En la par - CCH - Unam
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3 ...EDITORIAL<br />
LETRARIO<br />
5 ... Los ángeles, Federico Corral Vallejo<br />
7 ... Estrategias de <strong>la</strong> noche,<br />
Bartolo Mazaba<br />
11 ... Abre ventanas <strong>par</strong>a airear los tiempos,<br />
Roberto Mendoza Aya<strong>la</strong><br />
15 ... Cuando <strong>la</strong> luz es dicha,<br />
Fernando de <strong>la</strong> Cruz<br />
19 ... Hadas ebrias, Queta Navagómez<br />
25 ... La historia de un cerebro, Arnold Zuboff<br />
POLIFONÍAS<br />
36 ... <strong>En</strong>trevista a María Bonil<strong>la</strong>, Daniel<br />
Ibarra Ponce<br />
13<br />
índice<br />
REFLEXIÓN<br />
40 ... La imagen de lo siniestro en Frankenstein,<br />
Arcelia Lara Covarrubias<br />
49 ... Frankenstein y su peligroso monstruosuplemento,<br />
Adriana Marusia Márquez<br />
55 ... La formación del profesorado. Una experiencia<br />
permanente y continua más no de<br />
coyuntura,<br />
Ysabel Gracida<br />
59 ... La importancia de <strong>la</strong> lectura, Alejandro<br />
Barrera Retana<br />
66 ... ¿Para qué leer?, Mariana Bernárdez<br />
LO CRUDO Y LO COCIDO<br />
70 ... De ternura, maestros y otros daños,<br />
Fernando Reyes<br />
72 ... <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio,<br />
Benjamín Barajas<br />
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RITMO<br />
Imaginación y crítica<br />
13<br />
DIRECCIÓN<br />
Benjamín Barajas<br />
Consejo Editorial<br />
José de Jesús Bazán<br />
Reyna Barrera<br />
Evodio Esca<strong>la</strong>nte<br />
Felipe Garrido<br />
Ysabel Gracida<br />
Eugenia Revueltas<br />
Consejo de Redacción<br />
Raúl Berea Núñez<br />
Federico Corral Vallejo<br />
Miguel Ángel Galván Panzi<br />
Lourdes Martínez Lira<br />
Keshava Quintanar Cano<br />
Juan Carlos H. Vera<br />
Ritmo es una publicación trimestral del Colegio de Ciencias y Humanidades. El cuidado de <strong>la</strong><br />
edición estuvo a cargo de <strong>la</strong> Secretaría de Comunicación Institucional. Los contenidos de los textos<br />
publicados son responsabilidad de sus autores. Los comentarios o co<strong>la</strong>boraciones se reciben<br />
en bbarajas45@yahoo.com.mx Tel. 26-14-49-88, www.benjaminbarajas.com<br />
ISSN: 1965 7012 RESERVA: 04 – 2003 –081317554300 – 102<br />
Ritmo, imaginación y crítica 13 se terminó de imprimir en el mes de diciembre de<br />
2008.<br />
Se emplearon tipos caslon y lithograph. La edición consta de 500 ejemp<strong>la</strong>res.<br />
diseño de interiores y portada: reymundo ramírez<br />
diseño tipográfico: Erika mergruen<br />
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itmo / nueva época<br />
EDITORIAL<br />
imaginación y crítica<br />
El ritmo y <strong>la</strong> música son pa<strong>la</strong>bras indisociables en el terreno del arte, su<br />
combinación, diríamos, suscita un anhe<strong>la</strong>r, una expectación sobre lo que<br />
habrá de venir. Y esta sensible y activa espera nos predispone a <strong>la</strong>s sensaciones<br />
que ocasionan los sonidos engarzados en forma de pa<strong>la</strong>bras y poemas,<br />
diestramente tal<strong>la</strong>dos <strong>par</strong>a ser dichos y cantados. De este modo, <strong>la</strong> razón confiere<br />
el oficio y <strong>la</strong> música despierta los sentimientos “amortecidos” en lo más<br />
profundo del alma, <strong>par</strong>a dar vida al arte de <strong>la</strong> lírica.<br />
Y precisamente en Ritmo 13, <strong>la</strong> poesía nos da <strong>la</strong> bienvenida con los versos<br />
de tres poetas en quienes se funden los horizontes lejanos de nuestro país:<br />
Federico Corral Vallejo, de Chihuahua, Bartolo Mazaba, de Veracruz y Fernando<br />
de <strong>la</strong> Cruz, de Yucatán; trébol de voces que el lector sabrá distinguir<br />
en sus matices.<br />
<strong>En</strong> el re<strong>la</strong>to, Queta Navagómez, con “Hadas ebrias”, nos entrega pócimas<br />
de humor y gracia en su reescritura de una serie de cuentos clásicos; mien-<br />
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3
itmo<br />
4<br />
tras que Gerardo Contreras traduce, <strong>par</strong>a los lectores de Ritmo, “La<br />
historia de un cerebro” –de Arnold Zuboff–, cuyo asunto ameno<br />
nos muestra a un narrador, fascinado y crédulo de <strong>la</strong> ciencia como<br />
redentora del hombre.<br />
El mismo tema se advierte en una de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ve de <strong>la</strong><br />
literatura inglesa: Frankenstein de Mary Shelley. Para analizar algunas<br />
de sus repercusiones en el imaginario occidental, ofrecemos el<br />
excelente ensayo de Arcelia Lara Covarrubias, quien advierte en<br />
este personaje de retacería <strong>la</strong> imagen de lo siniestro que pervive<br />
en nosotros como <strong>par</strong>te del inconsciente colectivo. Una mirada semejante,<br />
aunque desde otro ángulo, nos presenta Adriana Marusia<br />
Márquez, pues en <strong>la</strong> criatura de Shelley encuentra un suplemento<br />
cultural, una zona de vacío que es ocupada por el hijo siniestro del<br />
doctor Frankenstein.<br />
Otros contenidos que Ritmo no olvida son los referentes a <strong>la</strong> lectura<br />
y a <strong>la</strong> formación de profesores. Así, Alejandro Barrera Retana<br />
y Mariana Bernárdez insisten, con argumentos impecables, sobre <strong>la</strong><br />
importancia de leer (literatura) como un medio insustituible de estímulo<br />
a <strong>la</strong> imaginación y a <strong>la</strong> creatividad, mientras que Ysabel Gracida<br />
razona sobre <strong>la</strong> formación de los profesores de manera integral<br />
y frente a <strong>la</strong>s necesidades reales de <strong>la</strong> enseñanza y el aprendizaje.<br />
Benjamín Barajas<br />
ritmo / nueva época<br />
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1<br />
A<strong>par</strong>ecían en sueños<br />
una y otra vez<br />
con a<strong>la</strong>s de papel periódico<br />
tatuando l<strong>la</strong>gas<br />
en el vientre de <strong>la</strong> soledad<br />
animal cautivo<br />
presa doméstica<br />
seduciendo quimeras<br />
en hoteles de paso<br />
–insomne carnaval–<br />
ritmo / nueva época<br />
LOS ÁNGELES 1<br />
Federico Corral Vallejo<br />
imaginación y crítica<br />
2<br />
Líneas perfectas<br />
emprenden vuelo<br />
en busca de <strong>la</strong> tierra prometida<br />
tórax divino<br />
perfección de nalgas<br />
el destierro culmina en el exilio<br />
el exilio empieza en el desamor<br />
1 Federico Corral Vallejo se ha desempeñado en <strong>la</strong> edición y en <strong>la</strong> difusión cultural . Ha sido co<strong>la</strong>borador<br />
en suplementos literarios nacionales y extranjeros. <strong>En</strong> el género de poesía tiene, entre otros, los siguientes<br />
títulos: Disfrazado de dolor, Carcajada de noche oscura y Los remiendos del corazón. Es director de <strong>la</strong> editorial<br />
Tintanueva.<br />
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5
itmo<br />
3<br />
Un diablo arcángel<br />
con olor a nardo<br />
desviste mi espalda<br />
<strong>la</strong> oscuridad se vuelve luz<br />
relámpago sexual<br />
5<br />
Los ángeles<br />
también se deprimen<br />
sufren se irritan<br />
y mueren<br />
el virus<br />
no respeta plumajes<br />
6<br />
4<br />
Un <strong>par</strong> de a<strong>la</strong>s<br />
cubren <strong>la</strong> desnudez<br />
del viento<br />
y en los ojos de <strong>la</strong> madrugada<br />
llueven querubines<br />
6<br />
Pájaros<br />
moscas<br />
hadas<br />
luciérnagas<br />
pegasos<br />
–perturbadoras criaturas–<br />
irritan y provocan<br />
<strong>la</strong> fascinación de los huesos<br />
por su don<br />
<strong>par</strong>a el escándalo.<br />
ritmo / nueva época<br />
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Estrategias de <strong>la</strong> noche,<br />
los muchachos del alba<br />
se retiran del sueño.<br />
Los amantes del sueño<br />
se devoran el alma.<br />
Los muchachos del sueño<br />
se retiran del alba<br />
los amantes se fugan<br />
con el sueño en el alma.<br />
Los amantes del alba<br />
se confunden y vibran<br />
se devoran en sueños<br />
y se inventan pa<strong>la</strong>bras.<br />
Los inventos del sueño<br />
son muchachos que cal<strong>la</strong>n,<br />
son inventos del sueño<br />
son inventos del alma.<br />
Los muchachos que aman<br />
con el alma en el alba<br />
se despiden del sueño<br />
¡ya no dicen pa<strong>la</strong>bras!<br />
Los amantes del sueño<br />
son muchachos que hab<strong>la</strong>n<br />
del lenguaje en el cuerpo,<br />
del silencio que emana.<br />
Los muchachos del alba,<br />
los amantes del sueño,<br />
son misterio en el alba,<br />
son silencio que sangra.<br />
ritmo / nueva época<br />
ESTRATEGIAS DE LA NOCHE<br />
Bartolo Mazaba 2<br />
imaginación y crítica<br />
2 Bartolo Mazaba es licenciado en Letras hispánicas por <strong>la</strong> UNAM y profesor de Tiempo Completo en el<br />
<strong>CCH</strong>-Naucalpan.<br />
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7
itmo<br />
Cuando te amo<br />
Y el mar guarda silencio,<br />
mi amor, cuando te amo.<br />
Tu estás distante<br />
y tu alma ausente de mi alma.<br />
Pequeña amada. Cuando te amo<br />
todo cal<strong>la</strong>.<br />
A lo lejos tu imagen<br />
va perdiéndose, va gastándose<br />
en el viento,<br />
y a lo lejos mi mirada<br />
va muriendo...<br />
<strong>En</strong>tonces, entonces yo comprendo...<br />
yo comprendo por qué guarda silencio<br />
el mar cuando te amo.<br />
8<br />
ritmo / nueva época<br />
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Triste<br />
ritmo / nueva época<br />
Yo soy el triste<br />
<strong>la</strong> nube gris,<br />
el río en calma donde te fuiste.<br />
Yo soy el triste,<br />
el verso vago<br />
y el vagabundo<br />
que ya no existe.<br />
Soy el camino de polvo lleno<br />
que nadie cruza,<br />
yo soy el mismo cielo de olvido,<br />
el duelo a muerte,<br />
<strong>la</strong> tierra abierta.<br />
Yo soy el triste...<br />
yo soy el triste:<br />
por doquier miran,<br />
por doquier dicen:<br />
Él es el triste,<br />
el que recoge pa<strong>la</strong>bras secas<br />
cuando va al mar.<br />
imaginación y crítica<br />
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9
itmo<br />
10<br />
Contemp<strong>la</strong>ción nocturna<br />
Miro tus pies<br />
y son peces prendidos<br />
y tienen huel<strong>la</strong>s frescas<br />
de mares y de espinos.<br />
Miro tus pies inquietos, fugitivos,<br />
y tienen sombra fresca<br />
de ya <strong>la</strong>rgos caminos,<br />
y tienen forma espesa<br />
de carne y de racimo.<br />
Miro tus pies, contacto vespertino,<br />
raíces sobre tierra<br />
sembrando mi destino.<br />
Miro tus pies y son albatros fríos,<br />
y tienen forma de agua<br />
y un nombre entristecido.<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
ABRE VENTANAS PARA AIREAR LOS TIEMPOS<br />
Roberto Mendoza Aya<strong>la</strong> 3<br />
El águi<strong>la</strong> en pa<strong>la</strong>cio<br />
Desde el balcón el águi<strong>la</strong> nos mira.<br />
Su silencio tiene mucho de orgullo:<br />
algo en <strong>la</strong> tierra hizo que <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas<br />
por sus pencas crecieran dibujando<br />
<strong>la</strong> vertiente espiral del nuevo cielo.<br />
Nuestros cimientos yacen en el fondo<br />
de un <strong>la</strong>rgo <strong>la</strong>go centurión de siglos.<br />
El de hoy, el nuestro, el xocoyotzin,<br />
abre ventanas <strong>par</strong>a airear los tiempos.<br />
Los signos se nos muestran impúdicos<br />
Pero ¿a quién quieres desnudar, cantera?<br />
Ecos de Europa, observa Miramar,<br />
desde el ojo lector de <strong>la</strong> capil<strong>la</strong>.<br />
imaginación y crítica<br />
3 Roberto Mendoza Aya<strong>la</strong>, narrador y poeta, publicó en 2006 su libro de cuentos Cerquita de Dios (Daga Editores),<br />
el cual ha sido presentado y comentado en <strong>la</strong> Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en <strong>la</strong><br />
Casa de <strong>la</strong> Primera Imprenta (UAM) y en <strong>la</strong> Capil<strong>la</strong> Alfonsina. Asimismo, ha co<strong>la</strong>borado en los números recientes<br />
(2007-2008) de <strong>la</strong> Revista literaria Sa<strong>la</strong>mandra, editada por <strong>la</strong> Universidad Autónoma de Chapingo.<br />
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11
itmo<br />
12<br />
Las escaleras vue<strong>la</strong>n y te auguran:<br />
sólo una vez pasaste por allí,<br />
caerás entonces Carlota, caerás.<br />
Es muy <strong>par</strong>ecido tocar tezontle<br />
a saludar de mano a los ancestros.<br />
Si Juárez te l<strong>la</strong>mas, eres o estás<br />
erguido como estatua de misiles,<br />
en <strong>la</strong> vanguardia de floridas guerras.<br />
Visible está el tesoro en el mapa de los pisos<br />
que aún lucen su pompeyano esplendor.<br />
Al calce nos acecha ahora guardiana<br />
águi<strong>la</strong> que cayó y cayó vo<strong>la</strong>ndo.<br />
Furiosa aletea sobre <strong>la</strong>s baldosas<br />
del nevado paisaje, malherida.<br />
(Yo te saludo España tras <strong>la</strong>s rejas,<br />
por <strong>la</strong>s cerraduras y los pa<strong>la</strong>cios<br />
que de herrumbre nos hemos construido).<br />
Fíjate bien, el águi<strong>la</strong> de nuevo ahí,<br />
<strong>la</strong> encuentras rauda sobre los vórtices.<br />
Las <strong>par</strong>edes nos enseñan <strong>la</strong> lengua,<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
nos muestran a los simples y a los glorificados<br />
los vasos comunicantes del poder.<br />
Se escucha un telefonema, lo sabemos todo.<br />
Es de noche y <strong>la</strong> luz nace en los patios.<br />
Del suelo abierto, mana quedamente<br />
<strong>la</strong> cristalina sangre de <strong>la</strong> tierra.<br />
imaginación y crítica<br />
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13
itmo<br />
14<br />
Primera versión<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
El búho guarda sus a<strong>la</strong>s,<br />
un imperfecto gusano roe<br />
descaradamente el tiempo.<br />
Tu mirada entinta <strong>la</strong> noche<br />
y es por demás guarecerse<br />
cuando hay inundación.<br />
Voy por el cielo nocturno<br />
como en destierro.<br />
Tibias sábanas me envuelven<br />
y me ofreces al viento sirocco.<br />
¿Serán tus párpados? ¿Un pestañeo?<br />
<strong>En</strong> una ocasión, por no aceptar, tuve pesadil<strong>la</strong>s.<br />
Me ofreces, decía, y mi débil protesta es luz<br />
que deshace el sortilegio.<br />
–Levántate, susurras.<br />
Escucho una fanfarria<br />
y el ángel que eres <strong>la</strong>me mi frente<br />
y sop<strong>la</strong> en mis ojos<br />
sin que despiertes todavía.<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
CUANDO LA LUZ ES DICHA<br />
Fernando de <strong>la</strong> Cruz 4<br />
C<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> perfección bosque de esferas<br />
aunque valles de arena <strong>la</strong> anteceden llega <strong>la</strong> luz<br />
inf<strong>la</strong>ma con sus bordes el cardumen de tu aliento<br />
invade como angui<strong>la</strong> los pozos de <strong>la</strong> bóveda celeste<br />
que <strong>la</strong> calma deslumbran<br />
en los giros del agua se reve<strong>la</strong><br />
y tu voz como peces multiplica <strong>la</strong>s gotas de vacío<br />
como puntos de fuga de los astros<br />
que del fondo proyectan otros nombres<br />
se asienta finalmente aleteando como un génesis<br />
devolviendo color a borbotones<br />
cada verbo criado en el comienzo<br />
se vuelca sobre sí y se evapora en nuevos actos<br />
que efímeros afluyen al profundo torrente del olvido<br />
pero ha quedado atrás cuando tú llegas<br />
en todos los matices contenidos en <strong>la</strong> piel de una burbuja<br />
tensa como <strong>la</strong> superficie<br />
que trans<strong>par</strong>ente sitia los océanos<br />
como tu luz que vibra entre los párpados<br />
detrás de <strong>la</strong>s fronteras e insiste en el avance<br />
punzando cada aguja el cuerpo de agua<br />
que vive <strong>la</strong> tensión de un nuevo encuentro<br />
imaginación y crítica<br />
4 Fernando de <strong>la</strong> Cruz es miembro del taller del Centro Yucateco de Escritores, A. C. y del taller Castalia.<br />
Su obra poética ha a<strong>par</strong>ecido en diversas antologías y revistas de literatura, así como en el cuaderno La<br />
Conversión del Polvo (Ediciones Presagios / Columba Ediciones, 2003). <strong>En</strong> el 2004 recibió sendos primeros<br />
lugares en los XL Juegos Florales de <strong>la</strong> Revolución, convocados por <strong>la</strong> Casa de <strong>la</strong> Cultura de Jiquilpan, Michoacán,<br />
y en los III Juegos Literarios Nacionales Universitarios, convocados por <strong>la</strong> Universidad Autónoma<br />
de Yucatán.<br />
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15
itmo<br />
16<br />
Lo que no resp<strong>la</strong>ndece<br />
más fuerte que el recuerdo de cañones<br />
un crucifijo bril<strong>la</strong> entre <strong>la</strong> arena<br />
del color de tus ojos que me buscan<br />
en el resto encarnado de <strong>la</strong> noche disuelta<br />
en <strong>la</strong> pleamar<br />
otras cruces reposan en monedas<br />
echadas al tormento milenario<br />
de vírgenes vislumbres de montaña<br />
en los meandros fúlgidos del Astro<br />
<strong>la</strong>s ba<strong>la</strong>s siguen ocultas<br />
tras <strong>la</strong> quil<strong>la</strong> de p<strong>la</strong>ntas y corales<br />
y un estoque contagia con su óxido<br />
un opacado torso vuelto piedra<br />
<strong>la</strong>s cuencas permanecen en <strong>la</strong> sombra<br />
ausentes de monedas<br />
como sepulcros nuevos<br />
temiendo cobijar a algún mesías<br />
hasta que vuelves <strong>par</strong>ca en profecías<br />
más próvida de pasos en esta nueva fuga<br />
y revives <strong>la</strong> asfixia de remotas batal<strong>la</strong>s<br />
y derrotas<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
Inasible que me ahoga<br />
viene también el monstruo que <strong>la</strong> noche devora<br />
imponiendo su brillo en <strong>la</strong> obsidiana<br />
ruborizando estrel<strong>la</strong>s y corales<br />
en su marcha tenaz de carabe<strong>la</strong><br />
un hipocampo sueña en aguama<strong>la</strong>s<br />
un manatí se hunde por un golpe de prope<strong>la</strong><br />
el lenguado camuf<strong>la</strong> su discurso en un resto de petróleo<br />
y vas llegando en toda tu insondable presencia<br />
cuadricu<strong>la</strong>s el sitio del naufragio<br />
rotunda cada estaca se constriñe<br />
como angui<strong>la</strong> que intuye al enemigo<br />
en <strong>la</strong>s rubias espinas del sargazo<br />
llegas cuando <strong>la</strong> calma se incinera<br />
como el resto de mí en este congiario de arrecifes<br />
arrastrados maderos de hipocéntricas naves sobredichas<br />
en <strong>la</strong> fiebre de tantas otras ascuas<br />
y se diluye el calcio<br />
carcomido por tanta indiferencia<br />
por <strong>la</strong> sal de tu cándida <strong>par</strong>tida<br />
que más y más me ahoga<br />
lleno de mí<br />
sitiado<br />
imaginación y crítica<br />
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17
itmo<br />
18<br />
Otra naciente voz<br />
entre fiebres y l<strong>la</strong>gas otra naciente voz<br />
rompe del mar el pulso<br />
emerge como un sueño de agua dulce<br />
diáfana lucidez indefinida<br />
pura como <strong>la</strong> sangre que derrama<br />
sobre los recovecos <strong>la</strong> conciencia ardua<br />
como <strong>la</strong> curvatura del océano<br />
todo su timbre suena a cercanía<br />
igual que en un principio<br />
como de <strong>la</strong> tormenta el epicentro<br />
como de mis pupi<strong>la</strong>s una remota imagen<br />
que negra se desliza punto a punto<br />
en una melodía de crustáceo<br />
y en cada exha<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> ballena<br />
que en <strong>la</strong>s alturas máximas del agua<br />
se hincha como un círculo y retorna<br />
a consumir su aliento en lo profundo<br />
lleno de voz<br />
mi voz<br />
levanto el sitio<br />
cuando <strong>la</strong> luz es dicha<br />
o nostalgia de mí bajo mi sombra<br />
libre de los deslumbres y <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>gas<br />
cuando sigue tu voz con otras voces<br />
indefinido el rumbo me<strong>la</strong>ncólico<br />
del eco<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
HADAS EBRIAS 5<br />
[Selección]<br />
Queta Navagómez 6<br />
Revoloteo<br />
imaginación y crítica<br />
<strong>En</strong>tró por <strong>la</strong> ventana y empezó a dar vueltas alrededor de los dos<br />
escritores. ¡Zim!, ¡zum!, ¡zam!, iba y venía formando acrobáticos<br />
ochos. Wilhelm y Jacob Grimm estaban a un paso de terminar sus<br />
Cuentos Infantiles y del Hogar, y el animalillo aquel no les permitía<br />
<strong>la</strong> concentración.<br />
¡Zum!, ¡zam!, ¡zim!, insistía el insecto. Con el rabillo del ojo,<br />
Jacob lo distinguió un poco más grande que <strong>la</strong>s moscas alemanas,<br />
rechonchas a causa de tanta salchicha. Moscardón o abejorro, qué<br />
<strong>la</strong>ta, pensó. El a<strong>la</strong>do bicho continuó sus aéreas acrobacias, así que<br />
Wilhelm, molesto, lo alejó agitando ambas manos y volvió a repasar<br />
su escrito.<br />
Parecía que el díptero quería que lo notaran y esta vez pasó casi<br />
rozando <strong>la</strong>s pestañas de Jacob. ¡Ahora verás, maldito!, amenazó el<br />
escritor. Tomó el matamoscas que siempre tenía a <strong>la</strong> mano y con rápido<br />
movimiento lo derribó de un golpe, embarrándolo después sobre<br />
5 Queta Navagómez. Hadas ebrias. México: UNAM, 2006.<br />
6 Queta Navagómez es profesora de educación física, poeta y cuentista. Ha publicado en diversas revistas<br />
y periódicos del país. Asimismo, ha obtenido diversos premios como son El internacional de cuento Marie<br />
C<strong>la</strong>re (1995), Lotería de cuentos (1995), Certamen literario de ASPA (1998), Primer lugar en <strong>la</strong> Pluma de<br />
Ganso (1998). Es autora de los libros de poesía: Destiempo y Canto <strong>par</strong>a desplegar <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 19 14/08/2009 12:19:32 p.m.<br />
19
itmo<br />
el escritorio. Ya estarás contento, ¿eh?, querías eso ¿verdad?,<br />
gritó Wilhelm acercándose a mirarlo. Y sí que lo miró. Atónito,<br />
observó el pequeño cadáver y corrió en busca de una lupa de<br />
aumento.<br />
Acongojados, los hermanos Grimm comprobaron que los<br />
despojos no correspondían a un moscardón, ni abejorro ni<br />
mosca, sino a un hada diminuta.<br />
20<br />
Empecinamiento<br />
Expectante, en un c<strong>la</strong>ro del bosque, <strong>la</strong> manada de lobos ve<br />
cruzar de nuevo a aquel<strong>la</strong> niña vestida con caperuza roja, que<br />
lleva una canasta con pasteles. Sólo un lobo joven decide seguir<strong>la</strong>.<br />
Conscientes del riesgo, los demás corren tras él y lo<br />
regresan a rastras a <strong>la</strong> madriguera.<br />
Contrariado, Charles Perrault sale de entre los matorrales y<br />
avienta una hoja en b<strong>la</strong>nco. El señuelo no funciona. Ya encontrará<br />
otra estrategia <strong>par</strong>a escribir <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> Caperucita<br />
Roja.<br />
Drama en el estanque<br />
Cansado de <strong>la</strong>s bur<strong>la</strong>s, el patito feo escapó de <strong>la</strong> granja y regresó<br />
convertido en un pato joven y fuerte que su familia no tuvo<br />
empacho en aceptar.<br />
Un día se introdujo accidentalmente a <strong>la</strong> casa del granjero<br />
y encontró, en un empolvado armario, un libro de cuentos de<br />
Hans Christian Andersen, en que se narraba <strong>la</strong> historia de un<br />
patito feo, que con el tiempo se convertía en el cisne más hermoso<br />
del estanque.<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
<strong>En</strong>tonces lloró deso<strong>la</strong>damente por <strong>la</strong>s costosísimas y dolorosas<br />
cirugías a que se había sometido, en su afán de <strong>par</strong>ecer<br />
un pato más.<br />
Ma<strong>la</strong> suerte<br />
Resuelto a poner en marcha su p<strong>la</strong>n, el gato dijo <strong>par</strong>ando <strong>la</strong>s<br />
orejas:<br />
–Amo, procúrame un <strong>par</strong> de botas, un saco y un sombrero con<br />
plumas. Haré a tu nombre regalos al rey. Luego, veré que el<br />
ogro se convierta en ratón y me lo comeré <strong>par</strong>a que su pa<strong>la</strong>cio<br />
sea tuyo. Te haré pasar por el Marqués de Carabás y de esa<br />
forma te casarás con <strong>la</strong> princesa. ¡Alégrate, vamos a ser ricos!<br />
El hijo del molinero, acostumbrado a <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s rachas, apenas<br />
pudo sorprenderse de que su mascota hab<strong>la</strong>ra.<br />
–Dame pronto lo que te pido– insistió el gato.<br />
Pero el hijo del molinero en lugar de botas usaba huaraches<br />
y el gato consideró ridículo pasar a <strong>la</strong> historia como El Gato<br />
con Huaraches y se quedó junto a su amo, <strong>la</strong>mentándose de<br />
tan ma<strong>la</strong> suerte<br />
extraordinario<br />
La gallina de los huevos de oro, de tanto empol<strong>la</strong>r, tuvo un pollito.<br />
El animalillo tardó en romper el cascarón dorado. Cuando<br />
lo hizo, sacudió lentamente <strong>la</strong>s áureas plumas que pesaban<br />
una enormidad. Luego intentó incorporarse, pero el agobio<br />
de <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s metálicas se lo impidió. Así estuvo, acurrucado, sin<br />
poder abrir su piquito de oro, hasta que murió de inanición.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 21 14/08/2009 12:19:35 p.m.<br />
21
itmo<br />
22<br />
Fatuidad<br />
El emperador sabía que su nuevo traje era un fraude: no existían<br />
los hilos de oro ni <strong>la</strong>s delicadas te<strong>la</strong>s. Aún así, enfermo de vanidad,<br />
decidió aprovechar <strong>la</strong> oportunidad de salir desnudo ante sus súbditos,<br />
<strong>par</strong>a mostrar el gran lunar en forma de corazón que tenía en<br />
<strong>la</strong> nalga izquierda, y que tanto le a<strong>la</strong>baba su mujer.<br />
Afán<br />
Verde, amarillo, morado por el esfuerzo, el lobo sopló y resopló<br />
furioso contra <strong>la</strong> casa de tabique que protegía a tres despavoridos<br />
cochinitos. La casa se mantuvo en pie.<br />
Cuando el lobo se fue, uno de los cochinitos se puso a construir<br />
dos casas de <strong>la</strong>drillo que vendió a sus hermanos. Incansable,<br />
siguió construyendo y vendiendo casas a los animales del bosque,<br />
hasta que todos tuvieron donde guarecerse y los lobos se murieron<br />
de hambre.<br />
<strong>En</strong> su afán mercantilista, convirtió <strong>la</strong>s espesuras en fraccionamientos,<br />
dejando sólo pequeños jardines donde se podía ir a soñar<br />
bosques y sentir nostalgia por extintos lobos feroces.<br />
Veleidad<br />
Ante <strong>la</strong> princesita estaba una enorme caja de cristal, llena de sapos.<br />
Los miró con repugnancia: todos tenían el cuerpo ennegrecido<br />
y verrugoso. Hinchados de humedad, <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ban con<br />
ojos taciturnos.<br />
Venciendo su asco, <strong>la</strong> princesita tomó uno y, cerrando los ojos,<br />
le besó <strong>la</strong> bocaza he<strong>la</strong>da. El batracio dejó esca<strong>par</strong> un fétido croar y<br />
siguió tan sapo como siempre. El<strong>la</strong> lo aventó por <strong>la</strong> ventana y tomó<br />
