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<strong>Alegraos</strong><br />
<strong>nº</strong>3 Católicos en Acción de Madrid
<strong>Alegraos</strong> Mayo 2014 Página 2<br />
EDITORIAL, por Irene Martínez<br />
“¡Santo súbito! ¡santo súbito! ¡santo súbito!”, repetían miles de personas con insistencia y<br />
espontaneidad en la Plaza de San Pedro el día de la muerte de Juan Pablo II. El pasado 27 de<br />
abril asistimos, sin duda, a un acontecimiento sin precedentes dentro de la Iglesia: un Papa canonizado<br />
a los nueve años de su fallecimiento, tan cercano, que se ha fotografiado con medio<br />
mundo. “Un papa que ha dado la vuelta por todo el mundo”. Es un santo coetáneo de millones<br />
de personas.<br />
Con el imperativo de “¡No tengáis miedo. Abrid de par en par las puertas a Cristo!” dio<br />
comienzo Juan Pablo II su pontificado y estas palabras las volvió a proclamar en el Monte<br />
de Gozo de un modo vibrante a los jóvenes peregrinos a la tumba del apóstol Santiago: “¡No<br />
tengáis miedo a ser santos!”. Su pontificado ha sido una invitación a la santidad, recordándonos<br />
que no nos podemos conformar con menos. Y, puesto que él ya ha conseguido el premio<br />
prometido por Cristo, ahora la Iglesia nos lo propone como modelo a imitar.<br />
Hoy más que nunca necesitamos santos, personas que venzan al mal con abundancia de bien. Hoy más que nunca necesitamos<br />
modelos que nos muestren con sus vidas heroicas que la santidad es posible y que está al alcance de todos. Necesitamos buenos modelos<br />
que nos alienten a seguir a Jesús: “Todos necesitamos ser animados por todos. ¡Ánimo!, la santidad es posible; es posible en cualquier<br />
situación, a pesar de los condicionamientos del mal. Sólo un gran florecimiento de santidad puede dar una respuesta adecuada a la crisis<br />
de nuestro tiempo. Por eso es necesario el ánimo, el ánimo que nos dan los santos”. (Juan Pablo II)<br />
La Iglesia ha reconocido y confirmado que la vida de Juan Pablo II y de Juan XXIII ha sido la vida<br />
de unos santos, porque “un Santo lo es mientras vive, o no lo será nunca”. Realmente la canonización ha<br />
sido una ocasión para que cada bautizado nos llenemos de alegría, ya que dos hijos de Dios han conseguido<br />
el premio prometido por Cristo. Cada vez que vivimos un acontecimiento así, cada miembro de<br />
la Iglesia nos tenemos que llenar de esperanza porque un hermano nuestro “ha llegado a la meta en la<br />
carrera” (2 Tim 4, 7).<br />
San Juan Pablo II y San Juan XXIII ¡Rogad por nosotros! y que con la ayuda de la bienaventurada<br />
Virgen María, camino seguro para llegar al Cielo, podamos llegar un día a la patria celestial.<br />
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Revista de Católicos en Acción de Madrid<br />
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Director: Vocalía de Medios<br />
Maquetación: I. LATORRE RODRÍGUEZ<br />
Redacción: M. GARCÍA ÁLVAREZ, I. MARTÍNEZ<br />
CARRETERO, G.J. SECO FERNÁNDEZ<br />
Colaboran en este número: P. NIÑO TARAVI-<br />
LLA, P. BETETA LÓPEZ, P. GÓMEZ BORRERO, J.<br />
MORENO BALLESTEROS<br />
Recuerda que <strong>Alegraos</strong> es una revista de<br />
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Página 3 <strong>Alegraos</strong> Mayo 2014<br />
Consultorio de la fe<br />
Por: Manuel García Álvarez. Licenciado en teología y derecho canónico.<br />
¿Qué es un proceso de canonización?<br />
Cuando una persona muere con<br />
fama de santidad y esa fama<br />
perdura en el tiempo en el pueblo<br />
de Dios se promueve su proceso<br />
de canonización. Hay dos tipos de<br />
procesos: por martirio y por virtudes.<br />
Para abrir un proceso de<br />
canonización es necesario que la<br />
