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En la par - CCH - Unam

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3 ...EDITORIAL<br />

LETRARIO<br />

5 ... Los ángeles, Federico Corral Vallejo<br />

7 ... Estrategias de <strong>la</strong> noche,<br />

Bartolo Mazaba<br />

11 ... Abre ventanas <strong>par</strong>a airear los tiempos,<br />

Roberto Mendoza Aya<strong>la</strong><br />

15 ... Cuando <strong>la</strong> luz es dicha,<br />

Fernando de <strong>la</strong> Cruz<br />

19 ... Hadas ebrias, Queta Navagómez<br />

25 ... La historia de un cerebro, Arnold Zuboff<br />

POLIFONÍAS<br />

36 ... <strong>En</strong>trevista a María Bonil<strong>la</strong>, Daniel<br />

Ibarra Ponce<br />

13<br />

índice<br />

REFLEXIÓN<br />

40 ... La imagen de lo siniestro en Frankenstein,<br />

Arcelia Lara Covarrubias<br />

49 ... Frankenstein y su peligroso monstruosuplemento,<br />

Adriana Marusia Márquez<br />

55 ... La formación del profesorado. Una experiencia<br />

permanente y continua más no de<br />

coyuntura,<br />

Ysabel Gracida<br />

59 ... La importancia de <strong>la</strong> lectura, Alejandro<br />

Barrera Retana<br />

66 ... ¿Para qué leer?, Mariana Bernárdez<br />

LO CRUDO Y LO COCIDO<br />

70 ... De ternura, maestros y otros daños,<br />

Fernando Reyes<br />

72 ... <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio,<br />

Benjamín Barajas<br />

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RITMO<br />

Imaginación y crítica<br />

13<br />

DIRECCIÓN<br />

Benjamín Barajas<br />

Consejo Editorial<br />

José de Jesús Bazán<br />

Reyna Barrera<br />

Evodio Esca<strong>la</strong>nte<br />

Felipe Garrido<br />

Ysabel Gracida<br />

Eugenia Revueltas<br />

Consejo de Redacción<br />

Raúl Berea Núñez<br />

Federico Corral Vallejo<br />

Miguel Ángel Galván Panzi<br />

Lourdes Martínez Lira<br />

Keshava Quintanar Cano<br />

Juan Carlos H. Vera<br />

Ritmo es una publicación trimestral del Colegio de Ciencias y Humanidades. El cuidado de <strong>la</strong><br />

edición estuvo a cargo de <strong>la</strong> Secretaría de Comunicación Institucional. Los contenidos de los textos<br />

publicados son responsabilidad de sus autores. Los comentarios o co<strong>la</strong>boraciones se reciben<br />

en bbarajas45@yahoo.com.mx Tel. 26-14-49-88, www.benjaminbarajas.com<br />

ISSN: 1965 7012 RESERVA: 04 – 2003 –081317554300 – 102<br />

Ritmo, imaginación y crítica 13 se terminó de imprimir en el mes de diciembre de<br />

2008.<br />

Se emplearon tipos caslon y lithograph. La edición consta de 500 ejemp<strong>la</strong>res.<br />

diseño de interiores y portada: reymundo ramírez<br />

diseño tipográfico: Erika mergruen<br />

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itmo / nueva época<br />

EDITORIAL<br />

imaginación y crítica<br />

El ritmo y <strong>la</strong> música son pa<strong>la</strong>bras indisociables en el terreno del arte, su<br />

combinación, diríamos, suscita un anhe<strong>la</strong>r, una expectación sobre lo que<br />

habrá de venir. Y esta sensible y activa espera nos predispone a <strong>la</strong>s sensaciones<br />

que ocasionan los sonidos engarzados en forma de pa<strong>la</strong>bras y poemas,<br />

diestramente tal<strong>la</strong>dos <strong>par</strong>a ser dichos y cantados. De este modo, <strong>la</strong> razón confiere<br />

el oficio y <strong>la</strong> música despierta los sentimientos “amortecidos” en lo más<br />

profundo del alma, <strong>par</strong>a dar vida al arte de <strong>la</strong> lírica.<br />

Y precisamente en Ritmo 13, <strong>la</strong> poesía nos da <strong>la</strong> bienvenida con los versos<br />

de tres poetas en quienes se funden los horizontes lejanos de nuestro país:<br />

Federico Corral Vallejo, de Chihuahua, Bartolo Mazaba, de Veracruz y Fernando<br />

de <strong>la</strong> Cruz, de Yucatán; trébol de voces que el lector sabrá distinguir<br />

en sus matices.<br />

<strong>En</strong> el re<strong>la</strong>to, Queta Navagómez, con “Hadas ebrias”, nos entrega pócimas<br />

de humor y gracia en su reescritura de una serie de cuentos clásicos; mien-<br />

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3


itmo<br />

4<br />

tras que Gerardo Contreras traduce, <strong>par</strong>a los lectores de Ritmo, “La<br />

historia de un cerebro” –de Arnold Zuboff–, cuyo asunto ameno<br />

nos muestra a un narrador, fascinado y crédulo de <strong>la</strong> ciencia como<br />

redentora del hombre.<br />

El mismo tema se advierte en una de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ve de <strong>la</strong><br />

literatura inglesa: Frankenstein de Mary Shelley. Para analizar algunas<br />

de sus repercusiones en el imaginario occidental, ofrecemos el<br />

excelente ensayo de Arcelia Lara Covarrubias, quien advierte en<br />

este personaje de retacería <strong>la</strong> imagen de lo siniestro que pervive<br />

en nosotros como <strong>par</strong>te del inconsciente colectivo. Una mirada semejante,<br />

aunque desde otro ángulo, nos presenta Adriana Marusia<br />

Márquez, pues en <strong>la</strong> criatura de Shelley encuentra un suplemento<br />

cultural, una zona de vacío que es ocupada por el hijo siniestro del<br />

doctor Frankenstein.<br />

Otros contenidos que Ritmo no olvida son los referentes a <strong>la</strong> lectura<br />

y a <strong>la</strong> formación de profesores. Así, Alejandro Barrera Retana<br />

y Mariana Bernárdez insisten, con argumentos impecables, sobre <strong>la</strong><br />

importancia de leer (literatura) como un medio insustituible de estímulo<br />

a <strong>la</strong> imaginación y a <strong>la</strong> creatividad, mientras que Ysabel Gracida<br />

razona sobre <strong>la</strong> formación de los profesores de manera integral<br />

y frente a <strong>la</strong>s necesidades reales de <strong>la</strong> enseñanza y el aprendizaje.<br />

Benjamín Barajas<br />

ritmo / nueva época<br />

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1<br />

A<strong>par</strong>ecían en sueños<br />

una y otra vez<br />

con a<strong>la</strong>s de papel periódico<br />

tatuando l<strong>la</strong>gas<br />

en el vientre de <strong>la</strong> soledad<br />

animal cautivo<br />

presa doméstica<br />

seduciendo quimeras<br />

en hoteles de paso<br />

–insomne carnaval–<br />

ritmo / nueva época<br />

LOS ÁNGELES 1<br />

Federico Corral Vallejo<br />

imaginación y crítica<br />

2<br />

Líneas perfectas<br />

emprenden vuelo<br />

en busca de <strong>la</strong> tierra prometida<br />

tórax divino<br />

perfección de nalgas<br />

el destierro culmina en el exilio<br />

el exilio empieza en el desamor<br />

1 Federico Corral Vallejo se ha desempeñado en <strong>la</strong> edición y en <strong>la</strong> difusión cultural . Ha sido co<strong>la</strong>borador<br />

en suplementos literarios nacionales y extranjeros. <strong>En</strong> el género de poesía tiene, entre otros, los siguientes<br />

títulos: Disfrazado de dolor, Carcajada de noche oscura y Los remiendos del corazón. Es director de <strong>la</strong> editorial<br />

Tintanueva.<br />

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5


itmo<br />

3<br />

Un diablo arcángel<br />

con olor a nardo<br />

desviste mi espalda<br />

<strong>la</strong> oscuridad se vuelve luz<br />

relámpago sexual<br />

5<br />

Los ángeles<br />

también se deprimen<br />

sufren se irritan<br />

y mueren<br />

el virus<br />

no respeta plumajes<br />

6<br />

4<br />

Un <strong>par</strong> de a<strong>la</strong>s<br />

cubren <strong>la</strong> desnudez<br />

del viento<br />

y en los ojos de <strong>la</strong> madrugada<br />

llueven querubines<br />

6<br />

Pájaros<br />

moscas<br />

hadas<br />

luciérnagas<br />

pegasos<br />

–perturbadoras criaturas–<br />

irritan y provocan<br />

<strong>la</strong> fascinación de los huesos<br />

por su don<br />

<strong>par</strong>a el escándalo.<br />

ritmo / nueva época<br />

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Estrategias de <strong>la</strong> noche,<br />

los muchachos del alba<br />

se retiran del sueño.<br />

Los amantes del sueño<br />

se devoran el alma.<br />

Los muchachos del sueño<br />

se retiran del alba<br />

los amantes se fugan<br />

con el sueño en el alma.<br />

Los amantes del alba<br />

se confunden y vibran<br />

se devoran en sueños<br />

y se inventan pa<strong>la</strong>bras.<br />

Los inventos del sueño<br />

son muchachos que cal<strong>la</strong>n,<br />

son inventos del sueño<br />

son inventos del alma.<br />

Los muchachos que aman<br />

con el alma en el alba<br />

se despiden del sueño<br />

¡ya no dicen pa<strong>la</strong>bras!<br />

Los amantes del sueño<br />

son muchachos que hab<strong>la</strong>n<br />

del lenguaje en el cuerpo,<br />

del silencio que emana.<br />

Los muchachos del alba,<br />

los amantes del sueño,<br />

son misterio en el alba,<br />

son silencio que sangra.<br />

ritmo / nueva época<br />

ESTRATEGIAS DE LA NOCHE<br />

Bartolo Mazaba 2<br />

imaginación y crítica<br />

2 Bartolo Mazaba es licenciado en Letras hispánicas por <strong>la</strong> UNAM y profesor de Tiempo Completo en el<br />

<strong>CCH</strong>-Naucalpan.<br />

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7


itmo<br />

Cuando te amo<br />

Y el mar guarda silencio,<br />

mi amor, cuando te amo.<br />

Tu estás distante<br />

y tu alma ausente de mi alma.<br />

Pequeña amada. Cuando te amo<br />

todo cal<strong>la</strong>.<br />

A lo lejos tu imagen<br />

va perdiéndose, va gastándose<br />

en el viento,<br />

y a lo lejos mi mirada<br />

va muriendo...<br />

<strong>En</strong>tonces, entonces yo comprendo...<br />

yo comprendo por qué guarda silencio<br />

el mar cuando te amo.<br />

8<br />

ritmo / nueva época<br />

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Triste<br />

ritmo / nueva época<br />

Yo soy el triste<br />

<strong>la</strong> nube gris,<br />

el río en calma donde te fuiste.<br />

Yo soy el triste,<br />

el verso vago<br />

y el vagabundo<br />

que ya no existe.<br />

Soy el camino de polvo lleno<br />

que nadie cruza,<br />

yo soy el mismo cielo de olvido,<br />

el duelo a muerte,<br />

<strong>la</strong> tierra abierta.<br />

Yo soy el triste...<br />

yo soy el triste:<br />

por doquier miran,<br />

por doquier dicen:<br />

Él es el triste,<br />

el que recoge pa<strong>la</strong>bras secas<br />

cuando va al mar.<br />

imaginación y crítica<br />

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9


itmo<br />

10<br />

Contemp<strong>la</strong>ción nocturna<br />

Miro tus pies<br />

y son peces prendidos<br />

y tienen huel<strong>la</strong>s frescas<br />

de mares y de espinos.<br />

Miro tus pies inquietos, fugitivos,<br />

y tienen sombra fresca<br />

de ya <strong>la</strong>rgos caminos,<br />

y tienen forma espesa<br />

de carne y de racimo.<br />

Miro tus pies, contacto vespertino,<br />

raíces sobre tierra<br />

sembrando mi destino.<br />

Miro tus pies y son albatros fríos,<br />

y tienen forma de agua<br />

y un nombre entristecido.<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

ABRE VENTANAS PARA AIREAR LOS TIEMPOS<br />

Roberto Mendoza Aya<strong>la</strong> 3<br />

El águi<strong>la</strong> en pa<strong>la</strong>cio<br />

Desde el balcón el águi<strong>la</strong> nos mira.<br />

Su silencio tiene mucho de orgullo:<br />

algo en <strong>la</strong> tierra hizo que <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas<br />

por sus pencas crecieran dibujando<br />

<strong>la</strong> vertiente espiral del nuevo cielo.<br />

Nuestros cimientos yacen en el fondo<br />

de un <strong>la</strong>rgo <strong>la</strong>go centurión de siglos.<br />

El de hoy, el nuestro, el xocoyotzin,<br />

abre ventanas <strong>par</strong>a airear los tiempos.<br />

Los signos se nos muestran impúdicos<br />

Pero ¿a quién quieres desnudar, cantera?<br />

Ecos de Europa, observa Miramar,<br />

desde el ojo lector de <strong>la</strong> capil<strong>la</strong>.<br />

imaginación y crítica<br />

3 Roberto Mendoza Aya<strong>la</strong>, narrador y poeta, publicó en 2006 su libro de cuentos Cerquita de Dios (Daga Editores),<br />

el cual ha sido presentado y comentado en <strong>la</strong> Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en <strong>la</strong><br />

Casa de <strong>la</strong> Primera Imprenta (UAM) y en <strong>la</strong> Capil<strong>la</strong> Alfonsina. Asimismo, ha co<strong>la</strong>borado en los números recientes<br />

(2007-2008) de <strong>la</strong> Revista literaria Sa<strong>la</strong>mandra, editada por <strong>la</strong> Universidad Autónoma de Chapingo.<br />

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11


itmo<br />

12<br />

Las escaleras vue<strong>la</strong>n y te auguran:<br />

sólo una vez pasaste por allí,<br />

caerás entonces Carlota, caerás.<br />

Es muy <strong>par</strong>ecido tocar tezontle<br />

a saludar de mano a los ancestros.<br />

Si Juárez te l<strong>la</strong>mas, eres o estás<br />

erguido como estatua de misiles,<br />

en <strong>la</strong> vanguardia de floridas guerras.<br />

Visible está el tesoro en el mapa de los pisos<br />

que aún lucen su pompeyano esplendor.<br />

Al calce nos acecha ahora guardiana<br />

águi<strong>la</strong> que cayó y cayó vo<strong>la</strong>ndo.<br />

Furiosa aletea sobre <strong>la</strong>s baldosas<br />

del nevado paisaje, malherida.<br />

(Yo te saludo España tras <strong>la</strong>s rejas,<br />

por <strong>la</strong>s cerraduras y los pa<strong>la</strong>cios<br />

que de herrumbre nos hemos construido).<br />

Fíjate bien, el águi<strong>la</strong> de nuevo ahí,<br />

<strong>la</strong> encuentras rauda sobre los vórtices.<br />

Las <strong>par</strong>edes nos enseñan <strong>la</strong> lengua,<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

nos muestran a los simples y a los glorificados<br />

los vasos comunicantes del poder.<br />

Se escucha un telefonema, lo sabemos todo.<br />

Es de noche y <strong>la</strong> luz nace en los patios.<br />

Del suelo abierto, mana quedamente<br />

<strong>la</strong> cristalina sangre de <strong>la</strong> tierra.<br />

imaginación y crítica<br />

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13


itmo<br />

14<br />

Primera versión<br />

de <strong>la</strong> mañana<br />

El búho guarda sus a<strong>la</strong>s,<br />

un imperfecto gusano roe<br />

descaradamente el tiempo.<br />

Tu mirada entinta <strong>la</strong> noche<br />

y es por demás guarecerse<br />

cuando hay inundación.<br />

Voy por el cielo nocturno<br />

como en destierro.<br />

Tibias sábanas me envuelven<br />

y me ofreces al viento sirocco.<br />

¿Serán tus párpados? ¿Un pestañeo?<br />

<strong>En</strong> una ocasión, por no aceptar, tuve pesadil<strong>la</strong>s.<br />