otro. Respiró profundo, aún tenía en los <strong>la</strong>bios una sensación de<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
frío. Luego dio el beso a un anfibio color choco<strong>la</strong>te que tampoco<br />
se transformó.<br />
Siguió besando sapos hasta que en el intento cuarenta y ocho,<br />
uno reventó como bolsa de lodo y de su interior surgió un príncipe<br />
guapísimo.<br />
La princesita y el príncipe se casaron, pero no fueron felices<br />
porque él nunca dejó de reprocharle <strong>la</strong> facilidad con que re<strong>par</strong>tía<br />
sus caricias.<br />
Cuentos de cuna<br />
–<strong>En</strong> lo más espeso de <strong>la</strong>s nubes, en un gran castillo hecho con<br />
piedra gris, vivía un ogro hermoso como tú. Después de opí<strong>par</strong>a<br />
cena, contaba <strong>la</strong>s monedas de oro que había logrado con ahorros de<br />
toda <strong>la</strong> vida. Colocaba sobre <strong>la</strong> mesa a una gallina que cada noche<br />
ponía un huevo de oro y, tras guardarlo, sacaba su arpa mágica y,<br />
arrul<strong>la</strong>do con tan dulce música, dormía plácidamente. Fue feliz,<br />
hasta que un horrible niño trepó a <strong>la</strong>s nubes esca<strong>la</strong>ndo unas habichue<strong>la</strong>s<br />
mágicas y le robó <strong>la</strong>s monedas, <strong>la</strong> gallina, y el arpa. El ogro<br />
intentó perseguirlo, pero el malvado niño tomó un hacha y cortó <strong>la</strong><br />
habichue<strong>la</strong>. Nuestro bello ogro se mató al caer desde <strong>la</strong>s nubes y...<br />
¿Qué tienes mi amor? ¿Por qué lloras?, ¿te asustaste?, ¡tontito…!<br />
¡Si los niños no existen!<br />
Mercantilismo I<br />
–Niña, premiaré <strong>la</strong> bondad de tus pa<strong>la</strong>bras y acciones. Desde este<br />
momento, cada vez que abras <strong>la</strong> boca <strong>par</strong>a decir algo, saldrán de el<strong>la</strong><br />
per<strong>la</strong>s o piedras preciosas– dijo aquel<strong>la</strong> hada que solía disfrazarse<br />
de limosnera, <strong>par</strong>a premiar a <strong>la</strong>s jovencitas compasivas, o castigar a<br />
<strong>la</strong>s de duro corazón.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 23 14/08/2009 12:19:37 p.m.<br />
23
itmo<br />
Esta misma hada busca afanosamente a <strong>la</strong> hoy millonaria adolescente,<br />
<strong>par</strong>ticipante asidua de concursos de oratoria, <strong>par</strong>a venderle <strong>la</strong>s<br />
convocatorias de los certámenes.<br />
24<br />
Mercantilismo II<br />
–¡Castigaré tu soberbia y tu mal corazón! ¡Cada que abras <strong>la</strong> boca <strong>par</strong>a<br />
decir algo, saldrán de el<strong>la</strong> víboras!– sentenció aquel<strong>la</strong> hada que solía<br />
disfrazarse de limosnera.<br />
La adolescente llegó llorando a su casa. Al mirar los enormes ofidios<br />
que salían de <strong>la</strong> boca de su hija, <strong>la</strong> madre lloró también.<br />
Pero el l<strong>la</strong>nto cesó, <strong>la</strong>s <strong>la</strong>mentaciones se acabaron y ambas se hicieron<br />
de una considerable fortuna, gracias a su próspera fábrica de<br />
cinturones, de auténtica y certificada piel de víbora.<br />
Mercantilismo III<br />
Después de una jubi<strong>la</strong>ción desventajosa, aquel<strong>la</strong> hada que solía disfrazarse<br />
de limosnera, consiguió un puesto de medio tiempo en una<br />
fábrica de cinturones, porque de tarde ejercía como maestra de oratoria.<br />
Cuestión de tonos<br />
El lobo –conocedor de atajos– alcanzó a Caperucita B<strong>la</strong>nca a <strong>la</strong> mitad<br />
del bosque. Cargó solícito <strong>la</strong> canasta mientras <strong>la</strong> acompañaba por<br />
aquel<strong>la</strong>s soledades. Pero, afanado en limar <strong>la</strong> desconfianza, inició unos<br />
re<strong>la</strong>tos que fueron subiendo de tono, hasta que a <strong>la</strong> pobre Caperucita<br />
B<strong>la</strong>nca no le quedó otra alternativa que ponerse roja, roja... roja.<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
LA HISTORIA DE UN CEREBRO 7<br />
Arnold Zuboff 8<br />
I<br />
imaginación y crítica<br />
Trad. Gerardo Contreras 9<br />
Versión <strong>par</strong>a Elena, Alicia, Laura,<br />
Noemí, Adriana y el doctor Álvaro<br />
Vargas. Por todas <strong>la</strong>s horas de<br />
humor y reflexión conjunta.<br />
Érase una vez, un amable joven que disfrutaba de muchos amigos<br />
y una gran fortuna, que se enteró que una descomposición<br />
horrible estaba abarcando todo su cuerpo, salvo su sistema nervioso.<br />
Amaba <strong>la</strong> vida; amaba tener experiencias. Por lo tanto estaba<br />
intensamente interesado cuando sus amigos científicos de asombrosas<br />
habilidades le propusieron lo siguiente:<br />
“Tomaremos el cerebro de tu pobre cuerpo en descomposición<br />
y lo mantendremos saludable en un baño nutriente especial. Lo<br />
tendremos conectado a una máquina que es capaz de inducirle<br />
cualquier patrón de todos los estímulos neuronales y, por ende,<br />
es capaz de aportarte cualquier c<strong>la</strong>se de experiencia total que es<br />
posible que <strong>la</strong> actividad de tu sistema nervioso cause o sea”.<br />
La razón de esta última disyunción de los verbos causar y ser<br />
fue que, aunque los científicos estaban convencidos de <strong>la</strong> teoría<br />
general que l<strong>la</strong>maban “<strong>la</strong> teoría neuronal de <strong>la</strong> experiencia”, no<br />
estaban de acuerdo en <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción específica de esta teoría.<br />
Todo lo que sabían era de los innumerables casos en que era apenas<br />
obvio que el estado de cerebro, el patrón de su actividad, de<br />
alguna manera hacían que un hombre experimentara esto en vez<br />
7 Título original: Zuboff, Arnold. Story of a brain. <strong>En</strong> Hofstadter, Doug<strong>la</strong>s R., Dennett, Daniel C. eds. The<br />
Mind’s I. Fantasies and Reflections on self and soul. Nueva York, Bantam Books, 1982.<br />
8 Arnold Zuboff es filósofo y profesor en <strong>la</strong> Universidad de Londres, Ing<strong>la</strong>terra.<br />
9 Gerardo Contreras hizo estudios de matemáticas aplicadas, antropología e idiomas. Ha sido un meritorio<br />
maestro de francés del Colegio de Ciencias y Humanidades. Gerardo Contreras ha encontrado en <strong>la</strong> docencia<br />
y <strong>la</strong> traducción un modo de vida y de realización personal.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 25 14/08/2009 12:19:40 p.m.<br />
25
itmo<br />
de aquello. Les <strong>par</strong>ecía razonable que<br />
todo aquello que, a fin de cuentas, era lo<br />
que contro<strong>la</strong>ba decisivamente cualquier<br />
experiencia de un hombre –contro<strong>la</strong>ba si<br />
existía y qué <strong>par</strong>ecía– era el estado de su<br />
sistema nervioso, y más específicamente,<br />
lo que esas áreas del cerebro que <strong>la</strong> investigación<br />
cuidadosa había descubierto<br />
que estaban involucradas en varios aspectos<br />
de <strong>la</strong> conciencia. Esta convicción<br />
fue lo que había empujado su propuesta<br />
a su joven amigo. <strong>En</strong> lo que no estaban<br />
de acuerdo, era acerca de si una experiencia<br />
consistía sencil<strong>la</strong>mente en, o estaba<br />
causada por, <strong>la</strong> actividad neuronal era<br />
irrelevante <strong>par</strong>a su creencia en tanto que<br />
el cerebro de su amigo estuviera vivo y<br />
funcionando bajo su control, ellos podían<br />
mantenerlo <strong>par</strong>a que tuviera su amada<br />
experiencia indefinidamente, tal como si<br />
estuviera caminando e involucrándose en<br />
<strong>la</strong>s varias situaciones que, en una manera<br />
más natural, habrían estimu<strong>la</strong>do cada<br />
uno de los patrones de desempeño neuronal<br />
que ellos lograrían artificialmente.<br />
Si de hecho él tuviera que haber atisbado<br />
a través de un hoyo en una poza he<strong>la</strong>da<br />
cubierta de nieve, por ejemplo, <strong>la</strong> realidad<br />
física le habría hecho experimentar<br />
lo que Thoreau describió: “<strong>la</strong> apacible<br />
estancia de los peces, permeada por luz<br />
suave, como a través de una ventana de<br />
vidrio en el suelo, con su piso arenoso tal<br />
como en verano”. El cerebro yacente en<br />
su baño, despojado de su cuerpo y lejos<br />
de <strong>la</strong> poza, si tuviera que comportarse<br />
precisamente como lo haría naturalmente<br />
bajo <strong>la</strong>s circunstancias del agujero en <strong>la</strong><br />
poza, habría sentido <strong>par</strong>a el joven <strong>la</strong> mismísima<br />
experiencia.<br />
26<br />
Bueno, el joven consintió con el concepto<br />
y procuró su ejecución. Y apenas<br />
un mes después de que oyera por vez<br />
primera el asunto que se le propuso, su<br />
cerebro estaba flotando en <strong>la</strong> calidez del<br />
baño nutriente. Sus amigos científicos<br />
mantenían una investigación atareada,<br />
por medio de sujetos pagados, de cuáles<br />
eran los patrones de estímulos neuronales<br />
que eran semejantes a <strong>la</strong>s respuestas neuronales<br />
naturales a <strong>la</strong>s mismas situaciones<br />
p<strong>la</strong>centeras; y, por medio del uso de una<br />
máquina de electrodos compleja, seguían<br />
induciendo sólo estas actividades neuronales<br />
al cerebro de su querido amigo.<br />
<strong>En</strong>tonces hubo problema. Una noche<br />
el vigi<strong>la</strong>nte había estado bebiendo, y,<br />
vagando embriagado en el cuarto donde<br />
permanecía el baño, se tropezó de modo<br />
que su brazo derecho entró en <strong>la</strong> tina y de<br />
hecho <strong>par</strong>tió al pobre cerebro en sus dos<br />
hemisferios.<br />
El cerebro de los amigos científicos estaba<br />
muy maltrecho <strong>la</strong> mañana siguiente.<br />
Habían estado listos <strong>par</strong>a alimentar en el<br />
cerebro un nuevo bloque de maravillosas<br />
experiencias, cuyos patrones neuronales<br />
apenas habían descubierto recientemente.<br />
“Si dejamos que el cerebro de nuestro<br />
amigo se re<strong>par</strong>e luego de poner los dos<br />
hemisferios juntos”, dijo Fred, “debemos<br />
esperar dos buenos meses antes que<br />
esté lo suficientemente curado, de manera<br />
que podamos divertirnos alimentándolo<br />
con estas nuevas experiencias. Desde<br />
luego, no sabrá acerca de <strong>la</strong> espera, ¡pero<br />
seguramente nosotros sí sabremos! E infortunadamente,<br />
como todos sabemos,<br />
dos mitades se<strong>par</strong>adas de un cerebro no<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 26 14/08/2009 12:19:42 p.m.
pueden llevar a cabo los mismos patrones<br />
neuronales que realizan cuando están<br />
juntas. Ya que, todos aquellos impulsos<br />
que cruzan de un hemisferio al otro durante<br />
una experiencia de cerebro completo,<br />
nada más no pueden cruzar <strong>la</strong> brecha<br />
que se ha abierto entre ellos”.<br />
Al final de este discurso alguien dio una<br />
idea. ¿Por qué no hacemos lo siguiente?<br />
Desarrol<strong>la</strong>r a<strong>la</strong>mbritos electroquímicos<br />
cuyos extremos encajarían en <strong>la</strong>s sinapsis<br />
de <strong>la</strong>s neuronas <strong>par</strong>a recibir o descargar<br />
sus impulsos neuronales. Estos a<strong>la</strong>mbres<br />
podrían entonces pender de cada neurona<br />
cuya conexión hubiera sido rota en el<br />
corte de esa neurona del otro hemisferio,<br />
al que anteriormente había estado conectada.<br />
“De esta manera”, terminó Bert,<br />
quien propuso esta idea, “todos esos impulsos<br />
que supuestamente cruzarían de<br />
un hemisferio al otro, podrían sencil<strong>la</strong>mente<br />
hacer eso... llevados por los a<strong>la</strong>mbres”.<br />
Esta sugerencia fue recibida con entusiasmo,<br />
puesto que <strong>la</strong> construcción de<br />
este sistema de a<strong>la</strong>mbres, se sentía, podría<br />
completarse en una semana. Pero<br />
una solemne compañera l<strong>la</strong>mada Cassandra<br />
se afligía. “Todos estamos de acuerdo<br />
que nuestro amigo ha estado teniendo<br />
experiencias que le hemos tratado de<br />
proporcionar. Esto es, aceptamos de una<br />
manera u otra <strong>la</strong> teoría neuronal de <strong>la</strong> experiencia.<br />
Ahora bien, según esta teoría<br />
tal como todos <strong>la</strong> aceptamos, es bastante<br />
permisible alterar, como uno guste, el contexto<br />
de un cerebro en funcionamiento,<br />
en tanto que uno mantenga el patrón de<br />
su actividad. Podríamos poner atención<br />
a lo que estamos diciendo de este modo.<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
Hay varias condiciones que se conjugan<br />
<strong>par</strong>a <strong>la</strong> experiencia habitual... una experiencia,<br />
por ejemplo, como <strong>la</strong> del hoyo<br />
en <strong>la</strong> poza que creemos que le dimos a<br />
nuestro amigo hace tres semanas. Por lo<br />
general estas condiciones son que el cerebro<br />
se encuentre en un cuerpo real, en<br />
una poza real, estimu<strong>la</strong>do por tal actividad<br />
neuronal tal como <strong>la</strong> que sí dimos a<br />
nuestro amigo. Le dimos a nuestro amigo<br />
<strong>la</strong> actividad neuronal sin <strong>la</strong>s otras condiciones<br />
de su contexto, puesto que nuestro<br />
amigo no tiene cuerpo y puesto que<br />
es esencial y decisivo <strong>par</strong>a <strong>la</strong> existencia y<br />
carácter de una experiencia, de cualquier<br />
modo, no es tal contexto, sino nada más<br />
<strong>la</strong> actividad neuronal que puede estimu<strong>la</strong>r.<br />
Las condiciones contextuales, creemos,<br />
son verdaderamente superfluas <strong>par</strong>a<br />
el hecho crudo que un hombre tenga una<br />
experiencia... incluso si son condiciones<br />
esenciales en <strong>la</strong> manera normal de tener<br />
esa experiencia. Si uno dispone de los recursos,<br />
como tenemos, de prescindir de<br />
<strong>la</strong> necesidad normal de estas condiciones<br />
externas <strong>par</strong>a una experiencia de un hoyo<br />
en una poza, entonces tales condiciones<br />
ya no son necesarias. Y esto demuestra<br />
que dentro de nuestro concepto de experiencia<br />
nunca fueron necesarias en<br />
principio <strong>par</strong>a el hecho crudo de tener <strong>la</strong><br />
experiencia.<br />
“Ahora bien, lo que ustedes los hombres<br />
proponen hacer con esos a<strong>la</strong>mbres<br />
equivale a considerar como no esencial<br />
sólo una condición normal más <strong>par</strong>a que<br />
nuestro amigo tenga su experiencia. Esto<br />
es, están diciendo algo como lo que acabo<br />
de decir acerca del contexto de <strong>la</strong> actividad<br />
neuronal... pero ustedes lo están<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 27 14/08/2009 12:19:43 p.m.<br />
27
itmo<br />
diciendo acerca de <strong>la</strong> condición de proximidad<br />
de los hemisferios del cerebro respecto<br />
uno del otro. Están diciendo que<br />
los dos hemisferios, al estar ligados uno al<br />
otro, en <strong>la</strong>s experiencias del cerebro completo<br />
pueden ser necesarios <strong>par</strong>a <strong>la</strong> realización<br />
de esas experiencias en el sentido<br />
habitual, pero si uno puede prescindir de<br />
ello por <strong>la</strong> brecha de esta proximidad en<br />
algún, de hecho, inusitado caso, como ustedes<br />
lo harían con los a<strong>la</strong>mbres, ¡todavía<br />
se llevaría a cabo el mismo hecho crudo<br />
de que se tuviera <strong>la</strong> experiencia! Están<br />
diciendo que <strong>la</strong> proximidad no es una<br />
condición necesaria <strong>par</strong>a el hecho crudo<br />
de una experiencia. Pero, ¿no sería posible<br />
que incluso reproducir precisamente<br />
los patrones neuronales de cerebro completo<br />
en un cerebro fragmentado, al contrario,<br />
no constituyera el llevar a cabo una<br />
experiencia de cerebro completo? ¿No<br />
podría ser que <strong>la</strong> proximidad no fuera<br />
sólo algo que se pudiera obviar <strong>par</strong>a crear<br />
una experiencia de cerebro entero <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r,<br />
sino, de algún modo, una condición<br />
y principio absolutos <strong>par</strong>a tener una experiencia<br />
de cerebro entero?”<br />
Cassandra tuvo poco eco <strong>par</strong>a sus inquietudes.<br />
Las réplicas típicas iban más<br />
o menos en este tenor: “¿Acaso sabrían<br />
los malditos que estarían conectados por<br />
cables en vez de estar ligados del modo<br />
habitual? Esto es, ¿acaso el hecho quedaría<br />
codificado en alguna de <strong>la</strong>s estructuras<br />
cerebrales responsables del hab<strong>la</strong>, el pensamiento<br />
o cualquier otro rasgo de <strong>la</strong> conciencia?<br />
¿Cómo podría este hecho acerca<br />
de cómo el cerebro mira a los observadores<br />
externos atañer de alguna manera a<br />
nuestro querido amigo en sus p<strong>la</strong>ceres...<br />
28<br />
más que el ser un cerebro desnudo acomodado<br />
en un tibio baño nutriente podría?<br />
<strong>En</strong> tanto que <strong>la</strong> actividad neuronal<br />
en los hemisferios –juntos o a<strong>par</strong>te– corresponda<br />
precisamente a <strong>la</strong> que habría<br />
sido <strong>la</strong> actividad en los hemisferios<br />
arrumbados juntos en <strong>la</strong> cabeza de una<br />
persona paseando y divirtiéndose, entonces<br />
<strong>la</strong> persona misma está divirtiéndose<br />
así. Porque, si pusiéramos una boca a esas<br />
<strong>par</strong>tes cerebrales, nos estaría p<strong>la</strong>ticando a<br />
través de el<strong>la</strong> acerca de su diversión”. <strong>En</strong><br />
respuesta a tales réplicas, que se estaban<br />
haciendo más breves y más ríspidas, Cassandra<br />
sólo pudo musitar acerca del posible<br />
desbarajuste de algún campo de <strong>la</strong><br />
experiencia “o algo por el estilo”.<br />
Pero luego de que los hombres hubieron<br />
estado trabajando con los cables por un<br />
tiempo, alguien llegó con una objeción a<br />
su proyecto que sí los detuvo. Señaló que<br />
prácticamente no tomaba tiempo que un<br />
impulso de un hemisferio entrara al otro,<br />
cuando el cerebro estaba íntegro y funcionando<br />
normalmente. Pero el viaje de<br />
estos impulsos sobre cables impondría<br />
un minúsculo incremento en el tiempo<br />
que se llevaba <strong>par</strong>a tales cruces. Dado<br />
que los impulsos en el resto del cerebro<br />
en cada hemisferio seguiría llevándose el<br />
tiempo normal, ¿acaso el patrón general<br />
no quedaría maltrecho, operando como<br />
si hubiera un freno sólo en una región?<br />
Ciertamente sería imposible lograr precisamente<br />
<strong>la</strong> c<strong>la</strong>se normal de patrón... se<br />
tendría algo extraño, perturbado.<br />
Cuando esta objeción exitosa se alzó,<br />
un hombre con muy poca pre<strong>par</strong>ación<br />
en física sugirió que de alguna manera<br />
el cable se reemp<strong>la</strong>zara por señales de<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 28 14/08/2009 12:19:45 p.m.
adio. Esto se podría hacer ajustando a<br />
<strong>la</strong> faz pe<strong>la</strong>da –del corte– de cada hemisferio<br />
un “cartucho de impulsos” que sería<br />
capaz de enviar cualquier patrón de<br />
impulsos a <strong>la</strong>s, hasta ahora expuestas y<br />
desconectadas, neuronas de ese hemisferio,<br />
lo mismo en cuanto a recibir de esas<br />
neuronas cualquier patrón de impulsos<br />
que ese hemisferio pudiera estar tratando<br />
de comunicar al otro hemisferio. <strong>En</strong>tonces<br />
cada cartucho podría insertarse en<br />
un radio transmisor y receptor especial.<br />
Cuando un cartucho recibiera un impulso<br />
propuesto de una neurona en un hemisferio<br />
a una neurona del otro, el impulso<br />
sería transmitido, y administrado adecuadamente<br />
por el otro cartucho. El compañero<br />
que sugirió esto incluso musitó que<br />
entonces cada mitad del cerebro podría<br />
mantenerse en un baño a<strong>par</strong>te y que, sin<br />
embargo, el conjunto se mantenía en una<br />
única experiencia de cerebro completo.<br />
La ventaja de este sistema sobre el de<br />
los cables, pensó este compañero, residía<br />
en el “hecho” de que <strong>la</strong>s ondas de radio<br />
no toman tiempo, a diferencia de los impulsos<br />
sobre los cables, <strong>par</strong>a viajar de un<br />
lugar a otro. Rápidamente fue disuadido<br />
de esa idea. No, el sistema de radio todavía<br />
sufría del obstáculo de <strong>la</strong> brecha de<br />
tiempo.<br />
Pero toda esta plática de los cartuchos<br />
de impulsos inspiró a Bert. “Miren, podríamos<br />
alimentar cada cartucho de impulso<br />
con el mismo patrón de impulsos<br />
que habría estado recibiendo por radio,<br />
pero que lo hace por tal método que no<br />
requiera de transmisión de radio o por<br />
cable. Todo lo que tenemos que hacer<br />
es fijar a cada cartucho no un radio trans-<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
misor receptor, sino un ‘programador de<br />
impulsos’, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de a<strong>par</strong>ato que pudiera<br />
ejecutar cualquier programa de impulsos<br />
que le hubieran dado previamente. Lo<br />
grandioso de esto es que ya no se necesita<br />
que un patrón de impulsos vaya de un<br />
hemisferio al otro. Por lo tanto no hay necesidad<br />
de ninguna espera <strong>par</strong>a <strong>la</strong> transmisión.<br />
Los cartuchos programados pueden<br />
estar corre<strong>la</strong>cionados de tal manera<br />
con el resto de nuestra estimu<strong>la</strong>ción de<br />
patrones neuronales que todas <strong>la</strong>s correspondencias<br />
de los tiempos puedan ser tal<br />
como habrían sido si los hemisferios estuvieran<br />
juntos. Y sí, entonces será sencillo<br />
acomodar a cada hemisferio en un baño<br />
a<strong>par</strong>te... tal vez uno aquí en el <strong>la</strong>boratorio<br />
y otro en el <strong>la</strong>boratorio al otro <strong>la</strong>do de <strong>la</strong><br />
ciudad, de manera que podamos emplear<br />
<strong>la</strong>s facilidades de cada <strong>la</strong>boratorio al trabajar<br />
nada más con medio cerebro. Esto<br />
hará todo más sencillo. Y entonces podemos<br />
poner a más gente: hay muchos que<br />
nos han estado molestando <strong>par</strong>a que los<br />
dejemos <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> en nuestro proyecto”.<br />
Pero ahora Cassandra estaba todavía<br />
más afligida. “Ya hemos desechado <strong>la</strong><br />
condición de <strong>la</strong> proximidad. Ahora estamos<br />
a punto de abandonar aún otra condición<br />
de <strong>la</strong> experiencia habitual... <strong>la</strong> de<br />
<strong>la</strong> conexión causal real. Damos por sentado<br />
que pueden ser ustedes lo bastante<br />
ingeniosos como <strong>par</strong>a prescindir de lo<br />
que comúnmente es bastante necesario<br />
<strong>par</strong>a que tenga lugar una experiencia. Así<br />
que ahora, con toda su programación, ya<br />
no será necesario que los impulsos en una<br />
mitad del cerebro de hecho sean causa de<br />
completar un patrón de cerebro total en<br />
el otro hemisferio, de tal manera que ten-<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 29 14/08/2009 12:19:46 p.m.<br />
29
itmo<br />
ga lugar un patrón de cerebro completo.<br />
Pero, ¿es todavía el resultado del hecho<br />
crudo de <strong>la</strong> experiencia de cerebro completo,<br />
o ustedes, al quitar esta condición,<br />
han quitado un principio absoluto, una<br />
condición esencial, <strong>par</strong>a que realmente<br />
se tenga una experiencia de cerebro completo?”<br />
Las respuestas a esto fueron muy semejantes<br />
a <strong>la</strong>s que hubo <strong>par</strong>a lo otro.<br />
¿Cómo sabía <strong>la</strong> actividad neuronal si un<br />
cartucho contro<strong>la</strong>do por radio o de impulso<br />
programado <strong>la</strong> alimentó? ¿Cómo<br />
podría este hecho, así de totalmente externo<br />
a el<strong>la</strong>s, registrar con <strong>la</strong>s estructuras<br />
neuronales que subyacen al pensamiento,<br />
hab<strong>la</strong> y cualquier otro aspecto de <strong>la</strong><br />
conciencia? <strong>En</strong> verdad no podría registrar<br />
mecánicamente. <strong>En</strong>tonces, ¿el resultado<br />
no era precisamente el mismo con cinta<br />
como con cable, salvo que ahora ya se había<br />
resuelto el problema de <strong>la</strong> brecha del<br />
tiempo? ¿Y acaso una boca propiamente<br />
conectada no reportaría incluso <strong>la</strong>s experiencias<br />
tan agradablemente luego de <strong>la</strong><br />
asistencia de <strong>la</strong> cinta, tal como con <strong>la</strong> del<br />
cable, con impulsos que se cruzaban?<br />
La siguiente innovación llegó muy<br />
pronto... cuando se p<strong>la</strong>nteó <strong>la</strong> pregunta<br />
de si acaso era importante, dado que cada<br />
hemisferio estaba ahora trabajando se<strong>par</strong>adamente,<br />
el sincronizar <strong>la</strong>s dos ejecuciones<br />
causalmente inconexas de los patrones<br />
de impulso de los hemisferios. Ahora<br />
que cada hemisferio recibiría en efecto<br />
todos los impulsos que en una experiencia<br />
dada habría recibido del otro hemisferio<br />
–y recibirlos de tal modo como trabajarían<br />
perfectamente con <strong>la</strong> sincronía del<br />
resto de sus impulsos– y dado que este<br />
30<br />
fino efecto se alcanzaría en el otro, <strong>par</strong>ecía<br />
no haber razón <strong>par</strong>a retener lo que Cassandra<br />
tristemente señaló como <strong>la</strong> “condición<br />
de sincronización”. Se oyó que los<br />
hombres dijeron: “¿Cómo sabe cualquier<br />
hemisferio, cómo podría registrar cuando<br />
el otro se dis<strong>par</strong>a, en el tiempo de un observador<br />
externo, de cualquier manera?<br />
Para cada hemisferio qué más podemos<br />
decir que está justa y precisamente como<br />
si el otro anduviera con él de <strong>la</strong> manera<br />
correcta? ¿De qué hay que preocu<strong>par</strong>se<br />
si en un <strong>la</strong>boratorio llevan a cabo <strong>la</strong> mitad<br />
de un patrón en un día, y en el otro <strong>la</strong>boratorio<br />
suplen al otro con su mitad del<br />
patrón otro día? El patrón se realiza bien.<br />
La experiencia se da. Con <strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes del<br />
cerebro conectadas adecuadamente a una<br />
boca, nuestro amigo incluso podría reportar<br />
su experiencia”.<br />
También hubo alguna discusión sobre si<br />
se mantendría lo que Cassandra l<strong>la</strong>maba<br />
“topología”; esto es, si se debían sostener<br />
los dos hemisferios en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción espacial<br />
general, mirándose el uno al otro. También<br />
aquí se ignoraron <strong>la</strong>s advertencias de<br />
Cassandra.<br />
II<br />
Diez siglos después el famoso proyecto<br />
seguía cautivando a los hombres. Pero<br />
los hombres ahora llenaban <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>xia y<br />
su tecnología era tremenda. <strong>En</strong>tre ellos<br />
había miles de millones que deseaban <strong>la</strong><br />
emoción y <strong>la</strong> responsabilidad de <strong>par</strong>tici<strong>par</strong><br />
en <strong>la</strong> “Grandiosa Experiencia de Alimentación”.<br />
Desde luego, tras este deseo<br />
yacía <strong>la</strong> creencia continuada de lo que los<br />
hombres estaban haciendo al programar<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 30 14/08/2009 12:19:47 p.m.