persona tenga fama de haber<br />
sido mártir (haber aceptado<br />
la muerte por Cristo) o<br />
tenga fama de haber alcanzado<br />
la santidad de vida.<br />
Esta es una condición “sine<br />
qua non”. Por muchas obras<br />
grandes que uno haya hecho<br />
en su vida si en el pueblo<br />
cristiano no hay fama de<br />
santidad o de martirio no se<br />
abre un proceso para su canonización.<br />
Un proceso de beatificación<br />
o canonización no es nada sencillo,<br />
requiere mucho trabajo, mucha<br />
gente dispuesta a realizar todos y<br />
cada uno de los trámites, declaraciones,<br />
recogida de testimonios<br />
y escritos de la persona que tiene<br />
fama de santidad; poniendo especial<br />
interés en recoger los testimonios<br />
de las personas o documentos<br />
que no van a favor del proceso de<br />
canonización.<br />
Y es que cuando a una persona<br />
la beatifican se convierte en<br />
modelo para la diócesis que lo<br />
conoció y cuando la canonizan es<br />
modelo para toda la iglesia universal.<br />
Por eso la Iglesia tiene mucho<br />
cuidado y pone mucha diligencia<br />
en recoger las pruebas que puedan<br />
llevar a los altares a una persona.<br />
La diferencia más notable<br />
entre los dos procesos es que<br />
para que una persona sea declarada<br />
beata o santa se suele exigir<br />
que Dios haga un milagro a través<br />
de su intercesión: un milagro para<br />
ser declarado beato y otro para ser<br />
declarado santo. En cambio para<br />
ser declarado beato por medio del<br />
martirio basta con probar que la<br />
persona murió asesinada por su<br />
fe en Cristo, entregando su vida libremente<br />
y perdonando a sus enemigos.<br />
Este domingo día 27 de<br />
abril el Papa Francisco canonizó a<br />
los beatos Juan XXIII y Juan Pablo<br />
II, éste último de forma extraordinariamente<br />
rápida.<br />
Angelo Giuseppe Roncalli,<br />
Juan XXIII, gobernó la Iglesia<br />
Católica desde 1958 hasta 1963.<br />
«El papa Francisco ha<br />
querido que Juan XXIII<br />
sea proclamado santo<br />
sin necesidad de un<br />
segundo milagro»<br />
Fue beatificado en el año 2000 por<br />
Juan Pablo II. El Papa Francisco ha<br />
querido que sea proclamado santo<br />
sin necesidad de un segundo milagro.<br />
A su intercesión se le atribuyen<br />
varios milagros pero de todos<br />
ellos sólo uno ha sido reconocido<br />
por la Santa Sede.<br />
En este caso la beneficiada<br />
de su curación fue una religiosa<br />
italiana, Caterina Capitani, que<br />
después de estar desahuciada por<br />
los médicos, y preparándose para<br />
la muerte inminente, una de las<br />
hermanas le colocó una imagen de<br />
Juan XXIII en el estómago y a los<br />
pocos minutos se recuperó totalmente.<br />
Después, durante el proceso<br />
de beatificación esta religiosa<br />
declaró que en el momento más<br />
grave de su enfermedad el propio<br />
Juan XXIII se sentó al pie de su<br />
cama de enferma diciéndole<br />
que su plegaria había<br />
sido escuchada.<br />
En teoría para su<br />
canonización hubiera sido<br />
necesario otro milagro, sin<br />
embargo el Papa haciendo<br />
uso de su potestad, ha<br />
querido, basado en la fama<br />
de santidad de Juan XXIII,<br />
no exigir un nuevo milagro<br />
para su canonización.<br />
Después de su muerte<br />
todo el mundo católico lo consideraba<br />
santo; “¡santo súbito!” gritaban<br />
los fieles en la plaza de San<br />
Pedro con ocasión de la muerte y<br />
los funerales. Ya el mismo día de<br />
su fallecimiento la fama de santidad<br />
de este Papa estaba extendida<br />
por todos los rincones del orbe<br />
católico, por eso se vio como algo<br />
natural que Benedicto XVI dispensara<br />