Me ofreces, decía, y mi débil protesta es luz<br />

que deshace el sortilegio.<br />

–Levántate, susurras.<br />

Escucho una fanfarria<br />

y el ángel que eres <strong>la</strong>me mi frente<br />

y sop<strong>la</strong> en mis ojos<br />

sin que despiertes todavía.<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

CUANDO LA LUZ ES DICHA<br />

Fernando de <strong>la</strong> Cruz 4<br />

C<strong>la</strong>ra <strong>la</strong> perfección bosque de esferas<br />

aunque valles de arena <strong>la</strong> anteceden llega <strong>la</strong> luz<br />

inf<strong>la</strong>ma con sus bordes el cardumen de tu aliento<br />

invade como angui<strong>la</strong> los pozos de <strong>la</strong> bóveda celeste<br />

que <strong>la</strong> calma deslumbran<br />

en los giros del agua se reve<strong>la</strong><br />

y tu voz como peces multiplica <strong>la</strong>s gotas de vacío<br />

como puntos de fuga de los astros<br />

que del fondo proyectan otros nombres<br />

se asienta finalmente aleteando como un génesis<br />

devolviendo color a borbotones<br />

cada verbo criado en el comienzo<br />

se vuelca sobre sí y se evapora en nuevos actos<br />

que efímeros afluyen al profundo torrente del olvido<br />

pero ha quedado atrás cuando tú llegas<br />

en todos los matices contenidos en <strong>la</strong> piel de una burbuja<br />

tensa como <strong>la</strong> superficie<br />

que trans<strong>par</strong>ente sitia los océanos<br />

como tu luz que vibra entre los párpados<br />

detrás de <strong>la</strong>s fronteras e insiste en el avance<br />

punzando cada aguja el cuerpo de agua<br />

que vive <strong>la</strong> tensión de un nuevo encuentro<br />

imaginación y crítica<br />

4 Fernando de <strong>la</strong> Cruz es miembro del taller del Centro Yucateco de Escritores, A. C. y del taller Castalia.<br />

Su obra poética ha a<strong>par</strong>ecido en diversas antologías y revistas de literatura, así como en el cuaderno La<br />

Conversión del Polvo (Ediciones Presagios / Columba Ediciones, 2003). <strong>En</strong> el 2004 recibió sendos primeros<br />

lugares en los XL Juegos Florales de <strong>la</strong> Revolución, convocados por <strong>la</strong> Casa de <strong>la</strong> Cultura de Jiquilpan, Michoacán,<br />

y en los III Juegos Literarios Nacionales Universitarios, convocados por <strong>la</strong> Universidad Autónoma<br />

de Yucatán.<br />

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15


itmo<br />

16<br />

Lo que no resp<strong>la</strong>ndece<br />

más fuerte que el recuerdo de cañones<br />

un crucifijo bril<strong>la</strong> entre <strong>la</strong> arena<br />

del color de tus ojos que me buscan<br />

en el resto encarnado de <strong>la</strong> noche disuelta<br />

en <strong>la</strong> pleamar<br />

otras cruces reposan en monedas<br />

echadas al tormento milenario<br />

de vírgenes vislumbres de montaña<br />

en los meandros fúlgidos del Astro<br />

<strong>la</strong>s ba<strong>la</strong>s siguen ocultas<br />

tras <strong>la</strong> quil<strong>la</strong> de p<strong>la</strong>ntas y corales<br />

y un estoque contagia con su óxido<br />

un opacado torso vuelto piedra<br />

<strong>la</strong>s cuencas permanecen en <strong>la</strong> sombra<br />

ausentes de monedas<br />

como sepulcros nuevos<br />

temiendo cobijar a algún mesías<br />

hasta que vuelves <strong>par</strong>ca en profecías<br />

más próvida de pasos en esta nueva fuga<br />

y revives <strong>la</strong> asfixia de remotas batal<strong>la</strong>s<br />

y derrotas<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

Inasible que me ahoga<br />

viene también el monstruo que <strong>la</strong> noche devora<br />

imponiendo su brillo en <strong>la</strong> obsidiana<br />

ruborizando estrel<strong>la</strong>s y corales<br />

en su marcha tenaz de carabe<strong>la</strong><br />

un hipocampo sueña en aguama<strong>la</strong>s<br />

un manatí se hunde por un golpe de prope<strong>la</strong><br />

el lenguado camuf<strong>la</strong> su discurso en un resto de petróleo<br />

y vas llegando en toda tu insondable presencia<br />

cuadricu<strong>la</strong>s el sitio del naufragio<br />

rotunda cada estaca se constriñe<br />

como angui<strong>la</strong> que intuye al enemigo<br />

en <strong>la</strong>s rubias espinas del sargazo<br />

llegas cuando <strong>la</strong> calma se incinera<br />

como el resto de mí en este congiario de arrecifes<br />

arrastrados maderos de hipocéntricas naves sobredichas<br />

en <strong>la</strong> fiebre de tantas otras ascuas<br />

y se diluye el calcio<br />

carcomido por tanta indiferencia<br />

por <strong>la</strong> sal de tu cándida <strong>par</strong>tida<br />

que más y más me ahoga<br />

lleno de mí<br />

sitiado<br />

imaginación y crítica<br />

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17


itmo<br />

18<br />

Otra naciente voz<br />

entre fiebres y l<strong>la</strong>gas otra naciente voz<br />

rompe del mar el pulso<br />

emerge como un sueño de agua dulce<br />

diáfana lucidez indefinida<br />

pura como <strong>la</strong> sangre que derrama<br />

sobre los recovecos <strong>la</strong> conciencia ardua<br />

como <strong>la</strong> curvatura del océano<br />

todo su timbre suena a cercanía<br />

igual que en un principio<br />

como de <strong>la</strong> tormenta el epicentro<br />

como de mis pupi<strong>la</strong>s una remota imagen<br />

que negra se desliza punto a punto<br />

en una melodía de crustáceo<br />

y en cada exha<strong>la</strong>ción de <strong>la</strong> ballena<br />

que en <strong>la</strong>s alturas máximas del agua<br />

se hincha como un círculo y retorna<br />

a consumir su aliento en lo profundo<br />

lleno de voz<br />

mi voz<br />

levanto el sitio<br />

cuando <strong>la</strong> luz es dicha<br />

o nostalgia de mí bajo mi sombra<br />

libre de los deslumbres y <strong>la</strong>s l<strong>la</strong>gas<br />

cuando sigue tu voz con otras voces<br />

indefinido el rumbo me<strong>la</strong>ncólico<br />

del eco<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

HADAS EBRIAS 5<br />

[Selección]<br />

Queta Navagómez 6<br />

Revoloteo<br />

imaginación y crítica<br />

<strong>En</strong>tró por <strong>la</strong> ventana y empezó a dar vueltas alrededor de los dos<br />

escritores. ¡Zim!, ¡zum!, ¡zam!, iba y venía formando acrobáticos<br />

ochos. Wilhelm y Jacob Grimm estaban a un paso de terminar sus<br />

Cuentos Infantiles y del Hogar, y el animalillo aquel no les permitía<br />

<strong>la</strong> concentración.<br />

¡Zum!, ¡zam!, ¡zim!, insistía el insecto. Con el rabillo del ojo,<br />

Jacob lo distinguió un poco más grande que <strong>la</strong>s moscas alemanas,<br />

rechonchas a causa de tanta salchicha. Moscardón o abejorro, qué<br />

<strong>la</strong>ta, pensó. El a<strong>la</strong>do bicho continuó sus aéreas acrobacias, así que<br />

Wilhelm, molesto, lo alejó agitando ambas manos y volvió a repasar<br />

su escrito.<br />

Parecía que el díptero quería que lo notaran y esta vez pasó casi<br />

rozando <strong>la</strong>s pestañas de Jacob. ¡Ahora verás, maldito!, amenazó el<br />

escritor. Tomó el matamoscas que siempre tenía a <strong>la</strong> mano y con rápido<br />

movimiento lo derribó de un golpe, embarrándolo después sobre<br />

5 Queta Navagómez. Hadas ebrias. México: UNAM, 2006.<br />

6 Queta Navagómez es profesora de educación física, poeta y cuentista. Ha publicado en diversas revistas<br />

y periódicos del país. Asimismo, ha obtenido diversos premios como son El internacional de cuento Marie<br />

C<strong>la</strong>re (1995), Lotería de cuentos (1995), Certamen literario de ASPA (1998), Primer lugar en <strong>la</strong> Pluma de<br />

Ganso (1998). Es autora de los libros de poesía: Destiempo y Canto <strong>par</strong>a desplegar <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s.<br />

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19


itmo<br />

el escritorio. Ya estarás contento, ¿eh?, querías eso ¿verdad?,<br />

gritó Wilhelm acercándose a mirarlo. Y sí que lo miró. Atónito,<br />

observó el pequeño cadáver y corrió en busca de una lupa de<br />

aumento.<br />

Acongojados, los hermanos Grimm comprobaron que los<br />

despojos no correspondían a un moscardón, ni abejorro ni<br />

mosca, sino a un hada diminuta.<br />

20<br />

Empecinamiento<br />

Expectante, en un c<strong>la</strong>ro del bosque, <strong>la</strong> manada de lobos ve<br />

cruzar de nuevo a aquel<strong>la</strong> niña vestida con caperuza roja, que<br />

lleva una canasta con pasteles. Sólo un lobo joven decide seguir<strong>la</strong>.<br />

Conscientes del riesgo, los demás corren tras él y lo<br />

regresan a rastras a <strong>la</strong> madriguera.<br />

Contrariado, Charles Perrault sale de entre los matorrales y<br />

avienta una hoja en b<strong>la</strong>nco. El señuelo no funciona. Ya encontrará<br />

otra estrategia <strong>par</strong>a escribir <strong>la</strong> historia de <strong>la</strong> Caperucita<br />

Roja.<br />

Drama en el estanque<br />

Cansado de <strong>la</strong>s bur<strong>la</strong>s, el patito feo escapó de <strong>la</strong> granja y regresó<br />

convertido en un pato joven y fuerte que su familia no tuvo<br />

empacho en aceptar.<br />

Un día se introdujo accidentalmente a <strong>la</strong> casa del granjero<br />

y encontró, en un empolvado armario, un libro de cuentos de<br />

Hans Christian Andersen, en que se narraba <strong>la</strong> historia de un<br />

patito feo, que con el tiempo se convertía en el cisne más hermoso<br />

del estanque.<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

<strong>En</strong>tonces lloró deso<strong>la</strong>damente por <strong>la</strong>s costosísimas y dolorosas<br />

cirugías a que se había sometido, en su afán de <strong>par</strong>ecer<br />

un pato más.<br />

Ma<strong>la</strong> suerte<br />

Resuelto a poner en marcha su p<strong>la</strong>n, el gato dijo <strong>par</strong>ando <strong>la</strong>s<br />

orejas:<br />

–Amo, procúrame un <strong>par</strong> de botas, un saco y un sombrero con<br />

plumas. Haré a tu nombre regalos al rey. Luego, veré que el<br />

ogro se convierta en ratón y me lo comeré <strong>par</strong>a que su pa<strong>la</strong>cio<br />

sea tuyo. Te haré pasar por el Marqués de Carabás y de esa<br />

forma te casarás con <strong>la</strong> princesa. ¡Alégrate, vamos a ser ricos!<br />

El hijo del molinero, acostumbrado a <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s rachas, apenas<br />

pudo sorprenderse de que su mascota hab<strong>la</strong>ra.<br />

–Dame pronto lo que te pido– insistió el gato.<br />

Pero el hijo del molinero en lugar de botas usaba huaraches<br />

y el gato consideró ridículo pasar a <strong>la</strong> historia como El Gato<br />

con Huaraches y se quedó junto a su amo, <strong>la</strong>mentándose de<br />

tan ma<strong>la</strong> suerte<br />

extraordinario<br />

La gallina de los huevos de oro, de tanto empol<strong>la</strong>r, tuvo un pollito.<br />

El animalillo tardó en romper el cascarón dorado. Cuando<br />

lo hizo, sacudió lentamente <strong>la</strong>s áureas plumas que pesaban<br />

una enormidad. Luego intentó incorporarse, pero el agobio<br />

de <strong>la</strong>s a<strong>la</strong>s metálicas se lo impidió. Así estuvo, acurrucado, sin<br />

poder abrir su piquito de oro, hasta que murió de inanición.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 21 14/08/2009 12:19:35 p.m.<br />

21


itmo<br />

22<br />

Fatuidad<br />

El emperador sabía que su nuevo traje era un fraude: no existían<br />

los hilos de oro ni <strong>la</strong>s delicadas te<strong>la</strong>s. Aún así, enfermo de vanidad,<br />

decidió aprovechar <strong>la</strong> oportunidad de salir desnudo ante sus súbditos,<br />

<strong>par</strong>a mostrar el gran lunar en forma de corazón que tenía en<br />

<strong>la</strong> nalga izquierda, y que tanto le a<strong>la</strong>baba su mujer.<br />

Afán<br />

Verde, amarillo, morado por el esfuerzo, el lobo sopló y resopló<br />

furioso contra <strong>la</strong> casa de tabique que protegía a tres despavoridos<br />

cochinitos. La casa se mantuvo en pie.<br />

Cuando el lobo se fue, uno de los cochinitos se puso a construir<br />

dos casas de <strong>la</strong>drillo que vendió a sus hermanos. Incansable,<br />

siguió construyendo y vendiendo casas a los animales del bosque,<br />

hasta que todos tuvieron donde guarecerse y los lobos se murieron<br />

de hambre.<br />

<strong>En</strong> su afán mercantilista, convirtió <strong>la</strong>s espesuras en fraccionamientos,<br />

dejando sólo pequeños jardines donde se podía ir a soñar<br />

bosques y sentir nostalgia por extintos lobos feroces.<br />

Veleidad<br />

Ante <strong>la</strong> princesita estaba una enorme caja de cristal, llena de sapos.<br />

Los miró con repugnancia: todos tenían el cuerpo ennegrecido<br />

y verrugoso. Hinchados de humedad, <strong>la</strong> contemp<strong>la</strong>ban con<br />

ojos taciturnos.<br />

Venciendo su asco, <strong>la</strong> princesita tomó uno y, cerrando los ojos,<br />

le besó <strong>la</strong> bocaza he<strong>la</strong>da. El batracio dejó esca<strong>par</strong> un fétido croar y<br />

siguió tan sapo como siempre. El<strong>la</strong> lo aventó por <strong>la</strong> ventana y tomó<br />

otro. Respiró profundo, aún tenía en los <strong>la</strong>bios una sensación de<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

frío. Luego dio el beso a un anfibio color choco<strong>la</strong>te que tampoco<br />

se transformó.<br />

Siguió besando sapos hasta que en el intento cuarenta y ocho,<br />

uno reventó como bolsa de lodo y de su interior surgió un príncipe<br />

guapísimo.<br />

La princesita y el príncipe se casaron, pero no fueron felices<br />

porque él nunca dejó de reprocharle <strong>la</strong> facilidad con que re<strong>par</strong>tía<br />

sus caricias.<br />

Cuentos de cuna<br />

–<strong>En</strong> lo más espeso de <strong>la</strong>s nubes, en un gran castillo hecho con<br />

piedra gris, vivía un ogro hermoso como tú. Después de opí<strong>par</strong>a<br />

cena, contaba <strong>la</strong>s monedas de oro que había logrado con ahorros de<br />

toda <strong>la</strong> vida. Colocaba sobre <strong>la</strong> mesa a una gallina que cada noche<br />

ponía un huevo de oro y, tras guardarlo, sacaba su arpa mágica y,<br />

arrul<strong>la</strong>do con tan dulce música, dormía plácidamente. Fue feliz,<br />

hasta que un horrible niño trepó a <strong>la</strong>s nubes esca<strong>la</strong>ndo unas habichue<strong>la</strong>s<br />

mágicas y le robó <strong>la</strong>s monedas, <strong>la</strong> gallina, y el arpa. El ogro<br />

intentó perseguirlo, pero el malvado niño tomó un hacha y cortó <strong>la</strong><br />

habichue<strong>la</strong>. Nuestro bello ogro se mató al caer desde <strong>la</strong>s nubes y...<br />