impulsos todavía equivalía a hacer que<br />
un hombre tuviera toda c<strong>la</strong>se de experiencias.<br />
Pero a fin de acomodar a todos aquéllos<br />
que ahora deseaban <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> en el<br />
proyecto, lo que Cassandra había l<strong>la</strong>mado<br />
“condiciones” de <strong>la</strong> experiencia, desde<br />
una perspectiva superficial, habían cambiado<br />
enormemente. (De hecho eran, en<br />
un sentido, más conservadoras de lo que<br />
habían sido desde <strong>la</strong> última vez que <strong>la</strong>s<br />
vimos, puesto que, como lo explicaré más<br />
ade<strong>la</strong>nte, algo como <strong>la</strong> “sincronización”<br />
se había restaurado). Tal como antes cada<br />
hemisferio del cerebro se había quedado<br />
en su baño, ahora cada neurona individual<br />
estaba en el suyo. Dado que había<br />
miles de millones de neuronas, cada uno<br />
de los miles de millones de hombres podría<br />
involucrarse en <strong>la</strong> orgullosa tarea de<br />
atender un baño de neurona.<br />
Para entender esta situación propiamente,<br />
uno debe volver atrás diez siglos,<br />
a lo que había ocurrido cuando cada vez<br />
más y más hombres expresaban el deseo<br />
de formar <strong>par</strong>te del proyecto. Al principio<br />
se acordó que si una experiencia de<br />
cerebro completo se podría llevar a cabo<br />
con el cerebro <strong>par</strong>tido, con todo y <strong>la</strong>s dos<br />
mitades programadas como lo he descrito,<br />
<strong>la</strong> misma experiencia podría tener<br />
lugar si cada hemisferio fuera también<br />
cuidadosamente dividido, y cada pieza<br />
tratada tal como cada uno de los dos hemisferios<br />
lo había sido. Así cada una de<br />
<strong>la</strong>s cuatro <strong>par</strong>tes del cerebro recibirían no<br />
sólo su propio baño, sino todo un <strong>la</strong>boratorio,<br />
permitiendo que más gente <strong>par</strong>tici<strong>par</strong>a.<br />
<strong>En</strong>tonces, naturalmente, <strong>par</strong>ecía<br />
que nada detendría más y más divisiones<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
de <strong>la</strong> cosa, hasta que, finalmente, diez siglos<br />
después, teníamos esta situación: un<br />
hombre en cada neurona, cada hombre<br />
responsable de un cartucho de impulsos<br />
que estaba fijado a los dos extremos de<br />
esa neurona, transmitiendo y recibiendo<br />
impulsos siempre que estuviera programado<br />
<strong>par</strong>a ello.<br />
Mientras tanto había habido otras Cassandras.<br />
Después de un tiempo ninguna<br />
de el<strong>la</strong>s sugirió que se mantuviera <strong>la</strong><br />
condición de proximidad, dado que esto<br />
habría enardecido sobremanera a todos<br />
sus colegas que deseaban tener una pieza<br />
del cerebro. Pero sí se señaló por tales<br />
Cassandras que <strong>la</strong> topología original del<br />
cerebro, esto es, <strong>la</strong> posición re<strong>la</strong>tiva y <strong>la</strong><br />
actitud direccional de cada neurona, podría<br />
mantenerse incluso mientras el cerebro<br />
se es<strong>par</strong>cía; y también destacaron que<br />
<strong>la</strong>s neuronas seguían siendo programadas<br />
<strong>par</strong>a dis<strong>par</strong>ar con <strong>la</strong> misma cronología –el<br />
mismo patrón temporal– que sus reacciones<br />
habrían desplegado estando juntas<br />
en el cerebro.<br />
Pero <strong>la</strong> sugerencia acerca de <strong>la</strong> topología<br />
siempre traía una respuesta burlona.<br />
Como muestra: “¿Cómo sabría cada una<br />
de <strong>la</strong>s neuronas, cómo se registraría en<br />
una única neurona, dónde está con re<strong>la</strong>ción<br />
a <strong>la</strong>s demás? <strong>En</strong> el caso habitual de<br />
una experiencia, sí es necesario <strong>par</strong>a <strong>la</strong>s<br />
neuronas, de modo que todas lleguen a<br />
reaccionar en ese patrón que es, o que<br />
causa, <strong>la</strong> experiencia, estar próxima a <strong>la</strong><br />
otra, de hecho causando <strong>la</strong> reacción de<br />
otra, en una cierta re<strong>la</strong>ción espacial con<br />
<strong>la</strong> otra... pero esta necesidad original de<br />
todas estas condiciones se ha resuelto con<br />
nuestras técnicas. Por ejemplo, no son<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 31 14/08/2009 12:19:49 p.m.<br />
31
itmo<br />
necesarias <strong>par</strong>a el hecho crudo de que<br />
tenga lugar <strong>la</strong> experiencia que estamos<br />
causando que tenga el antiguo caballero<br />
cuya neurona está frente a mí. Y si debiéramos<br />
reunir a todas estas neuronas en un<br />
dispositivo con una boca, entonces él te<br />
estaría p<strong>la</strong>ticando de <strong>la</strong> experiencia personalmente.<br />
Ahora, en cuanto a <strong>la</strong> segunda <strong>par</strong>te de<br />
<strong>la</strong> sugerencia cassandriana, el lector podría<br />
suponer que luego de cada <strong>par</strong>tición<br />
sucesiva del cerebro, <strong>la</strong> sincronización de<br />
<strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes habría quedado relegada consistentemente,<br />
de modo que, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, se<br />
habría pensado que no importaba cuándo<br />
cada neurona individual debía excitarse<br />
con re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>s reacciones de <strong>la</strong>s otras<br />
neuronas, tal como antes <strong>la</strong> condición se<br />
había sos<strong>la</strong>yado cuando había nada más<br />
dos hemisferios que dis<strong>par</strong>ar. Pero, de<br />
algún modo, quizás porque sos<strong>la</strong>yar <strong>la</strong><br />
sincronía y el orden de <strong>la</strong>s reacciones de<br />
<strong>la</strong> neurona individual habría reducido el<br />
arte de programar a un absurdo, <strong>la</strong> condición<br />
de orden y de sincronía había vuelto<br />
sigilosamente, pero sin los escrúpulos cassandrianos.<br />
El orden temporal “correcto”<br />
de los impulsos, ahora nada más se supone<br />
como que de alguna manera es esencial<br />
<strong>par</strong>a que tenga lugar una experiencia<br />
dada, por todos aquellos hombres que se<br />
<strong>par</strong>an frente a sus baños, y que aguardan<br />
a que llegue a su neurona cada impulso<br />
propiamente programado.<br />
Pero ahora, diez siglos después del nacimiento<br />
del grandioso proyecto, el mundo<br />
de estos miles de millones fu<strong>la</strong>nos pagados<br />
de sí mismos estaba a punto de explotar.<br />
Dos pensadores fueron los responsables.<br />
Uno de ellos, l<strong>la</strong>mado Estropeo, se<br />
32<br />
había percatado, un día, que <strong>la</strong> neurona<br />
a su cargo estaba empeorando un poco<br />
por desgaste. Como cualquier otro hombre<br />
con una neurona en semejante estado,<br />
sencil<strong>la</strong>mente obtuvo otra fresca,<br />
tal como ésa, y así sustituyó a <strong>la</strong> que se<br />
había desgastado y descartó <strong>la</strong> vieja. Así<br />
él, como todos los demás, había vio<strong>la</strong>do <strong>la</strong><br />
condición cassandriana de <strong>la</strong> “identidad<br />
neuronal”... una condición que nunca fue<br />
tomada muy en serio ni siquiera por <strong>la</strong>s<br />
Cassandras. Se percataron de que en el<br />
caso de un cerebro ordinario, el metabolismo<br />
celu<strong>la</strong>r siempre estaba reemp<strong>la</strong>zando<br />
toda <strong>la</strong> materia <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r de cualquier<br />
neurona con otra materia <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r, formando<br />
precisamente <strong>la</strong> misma c<strong>la</strong>se de<br />
neurona. Lo que este hombre había hecho,<br />
realmente no era más que acelerar<br />
este proceso. Además, ¿qué tal si, como<br />
algunas Cassandras habían argumentado<br />
imp<strong>la</strong>usiblemente, reemp<strong>la</strong>zar una neurona<br />
por otra semejante ni más ni menos,<br />
de alguna manera diera como resultado,<br />
cuando esto, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, se hiciera con todas<br />
<strong>la</strong>s neuronas, una nueva identidad<br />
<strong>par</strong>a el sujeto de <strong>la</strong> experiencia? Todavía<br />
habría un experimentador que tuviera <strong>la</strong><br />
misma experiencia cada vez que los mismos<br />
patrones de reacciones tuvieran lugar<br />
(y qué querría decir que hubiera un diferente<br />
experimentador no estaba del todo<br />
c<strong>la</strong>ro, ni siquiera <strong>par</strong>a <strong>la</strong>s Cassandras). De<br />
modo que cualquier cambio en <strong>la</strong> identidad<br />
neuronal no <strong>par</strong>ecía destruir el hecho<br />
de que una experiencia tenía lugar.<br />
Este compañero Estropeo, luego de<br />
que hubo reemp<strong>la</strong>zado <strong>la</strong> neurona, volvió<br />
a estar atento y a aguardar que su propia<br />
neurona reaccionara como <strong>par</strong>te de una<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 32 14/08/2009 12:19:50 p.m.
experiencia programada varias horas más<br />
tarde. De repente oyó un gran estruendo<br />
y un gran insulto. Algún tonto se había<br />
caído contra el baño de otro hombre y<br />
lo había roto completamente en el suelo<br />
cuando cayó. Bueno, este hombre cuyo<br />
baño había caído nada más tendría que<br />
perderse cualesquiera experiencias en <strong>la</strong>s<br />
que su neurona tendría <strong>par</strong>te hasta que<br />
baño y neurona pudieran ser reemp<strong>la</strong>zados.<br />
Y Estropeo sabía que al pobre hombre<br />
le tocaba una que en breve tendría<br />
lugar.<br />
El tipo cuyo baño se acababa de romper<br />
caminó hacia Estropeo. Dijo: “Mira,<br />
te he hecho favores. Voy a tener que<br />
perderme el impulso que viene en cinco<br />
minutos: esa experiencia tendrá que<br />
arreglárse<strong>la</strong>s con una neurona menos que<br />
reaccione. Pero tal vez me permitirías hacerme<br />
cargo de <strong>la</strong> que te toca más tarde.<br />
¡Detesto perderme todas <strong>la</strong>s emociones<br />
que ocurren hoy!”<br />
Estropeo pensó en <strong>la</strong> petición del hombre.<br />
De repente le vino un extraño pensamiento.<br />
“¿Que tu neurona no era de <strong>la</strong><br />
misma c<strong>la</strong>se que <strong>la</strong> mía?”<br />
“Sí”<br />
“Bueno, mira. Acabo de reemp<strong>la</strong>zar mi<br />
neurona con otra semejante, tal como todos<br />
hacemos de vez en cuando. ¿Por qué<br />
no te llevas todo mi baño a tu antigua posición?<br />
¿Acaso no se llevará a cabo <strong>la</strong> misma<br />
experiencia dentro de cinco minutos,<br />
tal como habría sido con <strong>la</strong> vieja neurona<br />
si dis<strong>par</strong>amos ésta entonces, puesto que<br />
ésta es tal como <strong>la</strong> vieja? Seguramente <strong>la</strong><br />
identidad del *baño* no significa nada.<br />
De cualquier modo podemos regresar el<br />
baño aquí <strong>par</strong>a más tarde. ¡Espérate tan-<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
tito! Los dos creemos que <strong>la</strong> condición<br />
de topología es una tomadura de pelo.<br />
Así que, ¿<strong>par</strong>a qué movemos el baño?<br />
Déjalo aquí: dis<strong>par</strong>a <strong>par</strong>a tu experiencia,<br />
y luego yo dis<strong>par</strong>aré <strong>par</strong>a <strong>la</strong> mía. Ambas<br />
experiencias aún tienen que llevarse a<br />
cabo. ¡Espérate tantito otra vez! ¡Todo<br />
lo que necesitamos hacer es dis<strong>par</strong>ar esta<br />
neurona en lugar de todos los dis<strong>par</strong>os de<br />
todas <strong>la</strong>s neuronas que son semejantes!<br />
¡<strong>En</strong>tonces sólo se requiere que haya una<br />
neurona de cada tipo reaccionando una<br />
y otra y otra vez <strong>par</strong>a que tengan lugar<br />
todas estas experiencias! Pero, ¿cómo<br />
podrían <strong>la</strong>s neuronas siquiera saber que<br />
estaban repitiendo un impulso cuando<br />
dis<strong>par</strong>aban una y otra vez? ¿Cómo conocerían<br />
el orden de sus dis<strong>par</strong>os? <strong>En</strong>tonces<br />
podríamos tener una neurona de cada c<strong>la</strong>se<br />
dis<strong>par</strong>ando una vez y eso proporcionaría<br />
<strong>la</strong> realización de todos los patrones de<br />
impulsos (una conclusión que se habría<br />
alcanzado tan sólo con descartar consistentemente<br />
<strong>la</strong> necesidad de sincronización<br />
en el avance de hemisferios <strong>par</strong>tidos<br />
a neuronas <strong>par</strong>tidas). ¿Y no podrían ser<br />
estas neuronas sencil<strong>la</strong>mente cualesquiera<br />
de aquél<strong>la</strong>s que dis<strong>par</strong>an naturalmente<br />
en cualquier cabeza? Así que, ¿qué es lo<br />
que estamos haciendo todos aquí?”<br />
<strong>En</strong>tonces un pensamiento incluso más<br />
desesperado le ocurrió, que expresó de<br />
este modo: “Pero si toda <strong>la</strong> experiencia<br />
neuronal posible se llevará a cabo sencil<strong>la</strong>mente<br />
al dis<strong>par</strong>ar una vez una neurona<br />
de cada tipo, ¿cómo puede el sujeto que<br />
experimenta creer que está conectado a<br />
algo más que este mínimo crudo de realidad<br />
física, por medio del hecho de tener<br />
cualquiera de sus experiencias? Y de este<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 33 14/08/2009 12:19:52 p.m.<br />
33
itmo<br />
modo, toda esta plática acerca de cabezas<br />
y neuronas en el<strong>la</strong>s, que supuestamente<br />
está basada en el descubrimiento verdadero<br />
de realidades físicas, queda socavada<br />
por completo. Puede haber un verdadero<br />
sistema de realidad física, pero si<br />
involucra toda esta fisiología hemos sido<br />
engatusados <strong>par</strong>a creer, proporciona tanta<br />
experiencia a tan bajo costo, que no podemos<br />
saber nunca qué es una experiencia<br />
real de ello, <strong>la</strong> realidad física. Y semejante<br />
creencia en tal sistema se socava a sí<br />
mismo. Esto es, a menos que esté matizado<br />
con principios cassandrianos”.<br />
El otro pensador, l<strong>la</strong>mado coincidentemente<br />
Estropeo, llegó a <strong>la</strong> misma conclusión<br />
de manera un tanto diferente. Le<br />
encantaba ligar neuronas. Una vez puso<br />
su propia neurona, de <strong>la</strong> que era responsable,<br />
a <strong>la</strong> mitad de una <strong>la</strong>rga cadena de<br />
neuronas simi<strong>la</strong>res y luego recordó que<br />
debía enchufar<strong>la</strong> al cartucho <strong>par</strong>a un estímulo.<br />
Por no querer destruir <strong>la</strong> cadena,<br />
sencil<strong>la</strong>mente conectó <strong>la</strong>s neuronas de los<br />
dos extremos de <strong>la</strong> cadena a los dos polos<br />
del cartucho de impulsos, y ajustó el cronómetro<br />
del cartucho de modo que el impulso,<br />
viajando ahora a través de esta cadena<br />
completa, llegara a su neurona justo<br />
a tiempo. <strong>En</strong>tonces se percató que aquí<br />
una neurona, a diferencia de una en <strong>la</strong><br />
experiencia habitual, estaba <strong>par</strong>ticipando<br />
en dos patrones de estímulos a <strong>la</strong> vez: el<br />
de <strong>la</strong> cadena, que por cierto tenía proximidad<br />
y conexión causal, y el de <strong>la</strong> experiencia<br />
programada, <strong>par</strong>a <strong>la</strong> que había<br />
dis<strong>par</strong>ado. Luego de esto Estropeo iba a<br />
ridiculizar “<strong>la</strong> condición de contexto neuronal”.<br />
Diría: “Hombre, podría conectar<br />
mi neurona con todas <strong>la</strong>s que están en tu<br />
34<br />
cabeza, y si pudiera hacer que dis<strong>par</strong>ara<br />
exactamente a tiempo, podría hacer que<br />
estuviera en una de esas experiencias<br />
programadas tan bien como si estuviera<br />
en mi baño, con mi cartucho”.<br />
Pues bien, un día hubo problemas.<br />
Algunos hombres, a quienes no se había<br />
permitido <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> en el proyecto,<br />
habían venido de noche y forzado de tal<br />
modo los baños, que muchas de <strong>la</strong>s neuronas<br />
en <strong>la</strong> vecindad de Estropeo simplemente<br />
habían muerto. De pie frente a su<br />
propia neurona muerta, mirando <strong>la</strong> vasta<br />
miseria a su alrededor, pensó cómo sería<br />
<strong>la</strong> primera experiencia del día <strong>par</strong>a el<br />
experimentador, cuando tantos dis<strong>par</strong>os<br />
neuronales fal<strong>la</strong>rían a su realización física.<br />
Pero mientras miraba en torno suyo,<br />
de repente tomó nota de algo más. Casi<br />
todo mundo estaba agachado inspeccionando<br />
algún equipo dañado bajo su baño.<br />
De repente <strong>par</strong>eció significante a Estropeo<br />
que hubiera una cabeza cerca de cada<br />
baño, cada una con sus miles de millones<br />
de neuronas de todo tipo, quizás con millones<br />
de cada tipo dis<strong>par</strong>ando en un momento<br />
dado. La proximidad no importaba.<br />
Pero entonces, en cualquier momento<br />
dado del dis<strong>par</strong>o de un patrón <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r a<br />
través de los baños, toda <strong>la</strong> actividad requerida<br />
proseguía de cualquier modo en<br />
<strong>la</strong>s cabezas de los operadores... ¡incluso<br />
en una de esas cabezas, donde una especie<br />
vaga de condición de proximidad<br />
era satisfecha también! Cada cabeza era<br />
suficiente baño y cartucho <strong>par</strong>a cualquier<br />
realización desplegable: “Pero”, pensó<br />
Estropeo, “<strong>la</strong> misma c<strong>la</strong>se de realización<br />
física debe existir <strong>par</strong>a toda experiencia<br />
de todo cerebro, puesto que todos los ce-<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 34 14/08/2009 12:19:53 p.m.
ebros son desplegables. Y esto incluye<br />
el mío. Pero entonces todas mis creencias<br />
están basadas en pensamientos y<br />
experiencias que podrían existir sólo<br />
como alguna nube flotante. Todas son<br />
sospechosas... incluso aquél<strong>la</strong>s que me<br />
habían convencido de toda esta fisiología<br />
<strong>par</strong>a empezar. A menos que Cassandra<br />
esté en lo correcto, hasta cierto<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
punto, entonces <strong>la</strong> fisiología se reduce<br />
al absurdo. Se socava a sí misma”.<br />
Tal pensar mató al grandioso proyecto<br />
y con él al cerebro desplegado.<br />
Los hombres se enfrascaron en otras<br />
actividades estrambóticas y en nuevas<br />
conclusiones acerca de <strong>la</strong> naturaleza de<br />
<strong>la</strong> experiencia. Pero lo que éstas fueron<br />
es otra historia.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 35 14/08/2009 12:19:55 p.m.<br />
35
itmo<br />
36<br />
ENTREVISTA A MARÍA BONILLA<br />
Daniel Ibarra Ponce 10<br />
María Bonil<strong>la</strong> Picado es doctora en Estudios Técnicos<br />
y Estéticos del Teatro por <strong>la</strong> Universidad<br />
de París VIII. Es directora y maestra de <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> de<br />
Artes Dramáticas de <strong>la</strong> Universidad de Costa Rica.<br />
Ha ganado Premios Nacionales al Mejor Director y ha<br />
sido profesora invitada en Estados Unidos (University<br />
of California, Irving y Berkley), Canadá (Université<br />
Laval, Québec) y México (Universidad Anáhuac).<br />
Asimismo, María Bonil<strong>la</strong> Picado co<strong>la</strong>bora regu<strong>la</strong>rmente<br />
en revistas especializadas de teatro y arte en Costa<br />
Rica, Estados Unidos y México. Tiene publicadas <strong>la</strong>s<br />
obras Mujer después de <strong>la</strong> ventana, Al borde del aliento,<br />
otoño y Violín de <strong>la</strong>ta.<br />
María Bonil<strong>la</strong> Picado vino de Costa Rica a presentar<br />
su libro La actriz en <strong>la</strong> SOGEM. La mesa fue moderada<br />
por Víctor Hugo Rascón Banda. Una vez concluida<br />
<strong>la</strong> presentación del texto, procedí a <strong>la</strong> entrevista con <strong>la</strong><br />
escritora de Costa Rica.<br />
10 Daniel Ibarra Ponce es abogado, cursa estudios de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en <strong>la</strong><br />
Facultad de Filosofía y Letras de <strong>la</strong> UNAM. Fue Premio Nacional de <strong>En</strong>sayo en el año 2000, Bicampeón<br />
Nacional de Oratoria en los años 2000 y 2001, y Premio Nacional de Proyectos de Iniciativa de Ley en el<br />
año 2004. Es autor del libro Verbo en hojarasca (2006).<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 36 14/08/2009 12:19:56 p.m.
Daniel Ibarra.- Maestra, es un gusto<br />
contar con su presencia en México ahora<br />
que viene de Costa Rica a presentar su<br />
libro. Sabiendo de su trayectoria como<br />
coordinadora y promotora del teatro en<br />
su país y considerando su experiencia,<br />
y el título que tenemos de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, La<br />
actriz, aprovecho <strong>par</strong>a preguntarle ¿cómo<br />
influye <strong>la</strong> actriz, que es María Bonil<strong>la</strong>, en<br />
esta obra?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Bueno <strong>la</strong> actriz y el teatro<br />
son uno de los temas fundamentales,<br />
es decir, el ser actriz, el vivir <strong>la</strong>s aventuras<br />
que vive una actriz, presentarse en audición,<br />
ser considerada <strong>par</strong>a un personaje,<br />
dar 26 funciones, estrenar a teatro lleno,<br />
tener funciones con poca gente y el cierre<br />
de <strong>la</strong> función. Es como todo un proceso<br />
de vida, casi como el de un bebé que<br />
nace y muere, sólo que muere en muy<br />
poco tiempo porque se trata de una obra<br />
que tiene fin como en toda obra de teatro.<br />
Y ese <strong>par</strong>a mí es el tema fundamental, es<br />
como el motor, es lo que arranca, de alguna<br />
manera, <strong>la</strong> posibilidad de <strong>la</strong> escritura y<br />
<strong>la</strong>s ganas mías de escribir este proyecto.<br />
Daniel Ibarra.- Es interesante el ritmo<br />
de <strong>la</strong>s emociones p<strong>la</strong>smado en <strong>la</strong> obra, <strong>par</strong>ece<br />
ser teatro y a <strong>la</strong> vez otros géneros, y<br />
entonces entre nove<strong>la</strong> y teatro me recuerda<br />
a <strong>la</strong> Nivo<strong>la</strong> de <strong>Unam</strong>uno, aquél género<br />
literario que ni era nove<strong>la</strong>, ni era ensayo.<br />
La pregunta <strong>par</strong>a María Bonil<strong>la</strong> es si ¿podemos<br />
encontrar una especie de nivo<strong>la</strong>?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Exacto.<br />
Daniel Ibarra.- ¿Cuál es el género que<br />
más influye a este trabajo literario que se<br />
presenta?, ¿a qué género podríamos asociarlo?<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Yo digo que es nove<strong>la</strong><br />
corta. Lo que pasa es que creo que<br />
yo escribo una prosa poética porque no<br />
me interesa tanto una trama, no cuento<br />
una historia cronológica sino que es más<br />
bien una serie de emociones y de algunos<br />
acontecimientos desde los lugares que yo<br />
los vivo, como actriz se viven de forma<br />
muy emocional, es decir, por una <strong>la</strong>do<br />
muy técnico, pero también con una gran<br />
vincu<strong>la</strong>ción donde se involucra mucho el<br />
cuerpo, <strong>la</strong> emoción. Yo creo que sí tiene<br />
ritmo de teatro en el sentido que esa ha<br />
sido <strong>la</strong> profesión de toda mi vida y vivo<br />
haciéndolo.<br />
Daniel Ibarra.- Y esto me lleva a <strong>la</strong> siguiente<br />
pregunta ¿cómo se pre<strong>par</strong>ó María<br />
Bonil<strong>la</strong> <strong>par</strong>a <strong>la</strong> realización de esta nove<strong>la</strong>?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- <strong>En</strong> realidad yo <strong>la</strong> fui<br />
escribiendo como me fue saliendo. <strong>En</strong> el<br />
momento yo no tuve que p<strong>la</strong>near<strong>la</strong>.<br />
Cuando me di cuenta de que había<br />
varias historias diferentes, dije tengo que<br />
distinguir<strong>la</strong>s <strong>par</strong>a el público y poner<strong>la</strong>s<br />
en un cierto orden y, efectivamente, eso<br />
hice y entonces: a unas letras les puse<br />
negritas, a otras cursivas, a otras letras<br />
mayúscu<strong>la</strong>s y a otras en texto normal que<br />
conocemos.<br />
Era más que <strong>la</strong> búsqueda de una estructura,<br />
era casi como un intento de ordenarme<br />
yo y ordenar al lector <strong>la</strong> entrega<br />
de una imagen que me <strong>par</strong>eció de repente<br />
complicada porque tenía varios personajes<br />
y varías historias que salían y entraban<br />
de escena, un poco como se vive <strong>la</strong><br />
pre<strong>par</strong>ación de un ensayo de teatro.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 37 14/08/2009 12:19:57 p.m.<br />
37
itmo<br />
Daniel Ibarra.- Este trabajo <strong>par</strong>ece estar<br />
influido por una fuerte presencia femenina<br />
¿cómo se puede pensar en una<br />
interpretación de <strong>la</strong> obra?, ¿esta nove<strong>la</strong><br />
está dirigida a un público de mujeres?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Pues yo no sé. Yo siento<br />
que tiene <strong>la</strong> perspectiva de una mujer<br />
sin duda porque yo escribo como mujer<br />
y como actriz y creo que en ese sentido<br />
<strong>par</strong>eciera que <strong>la</strong>s mujeres pueden encontrar<br />
una identificación y una cercanía<br />
muy fuerte que no necesariamente los<br />
hombres <strong>la</strong> sienten igual. Ahora, <strong>la</strong> vida<br />
de una mujer transcurre alrededor de los<br />
hombres, entonces, c<strong>la</strong>ro, yo pienso que<br />
el hombre es el centro, digamos en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>,<br />
en <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> mujer que es actriz,<br />
sea director o sea dramaturgo, y en este<br />
sentido los hombres tendrían también<br />
una gran receptividad de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, puesto<br />
que ellos están absolutamente implicados<br />
en <strong>la</strong> historia y hacen que uno mire<br />
los acontecimientos que ellos hacen, no<br />
los que hace el<strong>la</strong>.<br />
Daniel Ibarra.- <strong>En</strong> este sentido, encontramos<br />
diferentes historias, entre el<strong>la</strong>s me<br />
l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> atención el personaje de <strong>la</strong> suicida,<br />
¿cómo es <strong>la</strong> propuesta en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>?,<br />
¿qué tratamiento se le da al suicidio?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Bueno. Yo creo que<br />
en el caso de esta nove<strong>la</strong> en <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r el<br />
suicidio tiene unos ciertos toques de humor.<br />
O sea, es el suicidio que no se lleva a<br />
cabo, que sólo se concibe, que en su concepción<br />
es suficientemente importante y<br />
l<strong>la</strong>mativo, pero que realmente es un suicidio<br />
que al ser un suicidio por desamor<br />
uno lo quiere, es cuestión de dejar pasar<br />
un poquito el tiempo <strong>par</strong>a ver si amerita<br />
ese terrible suicidio o si realmente el su-<br />
38<br />
frimiento del suicidio vale sin tener que<br />
llegar al acto. Creo que aquí hay cierto<br />
humor.<br />
Daniel Ibarra.- ¿Cómo una manera de<br />
matar esa <strong>par</strong>te <strong>par</strong>a renovarse, y continuar?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- C<strong>la</strong>ro. Y matar ese<br />
amor y eso que tiene uno <strong>par</strong>a dejar pasar<br />
a lo nuevo, a lo que debe venir.<br />
Daniel Ibarra.- Hab<strong>la</strong>ndo de lo nuevo,<br />
lo que debe venir ¿qué podemos esperar<br />
de María Bonil<strong>la</strong>, ¿qué otros géneros<br />
o cuál es el proyecto literario que tiene<br />
María Bonil<strong>la</strong> en puerta?, ¿en qué está<br />
trabajando María Bonil<strong>la</strong>?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Yo escribo mucho ensayo<br />
en revistas mexicanas, canadienses,<br />
norteamericanas, ensayos sobre cultura.<br />
Eso yo lo mantengo como una actividad,<br />
yo en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> soy mucho más lenta, ¿por<br />
qué? Yo no soy escritora en el sentido de<br />
mis colegas, mis compañeras que estuvieron<br />
tan generosamente acompañándome<br />
hoy en <strong>la</strong> presentación de mi libro, que<br />
el<strong>la</strong>s sí son escritoras realmente. Yo no<br />
escribo todos los días, yo pienso todos los<br />
días en escribir, pero no necesariamente<br />
escribo todos los días. Yo escribo por necesidad,<br />
<strong>par</strong>a no ahogarme en el vaso de<br />
agua que ponía yo ahí en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>.<br />
Daniel Ibarra.- ¿Es <strong>la</strong> metáfora de no<br />
ahogarse en un vaso de agua?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- A veces uno se ahoga<br />
en un vaso de agua, si se fija a veces<br />
el vaso es muy chiquito. Yo estoy trabajando<br />
una nove<strong>la</strong>, en ficción sólo nove<strong>la</strong><br />
escribo, nove<strong>la</strong> corta, esta es <strong>la</strong> tercera y<br />
empecé a trabajar en <strong>la</strong> cuarta, pero en <strong>la</strong><br />
cuarta quiero trabajar un poco más el humor,<br />
es decir, cómo se mira una mujer a sí<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 38 14/08/2009 12:19:59 p.m.
