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Los científicos en el cine<br />
Para comenzar este artículo creo que debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Sirve el<br />
género cinematográfico como un buen medio de divulgación de la ciencia? En mi opinión, salvo<br />
honrosas excepciones, el cine está lejos de mostrar una ciencia acorde con la realidad. Esto es<br />
así porque la imagen de científicos, de los teóricos y de los laboratorios científicos que nos<br />
llega a través del cine es un claro estereotipo alejado de lo realidad. Para mi gusto el cine se<br />
alimenta de ficciones, mientras que la ciencia de realidades. Sin embargo también el cine se<br />
nutre de la realidad y la ciencia necesita de la imaginación y la creatividad para avanzar, por lo<br />
tanto no podríamos decir que estos dos mundos, son incompatibles. Además para completar la<br />
afirmación de que el cine y la ciencia son mundos compatibles podemos decir que “el cine va<br />
de la mano del progreso científico”, ya que si progresa la ciencia, mayores serán los efectos<br />
especiales del cine, mayor será la calidad de las películas, etc. Para muchos espectadores<br />
estos son los ingredientes esenciales de la máquina de generar sueños, denominada cine.<br />
Haciendo una búsqueda más amplia, he encontrado una clasificación ideada por Haynes en<br />
1995, donde clasifica las representaciones del científico en el cine desde el alquimista medieval<br />
hasta el novedoso informático actual.<br />
El sabio despistado. El científico no tiene los pies en<br />
la tierra, ignorante de sus responsabilidades sociales,<br />
es más cómico que siniestro. Un ejemplo es la comedia<br />
“El profesor chiflado” escrita, protagonizada y dirigida<br />
por Jerry Lewis en 1963.<br />
El científico romántico. Éste reniega de cualquier<br />
relación y sentimientos en pro de la ciencia. Fue<br />
considerado inhumano por su deficiencia emocional,<br />
paga un gran precio para conseguir sus objetivos y ha<br />
sido el estereotipo que más ha perdurado. “La isla del<br />
doctor Moreau” de H.G. Wells (1896) es un ejemplo,<br />
ésta novela ha sido adaptada al cine en tres ocasiones,<br />
la primera en 1933 en la película titulada “La isla de las<br />
almas perdidas”, dirigida por Erle C. Kenton y<br />
protagonizada por Charles Laughton y Bela Lugosi, la segunda en 1977 dirigida por Don<br />
Taylor con Burt Lancaster y Michael York como protagonistas, y la última dirigida en 1996 por<br />
John Frankenheimer y protagonizada por Marlon Brando y Val Kilmer<br />
El alquimista. Científico maníaco y obsesivo que<br />
persigue un objetivo que entraña fines diabólicos. Un<br />
claro ejemplo es “Fausto” de Goethe (1805), de la<br />
que hay que destacar la versión cinematográfica<br />
realizada en 1926 por Friedrich W. Murnau.<br />
El científico idealista. Bueno por naturaleza,<br />
antepone valores éticos y humanos al progreso<br />
científico, a veces, sus ideales le llevan a luchar<br />
contra sus semejantes. Un ejemplo se encuentra en<br />
la película “Naves misteriosas” dirigida en 1972 por<br />
Douglas Trumbull y protagonizada por Bruce Dern.