¿Qué tienes mi amor? ¿Por qué lloras?, ¿te asustaste?, ¡tontito…!<br />

¡Si los niños no existen!<br />

Mercantilismo I<br />

–Niña, premiaré <strong>la</strong> bondad de tus pa<strong>la</strong>bras y acciones. Desde este<br />

momento, cada vez que abras <strong>la</strong> boca <strong>par</strong>a decir algo, saldrán de el<strong>la</strong><br />

per<strong>la</strong>s o piedras preciosas– dijo aquel<strong>la</strong> hada que solía disfrazarse<br />

de limosnera, <strong>par</strong>a premiar a <strong>la</strong>s jovencitas compasivas, o castigar a<br />

<strong>la</strong>s de duro corazón.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 23 14/08/2009 12:19:37 p.m.<br />

23


itmo<br />

Esta misma hada busca afanosamente a <strong>la</strong> hoy millonaria adolescente,<br />

<strong>par</strong>ticipante asidua de concursos de oratoria, <strong>par</strong>a venderle <strong>la</strong>s<br />

convocatorias de los certámenes.<br />

24<br />

Mercantilismo II<br />

–¡Castigaré tu soberbia y tu mal corazón! ¡Cada que abras <strong>la</strong> boca <strong>par</strong>a<br />

decir algo, saldrán de el<strong>la</strong> víboras!– sentenció aquel<strong>la</strong> hada que solía<br />

disfrazarse de limosnera.<br />

La adolescente llegó llorando a su casa. Al mirar los enormes ofidios<br />

que salían de <strong>la</strong> boca de su hija, <strong>la</strong> madre lloró también.<br />

Pero el l<strong>la</strong>nto cesó, <strong>la</strong>s <strong>la</strong>mentaciones se acabaron y ambas se hicieron<br />

de una considerable fortuna, gracias a su próspera fábrica de<br />

cinturones, de auténtica y certificada piel de víbora.<br />

Mercantilismo III<br />

Después de una jubi<strong>la</strong>ción desventajosa, aquel<strong>la</strong> hada que solía disfrazarse<br />

de limosnera, consiguió un puesto de medio tiempo en una<br />

fábrica de cinturones, porque de tarde ejercía como maestra de oratoria.<br />

Cuestión de tonos<br />

El lobo –conocedor de atajos– alcanzó a Caperucita B<strong>la</strong>nca a <strong>la</strong> mitad<br />

del bosque. Cargó solícito <strong>la</strong> canasta mientras <strong>la</strong> acompañaba por<br />

aquel<strong>la</strong>s soledades. Pero, afanado en limar <strong>la</strong> desconfianza, inició unos<br />

re<strong>la</strong>tos que fueron subiendo de tono, hasta que a <strong>la</strong> pobre Caperucita<br />

B<strong>la</strong>nca no le quedó otra alternativa que ponerse roja, roja... roja.<br />

ritmo / nueva época<br />

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itmo / nueva época<br />

LA HISTORIA DE UN CEREBRO 7<br />

Arnold Zuboff 8<br />

I<br />

imaginación y crítica<br />

Trad. Gerardo Contreras 9<br />

Versión <strong>par</strong>a Elena, Alicia, Laura,<br />

Noemí, Adriana y el doctor Álvaro<br />

Vargas. Por todas <strong>la</strong>s horas de<br />

humor y reflexión conjunta.<br />

Érase una vez, un amable joven que disfrutaba de muchos amigos<br />

y una gran fortuna, que se enteró que una descomposición<br />

horrible estaba abarcando todo su cuerpo, salvo su sistema nervioso.<br />

Amaba <strong>la</strong> vida; amaba tener experiencias. Por lo tanto estaba<br />

intensamente interesado cuando sus amigos científicos de asombrosas<br />

habilidades le propusieron lo siguiente:<br />

“Tomaremos el cerebro de tu pobre cuerpo en descomposición<br />

y lo mantendremos saludable en un baño nutriente especial. Lo<br />

tendremos conectado a una máquina que es capaz de inducirle<br />

cualquier patrón de todos los estímulos neuronales y, por ende,<br />

es capaz de aportarte cualquier c<strong>la</strong>se de experiencia total que es<br />

posible que <strong>la</strong> actividad de tu sistema nervioso cause o sea”.<br />

La razón de esta última disyunción de los verbos causar y ser<br />

fue que, aunque los científicos estaban convencidos de <strong>la</strong> teoría<br />

general que l<strong>la</strong>maban “<strong>la</strong> teoría neuronal de <strong>la</strong> experiencia”, no<br />

estaban de acuerdo en <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción específica de esta teoría.<br />

Todo lo que sabían era de los innumerables casos en que era apenas<br />

obvio que el estado de cerebro, el patrón de su actividad, de<br />

alguna manera hacían que un hombre experimentara esto en vez<br />

7 Título original: Zuboff, Arnold. Story of a brain. <strong>En</strong> Hofstadter, Doug<strong>la</strong>s R., Dennett, Daniel C. eds. The<br />

Mind’s I. Fantasies and Reflections on self and soul. Nueva York, Bantam Books, 1982.<br />

8 Arnold Zuboff es filósofo y profesor en <strong>la</strong> Universidad de Londres, Ing<strong>la</strong>terra.<br />

9 Gerardo Contreras hizo estudios de matemáticas aplicadas, antropología e idiomas. Ha sido un meritorio<br />

maestro de francés del Colegio de Ciencias y Humanidades. Gerardo Contreras ha encontrado en <strong>la</strong> docencia<br />

y <strong>la</strong> traducción un modo de vida y de realización personal.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 25 14/08/2009 12:19:40 p.m.<br />

25


itmo<br />

de aquello. Les <strong>par</strong>ecía razonable que<br />

todo aquello que, a fin de cuentas, era lo<br />

que contro<strong>la</strong>ba decisivamente cualquier<br />

experiencia de un hombre –contro<strong>la</strong>ba si<br />

existía y qué <strong>par</strong>ecía– era el estado de su<br />

sistema nervioso, y más específicamente,<br />

lo que esas áreas del cerebro que <strong>la</strong> investigación<br />

cuidadosa había descubierto<br />

que estaban involucradas en varios aspectos<br />

de <strong>la</strong> conciencia. Esta convicción<br />

fue lo que había empujado su propuesta<br />

a su joven amigo. <strong>En</strong> lo que no estaban<br />

de acuerdo, era acerca de si una experiencia<br />

consistía sencil<strong>la</strong>mente en, o estaba<br />

causada por, <strong>la</strong> actividad neuronal era<br />

irrelevante <strong>par</strong>a su creencia en tanto que<br />

el cerebro de su amigo estuviera vivo y<br />

funcionando bajo su control, ellos podían<br />

mantenerlo <strong>par</strong>a que tuviera su amada<br />

experiencia indefinidamente, tal como si<br />

estuviera caminando e involucrándose en<br />

<strong>la</strong>s varias situaciones que, en una manera<br />

más natural, habrían estimu<strong>la</strong>do cada<br />

uno de los patrones de desempeño neuronal<br />

que ellos lograrían artificialmente.<br />

Si de hecho él tuviera que haber atisbado<br />

a través de un hoyo en una poza he<strong>la</strong>da<br />

cubierta de nieve, por ejemplo, <strong>la</strong> realidad<br />

física le habría hecho experimentar<br />

lo que Thoreau describió: “<strong>la</strong> apacible<br />

estancia de los peces, permeada por luz<br />

suave, como a través de una ventana de<br />

vidrio en el suelo, con su piso arenoso tal<br />

como en verano”. El cerebro yacente en<br />

su baño, despojado de su cuerpo y lejos<br />

de <strong>la</strong> poza, si tuviera que comportarse<br />

precisamente como lo haría naturalmente<br />

bajo <strong>la</strong>s circunstancias del agujero en <strong>la</strong><br />

poza, habría sentido <strong>par</strong>a el joven <strong>la</strong> mismísima<br />

experiencia.<br />

26<br />

Bueno, el joven consintió con el concepto<br />

y procuró su ejecución. Y apenas<br />

un mes después de que oyera por vez<br />

primera el asunto que se le propuso, su<br />

cerebro estaba flotando en <strong>la</strong> calidez del<br />

baño nutriente. Sus amigos científicos<br />

mantenían una investigación atareada,<br />

por medio de sujetos pagados, de cuáles<br />

eran los patrones de estímulos neuronales<br />

que eran semejantes a <strong>la</strong>s respuestas neuronales<br />

naturales a <strong>la</strong>s mismas situaciones<br />

p<strong>la</strong>centeras; y, por medio del uso de una<br />

máquina de electrodos compleja, seguían<br />

induciendo sólo estas actividades neuronales<br />

al cerebro de su querido amigo.<br />

<strong>En</strong>tonces hubo problema. Una noche<br />

el vigi<strong>la</strong>nte había estado bebiendo, y,<br />

vagando embriagado en el cuarto donde<br />

permanecía el baño, se tropezó de modo<br />

que su brazo derecho entró en <strong>la</strong> tina y de<br />

hecho <strong>par</strong>tió al pobre cerebro en sus dos<br />

hemisferios.<br />

El cerebro de los amigos científicos estaba<br />

muy maltrecho <strong>la</strong> mañana siguiente.<br />

Habían estado listos <strong>par</strong>a alimentar en el<br />

cerebro un nuevo bloque de maravillosas<br />

experiencias, cuyos patrones neuronales<br />

apenas habían descubierto recientemente.<br />

“Si dejamos que el cerebro de nuestro<br />

amigo se re<strong>par</strong>e luego de poner los dos<br />

hemisferios juntos”, dijo Fred, “debemos<br />

esperar dos buenos meses antes que<br />

esté lo suficientemente curado, de manera<br />

que podamos divertirnos alimentándolo<br />

con estas nuevas experiencias. Desde<br />

luego, no sabrá acerca de <strong>la</strong> espera, ¡pero<br />

seguramente nosotros sí sabremos! E infortunadamente,<br />

como todos sabemos,<br />

dos mitades se<strong>par</strong>adas de un cerebro no<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 26 14/08/2009 12:19:42 p.m.


pueden llevar a cabo los mismos patrones<br />

neuronales que realizan cuando están<br />

juntas. Ya que, todos aquellos impulsos<br />

que cruzan de un hemisferio al otro durante<br />

una experiencia de cerebro completo,<br />

nada más no pueden cruzar <strong>la</strong> brecha<br />

que se ha abierto entre ellos”.<br />

Al final de este discurso alguien dio una<br />

idea. ¿Por qué no hacemos lo siguiente?<br />

Desarrol<strong>la</strong>r a<strong>la</strong>mbritos electroquímicos<br />

cuyos extremos encajarían en <strong>la</strong>s sinapsis<br />

de <strong>la</strong>s neuronas <strong>par</strong>a recibir o descargar<br />

sus impulsos neuronales. Estos a<strong>la</strong>mbres<br />

podrían entonces pender de cada neurona<br />

cuya conexión hubiera sido rota en el<br />

corte de esa neurona del otro hemisferio,<br />

al que anteriormente había estado conectada.<br />

“De esta manera”, terminó Bert,<br />

quien propuso esta idea, “todos esos impulsos<br />

que supuestamente cruzarían de<br />

un hemisferio al otro, podrían sencil<strong>la</strong>mente<br />

hacer eso... llevados por los a<strong>la</strong>mbres”.<br />

Esta sugerencia fue recibida con entusiasmo,<br />

puesto que <strong>la</strong> construcción de<br />

este sistema de a<strong>la</strong>mbres, se sentía, podría<br />

completarse en una semana. Pero<br />

una solemne compañera l<strong>la</strong>mada Cassandra<br />

se afligía. “Todos estamos de acuerdo<br />

que nuestro amigo ha estado teniendo<br />

experiencias que le hemos tratado de<br />

proporcionar. Esto es, aceptamos de una<br />

manera u otra <strong>la</strong> teoría neuronal de <strong>la</strong> experiencia.<br />

Ahora bien, según esta teoría<br />

tal como todos <strong>la</strong> aceptamos, es bastante<br />

permisible alterar, como uno guste, el contexto<br />

de un cerebro en funcionamiento,<br />

en tanto que uno mantenga el patrón de<br />

su actividad. Podríamos poner atención<br />

a lo que estamos diciendo de este modo.<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

Hay varias condiciones que se conjugan<br />

<strong>par</strong>a <strong>la</strong> experiencia habitual... una experiencia,<br />

por ejemplo, como <strong>la</strong> del hoyo<br />

en <strong>la</strong> poza que creemos que le dimos a<br />

nuestro amigo hace tres semanas. Por lo<br />

general estas condiciones son que el cerebro<br />

se encuentre en un cuerpo real, en<br />

una poza real, estimu<strong>la</strong>do por tal actividad<br />

neuronal tal como <strong>la</strong> que sí dimos a<br />

nuestro amigo. Le dimos a nuestro amigo<br />

<strong>la</strong> actividad neuronal sin <strong>la</strong>s otras condiciones<br />

de su contexto, puesto que nuestro<br />

amigo no tiene cuerpo y puesto que<br />

es esencial y decisivo <strong>par</strong>a <strong>la</strong> existencia y<br />

carácter de una experiencia, de cualquier<br />

modo, no es tal contexto, sino nada más<br />

<strong>la</strong> actividad neuronal que puede estimu<strong>la</strong>r.<br />

Las condiciones contextuales, creemos,<br />

son verdaderamente superfluas <strong>par</strong>a<br />

el hecho crudo que un hombre tenga una<br />

experiencia... incluso si son condiciones<br />

esenciales en <strong>la</strong> manera normal de tener<br />

esa experiencia. Si uno dispone de los recursos,<br />

como tenemos, de prescindir de<br />

<strong>la</strong> necesidad normal de estas condiciones<br />

externas <strong>par</strong>a una experiencia de un hoyo<br />

en una poza, entonces tales condiciones<br />

ya no son necesarias. Y esto demuestra<br />

que dentro de nuestro concepto de experiencia<br />

nunca fueron necesarias en<br />

principio <strong>par</strong>a el hecho crudo de tener <strong>la</strong><br />

experiencia.<br />

“Ahora bien, lo que ustedes los hombres<br />

proponen hacer con esos a<strong>la</strong>mbres<br />

equivale a considerar como no esencial<br />

sólo una condición normal más <strong>par</strong>a que<br />

nuestro amigo tenga su experiencia. Esto<br />

es, están diciendo algo como lo que acabo<br />

de decir acerca del contexto de <strong>la</strong> actividad<br />

neuronal... pero ustedes lo están<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 27 14/08/2009 12:19:43 p.m.<br />

