Aproximación a las academias granadinas del siglo XVII
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<strong>Aproximación</strong> a <strong>las</strong> <strong>academias</strong> <strong>granadinas</strong> <strong>del</strong> <strong>siglo</strong> xvn<br />
Inmaculada Osuna*<br />
Como en otros aspectos de la reconstrucción histórica de fenómenos poéticos,<br />
el trazado de un panorama de <strong>las</strong> <strong>academias</strong> <strong>granadinas</strong> <strong>del</strong> <strong>siglo</strong> xvn<br />
tropieza con el carácter parcial y a veces impreciso de los datos conocidos.<br />
Si se parte de la definición de academia que ofrece Aurora Egido<br />
(«asociaciones periódicas, organizadas según unos estatutos creados por<br />
sus propios componentes» 1 ), la situación resulta más bien desalentadora.<br />
Poco o nada sabemos de la regularidad y organización interna de estas <strong>academias</strong><br />
<strong>granadinas</strong>; normalmente sólo es posible detectar su reconocimiento<br />
por fuentes coetáneas o por su autodenominación como academia. Tales<br />
carencias se acentúan para la primera mitad de <strong>siglo</strong>.<br />
A comienzos <strong>del</strong> xvn parece estar activa, aunque quizá por no mucho<br />
tiempo más, la academia reunida por D. Pedro de Granada 2 . El anfitrión<br />
pertenecía a una pujante familia de la nobleza granadina, pero la<br />
academia no debió de tener especial tinte aristocrático, pues los demás<br />
integrantes conocidos se sitúan en un estrato social medio, procedente<br />
<strong>del</strong> mundo universitario y eclesiástico, aunque incluyendo también al librero<br />
Pedro Rodríguez de Ardila.<br />
Varias colecciones ofrecen muestras dispersas de su actividad: en <strong>las</strong><br />
Flores de poetas ilustres de Espinosa una canción de Rodríguez de Ardila<br />
remite a la Academia (fols. 180-183); sin remisiones directas ni autorías,<br />
el ms. 861 Biblioteca Nacional de Madrid destaca tanto por los poemas recogidos<br />
de estos autores, algunos de posible origen académico, como por<br />
encabezar éstos <strong>las</strong> dos grandes secciones —poesía religiosa y poesía profana—<br />
<strong>del</strong> volumen. El testimonio más cohesionado es la colección titulada<br />
Poética silva, si bien no ofrece datos sobre el desarrollo de <strong>las</strong> reuniones,<br />
y aun su valoración como manuscrito académico deja puntos<br />
Este trabajo se inscribe en el proyecto «Poesía y ciudad: Granada, 1598-1700», objeto<br />
de una beca de la Comunidad de Madrid con participación <strong>del</strong> Fondo Social<br />
Europeo.<br />
Egido, Aurora, «Poesía de justas y <strong>academias</strong>», en Fronteras de la poesía en el barroco,<br />
Barcelona, Crítica, 1990, p. 116.<br />
Utilizo a continuación consideraciones y datos apuntados en mi edición de la Poética<br />
silva, Universidades de Córdoba y Sevilla, 2000, y ampliados en Poesía y Academia<br />
en Granada en torno a 1600: La Poética silva, Universidades de Sevilla y Granada,<br />
2003.<br />
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1402 Inmaculada Osuna<br />
oscuros. El orden de los poemas y <strong>las</strong> autorías señaladas apuntan hacia esta<br />
Academia; también se aprecian procedimientos propios de prácticas académicas:<br />
integración de poemas de distintos autores en un diseño temático<br />
conjunto, intervenciones parale<strong>las</strong> sobre un asunto a modo de justa, semejanzas<br />
temáticas y genéricas en poemas de varios autores de ese<br />
entorno... A ello se suman <strong>las</strong> alusiones de algunos poemas a un receptor<br />
colectivo o a la escritura como acto de obediencia o fruto de encargo; como<br />
indicio menos concluyente, dos textos reflejan relaciones amistosas entre<br />
estos poetas. Además, aparecen dos sonetos anónimos «A la Academia»,<br />
sin especificar —pero dando por sobrentendido— el referente.<br />
Aun así, en la colección no puede verse un corpas totalitario y homogéneo<br />
de la actividad académica. Tanto por los poemas como por los<br />