misma con humor; cuando ya ha tomado<br />
distancia del desamor, y <strong>la</strong>s cosas fuertes<br />
y profundas que le han pasado.<br />
Daniel Ibarra.- ¿<strong>En</strong> teatro también ha<br />
incursionado como escritora?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- No, no escribo teatro,<br />
dirijo y actúo.<br />
Daniel Ibarra.- ¿Desde cuándo escribe?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Escribo ensayos desde<br />
que salí de <strong>la</strong> Universidad, hace veinte<br />
años, en nove<strong>la</strong> más o menos hace diez o<br />
doce años, creo que es cuando uno entra<br />
en crisis, <strong>la</strong> primera gran crisis de <strong>la</strong> madurez<br />
cuando por primera vez uno se da<br />
cuenta de si ha perdido o no el tiempo,<br />
y que realmente hay cosas que no va a<br />
realizar nunca, que ya el cuerpo empieza<br />
a cambiar, no necesariamente a envejecer<br />
pero sí a cambiar, cuando uno encuentra<br />
a los hombres que ya están casados o son<br />
homosexuales porque <strong>la</strong> edad no permite<br />
encontrar a los jovencitos con los que uno<br />
se hace novia. <strong>En</strong>tonces, en esa primera<br />
gran crisis empiezo a escribir ficción.<br />
Daniel Ibarra.- ¿Cuál es <strong>la</strong> recomendación<br />
que nos da <strong>la</strong> novelista a los jóvenes<br />
que se están iniciando en <strong>la</strong> actividad literaria?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Yo creo que es muy<br />
importante escribir con honestidad, con<br />
verdad, no escribir imágenes novedosas o<br />
<strong>par</strong>a impactar o <strong>par</strong>a seguir <strong>la</strong> corriente de<br />
moda, sino escribir de verdad como ellos<br />
sienten, como ellos ven el mundo, trabajar<br />
<strong>la</strong>s cosas, no tirar<strong>la</strong>s antes de tiempo,<br />
pero tampoco tener miedo de enseñar<strong>la</strong>s<br />
<strong>par</strong>a que otra gente que <strong>la</strong>s vea de afuera<br />
pueda hacerles recomendaciones. No hacer<br />
caso totalmente de todas <strong>la</strong>s recomen-<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
daciones, pero tampoco desoír<strong>la</strong>s. A veces<br />
a uno le hacen recomendaciones que<br />
no son suficientemente válidas, y otras<br />
veces sí. Creo que es un camino abierto,<br />
complicado, interesante y que tienen que<br />
defenderlo porque nadie se lo va a rega<strong>la</strong>r<br />
a uno. De esto no se puede comer, pero<br />
de esto sí se puede vivir, es <strong>la</strong> única cosa<br />
que garantiza que uno pueda vivir.<br />
Daniel Ibarra.- ¿Algo más que agregar?<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Que tengan coraje, sí<br />
que no tengan miedo.<br />
Daniel Ibarra.- Le agradezco mucho <strong>la</strong><br />
entrevista.<br />
María Bonil<strong>la</strong>.- Gracias a usted.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 39 14/08/2009 12:20:00 p.m.<br />
39
itmo<br />
40<br />
LA IMAGEN DE LO SINIESTRO EN FRANKENSTEIN<br />
Arcelia Lara Covarrubias 11<br />
Descansamos; una pesadil<strong>la</strong> tiene el poder de<br />
[envenenar nuestro sueño.<br />
Despertamos; un pensamiento errante nos<br />
[estropea el día.<br />
Sentimos, concebimos o razonamos; reímos o<br />
[lloramos.<br />
Abrazamos una querida angustia o añoramos<br />
[nuestra zozobra;<br />
es indiferente: pues sea pena o alegría,<br />
el camino de su olvido permanece siempre<br />
[abierto.<br />
El hombre de ayer jamás puede ser igual que el<br />
[de mañana;<br />
nada es duradero sino <strong>la</strong> propia mutabilidad.<br />
Mary Shelley<br />
Según <strong>la</strong> teoría más o menos conocida sobre <strong>la</strong> economía de <strong>la</strong><br />
energía pulsional, <strong>la</strong> vida psíquica del hombre se aba<strong>la</strong>nza sobre<br />
dos principios antagónicos entre los que se mueve dialécticamente:<br />
el principio del p<strong>la</strong>cer y el principio del nirvana o también l<strong>la</strong>mado<br />
pulsión autodestructiva o, en ciertos contextos, funciona con el significado<br />
de angustia de muerte. Si nos preguntamos ¿cuál es el sentido<br />
de nuestra vida?, ¿qué continuidad o ruptura marca nuestra vida<br />
en re<strong>la</strong>ción con el cosmos? Nos to<strong>par</strong>emos con que probablemente<br />
nuestra existencia no tiene ningún significado en re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> estructura<br />
del universo; somos un ente más que habita esta tierra y si<br />
morimos o si somos felices ninguna estrel<strong>la</strong> nacerá y ningún p<strong>la</strong>neta<br />
se saldrá de su órbita. El significado de mi vida es algo fundamentalmente<br />
personal. Probablemente <strong>la</strong> pregunta sobre el sentido de<br />
vida y su re<strong>la</strong>ción con los órdenes superiores sea un despropósito en<br />
sí misma.<br />
11 Arcelia Lara Covarrubias es maestra en Letras Españo<strong>la</strong>s y pasante de <strong>la</strong> licenciatura en filosofía por <strong>la</strong><br />
UNAM. Es profesora de Tiempo Completo en el <strong>CCH</strong>-Naucalpan. Ha publicado en revistas de <strong>la</strong> ciudad<br />
de México y obtuvo <strong>la</strong> Distinción Universidad Nacional <strong>par</strong>a Jóvenes Académicos.<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 40 14/08/2009 12:20:02 p.m.
<strong>En</strong>tonces, quizá valga <strong>la</strong> pena p<strong>la</strong>ntearse<br />
otra pregunta más modesta: ¿qué puede<br />
alcanzar <strong>la</strong> vida del hombre, qué persigue?<br />
La respuesta es tan obvia como <strong>la</strong><br />
pregunta. Tendríamos que contestarnos<br />
con Aristóteles: el hombre durante su<br />
vida persigue <strong>la</strong> felicidad. Pero <strong>la</strong> felicidad<br />
sólo es una promesa más o menos<br />
ingenua sobre el devenir en el futuro. La<br />
forma negativa del mismo p<strong>la</strong>nteamiento<br />
es evitar el dolor. Esto es, lo que busca<br />
el ser humano es tener algunos ratos p<strong>la</strong>centeros;<br />
pero desde su nacimiento ha interpretado<br />
<strong>la</strong> vida como un camino lleno<br />
de penurias; porque ¿qué otra cosa es el<br />
nacimiento sino el desalojo del <strong>par</strong>aíso?<br />
(el útero materno es un <strong>par</strong>aíso). El hom-<br />
No estamos mejor armados <strong>par</strong>a el p<strong>la</strong>cer<br />
que <strong>par</strong>a el dolor, de hecho, el disp<strong>la</strong>cer<br />
es una presencia más contundente que <strong>la</strong><br />
felicidad, concepto que se antoja de una<br />
abstracción inalcanzable por <strong>la</strong>s tenazas<br />
de <strong>la</strong> experiencia. ¿Cuál es el esquema<br />
básico del ser humano tras considerar el<br />
principio del p<strong>la</strong>cer opuesto al principio<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
bre tiene desde entonces que cargar con<br />
su condición de arrojado, es expulsado<br />
hacia <strong>la</strong> indeterminación. Eso es <strong>la</strong> vida.<br />
Así, al deseo consciente de obtener p<strong>la</strong>cer<br />
se le impone <strong>la</strong> realidad, que constituye<br />
también un principio, el de realidad; por<br />
tanto, <strong>la</strong> menos pretenciosa formu<strong>la</strong>ción<br />
de ser feliz, adquiere su articu<strong>la</strong>ción en<br />
su forma negativa: huir del dolor. De esta<br />
manera, búsqueda del p<strong>la</strong>cer y fuga del<br />
disp<strong>la</strong>cer e<strong>la</strong>boran más que una síntesis,<br />
una dialéctica, en <strong>la</strong> que se moverá el individuo<br />
por el resto de sus días. Cabe aún<br />
preguntarse; ¿está capacitado el hombre<br />
<strong>par</strong>a sentir p<strong>la</strong>cer, en caso de que éste le<br />
fuese dado? Una respuesta posible es <strong>la</strong><br />
siguiente:<br />
Así, nuestras facultades de felicidad están ya limitadas en principio por<br />
nuestra constitución. <strong>En</strong> cambio, nos es mucho menos difícil experimentar<br />
<strong>la</strong> desgracia. El sufrimiento nos amenaza por tres <strong>la</strong>dos: desde<br />
el propio cuerpo que, condenado a <strong>la</strong> decadencia y a <strong>la</strong> aniqui<strong>la</strong>ción, ni<br />
siquiera puede prescindir de los signos de a<strong>la</strong>rma que representan el<br />
dolor y <strong>la</strong> angustia; del mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros<br />
con fuerzas destructoras omnipotentes e imp<strong>la</strong>cables; por fin, de<br />
<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones con los otros seres humanos. El sufrimiento que emana<br />
de esta última fuente quizá nos sea más doloroso que cualquier otro;<br />
tendemos a considerarlo como una adición más o menos gratuita, pese<br />
a que bien podría ser un destino tan ineludible como el sufrimiento de<br />
distinto origen. 12<br />
de realidad? Es el siguiente. El ser humano<br />
vive un conflicto irresoluble. Somos<br />
seres en conflicto, escapamos a <strong>la</strong> programación<br />
y p<strong>la</strong>neación de nuestra existencia;<br />
nuestra vida, en su totalidad, escapa a<br />
12 Sigmund Freud. El malestar en <strong>la</strong> cultura. Madrid:<br />
Alianza Editorial, 2006, p. 28.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 41 14/08/2009 12:20:03 p.m.<br />
41
itmo<br />
<strong>la</strong> racionalidad. Este conflicto nos constituye,<br />
nos hace ser en el conflicto. La idea<br />
de un ser humano bueno por naturaleza<br />
que se vuelve pecaminoso, idea promovida<br />
por <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s religiones, nos<br />
resulta casi ajena a esta situación problemática.<br />
El ser humano tiene un conflicto<br />
estructural con el que debe aprender a vivir,<br />
a hacer vivible <strong>la</strong> vida. Nietzsche, dejó<br />
escrito en Ecce homo: “El ser humano es<br />
un ser no fijado, sino propenso al caos”.<br />
Esto es, el humano está continuamente<br />
propenso a derribarse. La locura es el<br />
abismo que está aso<strong>la</strong>ndo a todo hombre,<br />
justo en el momento en el que se tambalea;<br />
<strong>par</strong>a atravesarlo desde <strong>la</strong> inestabilidad.<br />
La pugna de estos dos principios<br />
–el principio de p<strong>la</strong>cer y el principio de<br />
realidad— no puede resolverse en términos<br />
absolutos.<br />
He dicho que el ser humano no está<br />
determinado por <strong>la</strong> razón; lo que al individuo<br />
le es dado conocer de sí mismo,<br />
mediado por ese sentido interno supervalorado<br />
que l<strong>la</strong>mamos consciencia o lo<br />
racional, es realmente poco, es so<strong>la</strong>mente<br />
<strong>la</strong> información razonable: esto es, <strong>la</strong><br />
información que ese sujeto es capaz de<br />
tolerar <strong>par</strong>a, luego, someter a un principio<br />
de razón lógico-temporal. Pero esos datos<br />
que celosamente almacenamos y que hab<strong>la</strong>n<br />
de nuestra historia, de nuestro ser<br />
en tanto ser civil y social, conforman sólo<br />
una <strong>par</strong>te exigua de toda <strong>la</strong> información<br />
grabada en una memoria más arcaica que<br />
<strong>la</strong> consciencia misma. Se dice, por ejemplo,<br />
que <strong>la</strong> información más antigua en<br />
cada humano es el <strong>la</strong>tido de <strong>la</strong> madre,<br />
¿podríamos dar cuenta de eso? No, evidentemente,<br />
es un dato que escapa a<br />
42<br />
nuestra razón. Tenemos, entonces, que <strong>la</strong><br />
información grabada en nuestra memoria<br />
excede a <strong>la</strong> que conscientemente reconocemos.<br />
Podríamos decir, en este sentido,<br />
que estamos habitados por otro, otro del<br />
que no sabemos dar razón, otro que sabe<br />
más de lo que nosotros mismos creemos<br />
pertinente saber.<br />
El problema de <strong>la</strong> identidad o yoidad<br />
o ipseidad, como se le guste l<strong>la</strong>mar,<br />
es un problema complejo. No podemos<br />
seña<strong>la</strong>r en nosotros mismos el límite de<br />
todo aquello que responde al pronombre<br />
yo con el que pedantemente nos identificamos.<br />
¿Y cuál es nuestra re<strong>la</strong>ción con<br />
ese otro? Es una re<strong>la</strong>ción de asombro. Sabemos<br />
que casi todas <strong>la</strong>s decisiones que<br />
tenemos que tomar a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> vida<br />
provienen de un lugar subterráneo pero<br />
sólido que no se refiere precisamente al<br />
espacio en el que <strong>la</strong> razón se mueve. Las<br />
experiencias que más nos conmueven se<br />
originan en un lugar oscuro de nuestra<br />
persona donde <strong>la</strong>s ideas nunca son c<strong>la</strong>ras<br />
y distintas. Sucede que <strong>la</strong> razón crea<br />
nuestro propio fantasma, un fantasma hecho<br />
de razones con <strong>la</strong>s que enfrentamos<br />
al mundo; dice Steiner: “El dominio del<br />
pensamiento, de <strong>la</strong> misteriosa rapidez del<br />
pensamiento, exalta al hombre por encima<br />
de todos los demás seres vivientes.<br />
Sin embargo, lo deja convertido en un<br />
extraño <strong>par</strong>a sí mismo y <strong>par</strong>a <strong>la</strong> enormidad<br />
del mundo”. 13 Estamos atravesados<br />
por el conflicto del otro que, hab<strong>la</strong>ndo de<br />
una estructura individual, no se refiere al<br />
otro que es él o el<strong>la</strong>, sino ello. Esas <strong>par</strong>tes<br />
13 George Steiner. Diez (posibles) razones <strong>par</strong>a <strong>la</strong><br />
tristeza del pensamiento. México: FCE, 2005, p.<br />
83.<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 42 14/08/2009 12:20:04 p.m.
oscuras de nuestra personalidad podrían<br />
ser algo así como el <strong>par</strong>iente incómodo<br />
de eso que l<strong>la</strong>mamos yo, y ese <strong>par</strong>iente,<br />
tiene una función primigenia en lo que<br />
decidimos. De manera que ante nuestros<br />
mismos ojos, somos unos desconocidos.<br />
Sinuosa, necesariamente <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />
que entab<strong>la</strong>n <strong>la</strong> <strong>par</strong>te conocida y <strong>la</strong> desconocida<br />
de nuestro propio ser –yo y<br />
ello— es sinuosa. Una <strong>par</strong>te de nosotros<br />
se inclina hacia lo luminoso, hacia <strong>la</strong>s<br />
ideas c<strong>la</strong>ras, hacia los espejismos diurnos<br />
del trabajo, <strong>la</strong> familia, <strong>la</strong> propiedad privada<br />
y el estado: nuestra <strong>par</strong>te civil, temporalmente<br />
inserta en un mundo social. La<br />
otra <strong>par</strong>te carga información de <strong>la</strong> que no<br />
sabemos dar cuenta, nos domina desde<br />
lo tenebroso y desconocido, y es <strong>la</strong> cuna<br />
y el motivo de nuestras frustraciones, de<br />
nuestro conflicto interno, de nuestro ser<br />
que deviene sufriente. Estas dos <strong>par</strong>tes<br />
se re<strong>la</strong>cionan con el silencio, no se comunican.<br />
La <strong>par</strong>te nocturna que cargamos<br />
no tiene voz, hab<strong>la</strong> marginalmente con <strong>la</strong><br />
voz de <strong>la</strong> conciencia, deja que su <strong>la</strong>mento<br />
se escuche en los <strong>la</strong>psus, en los equívocos,<br />
en los interdictos y en el arte. Ese<br />
otro que habita <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s de nuestro<br />
propio ser extiende el escenario en el que<br />
actúan, a veces sin representarse, los dramas<br />
del susto, el miedo y <strong>la</strong> angustia.<br />
Estos tres términos suelen tomarse<br />
como sinónimos, pero no lo son. “La angustia<br />
constituye un estado semejante a<br />
<strong>la</strong> expectación del peligro y pre<strong>par</strong>ación<br />
<strong>par</strong>a el mismo, aunque nos sea desconocido.<br />
El miedo rec<strong>la</strong>ma un objeto determinado<br />
que nos lo inspire. <strong>En</strong> cambio,<br />
el susto constituye aquel estado que nos<br />
invade bruscamente cuando se nos pre-<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
senta un peligro que no esperamos y <strong>par</strong>a<br />
el que no estamos pre<strong>par</strong>ados; acentúa<br />
pues, el factor sorpresa.” 14<br />
De esa <strong>par</strong>te en <strong>la</strong> que se originan el<br />
susto, el miedo y <strong>la</strong> angustia obtenemos<br />
<strong>la</strong> sensación de que eso que l<strong>la</strong>mamos <strong>la</strong><br />
verdad es algo más que los hechos o <strong>la</strong>s<br />
reg<strong>la</strong>s formales del conocimiento o su expresión<br />
lingüística: <strong>la</strong> verdad es algo que<br />
no se deja medir con el rigor del método<br />
ni se deja encasil<strong>la</strong>r en <strong>la</strong>s figuras de <strong>la</strong><br />
realidad. Según <strong>la</strong> cultura hebrea, Adán<br />
llevaba en <strong>la</strong> frente <strong>la</strong> inscripción emeth,<br />
verdad. Pero verdad <strong>par</strong>a los judíos no es,<br />
como es <strong>par</strong>a los científicos, <strong>la</strong> verdad lógica<br />
ni <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong> adecuación, ni <strong>la</strong><br />
verdad factual. Verdad, emeth, es en un<br />
sentido débil y arquitectónico, columna,<br />
aquello que sirve de sostén al techo de<br />
<strong>la</strong>s construcciones; de ahí que emeth sea,<br />
también, y aquí sí en el sentido fuerte,<br />
el hecho de apoyarse, de descansar sobre<br />
algo, aquello que evita que uno se caiga.<br />
La propuesta es bel<strong>la</strong>, verdad es el<br />
fundamento que encuentra mi vida <strong>par</strong>a<br />
sostenerse. Pero apenas estamos al inicio<br />
del asombro, cuando los cabalistas nos dicen<br />
que emeth sin <strong>la</strong> ’aleph inicial, o sea<br />
meth significa “el que está muerto”. 15 Esto<br />
es, <strong>la</strong> única verdad existencial que podemos<br />
augurar es que vamos a morirnos.<br />
14 Sigmud Freud, “ Más allá del principio del p<strong>la</strong>cer”<br />
en Psicología de <strong>la</strong>s masas. Madrid, Alianza<br />
Editorial, 2005, p. 91.<br />
15 Cfr. Georges Steiner. Después de Babel. Aspectos<br />
del lenguaje y <strong>la</strong> traducción. México: FCE,<br />
2005, p. 139.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 43 14/08/2009 12:20:06 p.m.<br />
43
itmo<br />
Ustedes pueden replicar, con justísima<br />
razón, “pero yo no vivo pensando en que<br />
me voy a morir”. Eso es cierto. Nuestra<br />
consciencia no puede representarse <strong>la</strong><br />
experiencia de <strong>la</strong> muerte, no <strong>la</strong> toleraría,<br />
sería tan horrorosa que moriríamos en el<br />
intento. Podemos pensar en <strong>la</strong> muerte<br />
del otro o en <strong>la</strong>s formas popu<strong>la</strong>res que<br />
toma el culto a <strong>la</strong> muerte (<strong>la</strong> del día de<br />
muertos, <strong>la</strong> de ciertos grupos que honran<br />
su figura descarnada, <strong>la</strong> de los muertos<br />
vivientes), pero siempre será una personificación<br />
ajena a nuestra propia muerte.<br />
La muerte, <strong>la</strong> mía, no se puede representar;<br />
pero no por eso está desterrada de mi<br />
persona. <strong>En</strong> ese lugar lóbrego que me<br />
constituye y desde donde se dictan mis<br />
decisiones, está escrito ese dato mudo,<br />
esa que es mi verdad última: “me voy a<br />
morir”. Pero esa ocultación de <strong>la</strong> muerte<br />
no es total, a<strong>par</strong>ece cada vez que tengo<br />
una experiencia genuina, como un invitado<br />
que permanentemente quiere<br />
aguarme <strong>la</strong> fiesta; cuando amo, cuando<br />
me conmuevo ante el arte o cuando experimento<br />
una sensación capaz de cimbrar<br />
todo mi ser; esto es, cuando se hace<br />
presente mi verdad o mi emeth, asoma <strong>la</strong><br />
idea de mi muerte. Acaso el amor, el arte<br />
y algunas otras pocas experiencias intensas<br />
lo que hacen es hacer soportable esa<br />
angustia.<br />
Así, toda angustia es angustia existencial:<br />
pone ante mis ojos este ser moribundo,<br />
que se está permanentemente<br />
muriendo, pero que no acaba de morirse<br />
de una so<strong>la</strong> vez. Cuando <strong>la</strong> muerte me<br />
invada de manera absoluta y total, ya no<br />
tendré más razón ni más conciencia, ni<br />
44<br />
más afán por el p<strong>la</strong>cer. Decía Séneca:<br />
“Si yo estoy, no está <strong>la</strong> muerte; si está <strong>la</strong><br />
muerte, yo no estoy”. El yo está cercado<br />
por <strong>la</strong> muerte, pero lo excluye. El sujeto<br />
se mueve indefectiblemente hacia su<br />
muerte, pero no <strong>la</strong> alcanza; <strong>la</strong> sensación<br />
que se produce en <strong>la</strong> cercanía extrema<br />
entre vida y muerte, entre consciencia y<br />
sombra, es lo que l<strong>la</strong>mamos principio de<br />
nirvana; o sea, ese estado en que toda <strong>la</strong><br />
energía con que andaba buscando el p<strong>la</strong>cer<br />
se agota y me entrego, pasiva y tranqui<strong>la</strong>,<br />
a mi propia muerte. La vida y sus<br />
afanes se reve<strong>la</strong>n, como dice el Eclesiastés<br />
16 , como vanidad de vanidades. Pero<br />
en lo que llega <strong>la</strong> muerte, ¿qué le pasa al<br />
individuo? Vive <strong>la</strong> muerte, <strong>la</strong> experimenta,<br />
como angustia. Dice Bataille: “El juego<br />
de <strong>la</strong> angustia es siempre el mismo: <strong>la</strong><br />
mayor angustia, <strong>la</strong> angustia que va hasta<br />
<strong>la</strong> muerte, es lo que los hombres desean,<br />
<strong>par</strong>a hal<strong>la</strong>r al final, más allá de <strong>la</strong> muerte<br />
y de <strong>la</strong> ruina, <strong>la</strong> superación de <strong>la</strong> angustia.<br />
Pero <strong>la</strong> superación de <strong>la</strong> angustia es<br />
posible con una condición: que <strong>la</strong> angustia<br />
guarde proporción con <strong>la</strong> sensibilidad<br />
que <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma”. 17<br />
A este carácter interior de <strong>la</strong> angustia<br />
y su referencia única o última a <strong>la</strong> muerte,<br />
a mi muerte, así como a <strong>la</strong> <strong>par</strong>alización<br />
de mi ser conmovido ante su mortalidad,<br />
es a lo que l<strong>la</strong>mo “lo siniestro”. La <strong>par</strong>te<br />
zurda del individuo, <strong>la</strong> zona insondable,<br />
el espacio vulnerado capaz de proyectarse,<br />
a manera de revancha, en los actos más<br />
perversos y violentos. Es esta sección de<br />
16 Eclesiastés 1,1.<br />
17 Georges Bataille. El erotismo. México: Tusquets,<br />
2005, p. 92.<br />
ritmo / nueva época<br />
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nuestro ser desde donde se p<strong>la</strong>ntea <strong>la</strong><br />
l<strong>la</strong>mada “literatura de terror”. <strong>En</strong> principio,<br />
<strong>la</strong> literatura, que merezca l<strong>la</strong>marse<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
así, lo que pone en juego es esa angustia,<br />
ese peligro que acecha, pero que nunca<br />
arriba. De ahí que diga Bataille:<br />
El carácter gratuito de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s, el hecho de que el lector esté evidentemente<br />
al abrigo del peligro, impiden habitualmente verlo así, pero gracias a<br />
el<strong>la</strong>s vivimos por procuración lo que no tenemos energía <strong>par</strong>a vivir nosotros<br />
mismos. Lo que nos da <strong>la</strong> aventura de otro es <strong>la</strong> oportunidad de, soportándolo<br />
sin demasiada angustia, gozar del sentimiento de perder o de estar en peligro.<br />
Si dispusiéramos de incontables recursos morales, a nosotros mismos<br />
nos gustaría vivir como él. ¿Quién no ha soñado ser el protagonista de una<br />
nove<strong>la</strong>? Este deseo es menos fuerte que <strong>la</strong> prudencia –o <strong>la</strong> cobardía—; pero<br />
si hab<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong> voluntad profunda, que sólo <strong>la</strong> debilidad impide satisfacer,<br />
su sentido nos lo dan <strong>la</strong>s historias que leemos con pasión. 18<br />
Ahora bien, <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de Mary Shelley,<br />
Frankesntein, es una alegoría de lo que<br />
hasta aquí se ha dicho, tal es mi hipótesis.<br />
Repasemos. Víctor Frankenstein el<br />
personaje identificado con el científico<br />
loco es, en realidad, un joven cuyos intereses<br />
e inquietudes se delinean desde su<br />
primera adolescencia con <strong>la</strong>s lecturas de<br />
los filósofos naturalistas como Cornelius<br />
Agrippa, Alberto el Grande y Paracelso,<br />
con los que se apasiona por <strong>la</strong> alquimia;<br />
esto es, <strong>la</strong> búsqueda de <strong>la</strong> piedra filosofal<br />
(esa roca que permitiría <strong>la</strong> iniciación<br />
en el conocimiento mistérico), el elixir<br />
de <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga vida y el flogisto. Ya estos primeros<br />
datos nos hab<strong>la</strong>n de un sincretismo<br />
intelectual que va de lo racional a lo<br />
misterioso. Cuando <strong>par</strong>te a estudiar a <strong>la</strong><br />
18 Idem.<br />
universidad de Inglostand, encuentra dos<br />
profesores que serán fundamentales <strong>par</strong>a<br />
su formación. El primero Krempe, de<br />
modales groseros, racional hasta el grado<br />
de calificar <strong>la</strong>s lecturas de Víctor como estupideces,<br />
con pretensiones de racionalidad<br />
extrema, y el segundo, el profesor<br />
Walkman, un buen hombre atento a los<br />
l<strong>la</strong>mados hondos de <strong>la</strong> naturaleza. Sobre<br />
Krempe dice Víctor Frankenstein que se<br />
acercó a él por “una influencia maléfica,<br />
el Ángel de <strong>la</strong> Destrucción que me hizo<br />
sentir su poder omnipotente” 19 . Krempe<br />
representaría el principio de realidad que<br />
intenta, con su burda factualidad, coartar<br />
lo p<strong>la</strong>centero o misterioso que pueda tener<br />
<strong>la</strong> existencia; se refiere a él con una<br />
frase contundente que sigue teniendo vi-<br />
19 Mary Shelley. Frankenstein. México: Ediciones B,<br />
1994, p. 67.<br />
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45
itmo<br />
gencia en ciertos círculos de intelectuales:<br />
“La ambición de los investigadores <strong>par</strong>ecía<br />
limitarse a aniqui<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s expectativas<br />
sobre <strong>la</strong>s que reposaba todo interés por<br />
<strong>la</strong> ciencia. Se me proponía en resumidas<br />
cuentas, trocar los sueños de infinita grandeza<br />
por realidades de mediocre valor”. 20<br />
El segundo, el profesor Walkman, quien<br />
en pa<strong>la</strong>bras de Víctor: “ha descubierto en<br />
<strong>par</strong>te <strong>la</strong> faz de <strong>la</strong> naturaleza, pero su estructura<br />
inmortal es <strong>par</strong>a, él un misterio<br />
y una fuente de asombro” 21 dicho de otro<br />
modo, sabe ver el dato esotérico de cada<br />
hecho natural descrito por los pensadores<br />
de <strong>la</strong> Naturaleza como una potencia divina;<br />
en una conferencia que da Walkman<br />
dice sobre los filósofos naturales: que sus<br />
“manos <strong>par</strong>ecen servir sólo <strong>par</strong>a hurgar<br />
en <strong>la</strong> suciedad y manejar el microscopio<br />
o el crisol, (pero) han conseguido auténticos<br />
prodigios”. 22 De estas dos poderosas<br />
influencias, Víctor Frankenstien retoma<br />
<strong>la</strong> inquietud de dar vida a un ser prodigioso:<br />