de tener que esperar cinco<br />
años para abrir su proceso de<br />
beatificación cosa que hizo apenas<br />
mes y medio después de la muerte<br />
de Juan Pablo II.<br />
Para la beatificación y canonización<br />
de Juan Pablo II se ha<br />
demostrado la existencia de dos<br />
milagros obrados por Dios por la<br />
intercesión de Karol Wojtyla.<br />
Y Dios continúa haciendo<br />
su obra en el mundo y sigue haciendo<br />
sus signos para que el mundo<br />
crea. El pasado 22 de febrero<br />
la Congregación para los Santos<br />
aprobó por unanimidad un milagro<br />
atribuido a la intercesión del<br />
Papa Pablo VI. El milagro fue la<br />
curación “inexplicable” de un niño<br />
que no había nacido. Ahora falta la<br />
aprobación de Papa Francisco para<br />
que este milagro sirva para su beatificación.<br />
Durante el embarazo de una<br />
madre italiana, los médicos habían<br />
identificado un grave problema en<br />
el feto. Debido a las consecuencias<br />
cerebrales que pueden aparecer en<br />
esos casos, habían sugerido como<br />
única posible solución el aborto.<br />
La joven madre se opuso y quiso<br />
concluir el embarazo encomendándose<br />
a la intercesión de Pablo<br />
VI, el Papa que en 1969 escribió la<br />
encíclica “Humanae vitae”, a pesar<br />
de que le habían asegurado que el<br />
niño habría nacido con serios problemas<br />
tanto a nivel físico como<br />
cerebral.<br />
Sin embargo, el niño nació<br />
sin problemas. Para constatar<br />
la ausencia de consecuencias y su<br />
perfecta curación, los médicos esperaron<br />
a que fuera adolescente.<br />
Se trata de un suceso verdaderamente<br />
extraordinario y sobrenatural,<br />
que se verificó gracias a la<br />
intercesión de Pablo VI. Una curación,<br />
explicaba el postulador de<br />
la causa de Pablo VI, «en línea con<br />
el magisterio» del Papa que escribió<br />
la “Humanae vitae”, un milagro<br />
relacionado con la «defensa de<br />
la vida, expresada en la encíclica,<br />
pero también en defensa de la familia,<br />
porque aquel documento<br />
habla del amor conyugal y no solo<br />
sobre la vida que está por nacer».
<strong>Alegraos</strong> Mayo 2014 Página 4<br />
«Creo que era un<br />
hombre de oración, un<br />
místico, una persona<br />
que tenía un diálogo<br />
constante con Dios»<br />
Paloma Gómez Borrero fue corresponsal<br />
de TVE en Italia y el Vaticano<br />
Paloma Gómez Borrero fue corresponsal de TVE en Italia y el Vaticano, siendo así la primera mujer corresponsal<br />
en el extranjero de la televisión nacional. Hasta junio del año 2012 ha sido corresponsal de<br />
la cadena COPE desde Roma Vaticano poniendo los comentarios de todos los eventos religiosos de la<br />
Iglesia Católica. Paloma tiene un amplio conocimiento de la santa sede y acompañó a Juan Pablo II en<br />
sus 104 viajes, 5 de ellos a España, visitando 160 países unas 36 veces la vuelta al mundo en kilómetros<br />
recorridos. Siguió acompañando también como corresponsal todo el pontificado del papa Benedicto<br />
XVI y actualmente con el Papa Francisco realiza esas colaboraciones en España y también otros países.<br />
Preguntas realizadas por <strong>Alegraos</strong> en una entrevista telefónica<br />
Por: Irene Martínez y Paloma Niño<br />
¿Cómo definirías a Juan Pablo II y a Juan<br />
XXIII?<br />
De Juan Pablo II diría que es el papa que ha creído<br />
en los jóvenes, inventor de las jornadas de la<br />
Juventud. Un papa que ha creído y que conocía la<br />
importancia de la familia creando también los encuentros<br />
mundiales de la familia. Un papa viajero,<br />
un experto en humanidad, un político de Dios.<br />
A Juan XXIII le he conocido solamente por sus<br />
escritos. Pero el hecho de haber emprendido una<br />