autores, podría decirse que ni están todos los que son ni son todos los que<br />
están. Aunque la abultada anonimia puede ocultar autorías ya indicadas<br />
en otros poemas, así como otras desconocidas, cabe al menos señalar la<br />
ausencia de Diego de Rojas, tenido por integrante de la Academia en la<br />
nómina coetánea que constituye su testimonio más explícito 3 . Además,<br />
hay poemas cuya autoría sale <strong>del</strong> entorno granadino: una canción <strong>del</strong><br />
Conde de Salinas y varios textos que otras fuentes permiten atribuir, con<br />
distinta fiabilidad, a Lope, Góngora, Lupercio Leonardo de Argensola y<br />
el predicador Francisco de Castroverde. Aunque es de suponer que estos<br />
poemas no fueran escritos para la academia, no debe descartarse que fueran<br />
leídos en ella, quizá por sus autores, ya que de todos, salvo el Conde<br />
de Salinas (y aun en éste no sería inverosímil), consta que tuvieron contacto<br />
con alguno o con varios de sus miembros.<br />
En cuanto a los poemas, resulta cuando menos extraño, en ese supuesto<br />
contexto académico, que el «Romance de Granada» que cierra la<br />
colección elogie cálidamente a sus alcaides al referirse a la Alhambra y<br />
no haga lo mismo, en situación análoga, con los <strong>del</strong> Generalife, cuando<br />
su alcaidía estaba vinculada a la familia de D. Pedro de Granada. Además,<br />
hay ausencias inesperadas como la de la canción de Rodríguez de Ardua<br />
recogida por Espinosa, de filiación académica explícita, rasgos temáticos<br />
y estilísticos idénticos a los de otras canciones religiosas <strong>del</strong> manuscrito<br />
y datación aproximada aparentemente compatible con la posible fecha de<br />
conformación de la colección. La ausencia de <strong>las</strong> paradojas burlescas de<br />
Juan de Arjona y Rodríguez de Ardua o de algunos romances de este último,<br />
en cambio, quizá sea explicable por la propuesta de poesía culta y<br />
selecta, alejada de <strong>las</strong> tendencias más popularizantes y los registros más<br />
Gan Giménez, Pedro, «Una nómina de granadinos de antaño», en Estudios sobre<br />
Literatura y Arte dedicados al profesor Emilio Orozco Díaz, Granada, Universidad,<br />
1979, vol. II, pp. 41-42.<br />
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bajos, que se desprende de la Poética silva. Todo ello hace de la colección<br />
un testimonio sin duda valioso, pero parcial, o selectivo, de la actividad<br />
académica.<br />
Poco más se sabe de otras <strong>academias</strong> en la primera mitad <strong>del</strong> <strong>siglo</strong><br />
<strong>XVII</strong>. En el prólogo a la obra postuma de Gonzalo de Saavedra, Los pastores<br />
<strong>del</strong> Betis (Trani, 1633), su hijo afirma que «eran los introducidos<br />
debajo destos despojos pastoriles sujetos nobles, y que los más se juntaban<br />
en una insigne Academia que el año 603 y 604 se estableció en<br />
Granada, frecuentada de acrisolados ingenios» (h. 9). Aunque por <strong>las</strong> fechas<br />
se ha relacionado ésta con la academia de D. Pedro de Granada, ni<br />
los poemas ni los pseudónimos pastoriles confirman tal hipótesis, y bien<br />
podría tratarse de una academia desconocida.<br />
Pedro Soto de Rojas proporciona otras dos referencias. Su soneto «A<br />
los académicos de Granada» debe de ser anterior a 1627 por hallarse en<br />
el Cancionero Antequerano. Y, como señala Lara Garrido, la interpelación<br />
a los académicos como zagales enamorados no parece adecuarse a<br />
los poetas reunidos por D. Pedro de Granada, de una generación anterior<br />
4 . En principio, la cercanía de los inicios de <strong>siglo</strong>, la ambientación<br />
pastoril y <strong>las</strong> alusiones a cierta relevancia social y a asuntos amorosos<br />
permiten la hipótesis de una posible identificación con la academia recreada<br />
en Los pastores <strong>del</strong> Betis. Hay que conceder, sin embargo, que<br />
esto obligaría a a<strong>del</strong>antar sensiblemente la actividad poética de Soto de<br />
