg haría <strong>de</strong>spués– como una verda<strong>de</strong>ra herramienta <strong>de</strong> trabajo en la que cada problema y cada temática abordada eran objeto <strong>de</strong> una cuidada colección 188 . El conjunto acabó componiendo una extraña «colección <strong>de</strong> colecciones»: una colección a la potencia x, podríamos <strong>de</strong>cir. Inevitablemente <strong>los</strong> historiadores d<strong>el</strong> arte estudiaron ante todo <strong>los</strong> conjuntos «artísticos» <strong>de</strong> Goethe: <strong>los</strong> bronces antiguos, <strong>los</strong> mol<strong>de</strong>s <strong>de</strong> yeso, las medallas, <strong>los</strong> retratos, <strong>los</strong> vasos griegos, las mayólicas, <strong>los</strong> grabados d<strong>el</strong> Renacimiento, <strong>los</strong> dibujos <strong>de</strong> Rembrandt o <strong>de</strong> Rubens 189 . 99
100 Fig. 37 Johann Wolfgang Goethe Caos rocoso <strong>de</strong> Luisenburg, 1785 Grabado según un dibujo original para <strong>el</strong> artículo «Die Luisenburg bei Alexan<strong>de</strong>rs-Bad» Foto DR Fig. 38 Giovanni Battista Piranesi Fragmentos d<strong>el</strong> plano en mármol <strong>de</strong> la Roma antigua, 1756 Grabado en cobre, 46 x 38 cm. Extracto <strong>de</strong> Le Antichità Romane, Roma, Bouchard et Gravier, 1756. Foto GD-H Fig. 39. Colección mineralógica <strong>de</strong> Goethe Goethes Haus am Frauenplan, Weimar Foto DR
- Page 1 and 2: II. ATLAS «Portar el mundo entero
- Page 3 and 4: (suplicio sideral). De ahí estas p
- Page 5 and 6: 64 Fig. 25 Atlas (Farnese) porta la
- Page 7 and 8: entero, Atlas es capaz de personifi
- Page 9 and 10: criaturas cariátides de las tumbas
- Page 11 and 12: arqueológico de Nápoles-, una est
- Page 13 and 14: 72 Fig. 28 Aby Warburg Bilderatlas
- Page 15 and 16: en 1853, donde el destino que impon
- Page 17 and 18: los bajos, y cuyos «sobresaltos»,
- Page 19 and 20: nosotros mismos de una forma cada v
- Page 21 and 22: y como un hierbajo, un rizoma o un
- Page 23 and 24: Todos conocemos la lámina 43 de lo
- Page 25 and 26: de colocar el cuerpo en un espacio
- Page 27 and 28: ajeno- como si las visiones fueran
- Page 29 and 30: Kant, algo que se «eleva a lo univ
- Page 31 and 32: 90 Fig. 32 Francisco de Goya El por
- Page 33 and 34: La individualidad de este artista e
- Page 35 and 36: Y es que la confianza unilateral en
- Page 37 and 38: antinewtoniana de los colores) 166
- Page 39: una regla de subsunción-, sino imp
- Page 43 and 44: o aquellos «atlas de lo imposible
- Page 45 and 46: permitiendo ya, si le concedemos la
- Page 47 and 48: arte para escapar del mundo y tampo
- Page 49 and 50: En la misma época, Aby Warburg tra
- Page 51 and 52: experimentan los puntos -o más bie
- Page 53 and 54: heroísmo del titán, proclama que
- Page 55 and 56: 114 Fig. 41 August Sander Carbonero
- Page 57: principio, arreglárselas con poco,