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36 LA VANGUARDIA CULTURA VIERNES, 14 FEBRERO 2014<br />

El Liceu aplaude la sensual ‘Bella Durmiente’ de los Ballets de Monte-Carlo<br />

Bella ysugerente<br />

ESCENARIOS<br />

Maricel Chavarría<br />

Barcelona<br />

CRÍTICA DE MÚSICA CLÁSICA<br />

Música en estado puro<br />

Ibercamera<br />

Intérpretes: Orquesta del Teatro<br />

Mariinski. Ignasi Cambra, piano<br />

Director: Valeri Guérguiyev<br />

Lugar yfecha: L'Auditori (11/II/2014)<br />

JORGE DE PERSIA<br />

La música es una expresión que vive en<br />

el momento, si bien sus imágenes pueden<br />

permanecer en la mente. Ello hace<br />

que dos interpretaciones de una misma<br />

obra por un mismo intérprete, puedan<br />

presentar diferencias. Yeste concierto<br />

del maestro Guérguiyev, no por escuchado<br />

más de una vez, ha dejado de ser<br />

ejemplar. Por un lado porque ha puesto<br />

en evidencia el riesgo del músico en la<br />

escena, como el equilibrista del circo<br />

sin red de protección; ypor otro porque<br />

ha hecho evidente el compromiso<br />

ylasensibilidad de los músicos. Vamos<br />

El mundo onírico del primer acto atrapa sobre todo alos niños<br />

Chaikovski suena enlatado<br />

en ‘La Belle’ de Maillot,<br />

la Simfònica del Liceu<br />

está ocupada en ópera y<br />

conciertos sinfónicos<br />

Ahora que cualquier atisbo de rivalidad<br />

entre el Liceu yelReal tiende a<br />

disiparse –la presencia de Matabosch<br />

en Madrid acentuará la colaboración<br />

entre ambos teatros–, podría suceder<br />

que la contienda se desplazara hacia<br />

otro polo dentro del mismo Gran Teatre,<br />

esto es, entre la audiencia amante<br />

de la ópera alaque poco le importa<br />

“eso del ballet”, yquienes ya no saben<br />

aqué defensor del espectador acudir para<br />

que la danza esté dignamente representada<br />

en la programación del Liceu.<br />

La sequía de dos ballets por temporada<br />

conlleva riesgo de deshidratación.<br />

Ya en la fatídica 2011-2012, un<br />

anuncio deERE temporal nos privó<br />

del Faust de Les Ballets de Monte-Carlo,<br />

yaún así la programación dancística<br />

no quedaba tan diezmada como la<br />

de la actual temporada ni la de la que<br />

se avecina. “Mantenemos elnúmero<br />

de ballets para la 2014-15, seguirán<br />

siendo dos”, comentaba satisfecho el<br />

director general del Liceu, Roger<br />

Guasch. Ya ven qué gran número. Con<br />

la crisis –anoche hubo protesta de los<br />

trabajadores alaentrada del teatro–,<br />

la danza sólo puede existir si cuenta<br />

con patrocinador, yeneste sentido,<br />

ahí está la inestimable ayuda de Loewe.<br />

Pero además la sala debe estar llena,<br />

de acuerdo. Pues el público responde:<br />

el aforo de las cuatro funciones de<br />

este fin desemana para La Belle de<br />

Les Ballets de Monte-Carlo está ya<br />

cien por cien vendido.<br />

Basta ya de lamentos, vayamos ala<br />

parte positiva. Los de Monte-Carlo, capitaneados<br />

por ese torrencial coreógrafo<br />

que es Jean-Christophe Maillot, aterrizaron<br />

anoche por fin en el Liceu. La<br />

última vez que lo hicieron “lo quemamos”,<br />

bromeaba Maillot, pues poco después<br />

se produjoelincendio del 94. Anoche,<br />

efectivamente, saltaron chispas –figuradamente<br />

hablando– con la eléctrica<br />

interpretación que hace la compañía<br />

monegasca del cuento de Charles Perrault<br />

La Bella Durmiente del bosque.<br />

La malanoticia es que no había orquesta,<br />

la música de Chaikovski que Maillot<br />

