Escobar Manuel.pdf - Tesis Electrónicas Universidad de Chile
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específicamente sus i<strong>de</strong>as acerca <strong>de</strong>l término. En ambos trabajos, Wachtel hace hincapié<br />
en la variabilidad <strong>de</strong> la aculturación, preguntándose, si es que el término <strong>de</strong>signa todos<br />
los fenómenos <strong>de</strong> interacción que resultan <strong>de</strong>l contacto <strong>de</strong> dos culturas, cuáles serían<br />
esas culturas, qué fenómenos, qué contactos.<br />
Consi<strong>de</strong>ra que uno <strong>de</strong> los aspectos que generan ese tipo <strong>de</strong> dudas, es que el<br />
término nació para los estudios <strong>de</strong> la situación colonial y por lo tanto, se basaba en la<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> supremacía <strong>de</strong> la cultura europea. Pero más allá <strong>de</strong> esto, que según el autor ya se<br />
encuentra superado, el problema es que <strong>de</strong> allí se ha <strong>de</strong>sprendido otra complejidad, que<br />
es creer que la aculturación se reduce a un simple paso <strong>de</strong> la cultura indígena a la<br />
cultura occi<strong>de</strong>ntal, (in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> las valoraciones asignadas a cada cultura), lo que<br />
no es correcto pues existe también un proceso inverso, en el que la cultura indígena<br />
integra los elementos europeos sin per<strong>de</strong>r sus características <strong>de</strong> origen. Esta doble<br />
polaridad, nos dice el autor, “confirma que la aculturación no pue<strong>de</strong> reducirse a la<br />
difusión, en el espacio y en el tiempo, <strong>de</strong> unos rasgos culturales arbitrariamente<br />
aislados: se trata <strong>de</strong> un fenómeno global, que compromete a toda la sociedad” (Wachtel<br />
1985 [1974]: 136).<br />
Wachtel asume que aún no es posible salir <strong>de</strong>l dominio en el que el término ha<br />
nacido, es <strong>de</strong>cir la situación colonial, y por lo tanto hay que esperar estudios concretos<br />
para generalizarlo, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>riven los elementos para una teoría. No obstante,<br />
incluso para la limitación al campo <strong>de</strong> la situación colonial, el autor admite una extrema<br />
complejidad <strong>de</strong> los procesos y resultados, llegando incluso a <strong>de</strong>clarar que son tantos los<br />
ejemplos concretos como aculturaciones pue<strong>de</strong>n haber (Wachtel Op. cit.: 137). Lo que<br />
consi<strong>de</strong>ro un poco exagerado, y me parece se <strong>de</strong>be a su preocupación por los resultados<br />
<strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> aculturación (habla <strong>de</strong> la utilización <strong>de</strong> la coca, el caballo, la llama, la<br />
alimentación, las i<strong>de</strong>as), lo que <strong>de</strong>sdibuja el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l proceso, lo que es muy<br />
similar a la crítica que hacía Aguirre Beltrán a los investigadores estadouni<strong>de</strong>nses.<br />
Es así como Wachtel utiliza algunas categorías o distinciones para los procesos<br />
<strong>de</strong> aculturación que el trabaja. Parte distinguiendo, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su campo <strong>de</strong><br />
dominación/dominados (situación colonial), una aculturación impuesta y otra<br />
espontánea. La primera referida al control directo <strong>de</strong> una sociedad sobre otra, ya sea por<br />
la violencia u otras sanciones, y la segunda, la sociedad dominada, libre <strong>de</strong> control<br />
directo (o débilmente controlada), adopta espontáneamente algunos elementos <strong>de</strong> la<br />
sociedad dominante. Asimismo, <strong>de</strong>signa para la aculturación en sus procesos y<br />
resultados, dos polos. La integración y la asimilación. Entre los cuales también habría<br />
otros procesos intermedios, como la disyunción o el sincretismo. Aunque insiste que “la<br />
elaboración <strong>de</strong> una tipología no basta para reducir los fenómenos <strong>de</strong> aculturación”<br />
(Wachtel 1985 [1974]:145).<br />
Por su parte, Lienhard (1996) critica al concepto <strong>de</strong> aculturación, pues su punto<br />
<strong>de</strong> partida sería la existencia <strong>de</strong> un antagonismo fundamental entre culturas tradicionales<br />
y las llamadas mo<strong>de</strong>rnas. Lo que implicaría tomarlas como entida<strong>de</strong>s ontológicas, como<br />
objetos escribe, y no como conjuntos <strong>de</strong> prácticas, realizadas por sujetos que participan<br />
<strong>de</strong> un contexto socio-político <strong>de</strong>terminado. Esto reduciría los procesos culturales<br />
concretos, a dinámicas <strong>de</strong> avance <strong>de</strong> la cultura mo<strong>de</strong>rnizadora y retroceso <strong>de</strong> las<br />
tradicionales. Lo que para Lienhard es una concepción anticuada, casi “romántica”, que<br />
produce que<br />
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