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Escobar Manuel.pdf - Tesis Electrónicas Universidad de Chile

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<strong>de</strong>scripción, don<strong>de</strong> menciona que los indios están bebiendo y bailando toda la noche, en<br />

una especie <strong>de</strong> velorio por dos niños muertos. Cadáveres nombrados por Bollaert como<br />

angelitos. Claramente, lo interesante <strong>de</strong> este dato es que se reconoce una costumbre, por<br />

lo menos en lo nominal, que evoca los ritos mortuorios <strong>de</strong> la zona central o campesina<br />

chilena, lo que habla <strong>de</strong> la difusión y mezcla cultural, que ya en esos momentos se había<br />

producido –y se estaba produciendo— respecto <strong>de</strong> un ámbito central, como era la<br />

funebria <strong>de</strong> estos grupos. Otra <strong>de</strong>scripción interesante, es que los indios podían imitar<br />

los ladridos y llantos <strong>de</strong> los lobos marinos, con los que lograban acercarse lo suficiente<br />

para po<strong>de</strong>r clavarles las lanzas y cazarlos.<br />

También el año 1828, Jacques Antoine <strong>de</strong> Moerenhout, un marino francés,<br />

recala en Cobija. Al igual que Bollaert y la mayoría <strong>de</strong> los informantes <strong>de</strong> esta época,<br />

dan más menos los mismos datos. Una excepción, es la <strong>de</strong>stacada por Bittmann (1977),<br />

respecto a los habitantes <strong>de</strong> una choza con cubierta <strong>de</strong> cueros <strong>de</strong> lobo, que se componían<br />

<strong>de</strong> dos hombres <strong>de</strong> edad media, dos mujeres y varios niños, pero no entrega el dato<br />

fundamental <strong>de</strong>l posible parentesco existente entre ellos.<br />

En 1830 pasa el naturalista Alci<strong>de</strong>s D’Orbigny por Cobija. Nuevamente no son<br />

muchas las noveda<strong>de</strong>s que entrega, en relación a lo ya expuesto, pero sí hay un par <strong>de</strong><br />

datos <strong>de</strong>stacables. En un paseo que da por las cercanías <strong>de</strong> Cobija, se encuentra con un<br />

grupo <strong>de</strong> indias changas,<br />

…vestidas <strong>de</strong> negro, y llevando, con una correa apoyada en la frente,<br />

una cesta formada con algunos pedazos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra divergentes. Algunas iban<br />

cargadas con sus hijos y venían a buscar agua <strong>de</strong> dos leguas <strong>de</strong> distancia, <strong>de</strong><br />

una mina <strong>de</strong> cobre entonces en explotación (D’Orbigny 1945, t. III: 935)<br />

Y el otro dato bien interesante e inédito, es que al <strong>de</strong>scribir las balsas <strong>de</strong> cuero <strong>de</strong><br />

lobos, comenta que los changos ayudan en labores <strong>de</strong> <strong>de</strong>scarga <strong>de</strong> barcos con sus balsas,<br />

en el contrabando <strong>de</strong> los comerciantes <strong>de</strong>l lugar y las naves que anclan en la rada. Y<br />

a<strong>de</strong>más, que cada casa comercial –que se habían instalado en el puerto en esa época—,<br />

tenía su propio balsero para esas labores. Actividad que a finales <strong>de</strong>l siglo, se hizo<br />

conocida en los puertos salitreros, don<strong>de</strong> los changos en las balsas <strong>de</strong> cueros <strong>de</strong> lobo<br />

trasladaron sacos <strong>de</strong> salitre.<br />

Ya en la década <strong>de</strong> los cuarenta, específicamente en 1841, se encuentra las<br />

informaciones recogidas por el religioso Rafael Valdivieso, quien estaba realizando una<br />

misión en Paposo (Matte 1981). Lo más relevante, para mis intereses, es que constata<br />

que el modo <strong>de</strong> vida chango se sigue realizando (viviendas, movilidad, entre otras). Es<br />

particularmente relevante la siguiente frase, “Lo que sí me parece muy difícil es que<br />

aquellas gentes se reduzcan a poblado, renunciando la vida vagante a que los impele su<br />

misma profesión, y los hábitos que han contraído” (Matte Op. cit.: 58). Obviamente, la<br />

profesión aludida es su modo <strong>de</strong> subsistencia, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> lo que se <strong>de</strong>staca –<br />

nuevamente— la pesca <strong>de</strong>l congrio, a lo que se agregan dos referencias <strong>de</strong>stacables.<br />

Primero, que como en otros escritos, se indica que el pescado seco se ven<strong>de</strong> a Copiapó y<br />

Perú, pero aquí se menciona que se ven obligados a cumplir un contrato, lo que nos<br />

habla <strong>de</strong> que ya en esa época existían intermediarios para la venta, lo que siempre<br />

implica cierto grado <strong>de</strong> <strong>de</strong>svalorización <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> los productores directos, en este<br />

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