Rojas, que sólo tiene poemas datables a partir de 1608, y que por 1604<br />
sólo contaba con veinte años.<br />
Con mayor precisión, adscribe a una academia celebrada en Granada,<br />
en casa de Sebastián López Hierro, un discurso publicado en 1652 con el<br />
Paraíso cerrado para muchos... 5 . Sin embargo, no indica su fecha ni si<br />
fue academia de ocasión. Menciona como asistentes a Diego Carrillo de<br />
Mendoza, Pedro de Mendoza, Felipe Matienzo «y otros muchos, muy nobles<br />
y muy lucidos Ingenios». Cierto es que Soto de Rojas alude a <strong>las</strong> dotes<br />
intelectuales de éstos. En efecto, Diego Carrillo de Mendoza parece<br />
haber participado <strong>del</strong> mundo literario granadino, y, de hecho, aporta poemas<br />
en dos eventos de resonancia ciudadana: los desagravios a la Virgen<br />
en 1640 6 y <strong>las</strong> exequias de Isabel de Borbón en 1644 7 ; también Felipe<br />
4 Ed. Cancionero Antequerano, vol. I, Diputación Provincial de Málaga, 1988, pp. 118<br />
y 303.<br />
5 Egido, Aurora, ed., Madrid, Cátedra, 1981, p. 144.<br />
6 Paracuellos, Luis de, Triunfales celebraciones que... consagró... Granada a honor de la<br />
Pureza Virginal de María Santísima en sus desagravios, Granada, 1640, fols. 112v-113.<br />
7 Sánchez de Espejo, Andrés, Relación historial de <strong>las</strong> exequias, túmulos y pompa funeral...<br />
de... Isabel de Borbón, Granada, 1645, h. 4v y fols. 57v-58.<br />
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Matienzo tiene dos poemas en el volumen de 1640 8 ; además, para valorar<br />
<strong>las</strong> relaciones <strong>del</strong> madrileño Sebastián López Hierro con los poetas<br />
granadinos debe recordarse que a él dedica Cubillo de Aragón El enano<br />
de <strong>las</strong> Musas (Madrid, 1654). En todo caso, no pasa inadvertido cómo<br />
Soto de Rojas, más bien genérico al aludir a méritos literarios, insiste en<br />
el lustre social de los asistentes que nombra, destacando sus hábitos de<br />
órdenes militares. Pese a lo que de tópico elogio pueda haber en sus palabras<br />
y lo que el<strong>las</strong> puedan encubrir (quizá los «otros muchos, muy nobles<br />
y muy lucidos Ingenios» eran, como el mismo Soto, de rango social<br />
menos destacable), se ve una valoración <strong>del</strong> componente aristocrático que<br />
en cierta medida se confirma en <strong>academias</strong> posteriores, y que, en cambio,<br />
en la de D. Pedro de Granada no parece haber sido muy relevante. También<br />
es significativo que dos de los asistentes mencionados (al igual que Soto)<br />
hayan frecuentado <strong>academias</strong> de la Corte, hecho que el autor subraya con<br />
Diego de Mendoza 9 ; como en otras facetas de la vida social, a estas alturas<br />
<strong>del</strong> desarrollo <strong>del</strong> fenómeno académico, la Corte (y no el originario y<br />
un tanto lejano mo<strong>del</strong>o italiano) parece ser el referente inmediato.<br />
De otras <strong>academias</strong> que posiblemente se celebraron hacia estos años<br />
no se tienen datos precisos. Ni siquiera puede confirmarse la probable<br />
ubicación granadina para un par de poemas con indicación de procedencia<br />
académica de José de Cobaleda, vecino de Loja 10 , o para una introducción<br />
de academia en verso que Francisco de Trillo y Figueroa publica<br />
en 1652 en sus Poesías varias 11 .<br />
En la segunda mitad de <strong>siglo</strong> se verifica también en Granada lo que<br />
puede interpretarse como un generalizado cambio de actitud en la difusión<br />
de <strong>las</strong> celebraciones académicas. Si hasta mediados <strong>del</strong> xvn <strong>las</strong> <strong>academias</strong><br />
parecen desentenderse de la publicación de sus sesiones, confiando,<br />
como mucho, su fijación escrita al restringido cauce manuscrito, en<br />
los años 50 afloran sus posibilidades editoriales con un tipo de impreso<br />
que se dedica en exclusiva a la sesión académica, y reproduce, siquiera<br />
convencionalmente, su estructura 12 . En esta aceptación como costumbre<br />
