La práctica docente; un desafío diario

CIAEM-IACME, Recife, Brasil, 2011
La práctica docente; un desafío diario 5
explicaciones y ejercitación reiterada, a fin de lograr que por memorización y repetición sus
alumnos también acrediten de modo esperado el tema en cuestión.
Son los docentes con más experiencia áulica, los que en un principio guían a los jóvenes y
posteriormente, también solicitan y acepan datos o estrategias y se suman al intercambio.
Dados los presentes problemas, la investigación generó un taller centrado en el intercambio y
profundización de conocimientos donde todos participaban y aportaban ideas para poder
desentrañar las dudas que estaban instauradas y no habían sido disipadas en el momento de la
formación. La labor de todo el grupo se torna muy enriquecedora; ya que los docentes se
comprometen con sus actividades, investigan y buscan nuevas estrategias para ayudarse sin
impartir juicios de valor ante los conflictos surgidos. Es destacable que el centro de la
problemática dejan de ser los alumnos y éstos quedan enmarcados en los educandos que
necesitan otras estrategias y aportes; además; lejos de ser etiquetados, se comienza a tener en
cuenta las dificultades individuales de cada uno de ellos, intentando acceder a diferentes
adecuaciones que les permitan la comprensión y adquisición de concepto en cuestión.
La labor de la terapeuta a cargo toma otro rumbo; en este caso, se encarga de propiciar un ámbito
donde disipar la angustia que éstos conflictos producen y trabajar desde el fortalecimiento de la
labor grupal como un modo más complejo y beneficioso de avanzar, en pos del mejor
rendimiento académico de los educandos y un gran enriquecimiento personal basado en el
intercambio grupal.
Alumnos:
En un comienzo, participan por grupos áulicos, fundamentando esta actitud, en la coherencia de
los conceptos a aprender, las diferencias etarias, los intereses sociales del grupo, entre otros. A
la hora de presentar las problemáticas surgidas, la atención estaba depositada en la falencia de los
docentes, en el dictado de sus clases, en lo arbitrario de sus estrategias didácticas y en algunas
cuestiones personales, juzgadas a priori por los educandos. (Característico del período
adolescente que transitan según las identificaciones positivas o no que realizan con el adulto
referente). Con el avanzar del ciclo lectivo, los alumnos comienzan a manifestar sus dificultades
personales; reconocen no poseer las herramientas necesarias para lograr los objetivos ahora
propuestos en los nuevos conceptos que se tratan; y, comienzan a solicitar ayuda de sus pares
quienes, al manejar los mismos códigos particulares en su lenguaje, logran mayor focalización en
el tema que se esté tratando. Por otra parte, de la compleja trama social, se desprenden algunas
situaciones personales que hacen que los alumnos no logren la concentración adecuada según lo
propuesto. Los aspectos personales los trata “la terapeuta” a cargo del grupo, además contando
con el apoyo de sus pares que acompañan el proceso de aquél que presenta mayores dificultades.
Con el avance del ciclo lectivo, y las mejoras académicas que comienzan a marcarse, los
alumnos de los años menores deciden solicitar ayuda a los más avanzados y de otros cursos.
Es para destacar que los temas de intercambio que los reúnen no son solo referentes a cuestiones
matemáticas, sino que además solicitan herramientas para poder ayudar a algún compañero con
conflictos personales puntuales, que poseen un diagnóstico específico, donde la sola voluntad del
par no alcanza para subsanar las falencias que este posee; por otra parte alivianan la tarea del
docente; quien puede dedicar mayor tiempo al grupo en general. Así, cada integrante pone al
servicio de los demás los conocimientos que posee y los alumnos transforman el taller en un
espacio donde “aprendemos de verdad, y además todos somos profes de otros”
Cierre de las actividades