La práctica docente; un desafío diario

CIAEM-IACME, Recife, Brasil, 2011
La práctica docente; un desafío diario 4
La importancia de reunirse con otros colegas, será justamente, la de propiciar el intercambio de
conocimientos y materiales didácticos entre ellos, a fin de alivianar no solo las tareas, sino de
despejar dudas que pudieron tener durante el dictado de la clase.
A su vez, se invita a los alumnos, a un espacio que será destinado al intercambio de información
y dónde se propiciarán charlas debates, cuyo fin será mejorar su rendimiento académico en el
área de matemática.
Cabe destacar que las reuniones se llevarán a cabo por separado; participando los docentes con
sus colegas y en otro espacio los alumnos con sus pares.
El espacio está guiado por la misma profesional, que intenta mediar y disipar dudas y prejuicios,
por parte de los alumnos, tanto con respecto a la materia como al docente que la dicta.
En ese mismo espacio se les permite que sus compañeros expliquen, de acuerdo a lo
comprendido, el tema tratado y se realizan actividades, que involucren directamente las
dificultades que aparecen. La terapeuta propone nuevas actividades referidas al tema en cuestión
e invita a los alumnos a realizar las actividades pendientes demandadas desde el ámbito
académico.
A su vez se permite el intercambio entre pares para que se puedan disipar las dudas que pudieser
surgir durante el trabajo.
Por otra parte; la intervención de la profesional no solo está destinada a disipar dudas y brindar
otras estrategias de apropiación de contenidos, sino que además indagará en las causas
particulares de los alumnos que impiden que obtengan el rendimiento esperado; para realizar la
derivación pertinente, si esta fuera necesaria. (encargándose de estos, de modo personal, los
profesionales que forman parte del grupo interdisciplinario mencionado)
Grupo de control:
Trabajan de modo tradicional sin participar ni docentes ni alumnos de ninguno de los talleres
propuestos.
Resultados obtenidos:
Docentes:
Se trabajó durante el ciclo lectivo, del modo antes especificado. En un principio, solo se
brindaron herramientas simples y la actitud de los docentes era la de condicionar y “calificar” a
los alumnos, los cuales parecían ser los responsables absolutos del fracaso en las primeras
evaluaciones. Los argumentos más relevantes estaban dirigidos a la edad cronológica de los
niños; al período de “adolescencia” y al poco compromiso que éstos presentaban para con la
materia. Otros de los argumentos que se mencionaban sin importar el año escolar que los
educandos cursaban fueron: la mala formación y la poca base que poseían para poder avanzar en
la curricula, de acuerdo a lo pautado para el ciclo lectivo.
Una vez avanzado el año, los docentes comienzan a compartir material y son los más jóvenes en
antigüedad docente, los que se acercan a sus colegas a fin de solicitar datos, ejercitación y
reconocen las primeras falencias desde su formación.
Estos argumentan que si bien conocen a la perfección los mecanismos para resolver los
diferentes temas, en algunas ocasiones, les presentaba dificultades para guiar a los alumnos, en la
adquisición del nuevo concepto que se encontraban dictando y mencionan que en estos casos
repiten prácticas pedagógicas similares a las que ellos fueron formados; incluyendo