LA VOCACIÓN Un llamamiento al amor - Autores Catolicos
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Tener vocación de pájaro es volar hasta los extremos del mundo con la oración y<br />
<strong>al</strong>iviar el cansancio de los que están cansados y tender una mano cariñosa a todos los<br />
que están tristes y darles <strong>al</strong>egría y esperanza. Es acariciar con la sonrisa a todos los que<br />
me rodean, es amar sin descanso a todos los hombres sin excepción.<br />
Tambien me gusta volar muy <strong>al</strong>to con mis deseos. Aquí está el gran deseo de mi<br />
vida. Quiero abrazar a todos los niños, incluso antes de nacer, y bautizarlos con el<br />
bautismo de deseo para presentárselos a Dios como mis hijos. Me siento madre de todos<br />
los hombres, pero muy especi<strong>al</strong>mente de todos los niños nacidos o por nacer. A todos<br />
los acaricio y abrazo bajo mi manto y los lleno del <strong>amor</strong> de Dios. ¡Qué <strong>al</strong>egría! Me<br />
siento la madre más dichosa del mundo y esto significa mucha responsabilidad de orar y<br />
trabajar por ellos para que sean santos.<br />
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Estudié Derecho en la universidad y terminé mi carrera con buenas notas.<br />
Conseguí trabajo muy pronto y estuve ejerciendo mi profesión durante más de tres años<br />
en una entidad publica. Y, en ese momento, cuando ya tenía todo lo que había deseado,<br />
sentí en mi <strong>al</strong>ma que Dios me pedía que hiciera una opción radic<strong>al</strong> por Él, dándole todo.<br />
Fue un encuentro con Dios particularmente fuerte, inefable. Vi claramente en mi <strong>al</strong>ma<br />
que Cristo me llamaba. Es como si me estuviera diciendo <strong>al</strong> oído: Mira, todo esto que<br />
estás haciendo es bueno, está bien..., pero ahora vende todo lo que tienes, dáselo a los<br />
pobres y ven y sígueme.<br />
Este Ven y sígueme comenzó a resonar en mi <strong>al</strong>ma cada vez con más fuerza y se<br />
fue abriendo paso en mi corazón entre vacilaciones interiores. Y decidí corresponder<br />
libremente <strong>al</strong> <strong>amor</strong> de Dios. Comencé a ir a misa todos los días y a comulgar<br />
diariamente. Recibir a Jesús en la comunión se convirtió para mí en una necesidad.<br />
Necesitaba contemplarle, quería darme por entero a Él.<br />
La gente me decía: Eres joven, tienes buen trabajo y toda la vida por delante...<br />
¿Y lo vas a echar todo a rodar de esa manera? ¿Es que te has vuelto loca? Yo confié<br />
en Dios, me arriesgué y opté por Él, contando con su gracia y su fort<strong>al</strong>eza. Y ahora aquí<br />
me tienes, v<strong>al</strong>e la pena entregarse del todo a Dios. El Señor da el ciento por uno. Me<br />
siento inmensamente <strong>al</strong>egre y feliz. A todos los llevo en mi corazón y los presento cada<br />
día <strong>al</strong> Señor. Esa es la misión de mi vida: orar por todos los hombres y ofrecer mi vida<br />
por ellos para s<strong>al</strong>varlos.<br />
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Nací en una familia cristiana y en un pueblo muy religioso. Llegué a conocer 19<br />
sacerdotes o religiosos, 30 religiosas y 3 consagradas en Institutos seculares. Los<br />
sacerdotes del pueblo me fueron llevando progresivamente a vivir una vida de mayor<br />
intimidad con Jesús. El toque de gracia lo recibí en unos Ejercicios espiritu<strong>al</strong>es que nos<br />
dio el sacerdote a las jóvenes de la parroquia. Al explicarnos tan <strong>al</strong> vivo la Pasión de<br />
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