8 Paracuellos, Luis de, op. cit. (nota 5), h. 7 y fol. 115v.<br />
9 Para la presencia de Soto en <strong>academias</strong> madrileñas hacia 1612 véase Sánchez, José,<br />
Academias literarias <strong>del</strong> Siglo de Oro español, Madrid, Gredos, 1961, pp. 100 y ss. Sobre<br />
Sebastián López Hierro véase Álvarez de Baena, José Antonio, Hijos de Madrid ilustres<br />
en santidad, ciencias, armas y artes, ed. facs., Madrid, At<strong>las</strong>, 1973, vol. IV, pp. 322-323.<br />
10 Se trata de un romance sobre un episodio de la vida de San Juan de Dios (ms. 4126<br />
Biblioteca Nacional de Madrid, fols. 150-152v) y una canción sobre Andrómeda (ibídem,<br />
fols. 33-34v, publicada en Serrano Castilla, Francisco, «Canciones de José de Cobaleda<br />
y Aguilar, poeta inédito <strong>del</strong> barroco español», Archivum, XXXTV (1984), pp. 305-307).<br />
11 Obras, Gallego Morell, Antonio, ed., Granada, Universidad, 1951, pp. 151-152.<br />
12 Puede ser orientativo Simón Díaz, José y Calvo Ramos, Luciana, Siglos de Oro. índice<br />
de justas poéticas, Madrid, CSIC, 1962; Soledad Carrasco Urgoiti observa esta<br />
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editorial destacan <strong>las</strong> <strong>academias</strong> de ocasión, y en tal contexto debe considerarse<br />
el valor <strong>del</strong> impreso (de su capacidad de fijación y pervivencia<br />
y su carácter público) como agasajo y amplificación <strong>del</strong> elogio. Sin embargo,<br />
algunos impresos no parecen recoger <strong>academias</strong> de ocasión, lo cual<br />
hace pensar en el sentido de autoafianzamiento social que la celebración<br />
académica pudo tener por sí misma, con independencia de su asunto.<br />
Para Granada se cuenta con ocho <strong>academias</strong> impresas 13 , y todas presentan<br />
una estructura de sesión al parecer bastante estereotipada.<br />
Excluyendo textos que podrían considerarse periféricos (preliminares y<br />
poemas añadidos a la sesión, por intervención espontánea en algún asunto<br />
o en elogio a la academia, quizá ya para su publicación), se extrae, con<br />
ligeras variantes, el siguiente guión básico: una introducción <strong>del</strong> presidente,<br />
en verso y con partes musicadas al inicio, en el interior y al final;<br />
una intervención <strong>del</strong> secretario en prosa; luego, alternando con el vejamen,<br />
si lo hay, los poemas de la academia, seguido cada uno de unos versos<br />
<strong>del</strong> secretario de tono festivo; a veces se inserta en la serie de asuntos<br />
una o dos composiciones musicadas, dando lugar a dos o tres bloques<br />
de intervenciones separados por la música, que podría estar marcando un<br />
intermedio; por último, algún cierre laudatorio, casi siempre en verso, precedido<br />
<strong>del</strong> vejamen en algún caso en que no lo ha habido en el interior;<br />
con frecuencia otra composición con música concluye la sesión.<br />
La introducción <strong>del</strong> presidente asume la convocatoria de los ingenios<br />
de la Academia. En ocasiones incluye una ficción alegórica, aunque sin<br />
ausencia de impresos anteriores a 1650 y añade alguno más en «Notas sobre el vejamen<br />
de academia en la segunda mitad <strong>del</strong> <strong>siglo</strong> xvn», Revista Hispánica Moderna,<br />
XXXI (1965), pp. 97-111.<br />
13 Academia que se celebró en... Granada... al nacimiento <strong>del</strong> príncipe don Carlos,<br />
Granada, 1661; Espejo poético en que se miran <strong>las</strong> heroicas hazañas y gloriosas Vitorias<br />
ejecutadas y conseguidas por... don Francisco Fernández de la Cueva, Duque de<br />
Alburquerque, Granada, 1662; Cervantes y Ervías, Nicolás de, Descripción de <strong>las</strong> fiestas<br />
que a... la Concepción de Nuestra Señora consagró el Real Convento de San<br />
Francisco de Granada... Y Academia que coronó <strong>las</strong> solemnidades, Granada, 1662;<br />
Festiva academia, celebridad poética..., Granada, 1664; Justa poética, lid de ingenios<br />
y celebrada academia en la Real Fábrica de Tabaco, Granada, 1674; Festiva Academia,<br />
