DIRECTRICES SOBRE EL CONTROL DE LAS ... - OIE
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346<br />
Anexo XVII (cont.)<br />
d) Riesgos químicos<br />
El riesgo químico puede proceder de la manipulación de sustancias potencialmente peligrosas, utilizadas en<br />
la mayoría de los estudios realizados con animales, tales como medicamentos, sustancias corrosivas y<br />
compuestos químicos utilizados para los estudios de investigación. Todas las sustancias peligrosas deben ser<br />
identificadas correctamente. La autoridad pública competente debe proporcionar a los veterinarios y a los<br />
científicos las licencias necesarias para el uso de los medicamentos empleados para el estudio. Los<br />
propietarios de las licencias asumen, por tanto, toda la responsabilidad relacionada con el uso de las<br />
sustancias adquiridas. Los medicamentos deben ser manipulados, almacenados y utilizados con arreglo a lo<br />
estipulado por la reglamentación nacional.<br />
Además, debe ponerse a disposición del personal susceptible de trabajar con sustancias peligrosas un<br />
informe con indicaciones de seguridad, completado con sesiones apropiadas de formación en su<br />
manipulación.<br />
e) Sustancias radioactivas<br />
Toda manipulación de sustancias radioactivas deberá ponerse en conocimiento de las autoridades<br />
competentes en materia de seguridad nuclear, que pueden exigir al personal la obtención de la licencia<br />
adecuada e imponer restricciones sobre el uso de radioisótopos. La institución deberá designar un<br />
responsable de seguridad en materia de radiaciones, que se encargará de supervisar el uso y la eliminación de<br />
las sustancias radioactivas. Es necesario, además, adoptar medidas estrictas para limitar y evitar la<br />
contaminación radioactiva, tales como una señalización adecuada y prohibiciones de acceso a los locales<br />
donde dichas sustancias se hallan almacenadas. Asimismo, se adoptarán medidas de protección del personal<br />
que trabaje con animales radioactivos y del personal que se encuentre a proximidad, para evitar el contacto<br />
con animales, restos de animales y cadáveres.<br />
Artículo 7.X.X.7.<br />
Instalaciones y condiciones ambientales<br />
Una instalación bien pensada, diseñada, construida y mantenida limpia deberá contar con áreas de alojamiento y<br />
con zonas destinadas a tareas tales como la realización de procedimientos, la cirugía, la autopsia, el lavado de<br />
jaulas y el almacenamiento. Las instalaciones han de planearse y construirse de acuerdo con todas las normas de<br />
construcción en vigor. Su arquitectura y tamaño dependen del ámbito institucional de las actividades de<br />
investigación, de las especies que acogerá, de la relación física con el resto de la institución y de la ubicación<br />
geográfica. Para el alojamiento de los animales dentro del establecimiento, conviene utilizar materiales que no sean<br />
ni porosos ni tóxicos y duraderos, que puedan limpiarse y desinfectarse con facilidad. Los animales deben alojarse<br />
en instalaciones diseñadas para estos fines. Se deben prever medidas de seguridad (cerrojos, cercas, cámaras, etc.)<br />
para proteger a los animales y evitar que se escapen. Para muchas especies (por ejemplo, roedores), se han de<br />
controlar las condiciones ambientales para limitar los cambios fisiológicos que puedan alterar su bienestar y las<br />
variables científicas.<br />
La ventilación, la temperatura, la humedad, la iluminación y el ruido son algunos de los parámetros ambientales<br />
que cabe considerar.<br />
1. Ventilación. El volumen, la calidad y la circulación del aire en las salas tienen un impacto en el alojamiento<br />
del animal y, por lo tanto, son factores determinantes en su microambiente. Para determinar la tasa de<br />
renovación del aire, es necesario considerar las posibles cargas de calor, la especie, el tamaño y número de<br />
animales, el tipo de cama, la frecuencia con la que se renueva, las dimensiones de las salas y la correcta<br />
circulación del aire entre las salas y el área de alojamiento. El control de las diferencias de presión del aire<br />
constituye una herramienta importante para la biocontención y la bioexclusión.<br />
Comisión de Normas Sanitarias de la <strong>OIE</strong> para los Animales Terrestres / Septiembre de 2009