tarea tan necesaria, tan difícil y tan llena de incógnitas<br />
como lo es un concilio ha demostrado algo<br />
verdaderamente grandioso. Juan XXIII es el papa<br />
del Concilio Vaticano II.<br />
Unas palabras también sobre sus pontificados.<br />
Juan XXIII parecía que iba a ser un papa de transición,<br />
mayor, tranquilo y fue el que emprendió el<br />
inicio del Concilio finalizado por Pablo VI. Fue<br />
un diplomático, en un momento tan difícil cuando<br />
estaban Crusoft y Kenedy en el gobierno, las<br />
dos superpotencias… Un diplomático que conocía<br />
muy bien el este.<br />
En los 104 viajes de Juan Pablo II le he ido conociendo<br />
cada vez más. Nunca han sido viajes de<br />
turismo, más bien viajes para descubrir las necesidades,<br />
la explotación del hombre, donde se<br />
le pisotean sus derechos, donde hay muchísima<br />
hambre,… y siempre ha sido la voz de los que no<br />
la tienen.<br />
Cuéntanos como fue tu primer contacto con<br />
Juan Pablo II, cuándo y cómo le conociste,<br />
tus primeras impresiones…<br />
No había oído nunca al cardenal Karol Wotyla, le<br />
conocí cuando salió al balcón de la logia, después<br />
de anunciar su nombre el cardenal protodiácono.<br />
Recibió a los periodistas a los pocos días de haber<br />
sido elegido papa y se acercó al grupo en el que estaba<br />
yo y le dije: “santidad, ¿habla español?” “no,<br />
pero he prometido aprender a los cardenales españoles”<br />
me respondió. Yo le dije “una bendición<br />
para España” y no olvidaré nunca su contestación:<br />
“para España todo”. Después le he visto en los viajes,<br />
en las ceremonias… Él me veía y un día me<br />
llamó papaloma.<br />
A partir de ese momento comenzó para ti<br />
una aventura emocionante y empezaste a<br />
acompañar a Juan Pablo II en sus 104 viajes.<br />
Sí, pero no solo le acompañé en los 104 viajes,<br />
también en las audiencias y las ceremonias, le seguí<br />
como montañero polaco con toda su fuerza<br />
y su energía de un papa joven. Vi cómo después<br />
del atentado se iba deteriorando su salud, cómo<br />
iba siendo su calvario en vida, un manojo de dolores…<br />
Le iba siguiendo y le admiraba cada vez<br />
más porque tenía siempre una fuerza de voluntad<br />
incluso en los últimos momentos de su vida en<br />
los que intentaba hablar ya que perdió hasta su<br />
voz. Tuve el privilegio de acercarme hasta donde<br />
estaba su cadáver para darle mi adiós. Pensar que
Página 5 <strong>Alegraos</strong> Mayo 2014<br />
puso a llorar, otros comenzaron a rezar, a pedirle<br />
a la Virgen que no muriera. Un sacerdote polaco<br />
subió una imagen de la Virgen de Chestocova, la<br />
colocó sobre el sillón donde iba a estar sentado el<br />
papa y empezaron todos a rezar. En la sala de prensa<br />
nos decían que el papa estaba gravísimo, que le<br />
estaban interviniendo en la sala de operaciones,<br />
que siguiéramos rezando. Detuvieron a Ali Agca y<br />
dijo: “yo sé matar y he tirado para matar, ¿quién es<br />
esa Fátima?”. Él oía la Virgen de Fátima y ese nombre<br />
para un musulmán le puede recordar a la hija<br />
del profeta, es un nombre de mujer. Él no entendía<br />
cómo es posible que no le hubiera matado.<br />
he podido asistir a su canonización y haber podido<br />
escuchar al Papa Francisco que lo declaraba santo<br />
ha sido un momento muy emocionante.<br />
Algunos países que visitó Juan Pablo II estaban<br />
en situaciones de guerra, ¿cómo fue<br />
siempre su mensaje de paz para los que estaban<br />
allí?<br />
Su mensaje de paz lo resumía en dos frases: “la guerra<br />
es una espiral sin retorno. Es una derrota de la<br />
humanidad”. Ahí decía ya todo, la búsqueda de la<br />