celebrada en la real fortaleza <strong>del</strong> Alhambra, Granada, 1681; Plausible Academia, que<br />
se celebró en Granada, en casa de D. Antonio Montalvo de Fonseca, en demonstración<br />
festiva de sus desposorios con la señora D. Juana de los Ríos y Guzmán, [1684];<br />
Académico obsequio, celebrado en casas <strong>del</strong> señor D. Alonso Verdugo de Albornoz...<br />
A <strong>las</strong> felicísimas bodas <strong>del</strong> señor D. Pedro Verdugo de Albornoz y Ursúa... con la señora<br />
D. Isabel María de Castilla Lasso de Castilla, [1685]. Algunas observaciones sobre<br />
<strong>las</strong> Academias de 1661 y 1664 pueden verse en Rodríguez Sánchez de León, M. a<br />
José, «La academia literaria como fiesta barroca en tres ejemplos andaluces (1661,1664<br />
y 1672)», en Huerta Calvo, Javier; Boer, Harm den y Sierra Martínez, Fermín, eds., El<br />
teatro español a fines <strong>del</strong> <strong>siglo</strong> xvn. Historia, cultura y teatro en la España de Carlos<br />
II, Amsterdam/Atlanta, Rodopi, 1989, vol. III, pp. 915-926.<br />
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la relativa complejidad imaginativa ni la vivacidad lingüística de los vejámenes.<br />
Así, en un sencillo hilo narrativo, la soledad <strong>del</strong> aposento, un paseo<br />
o el despertar <strong>del</strong> sueño permiten una visión sobrenatural, con frecuencia<br />
junto a una fuente o en un paraje natural. Aparecen ninfas o musas<br />
y, por supuesto, Apolo; a veces, alguna otra figura ligada al tema de la<br />
Academia, como Himeneo en una de asunto nupcial, o Hércules en la dedicada<br />
al Duque de Alburquerque, por su relación con los míticos orígenes<br />
de España y con los linajes que han ido entroncándose hasta llegar al<br />
homenajeado. En la Academia sobre la Inmaculada Concepción <strong>las</strong> visiones<br />
<strong>del</strong> parnaso pagano se sustituyen por motivos cristianos; así, la llamada<br />
«Idea» <strong>del</strong> Presidente, arrebatada por San Francisco en forma de serafín,<br />
ve en el empíreo a la Virgen según la iconografía concepcionista.<br />
Desde el punto de vista de la ficcionalización, suele ser más elaborada<br />
la intervención <strong>del</strong> secretario, que salvo raras excepciones dota de un<br />
marco unitario la presentación de asuntos o poetas. De nuevo <strong>las</strong> escenas<br />
sobrenaturales son ingrediente habitual, aunque ya con tono desenfadado.<br />
En la academia de tema concepcionista, el secretario ensaya la<br />
sesión en el cuarto cielo ante Apolo y poetas antiguos y modernos. En la<br />
de 1681 presencia en sueños el diálogo entre el Placer y el Tiempo; el<br />
Placer va mostrando en un arca de mundi novi, o títeres, los tipos satíricos<br />
propuestos en los asuntos, y el Tiempo inspira los vejámenes a los<br />
poetas. En la academia de 1684 el secretario es sorprendido en una cueva<br />
por los dioses paganos, reunidos allí para <strong>las</strong> bodas de Tetis y Peleo;<br />
tras decretar los dioses la dedicación de la academia al festejo, la cueva<br />
de Peleo se convierte en el palacio <strong>del</strong> novio, y cada dios en uno de los<br />
poetas. En la academia de 1685 los ingenios granadinos se transforman<br />
en pastores de la Arcadia tras beber de una fuente. Sólo la de 1661 presenta<br />
un marco sin componentes fantásticos: atraída por la noticia de la<br />
academia, una plebeya multitud se congrega en casa <strong>del</strong> presidente; con<br />
él está un caballero venido de Madrid para elegir al cronista <strong>del</strong> nuevo<br />
príncipe, y distintos personajes <strong>del</strong> vulgo se ofrecen a informarle de los<br />
caballeros granadinos, haciendo con ello el vejamen de los poetas.<br />
El vejamen debió de sentirse como forma obligada. No lo hay en la<br />
academia dedicada al Duque de Alburquerque, pero el secretario cree necesario<br />
justificar su supresión. Con variantes estructurales y de procedimiento,<br />
se halla en todas <strong>las</strong> demás. La celebrada en 1674 es una excepción<br />
