Ángel Zamanillo Estatutarización Inicial Barahona - Colegio Oficial ...

terra y Flandes; mientras que Hispania
(España y Portugal), las Indias e Italia
quedarán para el príncipe Carlos, hijo primogénito
varón del primer matrimonio de
Felipe II con su prima María de Portugal.
El matrimonio se celebró en el mes
de julio del año 1554, “esto protegería a
ambos países (Inglaterra y España) y
rechazaría a los franceses del océano,
que sería el mejor medio de alentar el
comercio, base de la prosperidad de los
Países Bajos, y para mantener por siempre
a raya a los franceses” (R. B. Merriman,
1949). La esterilidad de María I
Tudor echaría por la borda todos los planes
y ambiciones carolinas.
Carlos V se desentendió de todo lo
que pudiese suceder en Alemania y será
su hermano Fernando el que preparará la
definitiva solución con la paz de Augsburgo
(25 de septiembre del año 1555): 1º)
Se renunciaba a cualquier armonización
posible en cuanto a los dogmas y el culto,
2º) Cada príncipe decidiría sobre la modalidad
religiosa oficial de su Estado, 3º)
Nadie sería perseguido por abrazar la confessio
augustana, y 4º) Los bienes de la
Iglesia Católica quedarían en posesión de
quien los tuviera en el momento de la Conferencia
de Passau (año 1552), cuando se
llegó a un acuerdo provisional entre católicos
y protestantes. Era la consumación de
la escisión religiosa, la territorialización y
la politización de la religión. El Imperio era
una mera confederación de territorios.
El Emperador Carlos V contra
los “infieles turcos”
Tras la toma de Bizancio (29 de mayo
del año 1453), el imperio otomano paso
a ser una de las principales potencias del
Oriente Próximo. El nuevo soberano, Soli-
mán “el Magnífico” (desde 1520-1566),
con el apoyo de los piratas berberiscos,
rompe las buenas relaciones con la Europa
cristiana y trata de conquistar las
zonas de influencia imperiales. En el año
1521, conquista Belgrado, Rodas (1522),
tras la batalla de Mohacs (julio de 1526)
de gran parte de Hungría, Transilvania, y
pone sitio a Viena (septiembre de 1529).
Por la misma época un griego islamizado,
el pirata berberisco Barbarroja ocupa la
isla de Djerba (1510), Argel (1516) y su
Peñón (1529), para amenazar las posesiones
españolas en Italia y el propio sur
peninsular hispánico, capturan barcos
mercantes vendiendo a sus tripulantes
masculinos y femeninos como esclavos
en África; en el año 1534 conquista
Túnez; ante tal cúmulo de aciertos, Solimán
le nombra capitán-bajá y almirante
de su armada.
La imagen popular del “turco” entre
los cristianos se asemejaba a una plaga
que por doquier que pasaba, quemaba,
saqueaba, violaba y empalaba; no obstante,
la realidad era muy diferente, ya
que el Imperio turco era un Estado rico y
brillante, con una relativa tolerancia hacia
los no-musulmanes, inclusive los ministros
del sultán eran con frecuencia cristianos
renegados, y la administración no era
más injusta que la de los Estados cristianos.
Algunos humanistas de la época,
como Juan Luis Vives o Erasmo de Rótterdam
estaban convencidos de que la verdadera
victoria sobre los turcos no era
hacerles la guerra, sino convertirles al
cristianismo. Venecia estaba en paz con
los turcos, manteniendo importantes relaciones
comerciales y culturales con el
sultán. Francisco I de Francia firmó con
los turcos una auténtica alianza militar,
que fue un escándalo en toda la cristiandad
y que el chauvinismo francés típico
justificó como autodefensa contra el
acoso del emperador Carlos V. La situación
llegó a ser todavía más escandalosa
en el año 1543, cuando turcos y franceses
sitiaron y conquistaron la ciudad de
Niza. “La ciudad capituló el 18 de agosto,
con ciertas condiciones, que se resumían
en: que los turcos y los jenízaros no
entrasen en la ciudad, la cual no fuese
robada y que (...) todos los templos e iglesias
y personas sagradas fuesen reverenciadas
y los demás de cualquiera condición
que fuesen y se pusiesen en guarda
y guarnición francesa (...). Todo les fue firmando
como lo demandaron. Y a 18 de
agosto entraron los franceses en la ciudad
y tras ellos entró toda la más gente
del ejército y flota, rompiendo la fe que
habían dado. La fortaleza siguió resistiendo.
Al recibir noticias de que las tropas
imperiales llegaban desde Italia, Barbarroja
decidió evacuar Niza, pero antes de
hacerlo puso a fuego a la ciudad (9 de
septiembre), la población fue asolada:
templos abrasados, bellaquerías y robos
y pecados contra natura en toda aquella
tierra cometieron los turcos, despoblando
los monasterios de monjas, haciendo en
ellas lo que querían, y asimismo con los
muchachos que hallaban” (Alonso de
Santa Cruz).
En el año 1532, el emperador Carlos
V encabezó las tropas que obligaron, ante
Viena, a retroceder al sultán Solimán “el
Magnífico”, y también en la campaña
sobre Túnez (1535) donde comandaban
la flota los almirantes Andrea Doria y Álvaro
de Bazán, la derrota de Barbarroja fue
total, se liberaron a 20.000 cautivos y se
dejó Túnez en poder del amigo del empe-
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