combina con su Romeo yJulieta. Obertura<br />

y Fantasía, sonó enlatada. La<br />

Simfònica del Liceu no podía dedicarle<br />

ensayos al ballet porque estaba ocupada<br />

con La sonnambula ycon el ciclo Palau<br />

que tiene el fin de semana con Sarah<br />

Connolly.<br />

Pero con la sed de ballet que pasa el<br />

público liceísta, ya pueden figurarse las<br />

muestras de entusiasmo y agradecimiento.<br />

Fueron casi cinco minutos de<br />

ÀLEX GARCIA<br />

aplausos para este ballet que ganó el<br />

premio Nijinski en 2001 ysehaconvertido<br />

en tarjeta de presentación de los<br />

monegascos. Maillot recupera el simbolismo<br />

del cuento original de Perrault y<br />

aparca la inocencia de la coreografía de<br />

Petipa. Crea personajes adultos, sensuales,<br />

deseosos, ansiosos, violentos incluso.<br />

Ypone asuservicio su paleta neoclásica,<br />

con escenografía de Ernest<br />

Pignon-Ernest yvestuario rutilante de<br />

Philippe Guillotel. Candor ysexo, belleza<br />

ytormento.<br />

No pudimos ver, eso sí, alaespectacular<br />

Bernice Coppieters, que en esta<br />

Belle fue otrora una irrepetible protagonista<br />

yahora daba vida al hada del<br />

mal. Una fractura en la mano obligó a<br />

sustituirla. Stephan Bourgond, magnífico,<br />

asume así el papel de Reina Madre<br />

ytambién ese de Carabosse. La hawaiana<br />

Noelani Pantastico está muy<br />

expresiva como la dulce Belle.c<br />

por partes: la presentación del joven<br />

pianista catalánIgnasi Cambra ha dejado<br />

una estela de simpatía ydebuen hacer.<br />

Ignasi es un chico (Barcelona,<br />

1989) que aún sigue sus estudios (que<br />

comenzó aquí con Mª Lluïsa Alegre y<br />

Albert Atenelle) en los Estados Unidos.<br />

YsuMozart crece en musicalidad (en<br />

esta ocasión el Concierto n.º 21), es elocuente,<br />

brillante, ysigue normas yformas<br />

de la vieja gran escuela pianística<br />

en la expresión; es más, disfruta, parece<br />

muy feliz haciendo música, aun con<br />

el riesgo que supone. Ante los aplausos<br />

no dudó con las propinas generosas,<br />

que podían haber continuado si el concertino<br />

–creo que impertinente– no hubiera<br />

decidido salir con la orquesta de<br />

escena.Laorquesta acompañó con sensibilidad;<br />

Guérguiyev profundiza las retracciones<br />

del sonido, los contrastes;<br />

aunque de tantodisfrutar dejó de atender,<br />

yun fallo al final de la cadencia<br />

conclusiva –que resolvió con profesionalidad–<br />

pudo ser trágico. Quien quiera<br />

seguir disfrutando con el Ignasi más<br />

cercano, tienen ocasión este domingo<br />

en la Pedrera.<br />

El mundo del Mariinksi ciertamente<br />

no esMozart, sino el gran sinfonismo, y<br />

salieron alaarena adisfrutar con Mahler.<br />

No me pareció feliz el comienzo de<br />

la 5.ª Sinfonía,oquizá demasiado feliz,<br />

ya que laorquesta mostró un sonido<br />

Hollywood, sinprofundizar en las tensiones<br />

de la marcha fúnebre. Cierto es<br />

que Mahler da una de cal yotra de arena<br />

introduciendo siempre contrastes<br />

entre la tensión ylaamable distensión,<br />

pero este dramatismo inicial, o más<br />

bien cierto mirar hacia abajo, es necesario.<br />

Yellenguaje sabiamente organizado<br />

por Guérguiyev ycon excelente respuesta<br />

(chelos, trompa solista) comenzó<br />

amostrar toda su profundidad en la<br />

elocuencia del contrapunto. Se oía con<br />

claridad la estructura de la partitura y<br />

Guérguiyev puso en evidencia la extraordinaria<br />

arquitectura sonora de la<br />

obra apartir del 2.º movimiento. Buen<br />