el principio de razón y el principio<br />
del nirvana, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad del dato exacto y<br />
el misterio de <strong>la</strong> vida. Escribe el doctor<br />
Frankenstein: “<strong>la</strong>s etapas que recorrí en<br />
mi investigación fueron determinadas<br />
sistemáticamente y siempre estuvieron<br />
situadas dentro de lo verosímil”. 23 La fecha<br />
en <strong>la</strong> que <strong>la</strong> criatura “toma vida” es altamente<br />
sugerente, “una siniestra noche<br />
del mes de noviembre”. 24 Noviembre, el<br />
mes de los muertos, colinda con <strong>la</strong>s brujas<br />
de los aque<strong>la</strong>rres de finales de octubre;<br />
esto es, <strong>la</strong> criatura cargará con esa cifra escondida,<br />
nacer en <strong>la</strong> muerte; pertenece,<br />
20 Ibid., p. 69.<br />
21 Ibid., p. 60.<br />
22 Ibid., p. 70.<br />
46<br />
<strong>par</strong>ece sugerir <strong>la</strong> escritora, a <strong>la</strong>s fuerzas<br />
oscuras. Es vulnerable, por definición, es<br />
una criatura, un ser creado, un producto.<br />
¿De quién es producto <strong>la</strong> criatura? De<br />
Víctor Frankenstein que le ha dado existencia<br />
desde su principio de razón a su<br />
<strong>par</strong>te oscura y desconocida; ha dotado de<br />
cuerpo a <strong>la</strong>s potencias oscuras que lo habitaban<br />
y que se habían alimentado de <strong>la</strong><br />
críptica filosofía natural. Pero una vez que<br />
el fantasma que lo habitaba tomó <strong>la</strong> carne<br />
de <strong>la</strong> realidad, el creador no fue capaz de<br />
resistirlo, lo abandonó tras una crisis de<br />
salud y, con esto, lo exilió de su persona<br />
como algo ajeno, como lo total y absolutamente<br />
otro, como el ello que nos habita.<br />
Dice <strong>la</strong> criatura en <strong>la</strong> primera entrevista<br />
que tiene con su creador “¡mi espíritu<br />
está lleno de humanidad y amor, pero estoy<br />
solo, horriblemente solo!” 25 Vaga por<br />
los campos, sufre los intensos fríos de los<br />
países altos europeos, sobrevive con bayas,<br />
hierbas y semil<strong>la</strong>s, hasta que por fin,<br />
<strong>la</strong> criatura encuentra refugio en un granero<br />
anexo a <strong>la</strong> casa de un campesino que<br />
vive con su hija y su hijo; de <strong>la</strong> observación<br />
de esta familia, <strong>la</strong> criatura aprende <strong>la</strong><br />
lengua y <strong>la</strong>s costumbres de los humanos,<br />
igual que ese otro que cada uno de nosotros<br />
carga; puede hab<strong>la</strong>r como ellos pero<br />
no es uno de ellos. El padre de familia es<br />
un ciego de edad que se dedica a tañer<br />
un instrumento. <strong>En</strong> su desesperada soledad,<br />
<strong>la</strong> criatura decide presentarse a ese<br />
hombre sacándole ventaja a <strong>la</strong> ceguera:<br />
<strong>la</strong> zona de nuestro otro es <strong>la</strong> oscuridad,<br />
a plena luz de <strong>la</strong> razón no puede mani-<br />
23 Ibid., p. 76.<br />
24 Ibid., p. 82.<br />
25 Ibid., p. 141.<br />
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festarse, por esto, cuando Ágata y Félix,<br />
los hijos, quienes sí gozan de vista, descubren<br />
<strong>la</strong> monstruosa visita no soportan<br />
esa presencia desconocida; y es que esos<br />
datos de nuestra propia persona que no<br />
podemos interpretar, que no sabemos racionalizar,<br />
se nos antojan monstruosos y<br />
amenazadores. Tal es el susto (definido<br />
antes como el estado de incertidumbre<br />
total ante un peligro sorpresivo) que Ágata<br />
y Félix sienten ante <strong>la</strong> vista de <strong>la</strong> criatura<br />
que movilizan a <strong>la</strong> familia <strong>par</strong>a dejar<br />
<strong>la</strong> casa.<br />
Exiliado de sus maestros, <strong>la</strong> criatura<br />
vaga nuevamente por los campos. <strong>En</strong> un<br />
camino encuentra una niña que juguetea<br />
al pie de un arroyo, en el que cae y pierde<br />
el sentido. El monstruo corre a ayudar<strong>la</strong>,<br />
<strong>la</strong> saca del agua e intenta revivir<strong>la</strong>.<br />
<strong>En</strong> <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> de 1931, no en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>,<br />
<strong>la</strong> niña y <strong>la</strong> criatura conviven unos momentos:<br />
esta afortunada conjunción de lo<br />
bello y lo sublime resulta conmovedora.<br />
La niña encarna lo bello, su inocencia<br />
nos conmueve porque es una representación<br />
sentimental en cuanto que encarna<br />
pureza y forma, lo moral y lo estético,<br />
una sensibilidad que mueve a ideales<br />
bondadosos y benévolos. La criatura, en<br />
cambio, es lo sublime, lo que reposa en<br />
<strong>la</strong> potencia, en <strong>la</strong> magnitud, exhibe lo inconmensurable.<br />
Dice Kant: “Lo sublime<br />
conmueve, lo bello encanta”. 26 <strong>En</strong> este<br />
episodio confluyen <strong>la</strong> sensación de lo su-<br />
26 Immanuel Kant, “Observaciones sobre el sentimiento<br />
de lo bello y lo sublime” en Prolegómenos<br />
a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el<br />
sentimiento de lo bello y lo sublime. México: Porrúa,<br />
2003, p. 164.<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
blime terrorífico y de <strong>la</strong> paz bel<strong>la</strong>. Pero<br />
<strong>la</strong> escena dura apenas un instante porque<br />
tras <strong>la</strong> ayuda que propicia <strong>la</strong> criatura a <strong>la</strong><br />
niña, a<strong>par</strong>ece un hombre que dis<strong>par</strong>a al<br />
monstruo y le deja herido. “¡Aquel<strong>la</strong> era<br />
<strong>la</strong> recompensa –dice <strong>la</strong> criatura– por mi<br />
buena acción!” 27<br />
A <strong>par</strong>tir de este momento <strong>la</strong>s cosas se<br />
precipitan, <strong>la</strong> criatura recorre el mundo y<br />
su recorrido es el paso de <strong>la</strong> destrucción y<br />
<strong>la</strong> muerte. Mata al pequeño William, inculpa<br />
a Justine sembrando una falsa evidencia<br />
con el pendente del hermanito.<br />
La revancha de lo otro que se mantiene<br />
oculto y subyugado por <strong>la</strong> razón se libera<br />
y se manifiesta en escenas de escalofriante<br />
crueldad. ¿Pero quién habría de cul<strong>par</strong><br />
a esa <strong>par</strong>te nocturna de sus atroces actos<br />
de presencia?, o en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> que estamos<br />
comentando, ¿realmente <strong>la</strong> criatura es <strong>la</strong><br />
responsable de tanta sevicia? <strong>En</strong> ambos<br />
casos se trata de un dejar salir a flote lo<br />
que se había contenido con <strong>la</strong>s leyes de <strong>la</strong><br />
civilidad. Pero, también en <strong>la</strong>s dos situaciones<br />
<strong>la</strong> razón ha impuesto su yugo y su<br />
abandono a lo desconocido, ese otro, esa<br />
criatura.<br />
El monstruo es <strong>la</strong> personificación de<br />
<strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s de Víctor Frankenstein. Es<br />
reve<strong>la</strong>dor el hecho de que <strong>par</strong>a <strong>la</strong> posteridad,<br />
asociemos más el apellido Frankenstein<br />
con <strong>la</strong> criatura que con el creador.<br />
Al expulsar cuanto había de tenebroso<br />
en sí, Víctor no se ha liberado ni de los<br />
27 Mary Shelley, op. cit., p. 196.<br />
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47
itmo<br />
misterios de su propia persona, ni de su<br />
angustia por <strong>la</strong> muerte; este acto de desconocimiento<br />
no le ha servido al racional<br />
Víctor <strong>par</strong>a llevar una vida tranqui<strong>la</strong>. Lo<br />
único que ha logrado es volcar muerte y<br />
horror a su mundo. <strong>En</strong> <strong>la</strong> entrevista que<br />
Víctor tiene con <strong>la</strong> criatura, ésta le pide<br />
una compañera, alguien que lo salve con<br />
<strong>la</strong> salutífera magia del amor, pero Víctor<br />
prevé <strong>la</strong>s consecuencias y se niega; entonces<br />
el monstruo dice: “Si no puedo<br />
alcanzar el afecto y el amor entonces el<br />
vicio y el crimen serán mis objetivos”.<br />
Así es, pocas son <strong>la</strong>s experiencias que con<br />
un contacto casi directo con <strong>la</strong> muerte, logran<br />
hacer<strong>la</strong> soportable. Eros y Tanatos,<br />
aunque contrarios, permanecen juntos;<br />
amor y muerte atraviesan todo lo que de<br />
profundo pueda tener el humano. Pero si<br />
no se tolera <strong>la</strong> angustia de <strong>la</strong> muerte, ésta<br />
se transforma en violencia hacia los otros.<br />
De esta manera, <strong>la</strong> criatura, tras negársele<br />
una compañera, se encarga de imprimir<br />
en <strong>la</strong> vida de Víctor el horror, <strong>la</strong> crueldad<br />
y <strong>la</strong> venganza: mata a Clever<strong>la</strong>d, amigo<br />
de <strong>la</strong> infancia, mata a <strong>la</strong> misma Elizabeth,<br />
<strong>la</strong> prometida. Pareciera querer decir:<br />
“si esta <strong>par</strong>te tenebrosa que soy no goza<br />
de reconocimiento y tiene que vivir a <strong>la</strong><br />
sombra de <strong>la</strong> pálida luz de <strong>la</strong> consciencia,<br />
entonces tornaré todo lo amable en horror”.<br />
¿Con qué pretensión Víctor se creía<br />
merecedor del amor de Elizabeth, sin<br />
otorgar el mismo consuelo a <strong>la</strong> criatura?<br />
La historia sigue, Víctor no puede negar<br />
esa presencia nefasta que ha expulsado<br />
de sí al mundo, él muere, pero su creación<br />
lo sobrevive.<br />
28 Ibid., p. 205.<br />
48<br />
Hasta aquí <strong>la</strong> trama de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. No<br />
obstante, <strong>la</strong> obra queda pendiente en<br />
un juego que incluye a <strong>la</strong> autora y a los<br />
lectores. ¿Qué función cumple esta truculenta<br />
hazaña del doctor Frankenstein<br />
que, en una primera lectura, <strong>par</strong>ece más<br />
una ocurrencia de científico chif<strong>la</strong>do que<br />
una historia macabra? Esta nove<strong>la</strong>, como<br />
cualquier otra, nos proporciona <strong>la</strong> posibilidad<br />
de vivir acciones pob<strong>la</strong>das por el<br />
horror, pero salvaguardados en <strong>la</strong> paz de<br />
<strong>la</strong> lectura. La procuración desde <strong>la</strong> que<br />
el lector se acerca a los fantásticos o reales<br />
mundos creados por los escritores le<br />
asegura una experiencia de <strong>la</strong> angustia<br />
que <strong>par</strong>aliza, pero que no mata. Pero en<br />
<strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r esta nove<strong>la</strong>, Frankenstein, nos<br />
dice algo más. Por un <strong>la</strong>do nos recuerda<br />
el material del que estamos hechos; no<br />
todo en nosotros es razón, luz y lógica;<br />
estamos habitados por otro, tétrico, indeterminado<br />
y silencioso desde el que vivimos<br />
–vivir es desvivirse– y en nuestra<br />
calidad de criaturas somos vulnerables al<br />
acabamiento. Pero, por otro <strong>la</strong>do, Mary<br />
Shelley hace una donación a sus lectores.<br />
La angustia es siempre angustia de<br />
muerte, y nuestra muerte (<strong>la</strong> de cada uno<br />
de nosotros) es irrepresentable. Con <strong>la</strong><br />
presencia de <strong>la</strong> criatura, nuestra angustia<br />
se transforma en miedo; el miedo, recordemos,<br />
rec<strong>la</strong>ma un objeto, algo que sea<br />
capaz de encarnarlo. La autora, a título<br />
de donación, rega<strong>la</strong> un monstruo a nuestra<br />
angustia, transformándo<strong>la</strong> en miedo o<br />
en horror; nos ha evitado <strong>la</strong> penosa necesidad<br />
de dejar salir nuestro propio <strong>la</strong>do<br />
siniestro y arrojárselo al mundo con toda<br />
su violencia sanguinaria; ha domesticado<br />
ha Tanatos con <strong>la</strong> presencia de un Eros<br />
estético y literario. Con su maravilloso re<strong>la</strong>to<br />
Mary Shelley nos ha recordado nues-<br />
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imaginación y crítica<br />
FRANKENSTEIN Y SU PELIGROSO MONSTRUO-SUPLEMENTO<br />
Adriana Marusia Márquez 29<br />
ritmo / nueva época<br />
Jacques Derrida en su texto Ce dangereux supplément deja entrever<br />
desde el mismo título que el efecto provoca <strong>la</strong> causa. <strong>En</strong>tonces,<br />
al seguir esta línea de significantes el peligro es el efecto y éste<br />
es quien genera al suplemento o sea <strong>la</strong> causa pero, ¿qué significa <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>bra “peligroso”? Las peligrosas respuestas son: a) aquello que<br />
modifica y altera un estado físico o espacial; b) lo que puede desp<strong>la</strong>zar<br />
y reformu<strong>la</strong>r; c) aquello que toma el lugar del otro; d) aquello<br />
que puede desenmascarar; o e) eso que puede contagiar –término<br />
acuñado por Foucault en Las pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s cosas porque está fuera<br />
del orden. Este peligro es mediado por el suplemento que irrumpe<br />
en los espacios vacíos situados entre <strong>la</strong> presencia y <strong>la</strong> ausencia y que<br />
reformu<strong>la</strong> a <strong>la</strong> cosa. El suplemento colma a <strong>la</strong> cosa, Derrida menciona<br />
que en el suplemento radican dos funciones: “Pero su función<br />
común se reconoce en esto: se añade o se sustituye, el suplemento es<br />
exterior, está fuera de <strong>la</strong> posibilidad a que se sobreañade, es extraño<br />
a lo que, <strong>par</strong>a ser remp<strong>la</strong>zado por él, debe ser distinto a él”.<br />
La “extranjeridad” del suplemento, entonces, olvida su posición<br />
de suplemento. El suplemento ape<strong>la</strong> a esa falta por<br />
medio del signo, <strong>la</strong> representación o <strong>la</strong> imagen. El peligro<br />
reside en <strong>la</strong> trasgresión del límite, porque añade y colma,<br />
29 Adriana Marusia Márquez es estudiante de Letras francesas de <strong>la</strong> Facultad de Filosofía y Letras de<br />
<strong>la</strong>UNAM.<br />
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49
itmo<br />
como menciona Derrida. Por lo tanto,<br />
puede darle más a <strong>la</strong> cosa y hacerse pasar<br />
por <strong>la</strong> presencia. La suplencia da un giro.<br />
Derrida expone estas funciones y efectos<br />
del suplemento en <strong>la</strong> naturaleza, en <strong>la</strong><br />
cultura o educación y en <strong>la</strong> escritura.<br />
La naturaleza y <strong>la</strong> educación se retomarán<br />
<strong>par</strong>a dislocar al suplemento cuya<br />
economía –<strong>la</strong> sustitución– colmada de<br />
prohibición y de negación está mediada<br />
por <strong>la</strong> ambición científica de un hombre<br />
quien en <strong>la</strong> suplencia trasgredirá y rebasará<br />
a <strong>la</strong> presencia y saldrá de sí misma.<br />
Ese suplemento es: el Monstruo del doctor<br />
Frankenstein.<br />
Frankenstein es un texto de 1818,<br />
autoría de Mary Shelley, que establece<br />
este juego de suplementos. El doctor<br />
Frankenstein –el creador– funciona como<br />
“el mediador” y el Monstruo como “el suplemento”,<br />
<strong>la</strong> creación. El monstruo desde<br />
su fabricación es una agrupación física<br />
de otros seres, es decir: un ser de seres. Un<br />
ser que suplementa el peligroso reflejo de <strong>la</strong><br />
sociedad. Una sociedad en <strong>la</strong> que, bajo sus<br />
convenciones y sus códigos, se esconden<br />
carencias y vacíos en <strong>la</strong>s presencias sociales<br />
tácitamente fijas que, en el monstruo, se<br />
hacen presentes: <strong>la</strong> belleza colectivamente<br />
aceptada y el rechazo de <strong>la</strong> fealdad; el deseo<br />
ante <strong>la</strong> ausencia, lo innatural; lo mismo<br />
y lo otro; lo ominoso –o bien en alemán el<br />
unheimlich–, el centro y <strong>la</strong> periferia; y <strong>la</strong> búsqueda<br />
de identidad.<br />
Ahora bien, <strong>la</strong> naturaleza en el monstruo<br />
del doctor Frankenstein, quien es un<br />
hombre de ciencia ambicioso, es motivada<br />
por el misterio del más allá, enfermo<br />
por saber qué precede a <strong>la</strong> muerte y qué<br />
antecede a <strong>la</strong> vida, en el que despierta<br />
50<br />
<strong>la</strong> idea de crear un “ser” armado por el<br />
despojo de los otros: los cuerpos inertes<br />
de otros serán unidos <strong>par</strong>a dar vida a un<br />
“hombre”. Los restos humanos trabajan<br />
como <strong>la</strong>s añadiduras al suplemento. <strong>En</strong>tonces,<br />
¿el doctor está consciente de los<br />
efectos al dar forma a ese deseo de ambición<br />
insatisfecha mediado por <strong>la</strong> ciencia?<br />
La insatisfacción de Frankenstein<br />
está en él y en el otro, porque ve en sí<br />
y en <strong>la</strong>s otras carencias físicas aunadas<br />
al tiempo vital determinado del cuerpo<br />
humano o animal. Su deseo ambicioso es<br />
el saber qué se encuentra más allá de <strong>la</strong><br />
muerte, por lo tanto, rompe el límite. El<br />
límite con doble carga y función: límite<br />
de <strong>la</strong> ley social que acepta y conoce el ciclo<br />
vital como ley natural, cito al doctor<br />
Frankenstein: “La vida y <strong>la</strong> muerte eran<br />
<strong>par</strong>a mí fronteras ideales que era preciso<br />
franquear.”<br />
Esos huecos en <strong>la</strong> presencia del doctor<br />
Frankenstein son llenados con <strong>la</strong> suplencia<br />
del Monstruo. La mediación de <strong>la</strong><br />
cosa monstruosa será articu<strong>la</strong>da tanto por<br />
<strong>la</strong> insatisfacción vacía y mediada como<br />
por el deseo ambicioso de suplir y llenar<br />
quebrantando <strong>la</strong>s leyes y <strong>la</strong>s órdenes. El<br />
doctor Frankenstein vuelve posible <strong>la</strong> diferencia<br />
entre <strong>la</strong> presencia y <strong>la</strong> ausencia.<br />
Sin embargo, Frankenstein sale del centro<br />
–<strong>la</strong> ciudad– porque está consciente de<br />
<strong>la</strong> aberración que creará; así que se sitúa<br />
en <strong>la</strong> periferia desde el principio de su<br />
creación. El texto trabaja por una cadena<br />
de suplementos y de mediaciones, así<br />
como por el juego de interca<strong>la</strong>ción entre<br />
el centro y <strong>la</strong> periferia.<br />
El monstruo está ligado al doctor, hay<br />
un desp<strong>la</strong>zamiento del segundo con el<br />
ritmo / nueva época<br />
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primero. Para el doctor <strong>la</strong> naturaleza del<br />
monstruo es artificial y es en él donde se<br />
reflejan <strong>la</strong>s ausencias de éste. Desde el<br />
momento en que el monstruo cobra vida<br />
el doctor lo abandona y el monstruo carece<br />
de presencia paterna.<br />
Con re<strong>la</strong>ción a esto Derrida menciona:<br />
“La infancia es <strong>la</strong> primera manifestación<br />
de <strong>la</strong> deficiencia que, en <strong>la</strong> naturaleza, l<strong>la</strong>ma<br />
a <strong>la</strong> suplencia. Esto último se re<strong>la</strong>ciona<br />
con Rousseau, que menciona en Las Confesiones:<br />
Se conforma a <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas mediante<br />
el cultivo, y a los hombres por <strong>la</strong> educación.<br />
Si el hombre naciese grande<br />
y fuerte, su tal<strong>la</strong> y sus fuerzas serían<br />
inútiles hasta que hubiera aprendido a<br />
servirse de el<strong>la</strong>s; le serían perjudiciales<br />
impidiendo a los demás ocu<strong>par</strong>se de<br />
asistirlo; abandonado a sí mismo, moriría<br />
de miseria antes de haber conocido<br />
sus necesidades. Nos quejamos de <strong>la</strong><br />
infancia sin saber que <strong>la</strong> raza humana<br />
hubiera perecido si el hombre no hubiera<br />
comenzado por ser niño.<br />
El monstruo al cobrar vida es un ser con<br />
enormes proporciones, no tiene conciencia<br />
del funcionamiento de cada <strong>par</strong>te de su<br />
cuerpo: “Una extraordinaria acumu<strong>la</strong>ción<br />
de sensaciones se apoderó, al comienzo de<br />
mi ser. La vista, el olfato, el oído, el tacto<br />
se me reve<strong>la</strong>ron simultáneamente y precisé,<br />
en verdad, mucho tiempo antes de<br />
poder diferenciar los distintos sentidos.”<br />
Derrida expone <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> suplencia<br />
como l<strong>la</strong>mado necesario ante <strong>la</strong> infancia<br />
pero el monstruo no es precisamente un<br />
niño. <strong>En</strong> oposición a Rousseau éste engendro<br />
sobrevive. El instinto es lo que<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
hace que este ser permanezca; su figura<br />
se humaniza en <strong>la</strong> medida en <strong>la</strong> que establece<br />
más cercanía a lo que lo rodea. Convergen<br />
instintos como el hambre, sueño,<br />
el miedo, impulsos de emotividad y el<br />
deseo de saber qué es lo que lo rodea y el<br />
porqué de lo que hace que funcionen <strong>la</strong>s<br />
cosas. Él es un suplemento con <strong>la</strong> carencia<br />
de una jerarquía que es mediada por <strong>la</strong><br />
naturaleza, tal vez contradictorio, pero él<br />
es mediado por su vuelta a <strong>la</strong> naturaleza,<br />
característica del primer romanticismo.<br />
La naturaleza en el romántico conecta<br />
con <strong>la</strong> divinidad que será <strong>la</strong> madre objeto<br />
asociada con el ámbito vegetal. La mediación<br />
de su supervivencia es el encanto<br />
que le produce todo lo que le rodea, se<br />
maravil<strong>la</strong> impulsándolo a permanecer y<br />
detal<strong>la</strong>r todo lo que le rodea: “estuve a<br />
punto de enloquecer de alegría cuando<br />
me di cuenta de que el agradable sonido,<br />
tan dulce a mis oídos, que había escuchado<br />
provenía de <strong>la</strong> garganta de unas<br />
pequeñas criaturas vo<strong>la</strong>doras.” <strong>En</strong>tonces,<br />
es <strong>la</strong> naturaleza quien funge como suplemento,<br />
pero a un nivel divino, no hay una<br />
figura jerárquica paternal o maternal que<br />
sup<strong>la</strong> sus deficiencias; <strong>la</strong> divina naturaleza<br />
da fuerza vital al monstruo.<br />
Ahora, el segundo punto es <strong>la</strong> educación<br />
o cultura. Al humanizarse, el monstruo<br />
se aís<strong>la</strong>, pertenece al margen donde<br />
su figura no es vista porque es ominosa y<br />
despierta miedo en el otro: “¡Creedme,<br />
Frankenstein; soy bueno; mi espíritu está<br />
lleno de humanidad y amo, pero estoy<br />
solo, horriblemente solo! ¡Incluso vos,<br />
que me creasteis, me odiáis! ¿Qué puedo<br />
esperar pues, de aquellos que no me<br />
deben nada? Me aborrecen y me acosan.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 51 14/08/2009 12:20:17 p.m.<br />
51
itmo<br />
Las desiertas cumbres y los g<strong>la</strong>ciares han<br />
de ser mis refugios.”<br />
Ese miedo se fundamenta en lo que<br />
anteriormente se mencionó; siendo suplemento<br />
reve<strong>la</strong> el interior escondido de<br />
una sociedad que al verlo se refleja en él,<br />
es el juego de espejos. Esta figura ominosa<br />
se margina, se establece fuera de todo<br />
contacto humano por el rechazo y <strong>la</strong> violencia<br />
que recibe por <strong>par</strong>te del otro, sin<br />
dejar a un <strong>la</strong>do que su estética es también<br />
un motivo del rechazo. La postmodernidad<br />
presente en Frankenstein.<br />
Al marginarse nos encontramos en <strong>la</strong><br />
periferia y es tanto el deseo de ser aceptado<br />
que en <strong>la</strong> covacha de una choza observa<br />
por una pequeña fisura a los otros,<br />
una familia:<br />
Explorando con más atención mi<br />
refugio, me di cuenta de que una de<br />
<strong>la</strong>s ventanas de <strong>la</strong> casa se abría, anteriormente,<br />
en <strong>la</strong> <strong>par</strong>te que ahora<br />
servía de apoyo al cobertizo, y que<br />
sus cristales habían sido reemp<strong>la</strong>zados<br />
por p<strong>la</strong>nchas de madera. Una de<br />
aquel<strong>la</strong>s p<strong>la</strong>nchas se había agrietado<br />
ligeramente y <strong>la</strong> fisura me permitió,<br />
acercando a el<strong>la</strong> uno de mis ojos, observar<br />
el interior de <strong>la</strong> vivienda.<br />
La casa como el centro y él en <strong>la</strong> periferia.<br />
Su voyeurismo establece un contacto con<br />
lo otro. Dentro de ese centro lo otro está<br />
formado por una familia: un anciano, un<br />
joven y una niña. El monstruo ve en ellos<br />
su diferencia alienada, pero no por ello<br />
infranqueable; <strong>la</strong> “fisura” en <strong>la</strong> madera le<br />
permite observar y aprender <strong>la</strong>s formas y<br />
estructuras que en principio conforman<br />
ese pequeño núcleo. Esa fisura es símbo-<br />
52<br />
lo de <strong>la</strong> fractura que existe del uno con el<br />
otro, de sí mismo con el otro; es el silencio<br />
que habita entre estos dos sistemas y que<br />
crean el símbolo de <strong>la</strong> fractura o <strong>la</strong> fisura. La<br />
“proximidad” a través de lo que ve, otorga<br />
al monstruo conocimiento y un deseo por<br />
asirlo. Éste conocimiento refleja el medio<br />
<strong>par</strong>a un contacto. Y es <strong>la</strong> presencia de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
que se insta<strong>la</strong> como deseo en el monstruo<br />
porque le permite mediar lo que quiere<br />
expresar al otro como una forma de acercamiento:<br />
“Vi que <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que utilizaban<br />
tenían <strong>la</strong> virtud de provocar, en aquellos, a<br />
quienes iban dirigidas, pena o alegría, sonrisa<br />
o gestos de tristeza. <strong>En</strong> verdad se trataba<br />
de una ciencia divina que, inmediatamente,<br />
despertó en mí el deseo de poseer<strong>la</strong>.”<br />
Para Derrida, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es <strong>la</strong> presencia<br />
que será mediada por <strong>la</strong> escritura.<br />
<strong>En</strong> Frankenstein <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es el medio<br />
<strong>par</strong>a llegar al otro, no hay un suplemento<br />
de el<strong>la</strong> sino que el<strong>la</strong> es el suplemento<br />
de <strong>la</strong> fisura entre estos dos mundos.<br />
La pa<strong>la</strong>bra media a <strong>la</strong> educación como<br />
<strong>la</strong> carencia dentro de <strong>la</strong> naturaleza del<br />
monstruo como lo menciona el filósofo<br />
francés: “Toda <strong>la</strong> organización y todo el<br />
tiempo de <strong>la</strong> educación estarán regu<strong>la</strong>dos<br />
por este mal necesario: ‘suplir lo que<br />
falta’ y reemp<strong>la</strong>zar a <strong>la</strong> naturaleza.” La<br />
educación del monstruo se establece en<br />
el hab<strong>la</strong>, en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, como tradición<br />
oral. El monstruo conforme escucha a <strong>la</strong><br />
familia conoce el funcionamiento ya no<br />
sólo de ese micro-mundo sino el de muchas<br />
otras culturas y sociedades: “yo lo<br />
comprendía todo y era capaz de repetir<br />
correctamente casi todas <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que<br />
a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s lecciones había escuchado”<br />
y continúa:<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 52 14/08/2009 12:20:19 p.m.