en este panorama granadino: su vejamen aparece tras la serie de<br />
poemas, a cargo <strong>del</strong> fiscal. En <strong>las</strong> otras seis <strong>academias</strong> no hay fiscal. Ya<br />
señaló Carrasco Urgoiti la rotación que se establece en la de 1664 14 : el<br />
14 Carrasco Urgoiti, Soledad, «La oralidad <strong>del</strong> vejamen de Academia», Edad de Oro,<br />
VII (1988), p. 54.<br />
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secretario hace el primer vejamen, y a partir de ahí cada poeta se lo da<br />
al siguiente; igual sistema se halla en <strong>las</strong> <strong>academias</strong> de 1681 y 1684 (en<br />
la primera, la condición femenina <strong>del</strong> último participante hace que, en<br />
vez de vejamen, reciba un elogio). En los otros tres casos el secretario<br />
asume íntegramente el vejamen, remitiendo de algún modo a la ficciónmarco<br />
de la introducción.<br />
Estas <strong>academias</strong> impresas plantean la cuestión de su posible relación<br />
con <strong>academias</strong> periódicas. La parquedad de testimonios manuscritos explícitos<br />
dificulta la indagación. Con todo, pueden tenerse en cuenta los<br />
dos últimos aspectos que abordaré sobre estos impresos: su orientación<br />
temática y los participantes.<br />
Entre estas ocho <strong>academias</strong> <strong>las</strong> hay tanto de tema unitario como de<br />
tema vario, y ello a veces con independencia de los motivos que celebran.<br />
En cuatro de el<strong>las</strong> los asuntos, serios y burlescos, se ciñen a un<br />
evento especial. Tres son hechos de alcance nacional —el nacimiento<br />
de Carlos II, el regreso a España <strong>del</strong> Duque de Alburquerque tras su<br />
Virreinato en México y un breve papal en apoyo de la fiesta de la<br />
Inmaculada Concepción—. En la primera se atisba un matiz político análogo<br />
al de <strong>las</strong> celebraciones ciudadanas por vicisitudes varias de la familia<br />
real, con la particularidad de tratarse aquí de una iniciativa privada,<br />
espontánea, aunque quizá no exenta de algún interés personal. En la<br />
segunda la relación con el contexto académico es evidente, dada la vinculación<br />
familiar entre el Duque, posiblemente no presente, y el anfitrión<br />
de la academia, sin duda enaltecido con tan preclaro parentesco.<br />
La tercera, la única de tema religioso, se integra en el programa festivo<br />
promovido por el Convento de San Francisco; ocupa aquí el lugar que<br />
solía tener en la fiesta religiosa la justa poética, y su celebración en la<br />
misma iglesia quizá le confirió un especial alcance público. Por último,<br />
la celebrada en 1685 remite a un acontecimiento local: el enlace que une<br />
a dos destacadas familias, la <strong>del</strong> Conde de Torrepalma y la de los señores<br />
de Gor, cuya significación en <strong>las</strong> letras <strong>granadinas</strong> se adentra en<br />
el <strong>siglo</strong> xvm 15 .<br />
En <strong>las</strong> otras cuatro <strong>academias</strong> hay un despliegue temático variado,<br />
aunque con exclusión de lo religioso, lo cual <strong>las</strong> asemeja a lo que podrían<br />
haber sido sesiones periódicas. La celebrada en 1681 tiene el referente<br />
circunstancial <strong>del</strong> Carnaval pero éste no parece intrínsecamente<br />
asociable a una academia de ocasión; es la más homogénea de este grupo,<br />
pues su aparente variedad tiene en común la sátira de tipos. Más es-<br />
15 Véase Marín, Nicolás, Poesía y poetas <strong>del</strong> setecientos. Torrepalma y la Academia<br />
<strong>del</strong> Trípode, Granada, Universidad, 1971.<br />
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clarecedoras son <strong>las</strong> <strong>academias</strong> de 1664 y 1684. En la primera la dedicatoria<br />
revela que quiso agasajarse a dos invitados <strong>del</strong> anfitrión, pero<br />
éstos ni participan ni parecen condicionar la selección de asuntos, que<br />
apenas toca lo histórico-clásico y abunda en lo amoroso o galante y lo<br />