paz como bien más preciado. Fue a Asís a implorar<br />
la paz en la guerra de los Balcanes y a recordar lo<br />
que es el horror de una guerra, y se fue a Hiroshima<br />
a recordar la bomba atómica y lo que podía ser una<br />
guerra nuclear. Era un papa, en eso como todos,<br />
que luchaba denodadamente por la paz.<br />
Cuando visitó Japón, país de minoría católica,<br />
tuvo un discurso con muchas repercusiones<br />
allí.<br />
El discurso en Hiroshima en el lugar donde cayó la<br />
bomba atómica fue un discurso de la paz, de lo que<br />
significaba la paz, tan bonito que creo que lo han<br />
reproducido varias veces en el propio Japón. Habló<br />
en tres idiomas, empezó hablando japonés y terminó<br />
hablando japonés, pero le oímos por primera<br />
vez en ruso y en chino. Lo dividió en lenguas y fue<br />
verdaderamente un discurso de antología de la paz.<br />
Fue el primer papa que visitó Cuba, ¿Qué recuerdas<br />
de aquel viaje?<br />
Fue el impacto de Fidel que estaba entusiasmado<br />
con el papa y yo creo que fue importantísimo porque<br />
como dijo el papa al marcharse “que Cuba se<br />
abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”. Después<br />
del viaje del papa se ha abierto, no digo muchísimo,<br />
pero bastante esperanzador todo. Ha empezado a<br />
celebrarse la navidad y ahora ya se celebra el viernes<br />
santo y pueden vivir y permanecer religiosos,<br />
sacerdotes y monjas. Se ha abierto y Fidel se despidió<br />
del papa diciéndole “gracias por lo que ha dicho<br />
y por lo que compartimos y gracias por la misión<br />
que podemos no compartir”.<br />
¿Qué recuerdas del atentado al Papa Juan Pablo<br />
II aquel 13 de mayo?<br />
Recuerdo cuando oímos los tiros, al principio no<br />
pensábamos nada más que fueran unos globos que<br />
llevaban algunos críos, pero se oyó la voz que anunciaba<br />
en la plaza “terrorismo entra en la Ciudad del<br />
Vaticano, han disparado al Papa”. Mucha gente se<br />
Si nos pudieras hacer un resumen de las virtudes,<br />
de la devoción del papa a la Virgen…<br />
Yo creo que era un hombre de oración, un místico,<br />
una persona que tenía un diálogo constante<br />
con Dios y sobre todo, que se apoyaba en la Virgen<br />
con gran confianza, con un amor materno. A él le<br />
faltó su madre desde joven y encontró a la Virgen.<br />
También tenía una gran confianza en la Misericordia<br />
del Señor instaurando la festividad de la Divina<br />
Misericordia. Ahí está esa capacidad de rezar, que<br />
es el diálogo constante con Dios. Cuando al papa le<br />
presentaban un problema gordo, que era difícil de<br />
resolver, decía “hay que rezar más. Vamos a rezar<br />
más todavía, vamos a pedírselo al Señor”.<br />
Como has hablado de que el pontificado de<br />
Juan Pablo II estaba muy dedicado a los jóvenes,<br />
creó las jornadas de la Juventud, y esta<br />
entrevista es dirigida por los jóvenes de Católicos<br />
en Acción, queríamos que sintetizaras el<br />
mensaje de Juan Pablo II a los jóvenes.<br />
Cristo tuvo cariño por los jóvenes y creyó en los jóvenes.<br />
Juan Pablo II dijo siempre: “Yo espero tanto<br />
de los jóvenes y el papa os quiere tanto... Sois los<br />
heraldos del tercer milenio, los constructores de<br />
la civilización del amor. ¡No tengáis miedo, abrid<br />
las puertas a Cristo!”. En estas frases se puede resumir<br />
junto con lo que les dijo en Cuatro Vientos:<br />
“se puede ser joven y seguir a Cristo, las ideas no<br />
se imponen, se proponen. No tengáis miedo a un<br />
mundo que tiene miedo a CRISTO y para ello<br />
abrid las puertas y el corazón a Cristo”.<br />
Más en: alegraos.blogspot.com
<strong>Alegraos</strong> Mayo 2014 Página 6<br />
Rasgos de Juan Pablo II<br />