Gracias a este libro me hice con un<br />
conocimiento general de <strong>la</strong> historia<br />
y adquirí algunas nociones sobre los<br />
diversos imperios del mundo contemporáneo.<br />
Extraje, también de él,<br />
valiosas enseñanzas sobre <strong>la</strong>s costumbres,<br />
los gobiernos y <strong>la</strong>s creencias religiosas<br />
de <strong>la</strong>s diferentes naciones de<br />
<strong>la</strong> Tierra. Conocí <strong>la</strong> innata negligencia<br />
de los asiáticos, el genio y <strong>la</strong>s actividades<br />
intelectuales de los antiguos<br />
griegos, <strong>la</strong>s virtudes y hazañas bélicas<br />
de <strong>la</strong> Roma clásica, <strong>la</strong> decadencia de<br />
aquel poderosísimo imperio y el nacimiento<br />
de <strong>la</strong>s órdenes de caballería,<br />
<strong>la</strong> cristiandad y <strong>la</strong> monarquía. Supe<br />
cómo fue descubierta América y <strong>la</strong>menté,<br />
junto a Safie, <strong>la</strong> desdichada<br />
suerte de los indígenas de tan remotos<br />
lugares.<br />
La educación tiene una visión centralista,<br />
<strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>rmente Euro-centrista que propone<br />
a América como ejemplo del “afuera”,<br />
de <strong>la</strong> periferia. Estas construcciones<br />
del texto hi<strong>la</strong>n al mismo monstruo, porque<br />
él carece de tradición, de educación,<br />
de cultura, de identidad, de un lugar<br />
común. Lo hacen consciente de su no<br />
lugar y del lugar del hombre –como en<br />
Las pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s cosas Foucault menciona<br />
el NO lugar. No lugar porque dentro<br />
del orden está todo lo institucionalizado,<br />
lo monstruoso no tiene lugar dentro del<br />
orden del lugar común. Por esto, al salir<br />
de <strong>la</strong> periferia y llegar a un centro, por<br />
medio de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, éste monstruo saldrá<br />
de su no lugar como lo impensable, como<br />
<strong>la</strong> diferencia: “Aquel<strong>la</strong>s historias apasionantes<br />
despertaban en mí insólitos pen-<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
samientos. ¿Realmente era el ser humano<br />
tan poderoso, tan virtuoso y magnífico,<br />
siendo, al mismo tiempo tan vil y lleno<br />
de vicios?”<br />
La ausencia de su educación es por <strong>la</strong><br />
falta de un lugar común a los otros, <strong>la</strong> educación<br />
resuelve ser centralista. La educación<br />
y <strong>la</strong> cultura son males necesarios que<br />
en el monstruo generan juicios sobre <strong>la</strong>s<br />
leyes del hombre y sus formas. Tanto así<br />
que despiertan en él dudas y preguntas<br />
sobre su origen y sobre sí: “¿Pero qué era<br />
yo? No sabía nada acerca de mi creación y<br />
mi creador.” La educación desbloquea su<br />
no lugar, y en <strong>la</strong> medida en que trata de<br />
acercarse al centro es atacado como una<br />
forma de re-ubicación a su no lugar.<br />
La diferencia, en este caso el monstruo,<br />
es importante <strong>par</strong>a evitar el co<strong>la</strong>pso<br />
como lo menciona Derrida. Al no existir<br />
dicha ubicación de lo monstruoso dentro<br />
de los constructos de <strong>la</strong> sociedad, el<br />
engendro se co<strong>la</strong>psa; como respuesta,<br />
el co<strong>la</strong>pso en el monstruo se transforma<br />
en venganza. Su venganza es razonada y<br />
no pasional, muy meditada. Así, él venga<br />
aquello que no es, lo que no tiene, lo<br />
que no pudo dar y que no podrá obtener<br />
de <strong>par</strong>te de su creador y del resto de <strong>la</strong><br />
colectividad. <strong>En</strong>tonces, <strong>la</strong> educación trabaja<br />
como un medio <strong>par</strong>a sup<strong>la</strong>ntar <strong>la</strong> carencia<br />
de <strong>la</strong> naturaleza de tal forma que<br />
añade y colma mucho más de lo pensado;<br />
este es el peligro, el mal necesario. El<br />
monstruo como suplemento se colma y se<br />
re-apropia rebasando lo imaginado por el<br />
doctor Frankenstein. Derrida menciona:<br />
“Ahora bien, <strong>la</strong> negatividad del mal tendrá<br />
siempre según Rousseau, <strong>la</strong> forma de<br />
<strong>la</strong> suplementariedad. El mal es exterior a<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 53 14/08/2009 12:20:20 p.m.<br />
53
itmo<br />
una naturaleza, a lo que por naturaleza es<br />
inocente y bueno”. Rousseau en sus Confessions<br />
dice que el hombre es puro hasta<br />
que <strong>la</strong> sociedad lo corrompe. El monstruo<br />
es producto de este influjo de corrupciones<br />
de una sociedad viciada. La solución<br />
del monstruo a esto será marginarse en el<br />
polo norte, porque él no tiene una identidad<br />
individual ni identidad colectiva.<br />
El monstruo del doctor Frankenstein<br />
es el peligroso efecto de toda una sociedad<br />
que margina lo que el<strong>la</strong> misma trata<br />
de esconder. La sociedad requiere de suplementos<br />
que muchas veces salen de su<br />
función de suplemento y como “el monstruo”<br />
trasgrede sistemas ausentes y carentes.<br />
El hombre desp<strong>la</strong>za a <strong>la</strong> diferencia<br />
porque se ciega ante el<strong>la</strong>, no hay lugar<br />
<strong>par</strong>a lo distinto siendo que éste proviene<br />
del mismo centro y hasta es motivado por<br />
él mismo. La muerte, <strong>la</strong> marginación, el<br />
centro y <strong>la</strong> periferia, el hambre, <strong>la</strong> imagen<br />
visual, el dinero, <strong>la</strong> insatisfacción y<br />
el deseo son huecos que se llenan sin<br />
conciencia de <strong>la</strong> manera en <strong>la</strong> que funcionará<br />
con el suplemento. El siglo XXI<br />
es un siglo de suplementos alimenticios,<br />
sexuales, tecnológicos, farmacéuticos,<br />
económicos, políticos, biológicos, entre<br />
otros. Por esto, Frankenstein es un texto<br />
del siglo XIX donde <strong>la</strong>s superficies de<br />
significantes tejen y colman como reflejo<br />
nuestra monstruosa y ausente sociedad<br />
del siglo XXI.<br />
54<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 54 14/08/2009 12:20:22 p.m.
imaginación y crítica<br />
LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO. UNA EXPERIENCIA PERMANEN-<br />
TE Y CONTINUA MAS NO DE COYUNTURA.<br />
Ysabel Gracida 30<br />
ritmo / nueva época<br />
La formación docente es una necesidad que responde a razones<br />
diversas. Por una <strong>par</strong>te, el deseo del propio docente<br />
de actualizarse o profundizar en <strong>la</strong> epistemología de su área<br />
de conocimiento. Esta necesidad se satisface casi siempre de<br />
manera individual con cursos, estudios adicionales o en pequeños<br />
grupos de trabajo que funcionan como seminarios de<br />
estudio.<br />
Otra razón <strong>par</strong>a <strong>la</strong> formación y actualización del profesorado<br />
se re<strong>la</strong>ciona con los cambios en los p<strong>la</strong>nes y programas<br />
de estudio; los cambios curricu<strong>la</strong>res, que se producen en el<br />
sistema educativo sin que necesariamente se cuente con <strong>la</strong>s<br />
sugerencias del profesorado, hace que esta <strong>par</strong>te de <strong>la</strong> formación<br />
sea, casi siempre, una formación nacida de <strong>la</strong> emergencia,<br />
de <strong>la</strong> inmediatez como <strong>la</strong> imp<strong>la</strong>ntación de un nuevo<br />
programa, una reforma educativa, cambios de administración<br />
esco<strong>la</strong>r, etcétera.<br />
Por otra <strong>par</strong>te, <strong>la</strong> necesidad de formar al profesorado también<br />
puede surgir de <strong>la</strong>s carencias o necesidades específicas<br />
que se detectan en un determinado centro esco<strong>la</strong>r o institución<br />
al introducir nuevos enfoques, metodologías determinadas,<br />
incorporación de <strong>la</strong>s nuevas tecnologías.<br />
30 Ysabel Gracida es Maestra en Letras por <strong>la</strong> Benemérita Universidad Autónoma de Pueb<strong>la</strong>. Ha publicado<br />
en diversos periódicos y revistas de <strong>la</strong> ciudad de México. Es profesora Titu<strong>la</strong>r C en el p<strong>la</strong>ntel Vallejo del<br />
<strong>CCH</strong> y catedrática en <strong>la</strong> Maestría <strong>par</strong>a <strong>la</strong> <strong>En</strong>señanza en Educación Media Superior. Recibió <strong>la</strong> Distinción<br />
Universidad Nacional <strong>par</strong>a Jóvenes Académicos.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 55 14/08/2009 12:20:23 p.m.<br />
55
itmo<br />
El caso es que, en todas <strong>la</strong>s razones<br />
expuestas previamente, existe una interre<strong>la</strong>ción;<br />
sin importar que <strong>par</strong>a algunos<br />
miembros de <strong>la</strong> comunidad docente <strong>la</strong><br />
formación se haga de modo personal, ello<br />
no invalida el sentido de colectividad, de<br />
proyecto común, que existe en el quehacer<br />
cotidiano en el au<strong>la</strong>.<br />
A casi ningún docente en ejercicio se<br />
le escapa ya que en una sociedad multidimensional<br />
es necesario, <strong>par</strong>a su trabajo<br />
cotidiano, un amplio repertorio de herramientas<br />
tanto teóricas y analíticas como<br />
disciplinarias e interdisciplinarias que<br />
den sentido al todo sin ignorar <strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes.<br />
Y es <strong>la</strong> didáctica de cada una de <strong>la</strong>s asignaturas,<br />
<strong>la</strong> que permite hacer evidentes<br />
<strong>la</strong>s interre<strong>la</strong>ciones entre distintos factores,<br />
complejos y múltiples. La didáctica<br />
no es “únicamente buscar formas de enseñar<br />
unos contenidos ya establecidos,<br />
socialmente aceptados e invariables” 31<br />
sino definir un corpus de contenidos esco<strong>la</strong>res<br />
fundamentados en distintos tipos<br />
de avances. La didáctica es el resultado<br />
de <strong>la</strong> integración de distintos factores<br />
que intervienen en <strong>la</strong> enseñanza y en el<br />
aprendizaje.<br />
A lo <strong>la</strong>rgo de muchos años de escue<strong>la</strong>,<br />
en su sentido más amplio, han sido <strong>la</strong>s<br />
propias prácticas en el salón de c<strong>la</strong>se <strong>la</strong>s<br />
que han puesto de manifiesto “<strong>la</strong> insuficiencia<br />
de <strong>la</strong>s manifestaciones estrictamente<br />
cognitivas y han situado en un primer<br />
p<strong>la</strong>no <strong>la</strong> importancia de los aspectos<br />
interactivos, sociales y culturales”. 32<br />
31 Anna Camps, “Prólogo” a Juan Sánchez <strong>En</strong>ciso,<br />
(Con)vivir en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. El au<strong>la</strong> como espacio comunitario.<br />
Barcelona: Graó, 2008, p. 7.<br />
32 Ibid., p. 8.<br />
56<br />
La didáctica de cada una de <strong>la</strong>s especialidades<br />
se hace cada vez más necesaria<br />
en su aprehensión por <strong>par</strong>te de los docentes<br />
así como más compleja por el múltiple<br />
tejido con el que se determina su carácter<br />
a medida que <strong>la</strong>s ciencias se hacen más<br />
complejas. <strong>En</strong> una metáfora ya conocida,<br />
<strong>la</strong> del triángulo didáctico, se determina <strong>la</strong><br />
interre<strong>la</strong>ción entre enseñar, aprender y el<br />
contenido objeto de <strong>la</strong>s actividades a realizar<br />
en el au<strong>la</strong>. Ese triángulo didáctico no<br />
puede suprimir ninguno de sus ángulos ni<br />
darle a cada uno de ellos un peso distinto<br />
toda vez que cada uno de ellos depende<br />
de los demás <strong>par</strong>a generar su equilibrio<br />
y su carácter inse<strong>par</strong>able. Sin embargo,<br />
considerando que <strong>la</strong>s cuestiones didácticas,<br />
educativas en general, tienden al<br />
dinamismo, al movimiento, al cambio, y<br />
<strong>la</strong> figura del triángulo sugiere algo estático,<br />
es necesario mirar <strong>la</strong> dimensión de lo<br />
que sucede a diario en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s como una<br />
actividad dinámica que da lugar también<br />
a conceptos movibles que permiten tener<br />
más elementos <strong>par</strong>a entender lo que sucede<br />
en el espacio donde se enseña y se<br />
aprende.<br />
La formación del profesorado, tanto <strong>la</strong><br />
formación inicial como <strong>la</strong> continua, se enfrenta<br />
a variadas dificultades, a resistencias<br />
añejas, pero también a descubrimientos<br />
que hacen que quienes <strong>par</strong>ticipan en<br />
<strong>la</strong> educación sepan que su actividad es<br />
de diálogo permanente como una premisa<br />
fundamental que permite conocer <strong>la</strong>s<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 56 14/08/2009 12:20:25 p.m.
situaciones y actividades complejas que<br />
se desarrol<strong>la</strong>n en <strong>la</strong>s diversas circunstancias<br />
de <strong>la</strong> enseñanza y del aprendizaje.<br />
La didáctica entendida como <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad<br />
que debe poseer quien enseña sobre su<br />
objeto de conocimiento, puede considerarse<br />
un sistema de sistemas que se interre<strong>la</strong>cionan.<br />
Quienes son actores de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />
didáctica deben tener c<strong>la</strong>ridad suficiente<br />
sobre <strong>la</strong> concepción del aprendizaje como<br />
construcción de conocimientos y no como<br />
resultado de <strong>la</strong> transmisión y apropiación<br />
pasiva de un conocimiento ya e<strong>la</strong>borado.<br />
Además de <strong>la</strong> noción del aprendizaje<br />
como construcción, es necesario considerar<br />
también <strong>la</strong> noción de contexto, no como<br />
un simple escenario o marco en el que se<br />
desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s actividades esco<strong>la</strong>res, sino<br />
también como sistemas de actividades<br />
diversas que integran con toda c<strong>la</strong>ridad al<br />
sujeto o a los sujetos, al objeto y a los instrumentos<br />
en una actividad donde enseñar<br />
y aprender se articu<strong>la</strong>n, no sin dificultad,<br />
de maneras complejas. Poco a poco se van<br />
definiendo los propósitos, los sentidos que<br />
se atribuyen al quehacer en el au<strong>la</strong>, a <strong>la</strong>s<br />
diferentes tareas cotidianas, a su <strong>par</strong>a qué.<br />
De <strong>la</strong> misma manera que se define también<br />
el propio sentido de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> como<br />
institución social.<br />
Hab<strong>la</strong>r de contexto equivale a percibir<br />
los diferentes sistemas de actividades<br />
que se re<strong>la</strong>cionan, que se entrecruzan,<br />
que se influyen. Saber cuáles prácticas se<br />
consolidan y cuáles no y por qué; cuáles<br />
se com<strong>par</strong>ten con éxito y llegan a generar<br />
condiciones <strong>par</strong>a proponer teorías e investigaciones.<br />
La didáctica de cualesquiera de<br />
<strong>la</strong>s especialidades debe diferenciar lo que<br />
está dado, lo que es histórico y lo que se<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
enseña de acuerdo con un contexto de situación;<br />
debe distinguir <strong>la</strong> producción del<br />
conocimiento y <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones que atraviesan<br />
<strong>la</strong>s prácticas diarias; debe diferenciar <strong>la</strong><br />
mera reproducción de lo que se enseña y<br />
<strong>la</strong>s múltiples perspectivas que existen en<br />
un espacio, que al ser dinámico, genera<br />
construcciones del conocimiento también<br />
dinámicas aunque siempre re<strong>la</strong>cionadas<br />
con <strong>la</strong>s condiciones sociales, culturales e<br />
históricas.<br />
Si entendemos desde estos ángulos <strong>la</strong><br />
forma de estar en ese espacio cultural y discursivo<br />
que es el au<strong>la</strong>, el profesor mediador<br />
tendrá un conocimiento didáctico surgido<br />
del entrecruzamiento entre <strong>la</strong>s prácticas<br />
cambiantes y dinámicas y un conocimiento<br />
históricamente e<strong>la</strong>borado. Lo anterior,<br />
hará que él o <strong>la</strong> docente apuesten por una<br />
práctica reflexiva y crítica que oriente <strong>la</strong><br />
formación hacia <strong>la</strong> profesionalización de su<br />
oficio como una estrategia que, si bien es a<br />
<strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo, es <strong>par</strong>te de un proceso estructural<br />
permanente con <strong>la</strong> <strong>par</strong>ticipación de<br />
varios agentes colectivos más allá de alternancias<br />
políticas, de coyunturas, de modas,<br />
de presupuestos o falta de ellos.<br />
El profesorado en <strong>la</strong> actualidad, una actualidad<br />
hecha por adolescentes inmersos<br />
en el mundo de <strong>la</strong> imagen, acostumbrados<br />
a <strong>la</strong> inmediatez, a lo dinámico, al p<strong>la</strong>cer del<br />
instante, no puede seguir siendo simple<br />
ejecutor de instrucciones. El profesorado<br />
hoy en día debe poseer un dominio teórico<br />
y práctico de los procesos de enseñanza y<br />
de aprendizaje. Debe ser, al mismo tiempo,<br />
creador y ejecutor; p<strong>la</strong>ntear problemas<br />
y e<strong>la</strong>borar soluciones siempre desde un saber<br />
amplio, un saber académico, pero también,<br />
y cada día más, un saber especializa-<br />
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57
itmo<br />
do, un saber experto que logre autonomía<br />
en su trabajo con base en sus competencias<br />
y en su ética.<br />
Un profesor, una profesora de este tiempo<br />
debe tener <strong>la</strong> autonomía suficiente <strong>par</strong>a<br />
escoger estrategias didácticas adecuadas al<br />
conocimiento que construye con sus estudiantes<br />
y al contexto en el que éste se<br />
genera. Autonomía <strong>par</strong>a seleccionar procedimientos<br />
y modalidades de evaluación;<br />
<strong>par</strong>a organizar formas de trabajo con <strong>la</strong>s y los<br />
estudiantes; <strong>par</strong>a instaurar acuerdos y orden<br />
en el au<strong>la</strong>; <strong>par</strong>a concebir dispositivos de enseñanza<br />
y de aprendizaje y, fundamental,<br />
<strong>par</strong>a dirigir de manera adecuada su propia<br />
formación con <strong>la</strong> institución, pero también<br />
sin el<strong>la</strong>.<br />
La formación docente debiera orientarse<br />
hacia <strong>la</strong> posibilidad de aumentar toda c<strong>la</strong>se<br />
de saberes: saber hacer, transformar su identidad<br />
entendido como transformar su re<strong>la</strong>ción<br />
con el saber, con el aprendizaje, con los<br />
programas, es decir, <strong>la</strong> formación equivale a<br />
<strong>la</strong> “capacidad de reflexionar en <strong>la</strong> acción y<br />
sobre <strong>la</strong> acción”. Dice Phillippe Perrenoud 33<br />
que en educación <strong>la</strong> mayor apuesta no radica<br />
en reafirmar <strong>la</strong> <strong>par</strong>te de <strong>la</strong> competencia<br />
que se situaría más allá de los conocimientos<br />
científicos. La apuesta de una adhesión<br />
explícita y voluntaria al <strong>par</strong>adigma reflexivo<br />
es compleja, ya que se trata a <strong>la</strong> vez:<br />
• De extender <strong>la</strong>s bases científicas de <strong>la</strong><br />
práctica, allí donde existan, luchando contra<br />
una ignorancia todavía muy extendida de<br />
<strong>la</strong>s ciencias humanas, de <strong>la</strong> psicología y aún<br />
más de <strong>la</strong>s ciencias sociales.<br />
33 Philippe Perrenoud. Desarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong> práctica reflexiva<br />
en el oficio de enseñar. Barcelona: Graó, 2004.<br />
58<br />
• De no mistificar<strong>la</strong>s y de desarrol<strong>la</strong>r formaciones<br />
que articulen racionalidad científica<br />
y práctica reflexiva, no como hermanas<br />
enemigas sino como dos caras de <strong>la</strong> misma<br />
moneda.<br />
<strong>En</strong> cuanto a <strong>la</strong>s estrategias de formación,<br />
Perrenoud dice que ésta supone por lo<br />
menos cuatro condiciones principales:<br />
1. Una transposición didáctica y referentes<br />
de competencias esencialmente orientados<br />
hacia <strong>la</strong>s prácticas efectivas de enseñanza<br />
en su dimensión reflexiva.<br />
2. Un lugar importante <strong>par</strong>a los conocimientos<br />
de <strong>la</strong> práctica y sobre <strong>la</strong> práctica,<br />
<strong>par</strong>a equilibrar el peso de los saberes que<br />
hay que enseñar o de los saberes académicos<br />
descontextualizados.<br />
3. Una formación a <strong>la</strong> vez universitaria y<br />
profesional, liberada tanto del academicismo<br />
clásico del alma mater como de <strong>la</strong> obsesión<br />
prescriptiva.<br />
4. Una formación alternada, desde los inicios,<br />
con una fuerte articu<strong>la</strong>ción teórica y<br />
práctica. La reflexión sobre los problemas<br />
profesionales sólo puede aprenderse con<br />
referencias constantes a <strong>la</strong>s prácticas. Si éstas<br />
constituyen un futuro lejano y abstracto,<br />
¿cómo podríamos convertir<strong>la</strong>s en materia<br />
prima del trabajo de formación?<br />
<strong>En</strong>señar hoy en el bachillerato y en una<br />
determinada área del conocimiento exige de<br />
los docentes un modo concreto de “organizar<br />
los procesos de enseñanza y aprendizaje<br />
en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s (…), reflexionar sobre el tipo de<br />
capacidades, de saberes, de destrezas y de<br />
valores que deben aprender a lo <strong>la</strong>rgo de su<br />
34 Carlos Lomas e Inés Miret. La formación del<br />
profesorado. Barcelona: Graó, 2001, p. 5.<br />
ritmo / nueva época<br />
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itmo / nueva época<br />
LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA<br />
Alejandro Barrera Retana 35<br />
imaginación y crítica<br />
Defender <strong>la</strong> lectura es casi ofensivo, hacer su elogio demasiado<br />
obvio. Los grandes p<strong>la</strong>ceres se defienden solos. Lo único que<br />
habría que estimu<strong>la</strong>r es el aprendizaje de este p<strong>la</strong>cer, desde<br />
pequeños.<br />
Quisiéramos que fueran ciertas <strong>la</strong>s afirmaciones del epígrafe<br />
anterior, pero en nuestro país, desafortunadamente,<br />
todavía no sucede así; en el México del siglo XXI todavía<br />
tenemos que ensalzar <strong>la</strong>s virtudes de <strong>la</strong> lectura y convencer<br />
a nuestros alumnos, y no sólo a ellos, también a sus padres,<br />
y a veces hasta a algunos de nuestros colegas, sobre <strong>la</strong> importancia<br />
de <strong>la</strong> lectura y los beneficios que nos proporciona<br />
a nivel intelectual, emocional y social.<br />
La lectura y el aprendizaje<br />
Héctor Abad Faciolince<br />
La lectura es el instrumento privilegiado del aprendizaje. 36<br />
Mediante <strong>la</strong> lectura los estudiantes acceden al conocimiento,<br />
a <strong>la</strong>s ideas, datos e informaciones que proporcionan los<br />
textos y materiales escritos. La lectura expande su conocimiento<br />
y les permite aprender con independencia del otro,<br />
o con una progresiva independencia del maestro o del tutor.<br />
El alumno que no sabe leer o que presenta bajos niveles<br />
de comprensión lectora limita sus posibilidades de aprendizaje,<br />
depende en mayor medida de <strong>la</strong> enseñanza del profe-<br />
35 Alejandro Barrera Retana es doctor en Pedagogía por <strong>la</strong> UNAM y profesor titu<strong>la</strong>r C en el p<strong>la</strong>ntel Azcapotzalco.<br />
Ha publicado diversos artículos en revistas de <strong>la</strong> ciudad de México.<br />
36 Ángel Sans Moreno, “Algunas reflexiones sobre <strong>la</strong> evaluación de <strong>la</strong> lectura en el proyecto PISA” en<br />
Aproximación a un modelo de evaluación: el proyecto PISA 2000. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y<br />
Deporte-INECSE, 2004, p. 27.<br />
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59
itmo<br />
sor y se encuentra en desventaja frente a<br />
los estudiantes que dominan con mayor<br />
destreza esta habilidad fundamental.<br />
Tal vez quien ha expresado en forma<br />
más contundente esta idea es Carlos Pujol:<br />
Quizá leer y escribir sea lo único que valga<br />
<strong>la</strong> pena aprender, lo único que haya<br />
que enseñar de veras a todo el mundo<br />
<strong>par</strong>a <strong>la</strong> honrosa supervivencia. Si nuestros<br />
universitarios terminaran sus carreras<br />
sabiendo leer y escribir dignamente, ya<br />
podríamos darnos por satisfechos; todo lo<br />
demás se daría por añadidura, se encuentra<br />
en los libros… 37<br />
Leer, como dice Pujol, les permite a<br />
los alumnos aprender por sí mismos, seguir<br />
conociendo y continuar pre<strong>par</strong>ándose.<br />
Leer es una de <strong>la</strong>s actividades intelectuales<br />
más importantes del ser humano,<br />
porque mediante esta actividad se adquieren<br />
gran <strong>par</strong>te de los conocimientos<br />
que se necesitan <strong>par</strong>a vivir en <strong>la</strong> sociedad<br />
actual. Quien sabe leer puede aprender<br />
nuevos conocimientos y habilidades,<br />
puede seguir los avances que se producen<br />
incesantemente en nuestro mundo moderno.<br />
Quien no sabe leer se rezaga, no puede<br />
competir con los que sí manejan esta herramienta<br />
ni puede construir una concepción<br />
del mundo que trascienda su experiencia<br />
cotidiana. Poco a poco se queda al margen<br />
del desarrollo o, si ya lo está, no tiene posibilidades<br />
de superar esta situación.<br />
Leer, por ello, es una herramienta fundamental<br />
en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Los alumnos que<br />
saben leer, los que mejor dominan esta<br />
habilidad son los que tienen más proba-<br />
60<br />
bilidades de éxito esco<strong>la</strong>r. Mediante <strong>la</strong><br />
lectura los alumnos aprenden <strong>la</strong> mayoría<br />
de los conocimientos que necesitan <strong>par</strong>a<br />
dominar <strong>la</strong>s diferentes materias. Los buenos<br />
lectores son, a su vez, los buenos estudiantes,<br />
los mejores estudiantes. Esto es<br />
así porque los buenos lectores son, también<br />
casi siempre, los mejores escritores,<br />
los que pueden p<strong>la</strong>smar en forma más<br />
coherente sus ideas en un texto escrito.<br />
Quienes leen y escriben, esto es, quienes<br />
pueden aprender más conocimientos<br />
mediante <strong>la</strong> lectura y quienes pueden expresar<br />
mejor dichos conocimientos y recrearlos,<br />
son los estudiantes que tendrán<br />
más posibilidades de concluir con éxito<br />
sus estudios.<br />
Los beneficios de <strong>la</strong> lectura no se reducen<br />
a los conocimientos que los alumnos<br />
alcanzan, lo cual no es poco, también desarrol<strong>la</strong><br />
en quienes <strong>la</strong> ejercitan <strong>la</strong> concentración,<br />
<strong>la</strong> dedicación y el esfuerzo. Para<br />
comprender un texto y dotarlo de sentido,<br />
el lector debe <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> activamente<br />
llenando los vacíos, ligando ideas, memorizando<br />
datos <strong>par</strong>a continuar avanzando,<br />
<strong>la</strong> lectura requiere <strong>la</strong> <strong>par</strong>ticipación activa<br />
y atenta del lector. Garrido asemeja esta<br />
actividad a <strong>la</strong> de un músico: “De <strong>la</strong> misma<br />
manera que el músico interpreta una<br />
<strong>par</strong>titura, el lector interpreta un texto.<br />
Su actividad es igualmente creadora,<br />
intensa, personal. Exige esfuerzo, concentración<br />
y pre<strong>par</strong>ación.” 38 La comprensión<br />
del texto no surge de manera automática<br />
37 Ibid., p. 37.<br />
38 Felipe Garrido. El buen lector se hace, no nace. Reflexiones<br />
sobre <strong>la</strong> lectura y formación de lectores. Madrid:<br />
Ariel, 2003, p. 53.<br />
ritmo / nueva época<br />
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ni nos <strong>la</strong> rega<strong>la</strong> el texto, al contrario, éste<br />
nos exige esfuerzo y dedicación. Un libro<br />
sin lector es un objeto inerte, no es como<br />
<strong>la</strong> televisión o <strong>la</strong> radio que pueden seguir<br />
funcionando aunque uno abandone <strong>la</strong><br />
habitación, el libro requiere de <strong>la</strong> energía<br />
del lector <strong>par</strong>a cumplir su trabajo.<br />
La lectura, además, permite a los alumnos<br />
practicar otras habilidades: exponer<br />
sus ideas o <strong>la</strong>s ideas de los autores leídos,<br />
criticar dichas ideas, debatir con sus compañeros<br />
o hasta con el profesor, <strong>la</strong> lectura<br />
detona y alienta éstas y otras habilidades<br />
intelectuales. Para Garrido no es exagerado<br />
decir que el nivel de <strong>la</strong> educación<br />
depende, en gran medida, del dominio<br />
del lenguaje, de nuestra capacidad <strong>par</strong>a<br />
escuchar, hab<strong>la</strong>r, leer y escribir. 39 ¿Dónde<br />
hemos oído esto antes?<br />
Lectura y sensibilidad<br />
La literatura es indispensable en <strong>la</strong> dieta de<br />
todo lector, dice Garrido. 40 Hay que leer de<br />
todo, pero siempre hay que incluir una buena<br />
dosis de textos literarios, cuento, ensayo,<br />
poesía y nove<strong>la</strong>, porque estos textos exigen<br />
y dan más al lector.<br />
Le exigen más esfuerzo, concentración y<br />
atención porque son más complejos y están<br />
mejor construidos, y le ofrecen más porque<br />
tienen más ideas, sorpresas e ingenio. Tan<br />
sólo de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> se pueden llenar muchas<br />
