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5 - Capitulo II - Hidrogeología regional

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2.3.2. Geomorfología<br />

2.3.2.1. Introducción<br />

G. Baudino, 1996 58<br />

<strong>Hidrogeología</strong> del valle de Lerma<br />

Los relieves positivos que enmarcan el valle de Lerma son producto del ascenso<br />

tectónico respecto a la actual depresión. Los principales procesos morfogénicos que<br />

actúan sobre estos elementos positivos son la erosión fluvial y la remoción en masa.<br />

En el vaso del valle predominan las geoformas de acumulación de origen fluvial,<br />

producto de la denudación del relieve primario. Desde el punto de vista hidrogeológico<br />

son de especial interés estas geoformas de acumulación cuaternarias, ya que en estos<br />

cuerpos sedimentarios modernos se encuentran los principales acuíferos.<br />

Desde el punto de vista morfogénico pueden distinguirse, en el vaso del valle de<br />

Lerma, dos ambientes claramente diferenciados. La comarca septentrional se<br />

caracteriza por un progresivo aluvionamiento, a través de aportes provenientes<br />

predominantemente del flanco occidental. La austral sufre, por el contrario, una activa<br />

disección por parte del drenaje superficial (Salas, 1978).<br />

Debido al carácter orográfico de las lluvias, el primero recibe hasta 1.400 mm/a,<br />

mientras que el segundo menos de la mitad de este valor. En consecuencia, los procesos<br />

morfogénicos que modelan el relieve en la comarca septentrional, actúan con mayor<br />

intensidad en el flanco occidental que en el oriental.<br />

Los caudalosos ríos que drenan la vertiente occidental acarrean hasta el valle una<br />

cuantiosa carga sólida, que depositan en extensos abanicos aluviales. La coalescencia<br />

de estos cuerpos sedimentarios ha configurado la pendiente general hacia el este del<br />

tramo medio del vaso. Los abanicos aluviales de los ríos Toro-Rosario y Arenales son los<br />

más importante de estos depósitos, lo que se corresponde con las magnitud de sus<br />

cuencas.<br />

En el extremo septentrional del valle los acarreos de los ríos de las Nieves y San<br />

Alejo condicionan al río La Caldera a recostarse sobre la sierra de Mojotoro. Actualmente<br />

el río La Caldera se une al río Vaqueros y tras un brusco cambio de dirección, abandona<br />

el valle. De acuerdo a Medina (1981) hasta comienzos del Cuaternario el río La Caldera<br />

continuaba en dirección sur hasta confluir con el río Arenales, por lo que integraba el<br />

sistema del río Juramento. Posteriormente un curso que drenaba el flanco oriental de la<br />

sierra de Mojotoro capturó al río La Caldera, desviando sus caudales hacia el este. El<br />

cauce abandonado, sobre el que se asienta el sector oriental de la ciudad de Salta<br />

Capital, puede reconocerse por diversas evidencias de subsuelo y tiene consecuencias<br />

hidrogeológicas relevantes, como se verá más adelante.<br />

La vertiente oriental del valle posee una red de drenaje incipiente, y los depósitos<br />

sedimentarios originados por ésta son de escaso desarrollo areal.<br />

En el tramo austral del área de estudio, denominado valle de Guachipas por Salas<br />

(1978), el proceso morfogénico predominante es la disección de los depósitos<br />

cuaternarios situados en el amplio sinclinal por donde escurre el río Guachipas,<br />

efectuada principalmente por los tributarios que corren en sentido perpendicular al

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