11 - Paysandú - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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foto O. Vignolc I<br />
Secuelas de las crisIs agrarias se sienten incluso en ciudades como Paysandú:<br />
desocupación. migración, vivienda mi~erable en el suburbio.<br />
La decadencia comienza exactamente<br />
en 1959, en primer término<br />
por las grandes inundaciones de<br />
ese año que extinguieron una parte<br />
importante <strong>del</strong> capital circulante<br />
y <strong>del</strong> ahorro y en segundo término<br />
por el cambio de politica eC0nómica<br />
que nos impuso el F. M. l.<br />
En Paysandú ya se advierten los<br />
primeros efectos negativos en 1961<br />
con una reducción <strong>del</strong> número de<br />
explotaciones y de trabajadores rurales,<br />
tendencia que se agrava en<br />
1966. La ocupación humana en el<br />
campo decae en un 47% (135 hectáreas<br />
por trabajador en 1966<br />
frente a 93 en 1956). Esto quiere<br />
decir, ni más ni menos, que la explotación<br />
de la tierra se extensificó<br />
en un 47%" aunque en los<br />
hechos esa extensificación es mucho<br />
más grave, puesto que la mecanización<br />
de la agricultura hoy<br />
ha decaído vertiginosamente. Paysandú<br />
es hoy un cementerio de "fierros<br />
vk.i,~s" y ni siquiera queda' el<br />
recurso de la "canibalización": por<br />
cada tractor viejo que funciona,<br />
dos o tres de la misma marca y<br />
mo<strong>del</strong>o que lo alimentaron de<br />
repuestos, yacen destripados en<br />
los patios de los talleres.<br />
La libre empresa y el comercio<br />
libre -"libertad <strong>del</strong> zorro en el<br />
gallinero"- han hecho de las suyas<br />
en Paysandú. La tierra vale<br />
hoy, nominalmente, porque no hay<br />
compradores a esos precios, la<br />
mitad de lo que valía hace tres<br />
años. Ese precio bajará todavía<br />
más y entonces habrá llegado el<br />
momento que esperan los tiburones<br />
para dar cuenta de las pocas sardinas<br />
que van quedando.<br />
Ya está volviendo la época <strong>del</strong><br />
"vacuno con el pasto hasta la barriga",<br />
la de las "invernadas tranquilas",<br />
para que el novillo "engorde<br />
rápido", los 'Ibuenos tiempos<br />
cimarrones" de un hombre, soltero<br />
y solo, por cada mil hectáreas de<br />
invernada. El novillo necesita holgura,<br />
campo grande y tranquilo<br />
para que pueda elegir mejor el<br />
pasto, de modo que poco .importará<br />
que'·se caigan los alambrados<br />
que dividían los potreros y que se<br />
destruya el guardapatio de la casita<br />
<strong>del</strong> colono fundido. Se trata<br />
de una b~ena cuchillapará parar<br />
rodeo y a:la sombra de losparaisos,<br />
el patl'Ónpodrá churrasqueár mejor<br />
cuando venga a hacer tropa.<br />
EL PAYMILAGRO<br />
A falta de una historia auténtica<br />
sobre el origen y propagación <strong>del</strong><br />
Payvirus industris, séanos permitido<br />
imaginarla mediante la presentación<br />
de dos vecinos sanduce-.<br />
ros que se encuentran, en un lejano<br />
día <strong>del</strong> año 1942, en la peluqueria<br />
de Florio, 18 de Julio y Montevideo.<br />
Don Antonio Estefanell, un<br />
nieto <strong>del</strong> precursor de la colectividad<br />
catalana de Paysandú, y don<br />
Juan Bertoni, también un nieto<br />
de inmigrantes, pero de" suizos.<br />
Don Antonio era el Manco de<br />
Horacio Quiroga, el industrial insobornable<br />
y soñador de "Los destiladores<br />
de naranjas". Don Juan,<br />
caballeresco y distraído -se le atribuye<br />
el gesto amable de saludar<br />
columnas <strong>del</strong> alumbrado público-,<br />
de un humanismo esencial y romántico,<br />
parecía recíén surgido de<br />
las páginas de Rousseau. Era un<br />
enamorado <strong>del</strong> rio y de los deportes<br />
náuticos. Gustaba que se recordase<br />
su proeza juvenil, de haber<br />
unido a remo Paysandú con Buenos<br />
Aires.<br />
Casi setenta años tenía don Antonio,<br />
y se encontraba sumergido<br />
entonces en su tercera aventura<br />
agrario-industrial. Vivía en una<br />
perpetua agitación, corriendo <strong>del</strong><br />
actual Parque Artigas, donde al<br />
fin había logrado poner en marcha<br />
su "aceitera" --era algo parecido<br />
a los alambiques <strong>del</strong> Manco y<br />
cuando a ella se refería decía<br />
"almanzora"-, a la plantación de<br />
olivos que estaba iniciando en el<br />
arroyito de la Curtiembre. Hay<br />
quienes sostienen que ya tenía las<br />
latas donde envasaría el Aceite<br />
Puro de Oliva de Paysandú. Falta<br />
agregar que los asesores técnicos<br />
preferidos de don Antonio eran<br />
un sucio "Manual <strong>del</strong> Buen Aceitero"<br />
y el número más reciente<br />
de la revista "La Chacra". ¡Hasta<br />
en eso se parecía al Manco!<br />
Por esa época los submarinos<br />
alemanes segujan hundiendo los<br />
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