27


itmo<br />

diciendo acerca de <strong>la</strong> condición de proximidad<br />

de los hemisferios del cerebro respecto<br />

uno del otro. Están diciendo que<br />

los dos hemisferios, al estar ligados uno al<br />

otro, en <strong>la</strong>s experiencias del cerebro completo<br />

pueden ser necesarios <strong>par</strong>a <strong>la</strong> realización<br />

de esas experiencias en el sentido<br />

habitual, pero si uno puede prescindir de<br />

ello por <strong>la</strong> brecha de esta proximidad en<br />

algún, de hecho, inusitado caso, como ustedes<br />

lo harían con los a<strong>la</strong>mbres, ¡todavía<br />

se llevaría a cabo el mismo hecho crudo<br />

de que se tuviera <strong>la</strong> experiencia! Están<br />

diciendo que <strong>la</strong> proximidad no es una<br />

condición necesaria <strong>par</strong>a el hecho crudo<br />

de una experiencia. Pero, ¿no sería posible<br />

que incluso reproducir precisamente<br />

los patrones neuronales de cerebro completo<br />

en un cerebro fragmentado, al contrario,<br />

no constituyera el llevar a cabo una<br />

experiencia de cerebro completo? ¿No<br />

podría ser que <strong>la</strong> proximidad no fuera<br />

sólo algo que se pudiera obviar <strong>par</strong>a crear<br />

una experiencia de cerebro entero <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r,<br />

sino, de algún modo, una condición<br />

y principio absolutos <strong>par</strong>a tener una experiencia<br />

de cerebro entero?”<br />

Cassandra tuvo poco eco <strong>par</strong>a sus inquietudes.<br />

Las réplicas típicas iban más<br />

o menos en este tenor: “¿Acaso sabrían<br />

los malditos que estarían conectados por<br />

cables en vez de estar ligados del modo<br />

habitual? Esto es, ¿acaso el hecho quedaría<br />

codificado en alguna de <strong>la</strong>s estructuras<br />

cerebrales responsables del hab<strong>la</strong>, el pensamiento<br />

o cualquier otro rasgo de <strong>la</strong> conciencia?<br />

¿Cómo podría este hecho acerca<br />

de cómo el cerebro mira a los observadores<br />

externos atañer de alguna manera a<br />

nuestro querido amigo en sus p<strong>la</strong>ceres...<br />

28<br />

más que el ser un cerebro desnudo acomodado<br />

en un tibio baño nutriente podría?<br />

<strong>En</strong> tanto que <strong>la</strong> actividad neuronal<br />

en los hemisferios –juntos o a<strong>par</strong>te– corresponda<br />

precisamente a <strong>la</strong> que habría<br />

sido <strong>la</strong> actividad en los hemisferios<br />

arrumbados juntos en <strong>la</strong> cabeza de una<br />

persona paseando y divirtiéndose, entonces<br />

<strong>la</strong> persona misma está divirtiéndose<br />

así. Porque, si pusiéramos una boca a esas<br />

<strong>par</strong>tes cerebrales, nos estaría p<strong>la</strong>ticando a<br />

través de el<strong>la</strong> acerca de su diversión”. <strong>En</strong><br />

respuesta a tales réplicas, que se estaban<br />

haciendo más breves y más ríspidas, Cassandra<br />

sólo pudo musitar acerca del posible<br />

desbarajuste de algún campo de <strong>la</strong><br />

experiencia “o algo por el estilo”.<br />

Pero luego de que los hombres hubieron<br />

estado trabajando con los cables por un<br />

tiempo, alguien llegó con una objeción a<br />

su proyecto que sí los detuvo. Señaló que<br />

prácticamente no tomaba tiempo que un<br />

impulso de un hemisferio entrara al otro,<br />

cuando el cerebro estaba íntegro y funcionando<br />

normalmente. Pero el viaje de<br />

estos impulsos sobre cables impondría<br />

un minúsculo incremento en el tiempo<br />

que se llevaba <strong>par</strong>a tales cruces. Dado<br />

que los impulsos en el resto del cerebro<br />

en cada hemisferio seguiría llevándose el<br />

tiempo normal, ¿acaso el patrón general<br />

no quedaría maltrecho, operando como<br />

si hubiera un freno sólo en una región?<br />

Ciertamente sería imposible lograr precisamente<br />

<strong>la</strong> c<strong>la</strong>se normal de patrón... se<br />

tendría algo extraño, perturbado.<br />

Cuando esta objeción exitosa se alzó,<br />

un hombre con muy poca pre<strong>par</strong>ación<br />

en física sugirió que de alguna manera<br />

el cable se reemp<strong>la</strong>zara por señales de<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 28 14/08/2009 12:19:45 p.m.


adio. Esto se podría hacer ajustando a<br />

<strong>la</strong> faz pe<strong>la</strong>da –del corte– de cada hemisferio<br />

un “cartucho de impulsos” que sería<br />

capaz de enviar cualquier patrón de<br />

impulsos a <strong>la</strong>s, hasta ahora expuestas y<br />

desconectadas, neuronas de ese hemisferio,<br />

lo mismo en cuanto a recibir de esas<br />

neuronas cualquier patrón de impulsos<br />

que ese hemisferio pudiera estar tratando<br />

de comunicar al otro hemisferio. <strong>En</strong>tonces<br />

cada cartucho podría insertarse en<br />

un radio transmisor y receptor especial.<br />

Cuando un cartucho recibiera un impulso<br />

propuesto de una neurona en un hemisferio<br />

a una neurona del otro, el impulso<br />

sería transmitido, y administrado adecuadamente<br />

por el otro cartucho. El compañero<br />

que sugirió esto incluso musitó que<br />

entonces cada mitad del cerebro podría<br />

mantenerse en un baño a<strong>par</strong>te y que, sin<br />

embargo, el conjunto se mantenía en una<br />

única experiencia de cerebro completo.<br />

La ventaja de este sistema sobre el de<br />

los cables, pensó este compañero, residía<br />

en el “hecho” de que <strong>la</strong>s ondas de radio<br />

no toman tiempo, a diferencia de los impulsos<br />

sobre los cables, <strong>par</strong>a viajar de un<br />

lugar a otro. Rápidamente fue disuadido<br />

de esa idea. No, el sistema de radio todavía<br />

sufría del obstáculo de <strong>la</strong> brecha de<br />

tiempo.<br />

Pero toda esta plática de los cartuchos<br />

de impulsos inspiró a Bert. “Miren, podríamos<br />

alimentar cada cartucho de impulso<br />

con el mismo patrón de impulsos<br />

que habría estado recibiendo por radio,<br />

pero que lo hace por tal método que no<br />

requiera de transmisión de radio o por<br />

cable. Todo lo que tenemos que hacer<br />

es fijar a cada cartucho no un radio trans-<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

misor receptor, sino un ‘programador de<br />

impulsos’, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de a<strong>par</strong>ato que pudiera<br />

ejecutar cualquier programa de impulsos<br />

que le hubieran dado previamente. Lo<br />

grandioso de esto es que ya no se necesita<br />

que un patrón de impulsos vaya de un<br />

hemisferio al otro. Por lo tanto no hay necesidad<br />

de ninguna espera <strong>par</strong>a <strong>la</strong> transmisión.<br />

Los cartuchos programados pueden<br />

estar corre<strong>la</strong>cionados de tal manera<br />

con el resto de nuestra estimu<strong>la</strong>ción de<br />

patrones neuronales que todas <strong>la</strong>s correspondencias<br />

de los tiempos puedan ser tal<br />

como habrían sido si los hemisferios estuvieran<br />

juntos. Y sí, entonces será sencillo<br />

acomodar a cada hemisferio en un baño<br />

a<strong>par</strong>te... tal vez uno aquí en el <strong>la</strong>boratorio<br />

y otro en el <strong>la</strong>boratorio al otro <strong>la</strong>do de <strong>la</strong><br />

ciudad, de manera que podamos emplear<br />

<strong>la</strong>s facilidades de cada <strong>la</strong>boratorio al trabajar<br />

nada más con medio cerebro. Esto<br />

hará todo más sencillo. Y entonces podemos<br />

poner a más gente: hay muchos que<br />

nos han estado molestando <strong>par</strong>a que los<br />

dejemos <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> en nuestro proyecto”.<br />

Pero ahora Cassandra estaba todavía<br />

más afligida. “Ya hemos desechado <strong>la</strong><br />

condición de <strong>la</strong> proximidad. Ahora estamos<br />

a punto de abandonar aún otra condición<br />

de <strong>la</strong> experiencia habitual... <strong>la</strong> de<br />

<strong>la</strong> conexión causal real. Damos por sentado<br />

que pueden ser ustedes lo bastante<br />

ingeniosos como <strong>par</strong>a prescindir de lo<br />

que comúnmente es bastante necesario<br />

<strong>par</strong>a que tenga lugar una experiencia. Así<br />

que ahora, con toda su programación, ya<br />

no será necesario que los impulsos en una<br />

mitad del cerebro de hecho sean causa de<br />

completar un patrón de cerebro total en<br />

el otro hemisferio, de tal manera que ten-<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 29 14/08/2009 12:19:46 p.m.<br />

29


itmo<br />

ga lugar un patrón de cerebro completo.<br />

Pero, ¿es todavía el resultado del hecho<br />

crudo de <strong>la</strong> experiencia de cerebro completo,<br />

o ustedes, al quitar esta condición,<br />

han quitado un principio absoluto, una<br />

condición esencial, <strong>par</strong>a que realmente<br />

se tenga una experiencia de cerebro completo?”<br />

Las respuestas a esto fueron muy semejantes<br />

a <strong>la</strong>s que hubo <strong>par</strong>a lo otro.<br />

¿Cómo sabía <strong>la</strong> actividad neuronal si un<br />

cartucho contro<strong>la</strong>do por radio o de impulso<br />

programado <strong>la</strong> alimentó? ¿Cómo<br />

podría este hecho, así de totalmente externo<br />

a el<strong>la</strong>s, registrar con <strong>la</strong>s estructuras<br />

neuronales que subyacen al pensamiento,<br />

hab<strong>la</strong> y cualquier otro aspecto de <strong>la</strong><br />

conciencia? <strong>En</strong> verdad no podría registrar<br />

mecánicamente. <strong>En</strong>tonces, ¿el resultado<br />

no era precisamente el mismo con cinta<br />

como con cable, salvo que ahora ya se había<br />

resuelto el problema de <strong>la</strong> brecha del<br />

tiempo? ¿Y acaso una boca propiamente<br />

conectada no reportaría incluso <strong>la</strong>s experiencias<br />

tan agradablemente luego de <strong>la</strong><br />

asistencia de <strong>la</strong> cinta, tal como con <strong>la</strong> del<br />

cable, con impulsos que se cruzaban?<br />

La siguiente innovación llegó muy<br />

pronto... cuando se p<strong>la</strong>nteó <strong>la</strong> pregunta<br />

de si acaso era importante, dado que cada<br />

hemisferio estaba ahora trabajando se<strong>par</strong>adamente,<br />

el sincronizar <strong>la</strong>s dos ejecuciones<br />

causalmente inconexas de los patrones<br />

de impulso de los hemisferios. Ahora<br />

que cada hemisferio recibiría en efecto<br />

todos los impulsos que en una experiencia<br />

dada habría recibido del otro hemisferio<br />

–y recibirlos de tal modo como trabajarían<br />

perfectamente con <strong>la</strong> sincronía del<br />

resto de sus impulsos– y dado que este<br />

30<br />

fino efecto se alcanzaría en el otro, <strong>par</strong>ecía<br />

no haber razón <strong>par</strong>a retener lo que Cassandra<br />

tristemente señaló como <strong>la</strong> “condición<br />

de sincronización”. Se oyó que los<br />

hombres dijeron: “¿Cómo sabe cualquier<br />

hemisferio, cómo podría registrar cuando<br />

el otro se dis<strong>par</strong>a, en el tiempo de un observador<br />

externo, de cualquier manera?<br />

Para cada hemisferio qué más podemos<br />

decir que está justa y precisamente como<br />

si el otro anduviera con él de <strong>la</strong> manera<br />

correcta? ¿De qué hay que preocu<strong>par</strong>se<br />

si en un <strong>la</strong>boratorio llevan a cabo <strong>la</strong> mitad<br />

de un patrón en un día, y en el otro <strong>la</strong>boratorio<br />

suplen al otro con su mitad del<br />

patrón otro día? El patrón se realiza bien.<br />

La experiencia se da. Con <strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes del<br />

cerebro conectadas adecuadamente a una<br />

boca, nuestro amigo incluso podría reportar<br />

su experiencia”.<br />

También hubo alguna discusión sobre si<br />

se mantendría lo que Cassandra l<strong>la</strong>maba<br />

“topología”; esto es, si se debían sostener<br />

los dos hemisferios en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción espacial<br />

general, mirándose el uno al otro. También<br />

aquí se ignoraron <strong>la</strong>s advertencias de<br />

Cassandra.<br />

II<br />

Diez siglos después el famoso proyecto<br />

seguía cautivando a los hombres. Pero<br />

los hombres ahora llenaban <strong>la</strong> ga<strong>la</strong>xia y<br />

su tecnología era tremenda. <strong>En</strong>tre ellos<br />

había miles de millones que deseaban <strong>la</strong><br />

emoción y <strong>la</strong> responsabilidad de <strong>par</strong>tici<strong>par</strong><br />

en <strong>la</strong> “Grandiosa Experiencia de Alimentación”.<br />

Desde luego, tras este deseo<br />

yacía <strong>la</strong> creencia continuada de lo que los<br />

hombres estaban haciendo al programar<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 30 14/08/2009 12:19:47 p.m.


impulsos todavía equivalía a hacer que<br />

un hombre tuviera toda c<strong>la</strong>se de experiencias.<br />

Pero a fin de acomodar a todos aquéllos<br />

que ahora deseaban <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> en el<br />

proyecto, lo que Cassandra había l<strong>la</strong>mado<br />

“condiciones” de <strong>la</strong> experiencia, desde<br />

una perspectiva superficial, habían cambiado<br />

enormemente. (De hecho eran, en<br />

un sentido, más conservadoras de lo que<br />

habían sido desde <strong>la</strong> última vez que <strong>la</strong>s<br />

vimos, puesto que, como lo explicaré más<br />

ade<strong>la</strong>nte, algo como <strong>la</strong> “sincronización”<br />

se había restaurado). Tal como antes cada<br />

hemisferio del cerebro se había quedado<br />

en su baño, ahora cada neurona individual<br />

estaba en el suyo. Dado que había<br />

miles de millones de neuronas, cada uno<br />

de los miles de millones de hombres podría<br />

involucrarse en <strong>la</strong> orgullosa tarea de<br />

atender un baño de neurona.<br />

Para entender esta situación propiamente,<br />

uno debe volver atrás diez siglos,<br />

a lo que había ocurrido cuando cada vez<br />

más y más hombres expresaban el deseo<br />

de formar <strong>par</strong>te del proyecto. Al principio<br />

se acordó que si una experiencia de<br />

cerebro completo se podría llevar a cabo<br />

con el cerebro <strong>par</strong>tido, con todo y <strong>la</strong>s dos<br />

mitades programadas como lo he descrito,<br />

<strong>la</strong> misma experiencia podría tener<br />

lugar si cada hemisferio fuera también<br />

cuidadosamente dividido, y cada pieza<br />

tratada tal como cada uno de los dos hemisferios<br />

lo había sido. Así cada una de<br />

<strong>la</strong>s cuatro <strong>par</strong>tes del cerebro recibirían no<br />

sólo su propio baño, sino todo un <strong>la</strong>boratorio,<br />

permitiendo que más gente <strong>par</strong>tici<strong>par</strong>a.<br />

<strong>En</strong>tonces, naturalmente, <strong>par</strong>ecía<br />

que nada detendría más y más divisiones<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

de <strong>la</strong> cosa, hasta que, finalmente, diez siglos<br />

después, teníamos esta situación: un<br />

hombre en cada neurona, cada hombre<br />

responsable de un cartucho de impulsos<br />

que estaba fijado a los dos extremos de<br />

esa neurona, transmitiendo y recibiendo<br />

impulsos siempre que estuviera programado<br />

<strong>par</strong>a ello.<br />

Mientras tanto había habido otras Cassandras.<br />

Después de un tiempo ninguna<br />

de el<strong>la</strong>s sugirió que se mantuviera <strong>la</strong><br />

condición de proximidad, dado que esto<br />

habría enardecido sobremanera a todos<br />

sus colegas que deseaban tener una pieza<br />

del cerebro. Pero sí se señaló por tales<br />

Cassandras que <strong>la</strong> topología original del<br />

cerebro, esto es, <strong>la</strong> posición re<strong>la</strong>tiva y <strong>la</strong><br />

actitud direccional de cada neurona, podría<br />

mantenerse incluso mientras el cerebro<br />

se es<strong>par</strong>cía; y también destacaron que<br />

<strong>la</strong>s neuronas seguían siendo programadas<br />

<strong>par</strong>a dis<strong>par</strong>ar con <strong>la</strong> misma cronología –el<br />

mismo patrón temporal– que sus reacciones<br />

habrían desplegado estando juntas<br />

en el cerebro.<br />

Pero <strong>la</strong> sugerencia acerca de <strong>la</strong> topología<br />

siempre traía una respuesta burlona.<br />

Como muestra: “¿Cómo sabría cada una<br />

de <strong>la</strong>s neuronas, cómo se registraría en<br />

una única neurona, dónde está con re<strong>la</strong>ción<br />

a <strong>la</strong>s demás? <strong>En</strong> el caso habitual de<br />

una experiencia, sí es necesario <strong>par</strong>a <strong>la</strong>s<br />

neuronas, de modo que todas lleguen a<br />

reaccionar en ese patrón que es, o que<br />

causa, <strong>la</strong> experiencia, estar próxima a <strong>la</strong><br />

otra, de hecho causando <strong>la</strong> reacción de<br />

otra, en una cierta re<strong>la</strong>ción espacial con<br />

<strong>la</strong> otra... pero esta necesidad original de<br />

todas estas condiciones se ha resuelto con<br />

nuestras técnicas. Por ejemplo, no son<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 31 14/08/2009 12:19:49 p.m.<br />