personalidad<br />
anécdotas<br />
Por: Pedro Beteta López<br />
CAPACIDAD ADQUIRIDA DE ENTRAR EN CONTACTO CON DIOS<br />
Un aspecto que llama la atención es la facilidad de alcanzar el<br />
diálogo con Dios, el clima de oración en el que la vida interior crece<br />
hasta grados de contemplación sublime sin perder de vista lo cotidiano.<br />
La oración ha de ir avalada por el sacrificio constante. Al Papa, conseguir<br />
esa aparente facilidad de orar le costó muchos años y un esfuerzo<br />
continuo que quizá ahora tras la canonización se hagan públicos.<br />
En el primer viaje a España, en 1982, le oí a Mons. Carles, que<br />
era el cardenal de Barcelona entonces, que él sabía de este proceder<br />
del Papa en cuanto a la oración, y que por eso cuando le acompañó en<br />
sus desplazamientos –por ejemplo, en Asturias a Nuestra Señora de<br />
Covadonga- él buscó un reclinatorio, mientras los demás se arrodillaban<br />
en el duro suelo de la santa cueva.<br />
En una ocasión, después de almorzar con un invitado, le pidió<br />
que le acompañara a la Capilla. Por supuesto accedió, e imitando al<br />
Santo Padre se arrodilló en el suelo. Pasó el tiempo, y cuando ya llevaban<br />
unos quince minutos el Papa se levantó y al volverse se encontró<br />
con su acompañante. Inmediatamente le pidió disculpas por haberle<br />
tenido tanto tiempo allí, pero es que… se había olvidado de que no iba<br />
solo en cuanto entabló una conversación personal con el Señor.<br />
En un viaje por el sureste de India, después de una Eucaristía<br />
en un rito oriental a pleno sol y con un calor húmedo insoportable,<br />
deshidratante, que duró más de tres horas y media, el portavoz notó<br />
al terminar que todos los cardenales concelebrantes se habían ido en<br />
autocares climatizados y quedaban los escoltas, el secretario del Papa y<br />
él. Le buscaron angustiados y no le encontraron. Al ir a recoger su cartera<br />
y otros útiles debajo del entarimado del altar, hecho de humildes<br />
tablas, se encontró al Santo Padre –todavía revestido- en un reclinatorio<br />
dando gracias después de la Comunión, olvidado de todos.<br />
En sus pequeñas vacaciones, el bosque estaba vigilado por la<br />
policía italiana y pasaba inadvertida para los habitantes de la casita<br />
rústica y humilde del Valle de Aosta donde se hallaban el Papa, su secretario,<br />
el portavoz y algún otro acompañante. Junto a la casa había<br />
algún guardaespaldas de vigilancia. Al preguntar una mañana el portavoz<br />
qué tal la noche le contestó uno de los vigilantes nocturnos “hasta<br />
las dos bien, pero después se encendió la luz de la habitación del Papa<br />
y luego la contigua –era la capilla- y que ya no se volvió a apagar hasta<br />
el desayuno”. El Papa, también en vacaciones, se pasaba noches enteras<br />
en oración y luego… a caminar ocho horas por la montaña alabando<br />
al Creador.<br />
SU HUMOR ES UNA EXISTENCIA PENETRADA DE SUFRIMIENTO<br />
Otro aspecto que perfila la figura de Juan Pablo II es su buen humor.<br />
La alegría a los 17 años es una obligación, a los 40 años se sustenta
Página 7 <strong>Alegraos</strong> Mayo 2014<br />
en la virtud y el temperamento pero a los 80 años, cuando el cuerpo se<br />
deteriora, salen las goteras y se “hace agua” por tantos sitios, la alegría es<br />
todo virtud. El Papa de 58 años era joven para ser Papa y alegre porque<br />
era jovial pero el de los 83 seguía siendo jovial. Su cuerpo se deterioró y<br />
lo hemos visto todos, pero su jovialidad, su alegría, ha permanecido hasta<br />
su muerte.<br />
Con su buen humor desconcertaba a propios y extraños. “¿saben<br />
qué idioma se habla en el cielo?”, espetó el Papa a las personas de su confianza<br />