trabajo de contrabajos en el Adagietto y<br />

un final de gran intensidad.c<br />

Sergi<br />

Pàmies<br />

El universo<br />

Luna<br />

Los cambios en La Vanguardia<br />

han multiplicado las oportunidades<br />

de leer los artículos de<br />

Joaquín Luna ydeacceder a<br />

su columnismo de proximidad. En las últimas<br />

décadas, el progreso en la liberación<br />

laboral, social ysexual de la mujer<br />

ha propiciado una espectacular revolución<br />

en la jerarquía de las opiniones. El<br />

cine, el periodismo ylapolítica han asumido<br />

yamplificado la aportación de puntos<br />

de vista femeninos que han transformado<br />

el mundo. Un daño colateral de este<br />

reajuste:popularizar un repertorio caricaturesco<br />

que pasa por la tapa del lavabo<br />

salpicada, la incapacidad de hacer<br />

dos cosas alavez yotras chorradas antimachistas<br />

amparadas por las convenciones<br />

de una guerra de sexos felizmente<br />

incruenta. La igualdad de oportunidades<br />

ylos cambios estructurales en los roles<br />

de familia ypareja han evolucionado<br />

através de la realidad ylaficción. Los<br />

ejemplos de miradas de mujer encarnados<br />

por personajes de telenovela enfáticamente<br />

promiscuos, por tragedias teatrales<br />

con apologías de la histeria, por el<br />

ejemplo monumental de mujeres con talento<br />

onovelas que exaltan el sado-costumbrismo,<br />

las madames Bovary lowcost<br />

ylas neo-Colometes de realismo<br />

menstrual se han incorporado al paisaje<br />

socio-cultural con naturalidad. En este<br />

contexto, las columnas de Luna ofrecen<br />

una visión alternativa: la de un hombre<br />

viajado, ajeno aservidumbres familiares,<br />

con una curiosidad depredadora y<br />

unavida social melancólicamente solitaria(amedio<br />

camino entre los personajes<br />

de las películas de Betriu y La dama yel<br />

vagabundo) y,almismo tiempo, rica en<br />

oportunidades de auditar las imposturas<br />

entre hombres ymujeres yconstatar<br />

Luna cultiva temas que,<br />

en la anatomía de un<br />

periódico, podríamos situar<br />

de cintura para abajo<br />

que, en cuestiones sentimentales, la perplejidad<br />

está repartida. Lejos de la autocomplacencia<br />

propia de los peores monólogos<br />

de El club de la comedia yajeno<br />

alafácil acusación de misoginia, Luna<br />

propone reflexiones sobre una parte de<br />

la realidad masculina abandonada por la<br />

opinión publicada. Con ironía yelegancia,<br />

pone la lupa sobre las contradicciones<br />

de la autosuficiencia adulta ylas paradojas<br />

de las relaciones. En sus artículos<br />

son más relevantes las trampas del<br />

apareamiento por internet, que conecta<br />

con la ilusión ylaangustia de mucha gente,<br />

que la política olaeconomía. Cultiva<br />

ingredientes temáticos que, en la anatomía<br />

de un periódico, podríamos situar<br />

de cintura para abajo. Para La Vanguardia,<br />

que atiende profusa ycualitativamente<br />

las grandes cuestiones de la actualidad,<br />

las columnas de Luna son un oasis.<br />

Un chiringuito con señores fumadores<br />

ybebedores, amantes de chismes gremiales<br />

yherederos de una educación<br />

sentimental muy barcelonesa (que abarca<br />

desde la era preolímpica hasta la pre-<br />

Viagra) amenazada por decadencias varias.<br />

Unos señores que, cuando pasa una<br />

mujer objetivamente hermosa, aún tienen<br />

el detalle de interrumpir su conversación<br />

ycelebrarla con un aplauso proporcional<br />

asubelleza.

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