31


itmo<br />

necesarias <strong>par</strong>a el hecho crudo de que<br />

tenga lugar <strong>la</strong> experiencia que estamos<br />

causando que tenga el antiguo caballero<br />

cuya neurona está frente a mí. Y si debiéramos<br />

reunir a todas estas neuronas en un<br />

dispositivo con una boca, entonces él te<br />

estaría p<strong>la</strong>ticando de <strong>la</strong> experiencia personalmente.<br />

Ahora, en cuanto a <strong>la</strong> segunda <strong>par</strong>te de<br />

<strong>la</strong> sugerencia cassandriana, el lector podría<br />

suponer que luego de cada <strong>par</strong>tición<br />

sucesiva del cerebro, <strong>la</strong> sincronización de<br />

<strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes habría quedado relegada consistentemente,<br />

de modo que, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, se<br />

habría pensado que no importaba cuándo<br />

cada neurona individual debía excitarse<br />

con re<strong>la</strong>ción a <strong>la</strong>s reacciones de <strong>la</strong>s otras<br />

neuronas, tal como antes <strong>la</strong> condición se<br />

había sos<strong>la</strong>yado cuando había nada más<br />

dos hemisferios que dis<strong>par</strong>ar. Pero, de<br />

algún modo, quizás porque sos<strong>la</strong>yar <strong>la</strong><br />

sincronía y el orden de <strong>la</strong>s reacciones de<br />

<strong>la</strong> neurona individual habría reducido el<br />

arte de programar a un absurdo, <strong>la</strong> condición<br />

de orden y de sincronía había vuelto<br />

sigilosamente, pero sin los escrúpulos cassandrianos.<br />

El orden temporal “correcto”<br />

de los impulsos, ahora nada más se supone<br />

como que de alguna manera es esencial<br />

<strong>par</strong>a que tenga lugar una experiencia<br />

dada, por todos aquellos hombres que se<br />

<strong>par</strong>an frente a sus baños, y que aguardan<br />

a que llegue a su neurona cada impulso<br />

propiamente programado.<br />

Pero ahora, diez siglos después del nacimiento<br />

del grandioso proyecto, el mundo<br />

de estos miles de millones fu<strong>la</strong>nos pagados<br />

de sí mismos estaba a punto de explotar.<br />

Dos pensadores fueron los responsables.<br />

Uno de ellos, l<strong>la</strong>mado Estropeo, se<br />

32<br />

había percatado, un día, que <strong>la</strong> neurona<br />

a su cargo estaba empeorando un poco<br />

por desgaste. Como cualquier otro hombre<br />

con una neurona en semejante estado,<br />

sencil<strong>la</strong>mente obtuvo otra fresca,<br />

tal como ésa, y así sustituyó a <strong>la</strong> que se<br />

había desgastado y descartó <strong>la</strong> vieja. Así<br />

él, como todos los demás, había vio<strong>la</strong>do <strong>la</strong><br />

condición cassandriana de <strong>la</strong> “identidad<br />

neuronal”... una condición que nunca fue<br />

tomada muy en serio ni siquiera por <strong>la</strong>s<br />

Cassandras. Se percataron de que en el<br />

caso de un cerebro ordinario, el metabolismo<br />

celu<strong>la</strong>r siempre estaba reemp<strong>la</strong>zando<br />

toda <strong>la</strong> materia <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r de cualquier<br />

neurona con otra materia <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r, formando<br />

precisamente <strong>la</strong> misma c<strong>la</strong>se de<br />

neurona. Lo que este hombre había hecho,<br />

realmente no era más que acelerar<br />

este proceso. Además, ¿qué tal si, como<br />

algunas Cassandras habían argumentado<br />

imp<strong>la</strong>usiblemente, reemp<strong>la</strong>zar una neurona<br />

por otra semejante ni más ni menos,<br />

de alguna manera diera como resultado,<br />

cuando esto, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, se hiciera con todas<br />

<strong>la</strong>s neuronas, una nueva identidad<br />

<strong>par</strong>a el sujeto de <strong>la</strong> experiencia? Todavía<br />

habría un experimentador que tuviera <strong>la</strong><br />

misma experiencia cada vez que los mismos<br />

patrones de reacciones tuvieran lugar<br />

(y qué querría decir que hubiera un diferente<br />

experimentador no estaba del todo<br />

c<strong>la</strong>ro, ni siquiera <strong>par</strong>a <strong>la</strong>s Cassandras). De<br />

modo que cualquier cambio en <strong>la</strong> identidad<br />

neuronal no <strong>par</strong>ecía destruir el hecho<br />

de que una experiencia tenía lugar.<br />

Este compañero Estropeo, luego de<br />

que hubo reemp<strong>la</strong>zado <strong>la</strong> neurona, volvió<br />

a estar atento y a aguardar que su propia<br />

neurona reaccionara como <strong>par</strong>te de una<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 32 14/08/2009 12:19:50 p.m.


experiencia programada varias horas más<br />

tarde. De repente oyó un gran estruendo<br />

y un gran insulto. Algún tonto se había<br />

caído contra el baño de otro hombre y<br />

lo había roto completamente en el suelo<br />

cuando cayó. Bueno, este hombre cuyo<br />

baño había caído nada más tendría que<br />

perderse cualesquiera experiencias en <strong>la</strong>s<br />

que su neurona tendría <strong>par</strong>te hasta que<br />

baño y neurona pudieran ser reemp<strong>la</strong>zados.<br />

Y Estropeo sabía que al pobre hombre<br />

le tocaba una que en breve tendría<br />

lugar.<br />

El tipo cuyo baño se acababa de romper<br />

caminó hacia Estropeo. Dijo: “Mira,<br />

te he hecho favores. Voy a tener que<br />

perderme el impulso que viene en cinco<br />

minutos: esa experiencia tendrá que<br />

arreglárse<strong>la</strong>s con una neurona menos que<br />

reaccione. Pero tal vez me permitirías hacerme<br />

cargo de <strong>la</strong> que te toca más tarde.<br />

¡Detesto perderme todas <strong>la</strong>s emociones<br />

que ocurren hoy!”<br />

Estropeo pensó en <strong>la</strong> petición del hombre.<br />

De repente le vino un extraño pensamiento.<br />

“¿Que tu neurona no era de <strong>la</strong><br />

misma c<strong>la</strong>se que <strong>la</strong> mía?”<br />

“Sí”<br />

“Bueno, mira. Acabo de reemp<strong>la</strong>zar mi<br />

neurona con otra semejante, tal como todos<br />

hacemos de vez en cuando. ¿Por qué<br />

no te llevas todo mi baño a tu antigua posición?<br />

¿Acaso no se llevará a cabo <strong>la</strong> misma<br />

experiencia dentro de cinco minutos,<br />

tal como habría sido con <strong>la</strong> vieja neurona<br />

si dis<strong>par</strong>amos ésta entonces, puesto que<br />

ésta es tal como <strong>la</strong> vieja? Seguramente <strong>la</strong><br />

identidad del *baño* no significa nada.<br />

De cualquier modo podemos regresar el<br />

baño aquí <strong>par</strong>a más tarde. ¡Espérate tan-<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

tito! Los dos creemos que <strong>la</strong> condición<br />

de topología es una tomadura de pelo.<br />

Así que, ¿<strong>par</strong>a qué movemos el baño?<br />

Déjalo aquí: dis<strong>par</strong>a <strong>par</strong>a tu experiencia,<br />

y luego yo dis<strong>par</strong>aré <strong>par</strong>a <strong>la</strong> mía. Ambas<br />

experiencias aún tienen que llevarse a<br />

cabo. ¡Espérate tantito otra vez! ¡Todo<br />

lo que necesitamos hacer es dis<strong>par</strong>ar esta<br />

neurona en lugar de todos los dis<strong>par</strong>os de<br />

todas <strong>la</strong>s neuronas que son semejantes!<br />

¡<strong>En</strong>tonces sólo se requiere que haya una<br />

neurona de cada tipo reaccionando una<br />

y otra y otra vez <strong>par</strong>a que tengan lugar<br />

todas estas experiencias! Pero, ¿cómo<br />

podrían <strong>la</strong>s neuronas siquiera saber que<br />

estaban repitiendo un impulso cuando<br />

dis<strong>par</strong>aban una y otra vez? ¿Cómo conocerían<br />

el orden de sus dis<strong>par</strong>os? <strong>En</strong>tonces<br />

podríamos tener una neurona de cada c<strong>la</strong>se<br />

dis<strong>par</strong>ando una vez y eso proporcionaría<br />

<strong>la</strong> realización de todos los patrones de<br />

impulsos (una conclusión que se habría<br />

alcanzado tan sólo con descartar consistentemente<br />

<strong>la</strong> necesidad de sincronización<br />

en el avance de hemisferios <strong>par</strong>tidos<br />

a neuronas <strong>par</strong>tidas). ¿Y no podrían ser<br />

estas neuronas sencil<strong>la</strong>mente cualesquiera<br />

de aquél<strong>la</strong>s que dis<strong>par</strong>an naturalmente<br />

en cualquier cabeza? Así que, ¿qué es lo<br />

que estamos haciendo todos aquí?”<br />

<strong>En</strong>tonces un pensamiento incluso más<br />

desesperado le ocurrió, que expresó de<br />

este modo: “Pero si toda <strong>la</strong> experiencia<br />

neuronal posible se llevará a cabo sencil<strong>la</strong>mente<br />

al dis<strong>par</strong>ar una vez una neurona<br />

de cada tipo, ¿cómo puede el sujeto que<br />

experimenta creer que está conectado a<br />

algo más que este mínimo crudo de realidad<br />

física, por medio del hecho de tener<br />

cualquiera de sus experiencias? Y de este<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 33 14/08/2009 12:19:52 p.m.<br />

33


itmo<br />

modo, toda esta plática acerca de cabezas<br />

y neuronas en el<strong>la</strong>s, que supuestamente<br />

está basada en el descubrimiento verdadero<br />

de realidades físicas, queda socavada<br />

por completo. Puede haber un verdadero<br />

sistema de realidad física, pero si<br />

involucra toda esta fisiología hemos sido<br />

engatusados <strong>par</strong>a creer, proporciona tanta<br />

experiencia a tan bajo costo, que no podemos<br />

saber nunca qué es una experiencia<br />

real de ello, <strong>la</strong> realidad física. Y semejante<br />

creencia en tal sistema se socava a sí<br />

mismo. Esto es, a menos que esté matizado<br />

con principios cassandrianos”.<br />

El otro pensador, l<strong>la</strong>mado coincidentemente<br />

Estropeo, llegó a <strong>la</strong> misma conclusión<br />

de manera un tanto diferente. Le<br />

encantaba ligar neuronas. Una vez puso<br />

su propia neurona, de <strong>la</strong> que era responsable,<br />

a <strong>la</strong> mitad de una <strong>la</strong>rga cadena de<br />

neuronas simi<strong>la</strong>res y luego recordó que<br />

debía enchufar<strong>la</strong> al cartucho <strong>par</strong>a un estímulo.<br />

Por no querer destruir <strong>la</strong> cadena,<br />

sencil<strong>la</strong>mente conectó <strong>la</strong>s neuronas de los<br />

dos extremos de <strong>la</strong> cadena a los dos polos<br />

del cartucho de impulsos, y ajustó el cronómetro<br />

del cartucho de modo que el impulso,<br />

viajando ahora a través de esta cadena<br />

completa, llegara a su neurona justo<br />

a tiempo. <strong>En</strong>tonces se percató que aquí<br />

una neurona, a diferencia de una en <strong>la</strong><br />

experiencia habitual, estaba <strong>par</strong>ticipando<br />

en dos patrones de estímulos a <strong>la</strong> vez: el<br />

de <strong>la</strong> cadena, que por cierto tenía proximidad<br />

y conexión causal, y el de <strong>la</strong> experiencia<br />

programada, <strong>par</strong>a <strong>la</strong> que había<br />

dis<strong>par</strong>ado. Luego de esto Estropeo iba a<br />

ridiculizar “<strong>la</strong> condición de contexto neuronal”.<br />

Diría: “Hombre, podría conectar<br />

mi neurona con todas <strong>la</strong>s que están en tu<br />

34<br />

cabeza, y si pudiera hacer que dis<strong>par</strong>ara<br />

exactamente a tiempo, podría hacer que<br />

estuviera en una de esas experiencias<br />

programadas tan bien como si estuviera<br />

en mi baño, con mi cartucho”.<br />

Pues bien, un día hubo problemas.<br />

Algunos hombres, a quienes no se había<br />

permitido <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> en el proyecto,<br />

habían venido de noche y forzado de tal<br />

modo los baños, que muchas de <strong>la</strong>s neuronas<br />

en <strong>la</strong> vecindad de Estropeo simplemente<br />

habían muerto. De pie frente a su<br />

propia neurona muerta, mirando <strong>la</strong> vasta<br />

miseria a su alrededor, pensó cómo sería<br />

<strong>la</strong> primera experiencia del día <strong>par</strong>a el<br />

experimentador, cuando tantos dis<strong>par</strong>os<br />

neuronales fal<strong>la</strong>rían a su realización física.<br />

Pero mientras miraba en torno suyo,<br />

de repente tomó nota de algo más. Casi<br />

todo mundo estaba agachado inspeccionando<br />

algún equipo dañado bajo su baño.<br />

De repente <strong>par</strong>eció significante a Estropeo<br />

que hubiera una cabeza cerca de cada<br />

baño, cada una con sus miles de millones<br />

de neuronas de todo tipo, quizás con millones<br />

de cada tipo dis<strong>par</strong>ando en un momento<br />

dado. La proximidad no importaba.<br />

Pero entonces, en cualquier momento<br />

dado del dis<strong>par</strong>o de un patrón <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r a<br />

través de los baños, toda <strong>la</strong> actividad requerida<br />

proseguía de cualquier modo en<br />

<strong>la</strong>s cabezas de los operadores... ¡incluso<br />

en una de esas cabezas, donde una especie<br />

vaga de condición de proximidad<br />

era satisfecha también! Cada cabeza era<br />

suficiente baño y cartucho <strong>par</strong>a cualquier<br />

realización desplegable: “Pero”, pensó<br />

Estropeo, “<strong>la</strong> misma c<strong>la</strong>se de realización<br />

física debe existir <strong>par</strong>a toda experiencia<br />

de todo cerebro, puesto que todos los ce-<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 34 14/08/2009 12:19:53 p.m.


ebros son desplegables. Y esto incluye<br />

el mío. Pero entonces todas mis creencias<br />

están basadas en pensamientos y<br />

experiencias que podrían existir sólo<br />

como alguna nube flotante. Todas son<br />

sospechosas... incluso aquél<strong>la</strong>s que me<br />

habían convencido de toda esta fisiología<br />

<strong>par</strong>a empezar. A menos que Cassandra<br />

esté en lo correcto, hasta cierto<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

punto, entonces <strong>la</strong> fisiología se reduce<br />

al absurdo. Se socava a sí misma”.<br />

Tal pensar mató al grandioso proyecto<br />

y con él al cerebro desplegado.<br />

Los hombres se enfrascaron en otras<br />

actividades estrambóticas y en nuevas<br />

conclusiones acerca de <strong>la</strong> naturaleza de<br />

<strong>la</strong> experiencia. Pero lo que éstas fueron<br />

es otra historia.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 35 14/08/2009 12:19:55 p.m.<br />

35


itmo<br />

36<br />

ENTREVISTA A MARÍA BONILLA<br />

Daniel Ibarra Ponce 10<br />

María Bonil<strong>la</strong> Picado es doctora en Estudios Técnicos<br />

y Estéticos del Teatro por <strong>la</strong> Universidad<br />

de París VIII. Es directora y maestra de <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> de<br />

Artes Dramáticas de <strong>la</strong> Universidad de Costa Rica.<br />

Ha ganado Premios Nacionales al Mejor Director y ha<br />

sido profesora invitada en Estados Unidos (University<br />

of California, Irving y Berkley), Canadá (Université<br />

Laval, Québec) y México (Universidad Anáhuac).<br />

Asimismo, María Bonil<strong>la</strong> Picado co<strong>la</strong>bora regu<strong>la</strong>rmente<br />

en revistas especializadas de teatro y arte en Costa<br />

Rica, Estados Unidos y México. Tiene publicadas <strong>la</strong>s<br />

obras Mujer después de <strong>la</strong> ventana, Al borde del aliento,<br />

otoño y Violín de <strong>la</strong>ta.<br />

María Bonil<strong>la</strong> Picado vino de Costa Rica a presentar<br />

su libro La actriz en <strong>la</strong> SOGEM. La mesa fue moderada<br />

por Víctor Hugo Rascón Banda. Una vez concluida<br />

<strong>la</strong> presentación del texto, procedí a <strong>la</strong> entrevista con <strong>la</strong><br />

escritora de Costa Rica.<br />

10 Daniel Ibarra Ponce es abogado, cursa estudios de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en <strong>la</strong><br />

Facultad de Filosofía y Letras de <strong>la</strong> UNAM. Fue Premio Nacional de <strong>En</strong>sayo en el año 2000, Bicampeón<br />

Nacional de Oratoria en los años 2000 y 2001, y Premio Nacional de Proyectos de Iniciativa de Ley en el<br />

año 2004. Es autor del libro Verbo en hojarasca (2006).<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 36 14/08/2009 12:19:56 p.m.


