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Venezuela - Juventud Rebelde

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ddt@jrebelde.cip.cu<br />

www.dedete.cubaweb.cu<br />

MI ÁRBOL<br />

por JORGE FERNÁNDEZ ERA<br />

DIEZ años después de graduarme de Licenciado<br />

en Información Científica y Bibliotecología,<br />

alcancé unos de mis más caros anhelos:<br />

trabajar en el Archivo Nacional. Había madurado<br />

la idea de una investigación de mi árbol<br />

genealógico con vistas a encontrar al ascendiente<br />

que, con su fortuna y respectiva herencia<br />

a mi favor, me arrancara del cuartucho donde<br />

malvivo junto a mi mujer y dos hijos.<br />

Tanta había sido mi obsesión con el asunto,<br />

que hasta soñaba publicar algún día el<br />

resultado de mis pesquisas de doctorado en<br />

un voluminoso libro que se titulara —parafraseando<br />

a Marx y Engels— El estado de la propiedad<br />

privada de mi familia origen.<br />

No tuve mayores dificultades para dar con<br />

los datos de mis más cercanos parientes, ayudado<br />

por la desinteresada colaboración de<br />

dos colegas de la Universidad de Valladolid.<br />

Mis ocho bisabuelos —un rancheador de<br />

Campechuela, tres asturianas, dos catalanes,<br />

una veneciana y un marroquí— desnudaron<br />

su historia con una claridad sorprendente,<br />

pero sin siquiera una pista que me condujera<br />

a una holgada posición económica de antaño.<br />

Las dificultades comenzaron al investigar a<br />

mis dieciséis tatarabuelos. Indagar sobre tal<br />

hogar de ancianos no fue fácil: tuve que valerme<br />

de varias direcciones de correo electrónico para<br />

mandar y recibir mensajes de más de veinte<br />

archivos similares del mundo y una cifra mayor<br />

de centros de investigación y de altos estudios.<br />

Con el fin de organizar la papelería y no per-<br />

derme en un mar de gente sin denominación<br />

definida, designé con la letra T, acompañada de<br />

sencillos números, a las generaciones precedentes.<br />

Los padres de mis tatarabuelos pasaron<br />

a nombrarse T1-1, T1-2… hasta T1-36; los<br />

progenitores de estos últimos T2-1, T2-2…<br />

hasta T2-72. Y así sucesivamente (no sé si a<br />

Fledesvinda del Ritual de las Alondras le hubiera<br />

agradado que un […] nieto suyo la denominara<br />

fríamente T8-1215, pero no me podía<br />

dejar llevar por sentimentalismos si quería atenerme<br />

al más puro rigor científico.<br />

Creí conveniente no hacer demasiado<br />

extenso mi estudio. Mis ascendientes T10 fueron<br />

los últimos adonde llegó mi espíritu inquisitivo.<br />

Si usted pretende insinuar que me quedé<br />

corto en mi trabajo de tesis, sepa que tal<br />

cota representó consultar la friolera de varios<br />

miles de registros en más de 50 países para<br />

dar con el paradero, esclarecer, en fin, meterme<br />

en la vida privada de 16 384 seres humanos<br />

(todo un hospital geriátrico) que han sido y<br />

son parte de mi prosapia.<br />

Una de las historias más curiosas que descubrí<br />

es la de T5-19 y T5-222,zaragozana ella y moro<br />

él, que se enamoraron perdidamente allá por<br />

1612 y nunca lograron consumar su relación. El<br />

padre de la chica se negó a que esta se casara<br />

con el mulatico, alegando que moros y cristianos<br />

no ligan. Y ¿saben qué?: ni ellos mismos sospecharon<br />

que muchos años después fundirían su<br />

sangre, como símbolo del más hermoso amor, en<br />

el grupo sanguíneo O positivo que ostento orgulloso<br />

en mi carné de identidad. Sí, por esas casualidades<br />

que tiene la vida (o la muerte, porque hace<br />

rato que ambos son cenizas) el destino los situó<br />

como ascendientes míos, él por la rama materna<br />

y ella por la paterna (¡¿no es lindo?!).<br />

Hasta aquí los lagrimones; ya dije que no<br />

me gusta caer en sensiblerías. Lo trascendental<br />

—no tanto para mí como para la historia de<br />

la humanidad— es el riguroso ensayo que he<br />

logrado en solo catorce años de trabajo, del<br />

que se podrán nutrir en un futuro filósofos, historiadores,<br />

etnólogos, sociólogos, lingüistas y<br />

hasta escritores de folletines (¡no podrán<br />

negar que la historia de mis consanguíneos<br />

T5-19 y T5-222 es preciosa!).<br />

De herencia nada. El más ilustre de mis<br />

antepasados fue un tal Bienvenido Picón de la<br />

Mirandola (T2-26), quien llegó a ser sirviente<br />

del general español Joaquín de la Pezuela<br />

cuando este fue virrey del Perú entre 1815 y<br />

1821. No creo que, salvo algún tibor de bronce,<br />

haya testado algo a favor de los míos (a mi<br />

mujer le inventaré cualquier cuento con tal de<br />

que me crea heredero de los Médicis o de<br />

alguna dinastía parecida y mantenga las esperanzas<br />

de un cuarto para los niños. La historia<br />

de mis taitas T5-19 y T5-222 [¡ahhh…] mejor<br />

se la escondo, no vaya a ser que en un futuro,<br />

cuando descubra que de Centro Habana no<br />

saldremos nunca, me saque de la manga a<br />

algún T7 mío que violó a una T7 de ella, para<br />

demostrar que cometemos incesto de pretérita<br />

generación.<br />

En mi linaje —he aquí el resto de lo que<br />

puede considerarse interesante— hay un fabricante<br />

de armaduras para las Cruzadas, un<br />

bufón expulsado de palacio por incapaz, un<br />

soldado encarcelado en La Bastilla por merodear<br />

la alcoba de la Marquesa de Sevigné, dos<br />

traficantes de licores, un torero pasado a retiro<br />

por bajo rendimiento, seis comerciantes de<br />

lana adulterada y veintiún ladrones de más o<br />

menos monta. Bastante bueno salí yo.<br />

La inauguración y premiación del XIX Salón<br />

Nacional de Caricatura Personal Juan David<br />

se realizará este miercóles 5 de diciembre a<br />

las 3:00 p.m. en el Museo del Humor de San<br />

Antonio de los Baños. Este día, a la 1:00 p.m.<br />

saldrá un ómnibus hacia la tierra ariguanabense<br />

desde la sede de la UPEC (23 e I, en el<br />

Vedado) como cortesía del museo.<br />

LAS TORTUGAS VIVEN ALREDEDOR DE 450… METROS

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