CIUTAT PLURAL, LLIBRES SINGULARS. Autors i autores de L ...

FLÓREZ RODRÍGUEZ, Antonio María
Desplazados del paraíso
Mérida: Editora Regional de Extremadura, 2006
Va néixer a Don Benito (Badajoz) l’any 1959 i
s’enorgulleix de dir que és fill adoptiu de Marquetalia
(Colòmbia). És metge cirurgià especialitzat
en medicina esportiva per la Universitat de Caldas
(Colòmbia) i doctor en fisiologia per la Universitat
Complutense de Madrid. Va ser membre del Consell
Departamental de Cultura i del Fondo Mixto de Promoción
de Cultura de Caldas, director de publicacions
del Fondo Editorial de l’Ajuntament de Don Benito i
membre del Comité de Selección del Programa Crea
de Colcultura a Colòmbia.
Forma part del prolífic Grupo Caldense que tant
està aportant a la literatura contemporània. A
més, és fundador de la revista Aurocarbónica i
columnista de l’Agència Enlace del Ministerio de
Comunicaciones de Colòmbia.
Premiat i publicat a Espanya, l’Argentina, Colòmbia i
el Brasil, i alguns dels seus textos han estat traduïts a
l’anglès, francès, portuguès, danès i català.
Actualment viu a L’Hospitalet.
Desplazados del paraíso es un poemario que se divide
en cinco partes: Paraíso, La huida, La muerte, Tocando a las
puertas y Perdido amor. Es una elegía, un canto a la infancia
perdida y a la pérdida del lugar de la infancia, como una
exploración de todos los temas “importantes” de la poesía
de todos los tiempos: la soledad, el amor y la muerte. La
tercera parte, en prosa y titulada precisamente La muerte,
supone un punto de inflexión en el transcurrir del libro,
uno de sus “momentos de tensión”: antes, la infancia y la
huida del lugar de la infancia; más tarde, la ciudad (uno
de los temas siempre caros a Flórez) como representación
del locus moderno y caótico frente al locus amoenus; la
ciudad como espacio de conflictos; la ciudad al modo de
Beaudelaire: la ciudad moderna, en definitiva, tal y como
la conocemos. Y en medio, la muerte. Dice el poeta sobre
ella: “A la muerte. Sí, a ella, hay que intuirla solamente por
el leve roce del viento helado en las cortinas, a esa hora
del día o de la noche en que el silencio lo inunda todo, las
alimañas se aquietan y desaparecen los contornos de las
personas, los animales y las cosas. La muerte”.
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