que lo acompañaban. Perplejos, se miraron, y alguien se atrevió a<br />
sugerir: el latín. Otros decían: el italiano, el polaco… El Papa, socarrón,<br />
dijo: “No; el húngaro.” ¿Por qué, Santidad? preguntó alguien. “Porque<br />
aprenderlo, respondió, cuesta una eternidad”.<br />
SU PREDILECCIÓN POR EL QUE SUFRE<br />
“La alegría proviene del descubrimiento del sentido del dolor” y<br />
no faltaban en él nunca las manifestaciones de la simpatía y buen humor<br />
que son la consecuencia de una alegría estable y sólida. Una vez un visitante<br />
en los años en los que el Parkinson estaba ya avanzado, le manifestó<br />
su impresión sobre lo bien que lo encontraba. Juan Pablo II, esbozando<br />
una sonrisa y con indudable realismo irónico, le respondió: “Pero, ¿usted<br />
cree que no veo en televisión la pinta que tengo…?”<br />
En otra ocasión, recibiendo a un grupo de amigos polacos de su<br />
juventud, uno de ellos hizo una referencia a su caminar, en aquella época<br />
ya difícil, para afirmar que en definitiva aquel limite físico no era tan importante.<br />
Una vez más, con un buen humor bromista, el Papa le respondió:<br />
“Ciertamente; y menos mal que esto ha comenzado por las piernas y<br />
no por la cabeza…!”<br />
Hacia el final de su vida el médico dirigió al Papa esta pregunta:<br />
“¿Cómo vive usted, Santo Padre esta situación?” La pregunta era claramente<br />
de carácter médico: de hecho el modo como una enfermedad percibida<br />
y vivida por el paciente es, como sabemos, un dato de importante<br />
significación clínica. La respuesta del Papa fue: “Yo me pregunto que me<br />
quiere decir Dios con esto”.<br />
NO TENER PRISA CON EL QUE SUFRE<br />
Desde el inicio de su Pontificado Juan Pablo II dio la indicación de<br />
que en todas sus ceremonias públicas las primeras filas estuvieran siempre<br />
dedicadas a los enfermos. Antes de las audiencias, él se entretenía<br />
con ellos, uno a uno, saludando, acariciando, escuchando. En una de esas<br />
ocasiones, quien lo acompañaba le hizo notar discretamente el retardo<br />
que se estaba acumulando. Su respuesta fue inmediata: “Con quien sufre<br />
no se debe tener nunca prisa”. Y continuó con ellos todo el tiempo necesario.<br />
Porque quien sufre necesita, en cuento ser humano aquel “algo<br />
más”.<br />
LE INTERESABA LA VERDAD QUE CADA HOMBRE GUARDA EN SU<br />
CORAZÓN<br />
El primero es la excepcional apertura hacia los demás, el profundo<br />
interés que siempre tenía hacia “el otro”. A Juan Pablo II le interesaba<br />
siempre llegar a la verdad que hay en el otro; interés por entrar en la persona<br />
que le está hablando, por hacerse el cargo de su preocupación. Ese<br />
esfuerzo era en él una continua victoria porque había luchado siempre<br />
por conseguirlo, no es algo que le viniera dado por naturaleza. La persona<br />
más importante del mundo era con la que estaba en ese momento.<br />
En una ocasión el Papa alargó muchísimo una ceremonia que se<br />
preveía corta. Pasaba el tiempo y Juan Pablo II seguía saludando “uno a<br />
uno” a los asistentes. Un periodista dijo al día siguiente en un periódico<br />
italiano: “Este papa es como Dios, que solo sabe contar hasta uno”. Otro<br />
periodista decía de él: “En una multitud ve un rostro, y luego otro… Cada<br />
vez ve a un ser único; y uno de sus mayores sufrimientos es no poder hablar<br />
con cada uno de ellos”.<br />
Visitando una parroquia de Roma, un chaval le preguntó con la<br />
espontaneidad propia de los niños: “Oye, tú, ¿por qué viajas tanto?” El<br />
Papa le respondió: “Porque no todo el mundo está aquí”.<br />
Otro ejemplo que deja claro el amor de Juan Pablo II por conocer<br />