satírico y burlesco. En la de 1684 queda clara —por la dedicatoria— la<br />
imbricación entre academia de ocasión y academia ordinaria: «Dedico<br />
a V. M. esta celebridad poética que los canoros cisnes granadinos tenían<br />
no sólo destinada, sino dispuesta ya para su propia diversión, y el señor<br />
D. Martín Alfonso de la Cueva y Benavides solicitó cortesano se<br />
consagrase a los festivos desposorios» (fol. 2); resulta de ello una sesión<br />
con asuntos sobre el cerco de Viena, un suceso local, varios motivos<br />
clásicos y sólo dos sobre la boda, junto a los habituales temas amorosos,<br />
galantes y burlescos.<br />
En los veinticinco años que abarcan estas <strong>academias</strong> impresas se<br />
ven implicados casi un centenar de nombres, de los cuales unos ochenta<br />
y cinco pertenecen a los autores que intervienen en la sesión académica.<br />
Con sólo una excepción, los participantes de la celebrada en<br />
1674 no aparecen en ninguna otra academia impresa; esto, unido a <strong>las</strong><br />
diferencias estructurales con respecto a <strong>las</strong> sesiones de <strong>las</strong> otras <strong>academias</strong>,<br />
sugiere un funcionamiento independiente, si es que no fue un<br />
hecho aislado. Por el contrario, <strong>las</strong> otras siete, sin llegar a una coincidencia<br />
total, muestran relevantes recurrencias. Extrayendo los nombres<br />
que aparecen en más de una academia se definen dos grupos de unas<br />
veinte personas, uno para el período de 1661-1664, y otro para el de<br />
1681-1685, salvo tres o cuatro autores presentes en ambos; unos cinco<br />
o seis nombres están en todas <strong>las</strong> <strong>academias</strong> de un período o de<br />
otro. Una somera indagación sobre su extracción social confirma la presencia<br />
de miembros de familias destacadas en el plano local; en uno u<br />
otro grupo se encuentran varios participantes con hábito de órdenes militares,<br />
veinticuatrías o señoríos; no son, desde luego, todos, pero tampoco<br />
se trata de una figura aislada, a modo de mecenas. A esto se añade<br />
el posible peso de importantes instituciones ciudadanas (Universidad,<br />
Cnancillería, Inquisición...). Por otra parte, la celebración de <strong>las</strong> <strong>academias</strong><br />
en casas distintas, con presidentes y secretarios casi siempre<br />
distintos, desdibuja una hipotética continuidad, pero se sabe de <strong>academias</strong><br />
cuyos cargos eran rotativos. La posibilidad de un fenómeno académico<br />
estable queda sugerida por la aprobación <strong>del</strong> impreso de 1684,<br />
firmada por un frecuentador de estos eventos, que declara no haber dudado<br />
nunca «que esta obra fuese de altura menos eminente, teniendo<br />
el fundamento de tan repetidas antecedentes experiencias» (h. 3). Justo<br />
en esa academia interviene el talaverano Vicente Díaz de Montoya, de<br />
quien se conserva una jocosa «Petición... pretendiendo ser admitido en<br />
AISO. Actas VI (2002). Inmaculada OSUNA. <strong>Aproximación</strong> a <strong>las</strong> <strong>academias</strong> <strong>granadinas</strong>...
<strong>Aproximación</strong> a <strong>las</strong> <strong>academias</strong> <strong>granadinas</strong> 1409<br />
una asamblea de ilustres poetas que se celebraba en la Alhambra de<br />
Granada, cuya junta se llamaba el Palomar» 16 . Sin embargo, no se tienen<br />
más datos que aclaren <strong>las</strong> relaciones de al menos <strong>las</strong> <strong>academias</strong><br />
impresas de los años 80 con esa posible formación estable.<br />
Con todo, el presente panorama, que esperamos vaya siendo completado<br />
y precisado en futuras investigaciones, advierte sobre la vigencia<br />
y una relativa continuidad <strong>del</strong> fenómeno académico en Granada, que<br />
enlazará con <strong>las</strong> manifestaciones de la centuria siguiente.<br />
16 Ms. 93-V1-12, Biblioteca Fundación Bartolomé March, fol. 203.<br />
AISO. Actas VI (2002). Inmaculada OSUNA. <strong>Aproximación</strong> a <strong>las</strong> <strong>academias</strong> <strong>granadinas</strong>...