páginas. Mi<strong>la</strong>n Kundera resume así <strong>la</strong>s aportaciones<br />
de este género:<br />
39 Felipe Garrido, Para leerte mejor. Mecanismos<br />
de <strong>la</strong> lectura y de <strong>la</strong> formación de lectores. México:<br />
P<strong>la</strong>neta, 2004, p. 16.<br />
40 Ibid., p. 19.<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
La nove<strong>la</strong> conoce el inconsciente antes<br />
que Freud, <strong>la</strong> lucha de c<strong>la</strong>ses antes que<br />
Marx, practica <strong>la</strong> fenomenología (<strong>la</strong> búsqueda<br />
de <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong>s situaciones<br />
humanas) antes que los fenomenólogos.<br />
¡Qué fabulosas “descripciones fenomenológicas”<br />
<strong>la</strong>s de Proust, quien no conoció<br />
a fenomenólogo alguno! 41<br />
Pero <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> no sólo ade<strong>la</strong>nta los<br />
descubrimientos que más tarde enunciarán<br />
psicólogos, sociólogos y filósofos, examina<br />
el mundo desde otra perspectiva, <strong>la</strong><br />
de <strong>la</strong> ambigüedad:<br />
Comprender con Cervantes el mundo<br />
como ambigüedad, tener que afrontar no<br />
una única verdad absoluta sino un montón<br />
de verdades re<strong>la</strong>tivas que se contradicen<br />
(verdades incorporadas a los egos<br />
imaginarios l<strong>la</strong>mados personajes), poseer<br />
como única certeza <strong>la</strong> sabiduría de lo incierto,<br />
exige una fuerza igualmente notable.<br />
42<br />
El espíritu de nuestro tiempo es el de<br />
<strong>la</strong> simplificación y el de <strong>la</strong> homogeneización,<br />
es el de <strong>la</strong> destrucción de <strong>la</strong> diversidad;<br />
<strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, en cambio, representa<br />
<strong>la</strong> complejidad y <strong>la</strong> riqueza; no borra <strong>la</strong><br />
diversidad, <strong>la</strong> recrea; no cance<strong>la</strong> <strong>la</strong> contradicción,<br />
<strong>la</strong> busca<br />
Cada nove<strong>la</strong> dice al lector: “Las cosas<br />
son más complicadas de lo que tú crees”.<br />
Ésa es <strong>la</strong> verdad eterna de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> que<br />
cada vez se deja oír menos en el barullo<br />
de <strong>la</strong>s respuestas simples y rápidas que<br />
preceden a <strong>la</strong> pregunta y <strong>la</strong> excluyen. 43<br />
41 Mi<strong>la</strong>n Kundera. El arte de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. México:<br />
Vuelta, 1988, p. 37.<br />
42 Ibid., p. 14.<br />
43 Ibid., p. 24.<br />
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61
itmo<br />
Pero el valor de <strong>la</strong> literatura excede el<br />
marco racional por muy original que éste<br />
sea, <strong>la</strong> literatura profundiza en <strong>la</strong> naturaleza<br />
humana porque sabe añadir y mezc<strong>la</strong>r<br />
el carácter racional del hombre con el<br />
emotivo; seña<strong>la</strong> y descubre <strong>la</strong>s emociones<br />
y <strong>la</strong>s pasiones que se ocultan en <strong>la</strong>s decisiones<br />
del hombre, principalmente en<br />
aquel<strong>la</strong>s que a<strong>par</strong>entan ser <strong>la</strong>s más lógicas<br />
y sensatas. Y gusta resaltar tanto <strong>la</strong>s pasiones<br />
que nos brindan p<strong>la</strong>cer y nos enorgullecen,<br />
como aquél<strong>la</strong>s que nos avergüenzan<br />
y que nos es difícil confesar su<br />
presencia y el dominio que ejercen sobre<br />
nosotros.<br />
Sólo en <strong>la</strong> literatura, y en <strong>la</strong>s otras formas<br />
del arte, atendemos y desarrol<strong>la</strong>mos<br />
<strong>la</strong> emoción y <strong>la</strong> sensibilidad, o lo hacemos<br />
en forma más plena y completa, porque<br />
<strong>la</strong>s telenove<strong>la</strong>s, salvo honrosas excepciones,<br />
y actualmente los “reality shows”,<br />
caricaturizan los sentimientos y pretenden<br />
atra<strong>par</strong> <strong>la</strong> complejidad del alma humana<br />
en burdos estereotipos y groseras<br />
caracterizaciones.<br />
Y pese a lo anterior, <strong>la</strong> lectura, y principalmente<br />
<strong>la</strong> de textos literarios, debe<br />
realizarse, como decía Alfonso Reyes,<br />
con cierto olvido de su utilidad, por el<br />
sólo gusto y el p<strong>la</strong>cer de hacerlo. Una lectura<br />
basada esencialmente en el cálculo<br />
de todo lo que vamos a aprender y todas<br />
<strong>la</strong>s enseñanzas que podremos extraer,<br />
traiciona en cierta forma el espíritu de estos<br />
libros. Los clásicos, por ejemplo, no<br />
deben ser leídos, según Garrido, sólo porque<br />
son clásicos:<br />
No se trata de que los niños tengan<br />
que conocer <strong>la</strong> Iliada; se trata de que el<br />
caballo de Troya es una jugarreta sensa-<br />
62<br />
cional, que nos sigue maravil<strong>la</strong>ndo y divirtiendo<br />
treinta siglos después de <strong>la</strong> caída<br />
de Troya y vale <strong>la</strong> pena volver a contar<br />
y volver a leer ese episodio. 45<br />
Lectura y realidad<br />
Primero leemos el mundo y luego leemos<br />
<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, apunta atinadamente Freire. 46<br />
Desde que nacemos comenzamos a conocer<br />
el mundo, <strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes que lo componen,<br />
<strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s que lo gobiernan y el lugar<br />
que ocupamos en él. Nunca dejamos de<br />
conocer el mundo ni renunciamos a volverlo<br />
inteligible hasta que morimos.<br />
Cuando tenemos cierta edad comenzamos<br />
<strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, aprendemos<br />
a leer y a escribir, nos insertamos<br />
en <strong>la</strong> cultura escrita. Como resultado de<br />
este aprendizaje obtenemos muchos más<br />
conocimientos e información sobre una<br />
enorme variedad de temas.<br />
Pero el proceso de aprendizaje de <strong>la</strong><br />
lectura no cance<strong>la</strong> el conocimiento del<br />
mundo, no nos desconectamos del mundo<br />
en ese periodo, seguimos en él, conociéndolo<br />
más, deve<strong>la</strong>ndo sus secretos y<br />
tratando de aplicarlos <strong>par</strong>a vivir mejor.<br />
Una vez que terminamos el aprendizaje<br />
de <strong>la</strong> lectura o logramos un dominio<br />
adecuado de el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> juntamos con <strong>la</strong> lectura<br />
del mundo. <strong>En</strong> ade<strong>la</strong>nte ambos procesos<br />
de conocimiento, <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
y <strong>la</strong> lectura del mundo, nos ayudan<br />
a conocer mejor el mundo y a formarnos<br />
una concepción más completa de <strong>la</strong> realidad.<br />
Y viceversa, mayores conocimientos<br />
45 Felipe Garrido, Para leerte mejor, p. 76.<br />
46 Paulo Freire. La importancia de leer y el proceso de<br />
liberación. México: Siglo XXI, 2004, p. 94.<br />
ritmo / nueva época<br />
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del mundo nos ayudan a leer mejor en<br />
un círculo virtuoso: más conocimientos<br />
producen mejor lectura, más lecturas nos<br />
dan un mejor conocimiento del mundo.<br />
Freire lo expresa así: “este movimiento<br />
del mundo a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra al<br />
mundo está siempre presente.” 47<br />
Así pues, los que no saben leer y escribir<br />
y cuentan únicamente con su experiencia<br />
personal <strong>par</strong>a adquirir los conocimientos<br />
que necesitan <strong>par</strong>a vivir, andan<br />
medio ciego y medio mudo por el mundo.<br />
Millones de mexicanos se encuentran<br />
en esta situación, son analfabetas o<br />
analfabetas funcionales que no han transitado,<br />
como dice el pedagogo brasileño,<br />
de <strong>la</strong> lectura del mundo a <strong>la</strong> lectura de<br />
<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. Su existencia reve<strong>la</strong> <strong>la</strong> falta de<br />
voluntad política <strong>par</strong>a alcanzar esta meta<br />
y evidencia <strong>la</strong> escasa importancia que<br />
nuestra sociedad y el Estado le conceden<br />
a <strong>la</strong> educación y a <strong>la</strong> cultura. Todavía <strong>la</strong><br />
siguen percibiendo como un artículo de<br />
lujo: prescindible e improductivo.<br />
Por ello, son una minoría, principalmente<br />
en los países pobres, los que se<br />
han incorporado a <strong>la</strong> cultura escrita en una<br />
forma temprana, natural y p<strong>la</strong>centera:<br />
Fui alfabetizado en el suelo de <strong>la</strong> quinta de<br />
mi casa, a <strong>la</strong> sombra de los mangos, con pa<strong>la</strong>bras<br />
de mi mundo y no del mundo mayor<br />
de mis padres. El suelo mi pizarrón y <strong>la</strong>s<br />
ramitas mi gis.<br />
Es por eso por lo que, al llegar a <strong>la</strong> escuelita<br />
<strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r de Eunice Vasconcelos, cuya<br />
desa<strong>par</strong>ición reciente me hirió y me dolió,<br />
y a quien rindo ahora un homenaje sentido,<br />
ya estaba alfabetizado. Eunice continuó y<br />
profundizó el trabajo de mis padres. Con<br />
el<strong>la</strong> <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, de <strong>la</strong> frase, de<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
<strong>la</strong> oración, jamás significó una ruptura con<br />
<strong>la</strong> “lectura” del mundo. Con el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> lectura<br />
de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra fue <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> “pa<strong>la</strong>bramundo”.<br />
48<br />
Garrido cuenta una historia muy simi<strong>la</strong>r:<br />
Fui alfabetizado en casa, sin que me diera<br />
cuenta, con <strong>la</strong> misma naturalidad con <strong>la</strong> que<br />
aprendí a hab<strong>la</strong>r. Había libros y revistas. Mi<br />
madre y mi padre leían, nos leían a mí y<br />
a mis hermanas, y nos contaban cuentos,<br />
episodios históricos, noticias astronómicas,<br />
estampas de viajes y de <strong>la</strong> vida animal. Mi<br />
padre era un cuentero más que respetable;<br />
algún día, mucho tiempo después, descubrí<br />
que, como buen cuentero, no vaci<strong>la</strong>ba <strong>par</strong>a<br />
apropiarse de historias ajenas; cada vez que<br />
he tropezado con <strong>la</strong>s fuentes librescas de<br />
sus re<strong>la</strong>tos he vuelto a sonreír y a agradecerle<br />
que nos los diera así, sin más explicación<br />
que <strong>la</strong> narración misma. 49<br />
Para transformar esta situación y multiplicar<br />
el número de afortunados como<br />
éstos, México necesita formar lectores,<br />
no sólo alfabetizar, sino pre<strong>par</strong>ar alumnos<br />
y ciudadanos que les guste leer, que se<br />
sirvan de <strong>la</strong> lectura e incorporen <strong>la</strong> cultura<br />
escrita a su vida. México los necesita<br />
<strong>par</strong>a elevar su nivel educativo, que es <strong>la</strong><br />
base del desarrollo científico y tecnológico,<br />
que, a su vez, es <strong>la</strong> base del desarrollo<br />
económico, el cual requiere nuestro país<br />
<strong>par</strong>a sacar de <strong>la</strong> pobreza a los 50 millones<br />
de mexicanos que viven en el<strong>la</strong> y brin-<br />
47 Ibid., p. 105.<br />
48 Ibid., pp. 99-100.<br />
49 Felipe Garrido. El buen lector se hace, no nace,<br />
p. 114.<br />
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63
itmo<br />
darles <strong>la</strong>s oportunidades económicas, sociales<br />
y educativas <strong>par</strong>a generar más desarrollo<br />
y prosperidad.<br />
Formar lectores<br />
Para formar lectores, el primer paso es<br />
proponérselo. La escue<strong>la</strong> se ha contentado<br />
con alfabetizar y ha supuesto que<br />
esto es suficiente, que al lograrlo los convertirá<br />
automáticamente en lectores. Los<br />
millones de analfabetas funcionales en<br />
México y en el mundo desmienten esta<br />
hipótesis. Alfabetizar es necesario, pero<br />
no suficiente. Antes, durante y después<br />
de alfabetizar, hay que formar lectores y<br />
<strong>par</strong>a ello, como dijimos, primero hay que<br />
p<strong>la</strong>ntearlo como una meta, diferente a <strong>la</strong><br />
alfabetización, pero ligada a ésta.<br />
El segundo paso es acercar a los alumnos,<br />
niños, adolescentes o adultos, a <strong>la</strong><br />
lectura. Todas <strong>la</strong>s experiencias confirman<br />
que los lectores se transforman en<br />
tales cuando alguien, lo ideal es que sean<br />
los padres, pero también pueden ser los<br />
maestros, los acerca al mundo de los libros,<br />
cuando les permite o les ayuda a<br />
disfrutarlos, a sentirlos <strong>par</strong>te de su vida,<br />
a convertirlos en una fuente de diversión<br />
y entretenimiento. Para conseguir este<br />
acercamiento p<strong>la</strong>centero y lúdico a <strong>la</strong> lectura<br />
se recomiendan dos actividades: narrar<br />
historias y leer en voz alta. 50 Es muy<br />
recomendable poner a los niños en el hogar<br />
en contacto con los libros aun antes de<br />
que sepan leer, de <strong>la</strong> misma forma en que<br />
nos expusieron a <strong>la</strong> lengua hab<strong>la</strong>da antes<br />
de saber hab<strong>la</strong>r. Pero si esto no sucede<br />
así, el segundo mejor lugar <strong>par</strong>a acercar a<br />
los niños a <strong>la</strong> lectura es <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Cuan-<br />
64<br />
do están aprendiendo a leer y después de<br />
conseguirlo hay que seguir fomentando<br />
<strong>la</strong> afición por <strong>la</strong> lectura.<br />
La lectura utilitaria no crea lectores, 51<br />
es necesaria, es pertinente, forma <strong>par</strong>te<br />
de los programas esco<strong>la</strong>res y es bueno<br />
que así sea, pero no desarrol<strong>la</strong> <strong>la</strong> afición<br />
por <strong>la</strong> lectura. Para lograrlo hay que abrir<br />
espacios en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> <strong>par</strong>a <strong>la</strong> lectura p<strong>la</strong>centera,<br />
en todos los grados, pero principalmente<br />
en <strong>la</strong> educación básica.<br />
La escue<strong>la</strong>, por tanto, debe ocu<strong>par</strong>se<br />
de esos dos tipos de lectura, <strong>la</strong> utilitaria,<br />
<strong>la</strong> que busca el manejo adecuado de <strong>la</strong><br />
lectura y escritura, y <strong>la</strong> lectura p<strong>la</strong>centera,<br />
que, como su nombre lo indica, persigue<br />
sólo el p<strong>la</strong>cer, el disfrute de leer.<br />
Tercero. Hay que leer libros adecuados<br />
a <strong>la</strong> edad de los alumnos y elegidos por<br />
ellos o tomando en cuenta sus opiniones,<br />
gustos y preferencias. Es una de <strong>la</strong>s tareas<br />
más complicadas, hay que realizar<strong>la</strong> con<br />
cuidado porque es <strong>la</strong> base de todas <strong>la</strong>s demás<br />
actividades. Y si un libro no funciona<br />
hay que detener su lectura y buscar otro.<br />
El objetivo es disfrutar <strong>la</strong> lectura, fomentar<strong>la</strong>,<br />
por lo que es contraproducente leer<br />
por obligación o como castigo.<br />
Como <strong>la</strong>s aficiones se adquieren con<br />
el tiempo, ejercitándo<strong>la</strong>s continuamente,<br />
el cuarto paso es practicar este tipo de<br />
lectura lo más seguido que se pueda, de<br />
preferencia diariamente o en cada c<strong>la</strong>se,<br />
por lo menos. <strong>En</strong> sesiones muy breves,<br />
de unos cuantos minutos. Dependiendo<br />
de <strong>la</strong> edad de los alumnos, Garrido reco-<br />
50 Felipe Garrido. Para leerte mejor, p. 16.<br />
51 Ibid., p. 17.<br />
ritmo / nueva época<br />
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mienda entre 10 y 12 minutos. 52 Leer en<br />
voz alta, comentar, com<strong>par</strong>tir sus puntos<br />
de vista, etcétera.<br />
El quinto paso tiene que ver con lo<br />
que no se debe de hacer, es importante<br />
evitar cualquier tipo de evaluación:<br />
“Prohibidos los interrogatorios, exámenes,<br />
resúmenes ni ninguna otra c<strong>la</strong>se de<br />
pruebas; <strong>la</strong>s calificaciones y recompensas.<br />
Lo que se persigue es una diversión, una<br />
tarea común. Lo que debe haber es conversación,<br />
intercambio de ideas y emociones,<br />
contraste de opiniones.” 53<br />
Las propuestas anteriores, a<strong>par</strong>entemente<br />
sencil<strong>la</strong>s, requieren conocimientos,<br />
experiencia y sobre todo convicción;<br />
el convencimiento de que formar lectores,<br />
gente que lee por gusto, por p<strong>la</strong>cer,<br />
que disfruta <strong>la</strong> lectura y, cuando lo<br />
requiere, lee <strong>par</strong>a informarse y estudiar,<br />
constituye el gran reto de nuestro sistema<br />
educativo y que alcanzar este objetivo<br />
puede conducir a una transformación radical<br />
de <strong>la</strong> educación en México, porque<br />
<strong>la</strong> lectura exige y fomenta el desarrollo de<br />
un sinnúmero de habilidades cognitivas<br />
y disposiciones intelectuales: requiere y<br />
estimu<strong>la</strong> el análisis, <strong>la</strong> síntesis y <strong>la</strong> deducción;<br />
promueve <strong>la</strong> imaginación y <strong>la</strong> fantasía;<br />
educa y potencia <strong>la</strong> concentración<br />
y <strong>la</strong> memoria. Sin <strong>la</strong> lectura estas habilidades<br />
no consiguen su pleno desarrollo,<br />
se atrofian o crecen en forma limitada,<br />
insuficiente.<br />
Pero incluso si dudamos sobre los alcances<br />
de este proyecto o los conside-<br />
52Felipe Garrido. El buen lector se hace, no nace, p.<br />
39.<br />
53Felipe Garrido. Para leerte mejor, p. 79.<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
ramos exagerados, lo cierto es que esta<br />
propuesta no tiene pierde. ¿Qué es lo<br />
peor que puede suceder? ¿Qué pasemos<br />
un buen rato leyendo literatura con nuestros<br />
alumnos y com<strong>par</strong>tiendo con ellos <strong>la</strong>s<br />
ideas, el asombro o <strong>la</strong> simpatía que nos<br />
despertó un personaje, un dilema o el final<br />
de una historia?<br />
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65
itmo<br />
66<br />
¿PARA QUÉ LEER?<br />
Mariana Bernárdez 54<br />
Es innegable el sinnúmero de propuestas que<br />
han permeado durante generaciones <strong>par</strong>a lograr<br />
un país de lectores. Se han hecho investigaciones,<br />
reformado programas de estudio, creado talleres<br />
de fomento a <strong>la</strong> lectura, bibliotecas públicas, entre<br />
otras actividades, pero <strong>la</strong> cuestión es que tal goce<br />
queda circunscrito a un porcentaje mínimo de <strong>la</strong><br />
pob<strong>la</strong>ción. Pareciera que el problema se enraíza<br />
más allá de políticas educativas o culturales, como<br />
si se tuviera atenazado el pensamiento o quizá sea<br />
que nuestro pensamiento se mira a sí mismo de<br />
otras formas que erradican este proceso. Quizá se<br />
padezca alguna dolencia desconocida que nos lleva<br />
a sentir un estrepitoso temor hacia <strong>la</strong> lectura,<br />
peor aún, hacia los libros y olvidamos que es en el<br />
acto de leer donde toda desmesura nos sobrecoge,<br />
<strong>la</strong> infinitud de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras muestran los devaneos<br />
de <strong>la</strong> memoria como arte de creación, pues al leer<br />
no sólo los ojos hacen recuento sino que a su vez<br />
ese contar nos canta, nos cuenta una y otra vez <strong>par</strong>a<br />
que el lector sea a <strong>la</strong> <strong>par</strong> leído y creado.<br />
54 Mariana Bernárdez es doctora en letras por <strong>la</strong> Universidad Iberoamericana. Se ha desempeñado en <strong>la</strong><br />
docencia, <strong>la</strong> investigación, el periodismo y <strong>la</strong> difusión cultural. Ha publicado, entre otros, los siguientes<br />
libros de poesía: Tiempo detenido, Rictus, Luz derramada, Réquiem de una noche, El agua del exilio, Incunable y<br />
Alba de danza.<br />
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El pa<strong>la</strong>breo que se enrama hacia dentro<br />
permite dibujar en <strong>la</strong> mente lo inconmensurable<br />
de <strong>la</strong>s montañas, aventurarnos<br />
por mares inhal<strong>la</strong>dos o detener entre<br />
<strong>la</strong>s manos <strong>la</strong> per<strong>la</strong> más b<strong>la</strong>nca de <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s<br />
manzanas doradas, luchar con <strong>la</strong> muscu<strong>la</strong>tura<br />
de un tigre contra un ejército vengador<br />
de algún continente sureño perdido<br />
<strong>par</strong>a salvar <strong>la</strong> honra de una nación y mirar<br />
<strong>la</strong> fiereza del grito que se alza en el golpe<br />
cierto que habrá de cortar <strong>la</strong>s cabezas de<br />
los traidores; y luego huir a galope de caballo<br />
de fuego por <strong>la</strong>s sierras y los desiertos<br />
infranqueables donde nos cautivará el<br />
ruido lejano de <strong>la</strong> fuente y recordaremos<br />
a Ulises amarrado al mástil de su barca<br />
pretendiendo esquivar <strong>la</strong> seducción del<br />
canto de <strong>la</strong>s sirenas, cómo no imaginar<br />
los ojos de Helena, cuya inmensidad contemp<strong>la</strong>ron<br />
<strong>la</strong> caída de Troya.<br />
Frente a un libro tantas pa<strong>la</strong>bras como<br />
tantos pensamientos y ante esa posibilidad<br />
de ser muchos otros, es inexplicable<br />
<strong>la</strong> emoción de tal urdimbre, no hay más<br />
límite que el de <strong>la</strong> imaginación propia, así<br />
el dragón de siete cabezas tal vez tenga<br />
seis, pero su a<strong>par</strong>ición es señal de que<br />
se habrá de cruzar un dintel y el camino<br />
que se abra deberá ser recorrido hasta el<br />
final como si se apurara <strong>la</strong> vida en un solo<br />
sorbo. Leer <strong>par</strong>a ser pa<strong>la</strong>bra y ser hombre<br />
de pa<strong>la</strong>bra, pues que cuando el hombre<br />
hab<strong>la</strong> dice de sí, se entrega al otro, arriesga<br />
su interior <strong>par</strong>a vivir en comunidad. Si<br />
olvidamos leer borraremos no sólo <strong>la</strong> historia<br />
que nos entrama sino lo más propio,<br />
aquello que nos identifica y nos constituye:<br />
<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra.<br />
La pa<strong>la</strong>bra se gesta en el interior del<br />
corazón, esta hondura ofrenda un espacio<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
al pensamiento cuyo pulso discurre por <strong>la</strong><br />
escritura, se toma su tiempo, se regodea<br />
en <strong>la</strong> delimitación <strong>par</strong>a arrojar definiciones<br />
que buscan <strong>la</strong> unidad en el derroche<br />
de <strong>la</strong> realidad y el deseo de lograr un pensamiento<br />
que salve de <strong>la</strong> angustia y de <strong>la</strong><br />
zozobra tantas veces sentida cuando <strong>la</strong><br />
sombra <strong>par</strong>eciera no terminar y <strong>la</strong> promesa<br />
del alba se aleja.<br />
Las pa<strong>la</strong>bras pesan cuando se articu<strong>la</strong>n,<br />
vocal con consonante, espacio creado<br />
<strong>par</strong>a que habite en él el sentido y<br />
significado de una fuerza primaria cuyo<br />
movimiento incandescente penetra <strong>la</strong>s<br />
membranas del tiempo y cuya vibración<br />
conmueve al rostro inconmesurable e<br />
irrepetible que es cada hombre, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<br />
lo anidan y lo enraízan, le hacen<br />
ser tal hombre y no otro, delinean su rostro,<br />
modifican <strong>la</strong> expresión de su gesto, y<br />
ante todo presentifican lo que es su ser<br />
ahí ante el otro. Cuando se profieren pa<strong>la</strong>bras<br />
se hace trans<strong>par</strong>ente el corazón y<br />
cierto es que en esa entraña no sólo mora<br />
el oro de Troya sino el resoplido colérico<br />
de Minos, así cuando esta profundidad<br />
arroja lo más próximo a una pa<strong>la</strong>bra será<br />
en forma de ofrenda: balbuceo originario<br />
o pa<strong>la</strong>bra verdadera en tanto que muestra<br />
<strong>la</strong> fidelidad de sí<br />
La avidez ciega y <strong>la</strong>s noches pueden<br />
ser insondables a fuerza de no poder respirar,<br />
sea porque el aire nos es robado, sea<br />
que sin razón alguna ese acto primigenio<br />
es olvidado en su co-naturalidad o al revés,<br />
sea por ser tan primigenio que no se<br />
da cabida al olvido y el fracaso de tal acción<br />
muestra cuan aberrantes pueden ser<br />
los límites de lo supuesto conocido. Así<br />
queda como certeza el frescor de <strong>la</strong> mano<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 67 14/08/2009 12:20:40 p.m.<br />
67
itmo<br />
sobre <strong>la</strong> frente afiebrada que en tal desorientación<br />
mira cómo ante <strong>la</strong> cordura <strong>la</strong>s<br />
imágenes son aves que echan a vo<strong>la</strong>r.<br />
Y ante <strong>la</strong> profundidad que emerge<br />
en lo que se dice y se hace, ¿cómo esgrimir<br />
juicios cuando se trata de demostrar<br />
lo que no es probable, pero no por ello<br />
ausente de toda hendidura en el cuerpo<br />
que se toca y se aduerme en los brazos<br />
de quien c<strong>la</strong>ma como amado? Ante el ensanchamiento<br />
de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra ¿no estaría el<br />
hombre constantemente salvado de su<br />
insuficiencia a través de dec<strong>la</strong>rarse, de<br />
trans<strong>par</strong>entarse? ¿No es acaso un libro un<br />
diálogo silencioso con el alma como en su<br />
momento definió P<strong>la</strong>tón al pensamiento?<br />
¿No es a final de cuentas una confesión<br />
mutua?<br />
Quien lee busca ac<strong>la</strong>rarse, saber de<br />
donde viene, cómo es el mundo y cómo<br />
en su habitarlo logra un vínculo cierto e<br />
íntimo que bur<strong>la</strong> <strong>la</strong> muerte o el caer de<br />
los minutos, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra escrita permanece,<br />
<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra leída se guarda dentro del<br />
cuerpo como un ser activo que nos sostiene<br />
en los momentos de alto desaliento<br />
o en <strong>la</strong> experiencia límite que es el simple<br />
diario vivir. La pa<strong>la</strong>bra se consuma<br />
en quien <strong>la</strong> consume, y se deletrea en <strong>la</strong><br />
avidez de pulsar <strong>la</strong>s cuerdas del <strong>la</strong>úd cuya<br />
música lleva a <strong>la</strong> a<strong>par</strong>ición del símbolo<br />
como imagen en movimiento y en esta<br />
danza reconocer <strong>la</strong> destreza de <strong>la</strong> mente<br />
<strong>par</strong>a hilvanar lo posible por decir y el<br />
anverso, tersura de <strong>la</strong> piel que todo cal<strong>la</strong>,<br />
no otra cosa es el binomio de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y<br />
el silencio, binomio cuyo principio <strong>par</strong>adójico<br />
permite <strong>la</strong> tensión necesaria <strong>par</strong>a<br />
hacer posible <strong>la</strong> evocación como forma de<br />
presentificación, así el sentido oculto que<br />
68<br />
permanece en <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras busca los ojos<br />
avezados <strong>par</strong>a ser des/cifrado, de/construido<br />
y vuelto a cifrar y a construir en el<br />
eterno vaivén de <strong>la</strong> marea inagotable que<br />
es <strong>la</strong> esgrima de <strong>la</strong> lectura.<br />
Nadie permanece incólume después<br />
de beber <strong>la</strong>s aguas insondables de un libro,<br />
se es y no se es el mismo, al igual que<br />
el río heracliteano <strong>par</strong>eciera que <strong>la</strong> textura<br />
de <strong>la</strong> prosa o de <strong>la</strong> poesía o de <strong>la</strong> ciencia<br />
recorrieran tal cauce y nos queda sólo de<br />
sus aguas <strong>la</strong> sensación de humedad que<br />
aviva su deseo en estos nuestros tiempos<br />
aciagos, porque si algo persiste en <strong>la</strong> lectura<br />
es el poder de seducción de <strong>la</strong>s ideas,<br />
<strong>la</strong> voz que conquista cuando penetra por<br />
los oídos y los ojos anidándose <strong>par</strong>a ser<br />
receptáculo y vertiente, <strong>la</strong> voz que repta<br />
a lo <strong>la</strong>rgo de los siglos y que un buen día<br />
cobra altozano cuando alguien abre <strong>la</strong>s<br />
hojas y fija <strong>la</strong> vista en una oración, entonces<br />
se asiste a <strong>la</strong> trasluz que testifica sobre<br />
lo vivido y a <strong>la</strong> vez, se es asistido pues sin<br />
ese saber lo vivido, entonces ¿cómo ser<br />
tal hombre y no otro? Leer <strong>par</strong>a estar y<br />
estando lograr conjetura de ser. Leer <strong>par</strong>a<br />
bai<strong>la</strong>r con el pensamiento, leer <strong>par</strong>a lograr<br />
horizonte en el alma, <strong>par</strong>a vivir a tiempo<br />
en el tiempo, leer <strong>par</strong>a escribirnos, <strong>par</strong>a<br />
no mentir sobre lo que se mira, leer <strong>par</strong>a<br />
trans<strong>par</strong>entar el ánima y ser más libres, y<br />
siendo libres ser más verdaderos.<br />
Vienen a mi memoria libros precisos<br />
donde <strong>la</strong> dec<strong>la</strong>ración va abriendo brecha<br />
entre el corazón y su pálpito, sin esta<br />
profundidad cómo podría arrancarse <strong>la</strong><br />
pa<strong>la</strong>bra del pasmo y cobrar vuelo y derrotero;<br />
camino como método que a final<br />
de cuentas se busca andarlo <strong>par</strong>a confesarse<br />
y <strong>la</strong> confesión siempre es frente a<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 68 14/08/2009 12:20:42 p.m.
