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LA FORMACION PERMANENTE - Provinciasannicolas.org

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teológico resulta también necesaria. El sacerdote, al aplicarse<br />

con conciencia y constancia al estudio teológico, es capaz<br />

de asimilar, de forma segura y personal, la genuina riqueza<br />

eclesial.<br />

Aspecto pastoral:<br />

Palabras del apóstol Pedro: «Que cada cual ponga al<br />

servicio de los demás la gracia que ha recibido, como buenos<br />

administradores de las diversas gracias de Dios» (1 Pe<br />

4, 10).<br />

Como toda la actividad del Señor ha sido fruto y signo<br />

de la caridad pastoral, de la misma manera debe ser también<br />

para la actividad ministerial del sacerdote. La caridad<br />

pastoral animará y sostendrá los esfuerzos humanos del<br />

sacerdote para que su actividad pastoral sea actual, creíble<br />

y eficaz. Mas esto exige una formación pastoral permanente.<br />

El camino hacia la madurez exige también, y sobre todo,<br />

que sepa integrar estos mismos aspectos entre sí, alcanzando<br />

progresivamente la unidad interior. De hecho, ésta no<br />

sólo coordina y unifica los diversos aspectos, sino que los<br />

concreta como en cuanto transparencia, imagen viva y ministro<br />

de Jesús, buen Pastor.<br />

Significado profundo de la formación permanente<br />

73. Los diversos aspectos ayudan al sacerdote a ser y a<br />

desempeñar su función en el espíritu y según el estilo de<br />

Jesús buen Pastor. ¡La verdad hay que vivirla! El apóstol<br />

Santiago nos exhorta de esta manera: «Poned por obra la<br />

Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a<br />

vosotros mismos» (Sant 1, 22). La invitación de Pablo a Timoteo:<br />

«Conserva el buen depósito mediante el Espíritu<br />

Santo que habita en nosotros» (2 Tim 1, 14). «Mysterium,<br />

communio et missio».<br />

74. En la Iglesia «misterio» el sacerdote está llamado,<br />

mediante la formación permanente, a conservar y desarrollar<br />

en la fe la conciencia de la verdad entera y sorprendente<br />

de su propio ser, pues él es «ministro de Cristo y administrador<br />

de los misterios de Dios» (cf. 1 Cor 4, 1). La formación<br />

permanente tiende, desde luego, a hacer que el sacerdote<br />

sea una persona profundamente creyente y lo sea cada<br />

vez más. En la Iglesia «comunión», madura la conciencia de<br />

que está ordenado a congregar a la familia de Dios. Debe<br />

madurar la conciencia de ser miembro de la Iglesia particular<br />

en la que está incardinado. Esta conciencia supone y desarrolla<br />

el amor especial a la propia Iglesia. El sacerdote<br />

debe madurar en la conciencia de la comunión que existe<br />

entre las diversas Iglesias particulares. El sacerdote está<br />

llamado a crecer en y con el propio presbiterio unido al<br />

Obispo. El presbiterio es una verdadera familia. También<br />

forman parte del único presbiterio los religiosos que trabajan<br />

en una Iglesia particular. Su presencia supone un enriquecimiento<br />

para todos los sacerdotes, pues contribuye a enriquecer<br />

la espiritualidad sacerdotal.<br />

75. La formación permanente está destinada a hacer<br />

crecer en el sacerdote la conciencia de su participación en la<br />

misión salvífica de la Iglesia. “¡Ay de mí si no predicara el<br />

Evangelio!” (1 Cor 6, 16). Sólo una adecuada formación<br />

permanente logra mantener al sacerdote en lo que es esencial<br />

y decisivo para su ministerio. «Ahora bien, lo que en fin<br />

de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles»<br />

(1 Cor 4, 2).<br />

76. En cualquier edad y situación<br />

La formación permanente, precisamente porque es<br />

«permanente», debe acompañar a los sacerdotes siempre,<br />

esto es, en cualquier período y situación de su vida.<br />

Sacerdotes jóvenes:<br />

Ha de rechazarse como absolutamente falsa y peligrosa<br />

la idea de que la formación presbiteral concluya con su estancia<br />

en el Seminario. Los jóvenes sacerdotes podrán ofrecerse<br />

una ayuda mutua, mediante el intercambio de experiencias<br />

y reflexiones. Para acompañar a los sacerdotes jóvenes<br />

es oportuno “e incluso necesario hoy” crear una adecuada<br />

estructura de apoyo, con guías y maestros apropiados.<br />

77. Presbíteros de media edad:<br />

En realidad, son muchos los riesgos, por ejemplo un activismo<br />

exagerado y una cierta rutina en el ejercicio del ministerio.<br />

Frecuentemente el sacerdote sufre una especie de cansancio<br />

interior peligroso, fruto de dificultades y fracasos. La<br />

respuesta a esta situación la ofrece la formación permanente,<br />

una continua y equilibrada revisión de sí mismo y de la<br />

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