Daniel Ibarra.- Maestra, es un gusto<br />

contar con su presencia en México ahora<br />

que viene de Costa Rica a presentar su<br />

libro. Sabiendo de su trayectoria como<br />

coordinadora y promotora del teatro en<br />

su país y considerando su experiencia,<br />

y el título que tenemos de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, La<br />

actriz, aprovecho <strong>par</strong>a preguntarle ¿cómo<br />

influye <strong>la</strong> actriz, que es María Bonil<strong>la</strong>, en<br />

esta obra?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Bueno <strong>la</strong> actriz y el teatro<br />

son uno de los temas fundamentales,<br />

es decir, el ser actriz, el vivir <strong>la</strong>s aventuras<br />

que vive una actriz, presentarse en audición,<br />

ser considerada <strong>par</strong>a un personaje,<br />

dar 26 funciones, estrenar a teatro lleno,<br />

tener funciones con poca gente y el cierre<br />

de <strong>la</strong> función. Es como todo un proceso<br />

de vida, casi como el de un bebé que<br />

nace y muere, sólo que muere en muy<br />

poco tiempo porque se trata de una obra<br />

que tiene fin como en toda obra de teatro.<br />

Y ese <strong>par</strong>a mí es el tema fundamental, es<br />

como el motor, es lo que arranca, de alguna<br />

manera, <strong>la</strong> posibilidad de <strong>la</strong> escritura y<br />

<strong>la</strong>s ganas mías de escribir este proyecto.<br />

Daniel Ibarra.- Es interesante el ritmo<br />

de <strong>la</strong>s emociones p<strong>la</strong>smado en <strong>la</strong> obra, <strong>par</strong>ece<br />

ser teatro y a <strong>la</strong> vez otros géneros, y<br />

entonces entre nove<strong>la</strong> y teatro me recuerda<br />

a <strong>la</strong> Nivo<strong>la</strong> de <strong>Unam</strong>uno, aquél género<br />

literario que ni era nove<strong>la</strong>, ni era ensayo.<br />

La pregunta <strong>par</strong>a María Bonil<strong>la</strong> es si ¿podemos<br />

encontrar una especie de nivo<strong>la</strong>?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Exacto.<br />

Daniel Ibarra.- ¿Cuál es el género que<br />

más influye a este trabajo literario que se<br />

presenta?, ¿a qué género podríamos asociarlo?<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Yo digo que es nove<strong>la</strong><br />

corta. Lo que pasa es que creo que<br />

yo escribo una prosa poética porque no<br />

me interesa tanto una trama, no cuento<br />

una historia cronológica sino que es más<br />

bien una serie de emociones y de algunos<br />

acontecimientos desde los lugares que yo<br />

los vivo, como actriz se viven de forma<br />

muy emocional, es decir, por una <strong>la</strong>do<br />

muy técnico, pero también con una gran<br />

vincu<strong>la</strong>ción donde se involucra mucho el<br />

cuerpo, <strong>la</strong> emoción. Yo creo que sí tiene<br />

ritmo de teatro en el sentido que esa ha<br />

sido <strong>la</strong> profesión de toda mi vida y vivo<br />

haciéndolo.<br />

Daniel Ibarra.- Y esto me lleva a <strong>la</strong> siguiente<br />

pregunta ¿cómo se pre<strong>par</strong>ó María<br />

Bonil<strong>la</strong> <strong>par</strong>a <strong>la</strong> realización de esta nove<strong>la</strong>?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- <strong>En</strong> realidad yo <strong>la</strong> fui<br />

escribiendo como me fue saliendo. <strong>En</strong> el<br />

momento yo no tuve que p<strong>la</strong>near<strong>la</strong>.<br />

Cuando me di cuenta de que había<br />

varias historias diferentes, dije tengo que<br />

distinguir<strong>la</strong>s <strong>par</strong>a el público y poner<strong>la</strong>s<br />

en un cierto orden y, efectivamente, eso<br />

hice y entonces: a unas letras les puse<br />

negritas, a otras cursivas, a otras letras<br />

mayúscu<strong>la</strong>s y a otras en texto normal que<br />

conocemos.<br />

Era más que <strong>la</strong> búsqueda de una estructura,<br />

era casi como un intento de ordenarme<br />

yo y ordenar al lector <strong>la</strong> entrega<br />

de una imagen que me <strong>par</strong>eció de repente<br />

complicada porque tenía varios personajes<br />

y varías historias que salían y entraban<br />

de escena, un poco como se vive <strong>la</strong><br />

pre<strong>par</strong>ación de un ensayo de teatro.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 37 14/08/2009 12:19:57 p.m.<br />

37


itmo<br />

Daniel Ibarra.- Este trabajo <strong>par</strong>ece estar<br />

influido por una fuerte presencia femenina<br />

¿cómo se puede pensar en una<br />

interpretación de <strong>la</strong> obra?, ¿esta nove<strong>la</strong><br />

está dirigida a un público de mujeres?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Pues yo no sé. Yo siento<br />

que tiene <strong>la</strong> perspectiva de una mujer<br />

sin duda porque yo escribo como mujer<br />

y como actriz y creo que en ese sentido<br />

<strong>par</strong>eciera que <strong>la</strong>s mujeres pueden encontrar<br />

una identificación y una cercanía<br />

muy fuerte que no necesariamente los<br />

hombres <strong>la</strong> sienten igual. Ahora, <strong>la</strong> vida<br />

de una mujer transcurre alrededor de los<br />

hombres, entonces, c<strong>la</strong>ro, yo pienso que<br />

el hombre es el centro, digamos en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>,<br />

en <strong>la</strong> vida de <strong>la</strong> mujer que es actriz,<br />

sea director o sea dramaturgo, y en este<br />

sentido los hombres tendrían también<br />

una gran receptividad de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, puesto<br />

que ellos están absolutamente implicados<br />

en <strong>la</strong> historia y hacen que uno mire<br />

los acontecimientos que ellos hacen, no<br />

los que hace el<strong>la</strong>.<br />

Daniel Ibarra.- <strong>En</strong> este sentido, encontramos<br />

diferentes historias, entre el<strong>la</strong>s me<br />

l<strong>la</strong>ma <strong>la</strong> atención el personaje de <strong>la</strong> suicida,<br />

¿cómo es <strong>la</strong> propuesta en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>?,<br />

¿qué tratamiento se le da al suicidio?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Bueno. Yo creo que<br />

en el caso de esta nove<strong>la</strong> en <strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r el<br />

suicidio tiene unos ciertos toques de humor.<br />

O sea, es el suicidio que no se lleva a<br />

cabo, que sólo se concibe, que en su concepción<br />

es suficientemente importante y<br />

l<strong>la</strong>mativo, pero que realmente es un suicidio<br />

que al ser un suicidio por desamor<br />

uno lo quiere, es cuestión de dejar pasar<br />

un poquito el tiempo <strong>par</strong>a ver si amerita<br />

ese terrible suicidio o si realmente el su-<br />

38<br />

frimiento del suicidio vale sin tener que<br />

llegar al acto. Creo que aquí hay cierto<br />

humor.<br />

Daniel Ibarra.- ¿Cómo una manera de<br />

matar esa <strong>par</strong>te <strong>par</strong>a renovarse, y continuar?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- C<strong>la</strong>ro. Y matar ese<br />

amor y eso que tiene uno <strong>par</strong>a dejar pasar<br />

a lo nuevo, a lo que debe venir.<br />

Daniel Ibarra.- Hab<strong>la</strong>ndo de lo nuevo,<br />

lo que debe venir ¿qué podemos esperar<br />

de María Bonil<strong>la</strong>, ¿qué otros géneros<br />

o cuál es el proyecto literario que tiene<br />

María Bonil<strong>la</strong> en puerta?, ¿en qué está<br />

trabajando María Bonil<strong>la</strong>?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Yo escribo mucho ensayo<br />

en revistas mexicanas, canadienses,<br />

norteamericanas, ensayos sobre cultura.<br />

Eso yo lo mantengo como una actividad,<br />

yo en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> soy mucho más lenta, ¿por<br />

qué? Yo no soy escritora en el sentido de<br />

mis colegas, mis compañeras que estuvieron<br />

tan generosamente acompañándome<br />

hoy en <strong>la</strong> presentación de mi libro, que<br />

el<strong>la</strong>s sí son escritoras realmente. Yo no<br />

escribo todos los días, yo pienso todos los<br />

días en escribir, pero no necesariamente<br />

escribo todos los días. Yo escribo por necesidad,<br />

<strong>par</strong>a no ahogarme en el vaso de<br />

agua que ponía yo ahí en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>.<br />

Daniel Ibarra.- ¿Es <strong>la</strong> metáfora de no<br />

ahogarse en un vaso de agua?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- A veces uno se ahoga<br />

en un vaso de agua, si se fija a veces<br />

el vaso es muy chiquito. Yo estoy trabajando<br />

una nove<strong>la</strong>, en ficción sólo nove<strong>la</strong><br />

escribo, nove<strong>la</strong> corta, esta es <strong>la</strong> tercera y<br />

empecé a trabajar en <strong>la</strong> cuarta, pero en <strong>la</strong><br />

cuarta quiero trabajar un poco más el humor,<br />

es decir, cómo se mira una mujer a sí<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 38 14/08/2009 12:19:59 p.m.


misma con humor; cuando ya ha tomado<br />

distancia del desamor, y <strong>la</strong>s cosas fuertes<br />

y profundas que le han pasado.<br />

Daniel Ibarra.- ¿<strong>En</strong> teatro también ha<br />

incursionado como escritora?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- No, no escribo teatro,<br />

dirijo y actúo.<br />

Daniel Ibarra.- ¿Desde cuándo escribe?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Escribo ensayos desde<br />

que salí de <strong>la</strong> Universidad, hace veinte<br />

años, en nove<strong>la</strong> más o menos hace diez o<br />

doce años, creo que es cuando uno entra<br />

en crisis, <strong>la</strong> primera gran crisis de <strong>la</strong> madurez<br />

cuando por primera vez uno se da<br />

cuenta de si ha perdido o no el tiempo,<br />

y que realmente hay cosas que no va a<br />

realizar nunca, que ya el cuerpo empieza<br />

a cambiar, no necesariamente a envejecer<br />

pero sí a cambiar, cuando uno encuentra<br />

a los hombres que ya están casados o son<br />

homosexuales porque <strong>la</strong> edad no permite<br />

encontrar a los jovencitos con los que uno<br />

se hace novia. <strong>En</strong>tonces, en esa primera<br />

gran crisis empiezo a escribir ficción.<br />

Daniel Ibarra.- ¿Cuál es <strong>la</strong> recomendación<br />

que nos da <strong>la</strong> novelista a los jóvenes<br />

que se están iniciando en <strong>la</strong> actividad literaria?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Yo creo que es muy<br />

importante escribir con honestidad, con<br />

verdad, no escribir imágenes novedosas o<br />

<strong>par</strong>a impactar o <strong>par</strong>a seguir <strong>la</strong> corriente de<br />

moda, sino escribir de verdad como ellos<br />

sienten, como ellos ven el mundo, trabajar<br />

<strong>la</strong>s cosas, no tirar<strong>la</strong>s antes de tiempo,<br />

pero tampoco tener miedo de enseñar<strong>la</strong>s<br />

<strong>par</strong>a que otra gente que <strong>la</strong>s vea de afuera<br />

pueda hacerles recomendaciones. No hacer<br />

caso totalmente de todas <strong>la</strong>s recomen-<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

daciones, pero tampoco desoír<strong>la</strong>s. A veces<br />

a uno le hacen recomendaciones que<br />

no son suficientemente válidas, y otras<br />

veces sí. Creo que es un camino abierto,<br />

complicado, interesante y que tienen que<br />

defenderlo porque nadie se lo va a rega<strong>la</strong>r<br />

a uno. De esto no se puede comer, pero<br />

de esto sí se puede vivir, es <strong>la</strong> única cosa<br />

que garantiza que uno pueda vivir.<br />

Daniel Ibarra.- ¿Algo más que agregar?<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Que tengan coraje, sí<br />

que no tengan miedo.<br />

Daniel Ibarra.- Le agradezco mucho <strong>la</strong><br />

entrevista.<br />

María Bonil<strong>la</strong>.- Gracias a usted.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 39 14/08/2009 12:20:00 p.m.<br />

39


itmo<br />

40<br />

LA IMAGEN DE LO SINIESTRO EN FRANKENSTEIN<br />

Arcelia Lara Covarrubias 11<br />

Descansamos; una pesadil<strong>la</strong> tiene el poder de<br />

[envenenar nuestro sueño.<br />

Despertamos; un pensamiento errante nos<br />

[estropea el día.<br />

Sentimos, concebimos o razonamos; reímos o<br />

[lloramos.<br />

Abrazamos una querida angustia o añoramos<br />

[nuestra zozobra;<br />

es indiferente: pues sea pena o alegría,<br />

el camino de su olvido permanece siempre<br />

[abierto.<br />

El hombre de ayer jamás puede ser igual que el<br />

[de mañana;<br />

nada es duradero sino <strong>la</strong> propia mutabilidad.<br />

Mary Shelley<br />

Según <strong>la</strong> teoría más o menos conocida sobre <strong>la</strong> economía de <strong>la</strong><br />

energía pulsional, <strong>la</strong> vida psíquica del hombre se aba<strong>la</strong>nza sobre<br />

dos principios antagónicos entre los que se mueve dialécticamente:<br />

el principio del p<strong>la</strong>cer y el principio del nirvana o también l<strong>la</strong>mado<br />

pulsión autodestructiva o, en ciertos contextos, funciona con el significado<br />

de angustia de muerte. Si nos preguntamos ¿cuál es el sentido<br />

de nuestra vida?, ¿qué continuidad o ruptura marca nuestra vida<br />

en re<strong>la</strong>ción con el cosmos? Nos to<strong>par</strong>emos con que probablemente<br />

nuestra existencia no tiene ningún significado en re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> estructura<br />

del universo; somos un ente más que habita esta tierra y si<br />

morimos o si somos felices ninguna estrel<strong>la</strong> nacerá y ningún p<strong>la</strong>neta<br />

se saldrá de su órbita. El significado de mi vida es algo fundamentalmente<br />

personal. Probablemente <strong>la</strong> pregunta sobre el sentido de<br />

vida y su re<strong>la</strong>ción con los órdenes superiores sea un despropósito en<br />

sí misma.<br />

11 Arcelia Lara Covarrubias es maestra en Letras Españo<strong>la</strong>s y pasante de <strong>la</strong> licenciatura en filosofía por <strong>la</strong><br />

UNAM. Es profesora de Tiempo Completo en el <strong>CCH</strong>-Naucalpan. Ha publicado en revistas de <strong>la</strong> ciudad<br />

de México y obtuvo <strong>la</strong> Distinción Universidad Nacional <strong>par</strong>a Jóvenes Académicos.<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 40 14/08/2009 12:20:02 p.m.