alguien, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra se descarga sobre el<br />
otro, <strong>la</strong> confesión lleva implícita en sí un<br />
dialogismo.<br />
Y en esa comunidad propiciada por <strong>la</strong><br />
lectura arrojarse al fuego y abrir el discurrir<br />
propio hacia los otros, conocimiento<br />
que conlleva a <strong>la</strong> acción y <strong>la</strong> acción se or-<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
dena según <strong>la</strong> razón, hay un sosiego y una<br />
pausa, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra se ajusta a su peso y a<br />
su profundidad, <strong>la</strong> equivalencia entre lo<br />
que se nombra y lo que se evoca permite<br />
acompasar <strong>la</strong> mirada y penetrar hacia<br />
otras zonas del ser: leer <strong>par</strong>a tocar <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad<br />
de <strong>la</strong> luz que brota de los <strong>la</strong>bios.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 69 14/08/2009 12:20:43 p.m.<br />
69
itmo<br />
70<br />
DE TERNURA, MAESTROS Y OTROS DAÑOS<br />
Fernando Reyes 55<br />
El humor negro y esperpéntico, los juegos de pa<strong>la</strong>bras,<br />
<strong>la</strong>s minihistorias, los discursos de otras<br />
disciplinas y artes, <strong>la</strong> reivindicación de lo fantástico<br />
y lo onírico, <strong>la</strong> antisolemnidad, el des<strong>par</strong>pajo, <strong>la</strong><br />
irreverencia ante lo institucional y el academicismo,<br />
son constantes de los jóvenes escritores que están<br />
comenzando a publicar en este nuevo siglo.<br />
Éstas y otras temáticas, así como ciertos recursos<br />
narrativos que sugieren y prometen, aderezan el<br />
primer libro de Keshava Quintanar Cano 33 tornillos<br />
en plenaria. Cuentos y ensayos 56 publicado por<br />
<strong>la</strong> editorial Raíz del agua, 2007.<br />
De <strong>la</strong> fantasía a <strong>la</strong> fantasiofrenia, de lo kitsch a<br />
lo filosófico, de lo sociológico a lo místico, se puede<br />
leer en este compendio de ternura y locura. La mayoría<br />
de los textos son historias de unas cuantas pa<strong>la</strong>bras,<br />
de una página y máximo cuatro. Escritas con<br />
más pasión que fría técnica, con más feeling que<br />
erudición, aunque <strong>la</strong>s más de <strong>la</strong>s veces hay referencia<br />
a autores, títulos, pelícu<strong>la</strong>s, canciones, doctrinas<br />
teóricas y otros aspectos psicopedagógicos. La ludi-<br />
55 Fernando Reyes es profesor del <strong>CCH</strong>-Vallejo. Estudió <strong>la</strong> Maestría en Literatura Mexicana. Fue becario<br />
de <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> de Escritores de SOGEM. Ha editado varias antologías literarias, el poemario El pez goloso<br />
de tu lengua, (Secretaría de Cultura del D.F. 2006) y el cuentario No somos tiernas <strong>la</strong>s suripantas (Instituto<br />
Mexiquense de Cultura, 2007).<br />
56 Keshava Quintanar Cano. 33 tornillos en plenaria. Cuentos y ensayos. México: Raíz del agua, 2007.<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 70 14/08/2009 12:20:45 p.m.
cidad lingüística se nota a primera vista,<br />
es uno de los mayores méritos, el humor<br />
y <strong>la</strong> fruición con que Keshava escribió<br />
este libro. No es gratuito que en <strong>la</strong> <strong>par</strong>te<br />
dedicada a los ensayos, Quintanar Cano<br />
aborda, también des<strong>par</strong>pajadamente y<br />
sin ningún viso academicista, <strong>la</strong> obra del<br />
poeta lúdico “Raúl Renán y su enamorado<br />
amor por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra”.<br />
<strong>En</strong> muchas de <strong>la</strong>s historias hay como<br />
personajes, niños, púberes canéforas, jóvenes<br />
extavagantes, alumnos y maestros.<br />
El proceso enseñanza-aprendizaje, Keshava<br />
Quintanar –quien es también Maestro<br />
en Educación Media Superior y Profesor<br />
del <strong>CCH</strong>– nos lo p<strong>la</strong>ntea desde una<br />
perspectiva humorística, que desmitifica<br />
y humaniza esta difícil tarea: “La p<strong>la</strong>za<br />
prometida” “Siete mínimas <strong>par</strong>a obtener<br />
un diez en posgrado” o en su ensayocrónica-re<strong>la</strong>to-cuento-testimonio<br />
que él<br />
l<strong>la</strong>ma “Epifanía en el <strong>CCH</strong> Naucalpan”<br />
que re<strong>la</strong>ta el día en que “Dios se convirtió<br />
en un espantoso griterío”.<br />
Un aspecto que resalta en este volumen<br />
es <strong>la</strong> metaliterariedad; es decir, <strong>la</strong><br />
escritura sobre <strong>la</strong> escritura, una historia<br />
dentro de otra historia, un cuento dentro<br />
de otro cuento, véase como ejemplos los<br />
textos “Concurso de cuento Otto Wolfman”,<br />
“Geneaología de cuatro cuentos<br />
bien pinches”, “Múltiple personalidad”.<br />
El último punto al que hago alusión es,<br />
en contra<strong>par</strong>te al sentido tierno y familiar<br />
de sus historias, el aspecto perverso y<br />
patológico en por lo menos tres cuentos:<br />
“Decisiones estratégicas”, “Great expectations”<br />
y “Demonios perfumados”,<br />
cuyos protagonistas viven, sobreviven<br />
y mueren al filo de <strong>la</strong> navaja que es su<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
propia mente, en medio de <strong>la</strong> patología<br />
y <strong>la</strong> provocación a <strong>la</strong>s cuadraturas morales<br />
que también matan de aburrimiento,<br />
regu<strong>la</strong>ciones y conductas establecidas e<br />
inquebrantables. Estas historias serán incluidas,<br />
<strong>par</strong>a fortuna mía, en Fantasiofrenia<br />
II. Antología de cuentos dañados.<br />
Suerte <strong>par</strong>a el primer cuentario de Keshava,<br />
“colega del colegio y fraterno de lo<br />
dañado”, esperando que en <strong>la</strong> próxima<br />
plenaria académico-institucional se le<br />
boten más tornillos.<br />
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71
itmo<br />
72<br />
EN LA PARTITURA DEL EXILIO 57<br />
Benjamín Barajas 58<br />
Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca,<br />
ruega que tu camino sea <strong>la</strong>rgo,<br />
y rico en aventuras y experiencias.<br />
Constantino P. Cavafis<br />
El poeta no puede, sin ceder su puesto al filósofo, aplicar<br />
todo el rigor del pensamiento al análisis de <strong>la</strong> poesía. Él simplemente<br />
<strong>la</strong> conoce y <strong>la</strong> ama. Sabe en dónde está y de donde<br />
se ha ausentado.<br />
José Gorostiza<br />
El nuevo libro del poeta Manuel Cuautle, <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura<br />
del exilio, es testimonio de un estilo depurado<br />
en el que se conjugan muchos de los dones, y los temas,<br />
de <strong>la</strong> mejor tradición lírica. <strong>En</strong> este sentido, com<strong>par</strong>to <strong>la</strong>s<br />
pa<strong>la</strong>bras de Hugo Mujica cuando afirma, en <strong>la</strong> nota introductoria,<br />
que los poemas de esta obra “no están hechos<br />
del aire de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: son –en cambio– materia, masa<br />
madre de <strong>la</strong> vida, amasada con lluvias, sangre, saliva...”<br />
<strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio concita en el lector esta conmoción<br />
por <strong>la</strong> esencia de vida que ha sido apresada al<br />
interior de sus páginas; esencia que el poeta ha podido<br />
retener gracias al talento y al oficio que le han permitido<br />
escuchar <strong>la</strong> voz de <strong>la</strong> tradición clásica y <strong>la</strong> de vanguardia<br />
<strong>par</strong>a luego encausar<strong>la</strong>s en una vertiente propia.<br />
Lo que primero sorprende en el libro de Manuel<br />
Cuautle, y que después habrá de ilustrar el tema central<br />
de sus poemas, es <strong>la</strong> fotografía. <strong>En</strong> <strong>la</strong> portada se escenifica<br />
<strong>la</strong> metáfora del viaje a través de <strong>la</strong>s vías retrospectivas<br />
del ferrocarril, vías que <strong>par</strong>ecen unirse en <strong>la</strong> lejanía donde<br />
ni <strong>la</strong> vista o <strong>la</strong> memoria alcanzan a se<strong>par</strong>ar<strong>la</strong>s.<br />
57 Manuel Cuautle. <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio. Buenos Aires: Embajada de México en Argentina, 2007.<br />
58 Benjamín Barajas es doctor en Letras mexicanas por <strong>la</strong> UNAM y profesor del <strong>CCH</strong> Naucalpan, Titu<strong>la</strong>r B.<br />
Es autor de los libros de poesía Tadrio, Mirada adversa y La gracia inmóvil.<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 72 14/08/2009 12:20:47 p.m.
<strong>En</strong> este sentido, el poemario <strong>par</strong>eciera<br />
comenzar en un punto cualquier del viaje,<br />
esto es, en el momento en que el poeta<br />
es conciente de <strong>la</strong> muerte y, por ello,<br />
del tiempo y, en consecuencia, de <strong>la</strong> vida<br />
que, a su vez, cobra realidad mediante el<br />
viaje.<br />
Así, <strong>la</strong> distribución interna del libro<br />
<strong>par</strong>eciera confirmar esta lectura. <strong>En</strong> <strong>la</strong><br />
primera <strong>par</strong>te, “Conversaciones conmigo<br />
mismo”, asistimos al triple abrazo del ser<br />
por el tiempo, el erotismo y <strong>la</strong> muerte,<br />
mientras que en <strong>la</strong> segunda sección, “Del<br />
mar y de <strong>la</strong>s naves”, se ahonda en el sentido<br />
simbólico del viaje, pero también se<br />
acentúa el lirismo y <strong>la</strong> ternura preliminar<br />
frente al nacimiento del hijo. Del mismo<br />
modo, entre ambas divisiones se observa<br />
una especie de construcción circu<strong>la</strong>r;<br />
pues <strong>la</strong> obra comienza delineando <strong>la</strong> orfandad<br />
de <strong>la</strong> muerte y cierra con el alumbramiento<br />
del hijo.<br />
Otros elementos que delinean <strong>la</strong> poética<br />
del Manuel Cuautle, en este libro,<br />
son su preferencia por <strong>la</strong> segmentación<br />
de los versos, con lo cual multiplica los<br />
matices de expresión y sentido; <strong>la</strong> ausencia<br />
de los signos de puntuación, estrategia<br />
que le permite instaurar a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />
como signo esencial de su creación y el<br />
predominio de <strong>la</strong>s líneas poéticas cortas,<br />
que infunden el tono característico de <strong>la</strong><br />
canción a <strong>la</strong> mayoría de sus poemas.<br />
Pero <strong>la</strong> descripción que venimos haciendo<br />
no es suficiente <strong>par</strong>a explicar los<br />
poemas de <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio, de<br />
hecho toda <strong>par</strong>áfrasis que no inicie con <strong>la</strong><br />
lectura corre el riesgo de evadir el objeto<br />
artístico y volverse, en consecuencia, un<br />
ritmo / nueva época<br />
imaginación y crítica<br />
discurso adjunto. Es necesario, entonces,<br />
unir <strong>la</strong> forma a <strong>la</strong> expresión y al contenido.<br />
Por ahora empezaremos por el contenido<br />
que nos remite a los temas que se<br />
han vuelto una obsesión en el poeta. El<br />
primero en importancia, a nuestro juicio,<br />
es el tiempo. No en vano los poemas a<strong>par</strong>ecen<br />
fechados con día y hora, lo cual<br />
nos lleva a pensar que el poeta ha querido<br />
recuperar momentos esenciales de su<br />
diario vivir, momentos que se concretan<br />
en los instantes, como se muestra en el<br />
siguiente poema:<br />
Átropos<br />
deja que los segundos<br />
corran<br />
no los cuentes<br />
muere sin preocupación<br />
cuélgate<br />
del espiral que nos tortura<br />
sé <strong>par</strong>te<br />
del camino infinito<br />
destroza<br />
el universo curvo<br />
y vive<br />
tan sólo un instante<br />
al filo de <strong>la</strong> resurrección.<br />
Y será en este vivir al filo del perpetuo renacimiento<br />
en que habrá de escenificarse<br />
<strong>la</strong> creación del poeta, como un medio que<br />
le permita sustraerse a <strong>la</strong> muerte a través<br />
de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y el canto, según se aprecia<br />
en este poema:<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 73 14/08/2009 12:20:49 p.m.<br />
73
itmo<br />
Se evapora el fuego<br />
de todos los soles<br />
cántaro líquido<br />
hombre viejo de maíz<br />
que cubre su sombra<br />
con el cacao<br />
de sus manos<br />
nace y muere<br />
<strong>la</strong> angustia del dolor<br />
en el canto de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras.<br />
La pa<strong>la</strong>bra, entonces, es el gozne<br />
sobre el que gira el existir del hombre<br />
porque, al ser <strong>la</strong> base de su conciencia,<br />
le infunde el sentido de <strong>la</strong> historia, de <strong>la</strong><br />
vida y <strong>la</strong> muerte. Las pa<strong>la</strong>bras conjuran<br />
el miedo al vacío y el canto, podríamos<br />
decir, representa <strong>la</strong> verdadera residencia<br />
del hombre en <strong>la</strong> tierra.<br />
Pero el poeta, como dice Gorostiza,<br />
no busca <strong>la</strong> verdad filosófica sino <strong>la</strong> inteligibilidad<br />
del mundo mediante su<br />
aprehensión afectiva. De manera que el<br />
creador lírico no se detiene a aplicar un<br />
razonamiento exhaustivo a cada objeto,<br />
más bien busca trascenderlos mediante<br />
el amor. <strong>En</strong> este sentido, el poeta no se<br />
inmoviliza, no se mantiene quieto, sino<br />
que viaja y el camino en <strong>la</strong> poesía de Manuel<br />
Cuautle es consustancial a <strong>la</strong> vida, al<br />
ritmo del universo, por eso escribe:<br />
74<br />
Los universos pasan<br />
el río crece<br />
los seres se transforman<br />
descansa <strong>la</strong> tierra<br />
el f<strong>la</strong>utista suelta su canto<br />
<strong>la</strong>s flores de sus ojos<br />
son <strong>la</strong> expansión<br />
del universo.<br />
Y de esta expansión el hombre <strong>par</strong>ticipa<br />
porque, como sabemos, en el cosmos<br />
se superponen los p<strong>la</strong>nos temporales: el<br />
presente, el pasado y el futuro conviven<br />
como entidades virtuales en <strong>la</strong> emoción<br />
y <strong>la</strong> conciencia humana. Por eso el poeta<br />
recuerda el pasado en uno de sus mejores<br />
poemas:<br />
Te vi <strong>par</strong>tir<br />
brincando <strong>la</strong>s líneas<br />
de los mármoles<br />
observé tus caderas<br />
el viento de tu cabello<br />
<strong>la</strong> sonrisa de tus ojos<br />
pero los durmientes<br />
me invitaron a seguir<br />
dentro del mar naranja<br />
que transita por ellos<br />
y dormí<br />
y soñé<br />
y fue noche de caricias niñas<br />
y fue tu cuerpo<br />
lluvia de jacarandá<br />
en mis <strong>la</strong>bios<br />
y fue lám<strong>par</strong>a que iluminaba<br />
cual tiernas musarañas<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 74 14/08/2009 12:20:50 p.m.
tus senos y tu rostro<br />
que deletreaban libertad<br />
y fueron <strong>la</strong>s siete<br />
y fue el tiempo<br />
de todos los días<br />
que me hizo escuchar tu voz<br />
terrestre canto omnipotente<br />
ritmo / nueva época<br />
y fuiste Tú<br />
y fui Yo<br />
hasta que el vagón<br />
se cansó de mis sueños<br />
y abriendo sus a<strong>la</strong>s<br />
me invitó a vo<strong>la</strong>r.<br />
Y ese vuelo imaginario conduce al poeta a<br />
<strong>la</strong> infancia donde recuerda <strong>la</strong> disposición<br />
de escalones y pupitres, también lo lleva<br />
a recorrer el mundo y a conversar con<br />
Dalí, Franz Kafka y Dante. Con su migración,<br />
el yo lírico se abre al espacio y al<br />
tiempo, va como queriendo huir <strong>par</strong>a no<br />
mirar “los ojos vacíos de <strong>la</strong> muerte”.<br />
La segunda <strong>par</strong>te del poemario, como<br />
ya se ha dicho, enfatiza el instante mi<strong>la</strong>groso<br />
de <strong>la</strong> vida, lo cual se percibe en <strong>la</strong><br />
intensificación de ciertas imágenes vitales<br />
y, también, en el proceso de concepción<br />
y nacimiento de Tonatiuh, el hijo que<br />
ha dispuesto su nave <strong>par</strong>a el viaje, o sea,<br />
<strong>par</strong>a su caída en el tiempo. Esta sección<br />
tiene textos de gran belleza, que seguramente<br />
el lector apreciará, por hora, sólo<br />
retomaremos uno que se distingue por un<br />
simbolismo en que arraiga <strong>la</strong> temática recurrente<br />
del autor. Es el que sigue:<br />
imaginación y crítica<br />
Corren los colores<br />
instrumentos<br />
que no veo<br />
con ritmos<br />
que vuelven<br />
a <strong>la</strong> luz<br />
siglos de notas musicales<br />
se presentan<br />
escucho el vacío<br />
se repite <strong>la</strong> música<br />
abismos de pa<strong>la</strong>bras<br />
fluyen<br />
como reencarnación<br />
los colores<br />
son naves<br />
que existen<br />
en <strong>la</strong> antesa<strong>la</strong> de lo eterno.<br />
Finalmente, quisiéramos concluir esta<br />
presentación diciendo que <strong>la</strong> obra de Manuel<br />
Cuautle com<strong>par</strong>te algunos de los rasgos<br />
esenciales que Xavier Vil<strong>la</strong>urrutia consideró<br />
propios de <strong>la</strong> poesía mexicana. Estos son: <strong>la</strong><br />
construcción de una atmósfera de soledad<br />
creativa; el tono íntimo, sutil e ingenioso<br />
que suele provocar <strong>la</strong> reflexión un tanto me<strong>la</strong>ncólica;<br />
<strong>la</strong> confección de los poemas con<br />
un lápiz fino y <strong>la</strong> constancia en los temas: <strong>la</strong><br />
muerte, el amor, el tiempo. 59 Sirvan, pues,<br />
estas pa<strong>la</strong>bras como una forma sencil<strong>la</strong> de<br />
valoración a su trabajo.<br />
59 Xavier Vil<strong>la</strong>urrutia. Obras. México: FCE, México,<br />
1966, p. 764 y ss.<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 75 14/08/2009 12:20:52 p.m.<br />
75
itmo<br />
76<br />
ritmo / nueva época<br />
Ritmo13.indd medio oficio.indd 76 14/08/2009 12:20:53 p.m.
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA<br />
DE MÉXICO<br />
Rector<br />
Dr. José Narro Robles<br />
Secretario General<br />
Dr. Sergio Alcocer Martínez de Castro<br />
Secretario Administrativo<br />
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Secretaria de Desarrollo Institucional<br />
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Secretario de Servicios a <strong>la</strong> Comunidad<br />
Dr. Ramiro Jesús Sandoval<br />
Abogado General<br />
Mtro. Jorge Is<strong>la</strong>s López<br />
Director General de Comunicación Social<br />
Lic. <strong>En</strong>rique Balp Díaz<br />
ritmo / nueva época<br />
COLEGIO DE CIENCIAS Y<br />
HUMANIDADES<br />
imaginación y crítica<br />
Director General<br />
M. en C. Rito Terán Olguín<br />
Secretario General<br />
M. en C. Rafael Familiar González<br />
Secretario Académico<br />
Mtro. José Luis Moreno Rodríguez<br />
Secretario Administrativo<br />
Lic. Rafael Avilés Solís<br />
Secretario de Servicios de Apoyo al Aprendizaje<br />
I.Q. Valentín López Gazcón<br />
Secretaria de P<strong>la</strong>neación<br />
Lic. Rosalía Gámez Díaz<br />
Secretaria Estudiantil<br />
Lic. María de <strong>la</strong> Luz Reyes Morales<br />
Secretario de Programas Institucionales<br />
Mtro. Trinidad García Camacho<br />
Secretario de Comunicación Institucional<br />
Lic. Alejandro García<br />
Secretario de Informática<br />
Mat. José Chacón Castro<br />
Directores de los p<strong>la</strong>nteles<br />
Azcapotzalco<br />
Mtro. Andrés José Hernández López<br />
Naucalpan<br />
M. en C. Víctor Díaz Garcés<br />
Vallejo<br />
Mtra. Lucía Laura Muñoz Corona<br />
Oriente<br />
Lic. Arturo Delgado González<br />
Sur<br />
Lic. Jaime Flores Suaste<br />
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