el interior del hombre, tuvo lugar en el avión, camino de Cuba, con los periodistas.<br />
Uno le pregunta: “Y usted, de Castro, ¿qué espera escuchar?”.<br />
¡Quiero oír su verdad! Justamente porque el Papa era un hombre de principios,<br />
de principios cristianos, creía a fondo en la palabra de Dios y allí,<br />
en el Génesis, se dice que el hombre fue creado a su imagen y semejanza.<br />
Pedro Beteta es Licenciado en teología, fue ordenado sacerdote por Juan Pablo II
DIARIO<br />
del<br />
ALMA<br />
(S. Juan XXIII)<br />
¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy?... Soy la<br />
nada. Todo lo que poseo, el ser, la vida, el entendimiento, la voluntad,<br />
la memoria, todo me lo ha dado Dios, luego todo pertenece<br />
a Él... Hace simplemente veinte años existía ya todo lo que<br />
me rodea: el sol, la luna, las estrellas, los montes, los mares, los<br />
desiertos, los animales, las plantas, los hombres; en el mundo las<br />
cosas se movían ordenadamente bajo los ojos vigilantes de la Divina<br />
Providencia. ¿Y yo? Yo no existía. Todo seguía su curso sin<br />
mí, nadie pensaba en mí, nadie podía hacerse una idea de mí, ni<br />
siquiera en sueño, pues yo no existía.<br />
Y tú, Dios mío, en un rasgo inefable de tu amor, tú, que<br />
existes desde el principio y antes de los siglos, tú me sacaste de mi<br />
nada, me comunicaste el ser, la vida, el alma, en una palabra, todas<br />
las facultades del cuerpo y del espíritu; tu abriste mis pupilas a esta<br />
luz que irradia sus fulgores en torno mío, tú me creaste. Por tanto<br />
tú eres mi dueño y yo soy tu criatura. Nada soy sin ti, y por ti soy<br />
todo lo que soy. Sin ti nada puedo; es más, si tú no me sostuvieras<br />
en cada instante, volvería al sitio de donde salí, a la nada. Esto es<br />
lo que yo soy. Y, sin embargo, me envanezco, presumo ante los<br />
ojos de Dios de los bienes con que Él me ha colmado, como si<br />
fuesen cosas mías. ¡Oh, necio de mí! “¿Que tienes que no hayas<br />
recibido? Y si lo has recibido, ¿Por qué te glorías como si no lo<br />
hubieses recibido?” (Cf. 1 Cor., 4, 7).<br />
Dios me ha creado; y, sin embargo, Él no tenía necesidad<br />
de mí; y el orden del nuevo universo, el ambiente que me rodea, es<br />
decir, todo existiría exactamente lo mismo sin necesidad de mí.<br />
¿Por qué, pues, me creo tan necesario en este mundo? ¿Qué<br />
soy yo sino una hormiga, un granito de arena? ¿Por qué, pues, me<br />
considero tan grande ante mí mismo? ¡Soberbia, orgullo, amor<br />
propio! ¿Para qué estoy en este mundo? ¡Para servir a Dios! Él es<br />
mi dueño absoluto porque me ha creado, porque me conserva el<br />
ser, luego yo soy tu siervo. Por tanto, mi vida debe estar enteramente<br />
consagrada a Él, a cumplir su voluntad; enteramente y para<br />
siempre. Así, pues, cuando no pienso en Dios, cuando atiendo a<br />
mis comodidades, a mi amor propio, a mis alabanzas, falto a un<br />
gravísimo deber, me convierto en un siervo desobediente. Y entonces<br />
¿qué hará Dios de mí? Señor, aleja de mí los rayos de tu justicia<br />
y no me arrojes de tu servicio como por desgracia merecería.<br />
¡Siervo de Dios! ¡Qué título, qué hermosa mansión ésta!<br />
¿No dijiste tú, Señor, que tu yugo es suave y tu carga ligera? ¿No<br />
está escrito en tus escrituras que servirte a ti es reinar? ¿Acaso no<br />
es el mayor honor para un hombre santo, el poder decir de él que<br />
es siervo de Dios? ¿Y tu Pontífice, tu Vicario en la tierra no se<br />
enorgullece de este hombre: siervo de los siervos de Dios? ¡Qué<br />
gloria, por tanto, servirte a ti, Dios mío! Y sin embargo, ¡yo me<br />
olvido tan fácilmente de este deber!<br />
Reflexiones tenidas en los Ejercicios espirituales del año 1900<br />
- Seminario de Bérgamo -