<strong>En</strong>tonces, quizá valga <strong>la</strong> pena p<strong>la</strong>ntearse<br />

otra pregunta más modesta: ¿qué puede<br />

alcanzar <strong>la</strong> vida del hombre, qué persigue?<br />

La respuesta es tan obvia como <strong>la</strong><br />

pregunta. Tendríamos que contestarnos<br />

con Aristóteles: el hombre durante su<br />

vida persigue <strong>la</strong> felicidad. Pero <strong>la</strong> felicidad<br />

sólo es una promesa más o menos<br />

ingenua sobre el devenir en el futuro. La<br />

forma negativa del mismo p<strong>la</strong>nteamiento<br />

es evitar el dolor. Esto es, lo que busca<br />

el ser humano es tener algunos ratos p<strong>la</strong>centeros;<br />

pero desde su nacimiento ha interpretado<br />

<strong>la</strong> vida como un camino lleno<br />

de penurias; porque ¿qué otra cosa es el<br />

nacimiento sino el desalojo del <strong>par</strong>aíso?<br />

(el útero materno es un <strong>par</strong>aíso). El hom-<br />

No estamos mejor armados <strong>par</strong>a el p<strong>la</strong>cer<br />

que <strong>par</strong>a el dolor, de hecho, el disp<strong>la</strong>cer<br />

es una presencia más contundente que <strong>la</strong><br />

felicidad, concepto que se antoja de una<br />

abstracción inalcanzable por <strong>la</strong>s tenazas<br />

de <strong>la</strong> experiencia. ¿Cuál es el esquema<br />

básico del ser humano tras considerar el<br />

principio del p<strong>la</strong>cer opuesto al principio<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

bre tiene desde entonces que cargar con<br />

su condición de arrojado, es expulsado<br />

hacia <strong>la</strong> indeterminación. Eso es <strong>la</strong> vida.<br />

Así, al deseo consciente de obtener p<strong>la</strong>cer<br />

se le impone <strong>la</strong> realidad, que constituye<br />

también un principio, el de realidad; por<br />

tanto, <strong>la</strong> menos pretenciosa formu<strong>la</strong>ción<br />

de ser feliz, adquiere su articu<strong>la</strong>ción en<br />

su forma negativa: huir del dolor. De esta<br />

manera, búsqueda del p<strong>la</strong>cer y fuga del<br />

disp<strong>la</strong>cer e<strong>la</strong>boran más que una síntesis,<br />

una dialéctica, en <strong>la</strong> que se moverá el individuo<br />

por el resto de sus días. Cabe aún<br />

preguntarse; ¿está capacitado el hombre<br />

<strong>par</strong>a sentir p<strong>la</strong>cer, en caso de que éste le<br />

fuese dado? Una respuesta posible es <strong>la</strong><br />

siguiente:<br />

Así, nuestras facultades de felicidad están ya limitadas en principio por<br />

nuestra constitución. <strong>En</strong> cambio, nos es mucho menos difícil experimentar<br />

<strong>la</strong> desgracia. El sufrimiento nos amenaza por tres <strong>la</strong>dos: desde<br />

el propio cuerpo que, condenado a <strong>la</strong> decadencia y a <strong>la</strong> aniqui<strong>la</strong>ción, ni<br />

siquiera puede prescindir de los signos de a<strong>la</strong>rma que representan el<br />

dolor y <strong>la</strong> angustia; del mundo exterior, capaz de encarnizarse en nosotros<br />

con fuerzas destructoras omnipotentes e imp<strong>la</strong>cables; por fin, de<br />

<strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones con los otros seres humanos. El sufrimiento que emana<br />

de esta última fuente quizá nos sea más doloroso que cualquier otro;<br />

tendemos a considerarlo como una adición más o menos gratuita, pese<br />

a que bien podría ser un destino tan ineludible como el sufrimiento de<br />

distinto origen. 12<br />

de realidad? Es el siguiente. El ser humano<br />

vive un conflicto irresoluble. Somos<br />

seres en conflicto, escapamos a <strong>la</strong> programación<br />

y p<strong>la</strong>neación de nuestra existencia;<br />

nuestra vida, en su totalidad, escapa a<br />

12 Sigmund Freud. El malestar en <strong>la</strong> cultura. Madrid:<br />

Alianza Editorial, 2006, p. 28.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 41 14/08/2009 12:20:03 p.m.<br />

41


itmo<br />

<strong>la</strong> racionalidad. Este conflicto nos constituye,<br />

nos hace ser en el conflicto. La idea<br />

de un ser humano bueno por naturaleza<br />

que se vuelve pecaminoso, idea promovida<br />

por <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong>s religiones, nos<br />

resulta casi ajena a esta situación problemática.<br />

El ser humano tiene un conflicto<br />

estructural con el que debe aprender a vivir,<br />

a hacer vivible <strong>la</strong> vida. Nietzsche, dejó<br />

escrito en Ecce homo: “El ser humano es<br />

un ser no fijado, sino propenso al caos”.<br />

Esto es, el humano está continuamente<br />

propenso a derribarse. La locura es el<br />

abismo que está aso<strong>la</strong>ndo a todo hombre,<br />

justo en el momento en el que se tambalea;<br />

<strong>par</strong>a atravesarlo desde <strong>la</strong> inestabilidad.<br />

La pugna de estos dos principios<br />

–el principio de p<strong>la</strong>cer y el principio de<br />

realidad— no puede resolverse en términos<br />

absolutos.<br />

He dicho que el ser humano no está<br />

determinado por <strong>la</strong> razón; lo que al individuo<br />

le es dado conocer de sí mismo,<br />

mediado por ese sentido interno supervalorado<br />

que l<strong>la</strong>mamos consciencia o lo<br />

racional, es realmente poco, es so<strong>la</strong>mente<br />

<strong>la</strong> información razonable: esto es, <strong>la</strong><br />

información que ese sujeto es capaz de<br />

tolerar <strong>par</strong>a, luego, someter a un principio<br />

de razón lógico-temporal. Pero esos datos<br />

que celosamente almacenamos y que hab<strong>la</strong>n<br />

de nuestra historia, de nuestro ser<br />

en tanto ser civil y social, conforman sólo<br />

una <strong>par</strong>te exigua de toda <strong>la</strong> información<br />

grabada en una memoria más arcaica que<br />

<strong>la</strong> consciencia misma. Se dice, por ejemplo,<br />

que <strong>la</strong> información más antigua en<br />

cada humano es el <strong>la</strong>tido de <strong>la</strong> madre,<br />

¿podríamos dar cuenta de eso? No, evidentemente,<br />

es un dato que escapa a<br />

42<br />

nuestra razón. Tenemos, entonces, que <strong>la</strong><br />

información grabada en nuestra memoria<br />

excede a <strong>la</strong> que conscientemente reconocemos.<br />

Podríamos decir, en este sentido,<br />

que estamos habitados por otro, otro del<br />

que no sabemos dar razón, otro que sabe<br />

más de lo que nosotros mismos creemos<br />

pertinente saber.<br />

El problema de <strong>la</strong> identidad o yoidad<br />

o ipseidad, como se le guste l<strong>la</strong>mar,<br />

es un problema complejo. No podemos<br />

seña<strong>la</strong>r en nosotros mismos el límite de<br />

todo aquello que responde al pronombre<br />

yo con el que pedantemente nos identificamos.<br />

¿Y cuál es nuestra re<strong>la</strong>ción con<br />

ese otro? Es una re<strong>la</strong>ción de asombro. Sabemos<br />

que casi todas <strong>la</strong>s decisiones que<br />

tenemos que tomar a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> vida<br />

provienen de un lugar subterráneo pero<br />

sólido que no se refiere precisamente al<br />

espacio en el que <strong>la</strong> razón se mueve. Las<br />

experiencias que más nos conmueven se<br />

originan en un lugar oscuro de nuestra<br />

persona donde <strong>la</strong>s ideas nunca son c<strong>la</strong>ras<br />

y distintas. Sucede que <strong>la</strong> razón crea<br />

nuestro propio fantasma, un fantasma hecho<br />

de razones con <strong>la</strong>s que enfrentamos<br />

al mundo; dice Steiner: “El dominio del<br />

pensamiento, de <strong>la</strong> misteriosa rapidez del<br />

pensamiento, exalta al hombre por encima<br />

de todos los demás seres vivientes.<br />

Sin embargo, lo deja convertido en un<br />

extraño <strong>par</strong>a sí mismo y <strong>par</strong>a <strong>la</strong> enormidad<br />

del mundo”. 13 Estamos atravesados<br />

por el conflicto del otro que, hab<strong>la</strong>ndo de<br />

una estructura individual, no se refiere al<br />

otro que es él o el<strong>la</strong>, sino ello. Esas <strong>par</strong>tes<br />

13 George Steiner. Diez (posibles) razones <strong>par</strong>a <strong>la</strong><br />

tristeza del pensamiento. México: FCE, 2005, p.<br />

83.<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 42 14/08/2009 12:20:04 p.m.


oscuras de nuestra personalidad podrían<br />

ser algo así como el <strong>par</strong>iente incómodo<br />

de eso que l<strong>la</strong>mamos yo, y ese <strong>par</strong>iente,<br />

tiene una función primigenia en lo que<br />

decidimos. De manera que ante nuestros<br />

mismos ojos, somos unos desconocidos.<br />

Sinuosa, necesariamente <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />

que entab<strong>la</strong>n <strong>la</strong> <strong>par</strong>te conocida y <strong>la</strong> desconocida<br />

de nuestro propio ser –yo y<br />

ello— es sinuosa. Una <strong>par</strong>te de nosotros<br />

se inclina hacia lo luminoso, hacia <strong>la</strong>s<br />

ideas c<strong>la</strong>ras, hacia los espejismos diurnos<br />

del trabajo, <strong>la</strong> familia, <strong>la</strong> propiedad privada<br />

y el estado: nuestra <strong>par</strong>te civil, temporalmente<br />

inserta en un mundo social. La<br />

otra <strong>par</strong>te carga información de <strong>la</strong> que no<br />

sabemos dar cuenta, nos domina desde<br />

lo tenebroso y desconocido, y es <strong>la</strong> cuna<br />

y el motivo de nuestras frustraciones, de<br />

nuestro conflicto interno, de nuestro ser<br />

que deviene sufriente. Estas dos <strong>par</strong>tes<br />

se re<strong>la</strong>cionan con el silencio, no se comunican.<br />

La <strong>par</strong>te nocturna que cargamos<br />

no tiene voz, hab<strong>la</strong> marginalmente con <strong>la</strong><br />

voz de <strong>la</strong> conciencia, deja que su <strong>la</strong>mento<br />

se escuche en los <strong>la</strong>psus, en los equívocos,<br />

en los interdictos y en el arte. Ese<br />

otro que habita <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s de nuestro<br />

propio ser extiende el escenario en el que<br />

actúan, a veces sin representarse, los dramas<br />

del susto, el miedo y <strong>la</strong> angustia.<br />

Estos tres términos suelen tomarse<br />

como sinónimos, pero no lo son. “La angustia<br />

constituye un estado semejante a<br />

<strong>la</strong> expectación del peligro y pre<strong>par</strong>ación<br />

<strong>par</strong>a el mismo, aunque nos sea desconocido.<br />

El miedo rec<strong>la</strong>ma un objeto determinado<br />

que nos lo inspire. <strong>En</strong> cambio,<br />

el susto constituye aquel estado que nos<br />

invade bruscamente cuando se nos pre-<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

senta un peligro que no esperamos y <strong>par</strong>a<br />

el que no estamos pre<strong>par</strong>ados; acentúa<br />

pues, el factor sorpresa.” 14<br />

De esa <strong>par</strong>te en <strong>la</strong> que se originan el<br />

susto, el miedo y <strong>la</strong> angustia obtenemos<br />

<strong>la</strong> sensación de que eso que l<strong>la</strong>mamos <strong>la</strong><br />

verdad es algo más que los hechos o <strong>la</strong>s<br />

reg<strong>la</strong>s formales del conocimiento o su expresión<br />

lingüística: <strong>la</strong> verdad es algo que<br />

no se deja medir con el rigor del método<br />

ni se deja encasil<strong>la</strong>r en <strong>la</strong>s figuras de <strong>la</strong><br />

realidad. Según <strong>la</strong> cultura hebrea, Adán<br />

llevaba en <strong>la</strong> frente <strong>la</strong> inscripción emeth,<br />

verdad. Pero verdad <strong>par</strong>a los judíos no es,<br />

como es <strong>par</strong>a los científicos, <strong>la</strong> verdad lógica<br />

ni <strong>la</strong> verdad de <strong>la</strong> adecuación, ni <strong>la</strong><br />

verdad factual. Verdad, emeth, es en un<br />

sentido débil y arquitectónico, columna,<br />

aquello que sirve de sostén al techo de<br />

<strong>la</strong>s construcciones; de ahí que emeth sea,<br />

también, y aquí sí en el sentido fuerte,<br />

el hecho de apoyarse, de descansar sobre<br />

algo, aquello que evita que uno se caiga.<br />

La propuesta es bel<strong>la</strong>, verdad es el<br />

fundamento que encuentra mi vida <strong>par</strong>a<br />

sostenerse. Pero apenas estamos al inicio<br />

del asombro, cuando los cabalistas nos dicen<br />

que emeth sin <strong>la</strong> ’aleph inicial, o sea<br />

meth significa “el que está muerto”. 15 Esto<br />

es, <strong>la</strong> única verdad existencial que podemos<br />

augurar es que vamos a morirnos.<br />

14 Sigmud Freud, “ Más allá del principio del p<strong>la</strong>cer”<br />

en Psicología de <strong>la</strong>s masas. Madrid, Alianza<br />

Editorial, 2005, p. 91.<br />

15 Cfr. Georges Steiner. Después de Babel. Aspectos<br />

del lenguaje y <strong>la</strong> traducción. México: FCE,<br />

2005, p. 139.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 43 14/08/2009 12:20:06 p.m.<br />

43


itmo<br />

Ustedes pueden replicar, con justísima<br />

razón, “pero yo no vivo pensando en que<br />

me voy a morir”. Eso es cierto. Nuestra<br />

consciencia no puede representarse <strong>la</strong><br />

experiencia de <strong>la</strong> muerte, no <strong>la</strong> toleraría,<br />

sería tan horrorosa que moriríamos en el<br />

intento. Podemos pensar en <strong>la</strong> muerte<br />

del otro o en <strong>la</strong>s formas popu<strong>la</strong>res que<br />

toma el culto a <strong>la</strong> muerte (<strong>la</strong> del día de<br />

muertos, <strong>la</strong> de ciertos grupos que honran<br />

su figura descarnada, <strong>la</strong> de los muertos<br />

vivientes), pero siempre será una personificación<br />

ajena a nuestra propia muerte.<br />

La muerte, <strong>la</strong> mía, no se puede representar;<br />

pero no por eso está desterrada de mi<br />

persona. <strong>En</strong> ese lugar lóbrego que me<br />

constituye y desde donde se dictan mis<br />

decisiones, está escrito ese dato mudo,<br />

esa que es mi verdad última: “me voy a<br />

morir”. Pero esa ocultación de <strong>la</strong> muerte<br />

no es total, a<strong>par</strong>ece cada vez que tengo<br />

una experiencia genuina, como un invitado<br />

que permanentemente quiere<br />

aguarme <strong>la</strong> fiesta; cuando amo, cuando<br />

me conmuevo ante el arte o cuando experimento<br />

una sensación capaz de cimbrar<br />

todo mi ser; esto es, cuando se hace<br />

presente mi verdad o mi emeth, asoma <strong>la</strong><br />

idea de mi muerte. Acaso el amor, el arte<br />

y algunas otras pocas experiencias intensas<br />

lo que hacen es hacer soportable esa<br />

angustia.<br />

Así, toda angustia es angustia existencial:<br />

pone ante mis ojos este ser moribundo,<br />

que se está permanentemente<br />

muriendo, pero que no acaba de morirse<br />

de una so<strong>la</strong> vez. Cuando <strong>la</strong> muerte me<br />

invada de manera absoluta y total, ya no<br />

tendré más razón ni más conciencia, ni<br />

44<br />

más afán por el p<strong>la</strong>cer. Decía Séneca:<br />

“Si yo estoy, no está <strong>la</strong> muerte; si está <strong>la</strong><br />

muerte, yo no estoy”. El yo está cercado<br />

por <strong>la</strong> muerte, pero lo excluye. El sujeto<br />

se mueve indefectiblemente hacia su<br />

muerte, pero no <strong>la</strong> alcanza; <strong>la</strong> sensación<br />

que se produce en <strong>la</strong> cercanía extrema<br />

entre vida y muerte, entre consciencia y<br />

sombra, es lo que l<strong>la</strong>mamos principio de<br />

nirvana; o sea, ese estado en que toda <strong>la</strong><br />

energía con que andaba buscando el p<strong>la</strong>cer<br />

se agota y me entrego, pasiva y tranqui<strong>la</strong>,<br />

a mi propia muerte. La vida y sus<br />

afanes se reve<strong>la</strong>n, como dice el Eclesiastés<br />

16 , como vanidad de vanidades. Pero<br />

en lo que llega <strong>la</strong> muerte, ¿qué le pasa al<br />

individuo? Vive <strong>la</strong> muerte, <strong>la</strong> experimenta,<br />

como angustia. Dice Bataille: “El juego<br />

de <strong>la</strong> angustia es siempre el mismo: <strong>la</strong><br />

mayor angustia, <strong>la</strong> angustia que va hasta<br />

<strong>la</strong> muerte, es lo que los hombres desean,<br />

<strong>par</strong>a hal<strong>la</strong>r al final, más allá de <strong>la</strong> muerte<br />

y de <strong>la</strong> ruina, <strong>la</strong> superación de <strong>la</strong> angustia.<br />

Pero <strong>la</strong> superación de <strong>la</strong> angustia es<br />

posible con una condición: que <strong>la</strong> angustia<br />

guarde proporción con <strong>la</strong> sensibilidad<br />

que <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma”. 17<br />

A este carácter interior de <strong>la</strong> angustia<br />

y su referencia única o última a <strong>la</strong> muerte,<br />

a mi muerte, así como a <strong>la</strong> <strong>par</strong>alización<br />

de mi ser conmovido ante su mortalidad,<br />

es a lo que l<strong>la</strong>mo “lo siniestro”. La <strong>par</strong>te<br />

zurda del individuo, <strong>la</strong> zona insondable,<br />

el espacio vulnerado capaz de proyectarse,<br />

a manera de revancha, en los actos más<br />

perversos y violentos. Es esta sección de<br />

16 Eclesiastés 1,1.<br />

17 Georges Bataille. El erotismo. México: Tusquets,<br />

2005, p. 92.<br />

ritmo / nueva época<br />

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nuestro ser desde donde se p<strong>la</strong>ntea <strong>la</strong><br />

l<strong>la</strong>mada “literatura de terror”. <strong>En</strong> principio,<br />

<strong>la</strong> literatura, que merezca l<strong>la</strong>marse<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

así, lo que pone en juego es esa angustia,<br />

ese peligro que acecha, pero que nunca<br />

arriba. De ahí que diga Bataille:<br />

El carácter gratuito de <strong>la</strong>s nove<strong>la</strong>s, el hecho de que el lector esté evidentemente<br />

al abrigo del peligro, impiden habitualmente verlo así, pero gracias a<br />

el<strong>la</strong>s vivimos por procuración lo que no tenemos energía <strong>par</strong>a vivir nosotros<br />

mismos. Lo que nos da <strong>la</strong> aventura de otro es <strong>la</strong> oportunidad de, soportándolo<br />

sin demasiada angustia, gozar del sentimiento de perder o de estar en peligro.<br />

Si dispusiéramos de incontables recursos morales, a nosotros mismos<br />

nos gustaría vivir como él. ¿Quién no ha soñado ser el protagonista de una<br />

nove<strong>la</strong>? Este deseo es menos fuerte que <strong>la</strong> prudencia –o <strong>la</strong> cobardía—; pero<br />

si hab<strong>la</strong>mos de <strong>la</strong> voluntad profunda, que sólo <strong>la</strong> debilidad impide satisfacer,<br />

su sentido nos lo dan <strong>la</strong>s historias que leemos con pasión. 18<br />

Ahora bien, <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> de Mary Shelley,<br />

Frankesntein, es una alegoría de lo que<br />

hasta aquí se ha dicho, tal es mi hipótesis.<br />

Repasemos. Víctor Frankenstein el<br />

personaje identificado con el científico<br />

loco es, en realidad, un joven cuyos intereses<br />

e inquietudes se delinean desde su<br />

primera adolescencia con <strong>la</strong>s lecturas de<br />

los filósofos naturalistas como Cornelius<br />

Agrippa, Alberto el Grande y Paracelso,<br />

con los que se apasiona por <strong>la</strong> alquimia;<br />

esto es, <strong>la</strong> búsqueda de <strong>la</strong> piedra filosofal<br />

(esa roca que permitiría <strong>la</strong> iniciación<br />

en el conocimiento mistérico), el elixir<br />

de <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga vida y el flogisto. Ya estos primeros<br />

datos nos hab<strong>la</strong>n de un sincretismo<br />

intelectual que va de lo racional a lo<br />

misterioso. Cuando <strong>par</strong>te a estudiar a <strong>la</strong><br />

18 Idem.<br />

universidad de Inglostand, encuentra dos<br />

profesores que serán fundamentales <strong>par</strong>a<br />

su formación. El primero Krempe, de<br />

modales groseros, racional hasta el grado<br />

de calificar <strong>la</strong>s lecturas de Víctor como estupideces,<br />

con pretensiones de racionalidad<br />

extrema, y el segundo, el profesor<br />

Walkman, un buen hombre atento a los<br />

l<strong>la</strong>mados hondos de <strong>la</strong> naturaleza. Sobre<br />

Krempe dice Víctor Frankenstein que se<br />

acercó a él por “una influencia maléfica,<br />

el Ángel de <strong>la</strong> Destrucción que me hizo<br />

sentir su poder omnipotente” 19 . Krempe<br />

representaría el principio de realidad que<br />

intenta, con su burda factualidad, coartar<br />

lo p<strong>la</strong>centero o misterioso que pueda tener<br />

<strong>la</strong> existencia; se refiere a él con una<br />

frase contundente que sigue teniendo vi-<br />

19 Mary Shelley. Frankenstein. México: Ediciones B,<br />

1994, p. 67.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 45 14/08/2009 12:20:09 p.m.<br />

45


itmo<br />

gencia en ciertos círculos de intelectuales:<br />

“La ambición de los investigadores <strong>par</strong>ecía<br />

limitarse a aniqui<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s expectativas<br />

sobre <strong>la</strong>s que reposaba todo interés por<br />

<strong>la</strong> ciencia. Se me proponía en resumidas<br />

cuentas, trocar los sueños de infinita grandeza<br />

por realidades de mediocre valor”. 20<br />

El segundo, el profesor Walkman, quien<br />

en pa<strong>la</strong>bras de Víctor: “ha descubierto en<br />

<strong>par</strong>te <strong>la</strong> faz de <strong>la</strong> naturaleza, pero su estructura<br />

inmortal es <strong>par</strong>a, él un misterio<br />

y una fuente de asombro” 21 dicho de otro<br />

modo, sabe ver el dato esotérico de cada<br />

hecho natural descrito por los pensadores<br />

de <strong>la</strong> Naturaleza como una potencia divina;<br />

en una conferencia que da Walkman<br />

dice sobre los filósofos naturales: que sus<br />

“manos <strong>par</strong>ecen servir sólo <strong>par</strong>a hurgar<br />

en <strong>la</strong> suciedad y manejar el microscopio<br />

o el crisol, (pero) han conseguido auténticos<br />

prodigios”. 22 De estas dos poderosas<br />

influencias, Víctor Frankenstien retoma<br />

<strong>la</strong> inquietud de dar vida a un ser prodigioso:<br />

el principio de razón y el principio<br />

del nirvana, <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad del dato exacto y<br />

el misterio de <strong>la</strong> vida. Escribe el doctor<br />

Frankenstein: “<strong>la</strong>s etapas que recorrí en<br />

mi investigación fueron determinadas<br />

sistemáticamente y siempre estuvieron<br />

situadas dentro de lo verosímil”. 23 La fecha<br />

en <strong>la</strong> que <strong>la</strong> criatura “toma vida” es altamente<br />

sugerente, “una siniestra noche<br />

del mes de noviembre”. 24 Noviembre, el<br />

mes de los muertos, colinda con <strong>la</strong>s brujas<br />

de los aque<strong>la</strong>rres de finales de octubre;<br />

esto es, <strong>la</strong> criatura cargará con esa cifra escondida,<br />

nacer en <strong>la</strong> muerte; pertenece,<br />

20 Ibid., p. 69.<br />

21 Ibid., p. 60.<br />

22 Ibid., p. 70.<br />

46<br />

<strong>par</strong>ece sugerir <strong>la</strong> escritora, a <strong>la</strong>s fuerzas<br />

oscuras. Es vulnerable, por definición, es<br />

una criatura, un ser creado, un producto.<br />

¿De quién es producto <strong>la</strong> criatura? De<br />

Víctor Frankenstein que le ha dado existencia<br />

desde su principio de razón a su<br />

<strong>par</strong>te oscura y desconocida; ha dotado de<br />

cuerpo a <strong>la</strong>s potencias oscuras que lo habitaban<br />

y que se habían alimentado de <strong>la</strong><br />

críptica filosofía natural. Pero una vez que<br />

el fantasma que lo habitaba tomó <strong>la</strong> carne<br />

de <strong>la</strong> realidad, el creador no fue capaz de<br />

resistirlo, lo abandonó tras una crisis de<br />

salud y, con esto, lo exilió de su persona<br />

como algo ajeno, como lo total y absolutamente<br />

otro, como el ello que nos habita.<br />

Dice <strong>la</strong> criatura en <strong>la</strong> primera entrevista<br />

que tiene con su creador “¡mi espíritu<br />

está lleno de humanidad y amor, pero estoy<br />

solo, horriblemente solo!” 25 Vaga por<br />

los campos, sufre los intensos fríos de los<br />

países altos europeos, sobrevive con bayas,<br />

hierbas y semil<strong>la</strong>s, hasta que por fin,<br />

<strong>la</strong> criatura encuentra refugio en un granero<br />

anexo a <strong>la</strong> casa de un campesino que<br />

vive con su hija y su hijo; de <strong>la</strong> observación<br />

de esta familia, <strong>la</strong> criatura aprende <strong>la</strong><br />

lengua y <strong>la</strong>s costumbres de los humanos,<br />

igual que ese otro que cada uno de nosotros<br />

carga; puede hab<strong>la</strong>r como ellos pero<br />

no es uno de ellos. El padre de familia es<br />

un ciego de edad que se dedica a tañer<br />

un instrumento. <strong>En</strong> su desesperada soledad,<br />

<strong>la</strong> criatura decide presentarse a ese<br />

hombre sacándole ventaja a <strong>la</strong> ceguera:<br />

<strong>la</strong> zona de nuestro otro es <strong>la</strong> oscuridad,<br />

a plena luz de <strong>la</strong> razón no puede mani-<br />

23 Ibid., p. 76.<br />

24 Ibid., p. 82.<br />

25 Ibid., p. 141.<br />

ritmo / nueva época<br />

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festarse, por esto, cuando Ágata y Félix,<br />

los hijos, quienes sí gozan de vista, descubren<br />

<strong>la</strong> monstruosa visita no soportan<br />

esa presencia desconocida; y es que esos<br />

datos de nuestra propia persona que no<br />

podemos interpretar, que no sabemos racionalizar,<br />

se nos antojan monstruosos y<br />

amenazadores. Tal es el susto (definido<br />

antes como el estado de incertidumbre<br />

total ante un peligro sorpresivo) que Ágata<br />

y Félix sienten ante <strong>la</strong> vista de <strong>la</strong> criatura<br />

que movilizan a <strong>la</strong> familia <strong>par</strong>a dejar<br />

<strong>la</strong> casa.<br />

Exiliado de sus maestros, <strong>la</strong> criatura<br />

vaga nuevamente por los campos. <strong>En</strong> un<br />

camino encuentra una niña que juguetea<br />

al pie de un arroyo, en el que cae y pierde<br />

el sentido. El monstruo corre a ayudar<strong>la</strong>,<br />

<strong>la</strong> saca del agua e intenta revivir<strong>la</strong>.<br />

<strong>En</strong> <strong>la</strong> pelícu<strong>la</strong> de 1931, no en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>,<br />

<strong>la</strong> niña y <strong>la</strong> criatura conviven unos momentos:<br />

esta afortunada conjunción de lo<br />

bello y lo sublime resulta conmovedora.<br />

La niña encarna lo bello, su inocencia<br />

nos conmueve porque es una representación<br />

sentimental en cuanto que encarna<br />

pureza y forma, lo moral y lo estético,<br />

una sensibilidad que mueve a ideales<br />

bondadosos y benévolos. La criatura, en<br />

cambio, es lo sublime, lo que reposa en<br />

<strong>la</strong> potencia, en <strong>la</strong> magnitud, exhibe lo inconmensurable.<br />

Dice Kant: “Lo sublime<br />

conmueve, lo bello encanta”. 26 <strong>En</strong> este<br />

episodio confluyen <strong>la</strong> sensación de lo su-<br />

26 Immanuel Kant, “Observaciones sobre el sentimiento<br />

de lo bello y lo sublime” en Prolegómenos<br />

a toda metafísica del porvenir. Observaciones sobre el<br />

sentimiento de lo bello y lo sublime. México: Porrúa,<br />

2003, p. 164.<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

blime terrorífico y de <strong>la</strong> paz bel<strong>la</strong>. Pero<br />

<strong>la</strong> escena dura apenas un instante porque<br />

tras <strong>la</strong> ayuda que propicia <strong>la</strong> criatura a <strong>la</strong><br />

niña, a<strong>par</strong>ece un hombre que dis<strong>par</strong>a al<br />

monstruo y le deja herido. “¡Aquel<strong>la</strong> era<br />

<strong>la</strong> recompensa –dice <strong>la</strong> criatura– por mi<br />

buena acción!” 27<br />

A <strong>par</strong>tir de este momento <strong>la</strong>s cosas se<br />

precipitan, <strong>la</strong> criatura recorre el mundo y<br />

su recorrido es el paso de <strong>la</strong> destrucción y<br />

<strong>la</strong> muerte. Mata al pequeño William, inculpa<br />

a Justine sembrando una falsa evidencia<br />

con el pendente del hermanito.<br />

La revancha de lo otro que se mantiene<br />

oculto y subyugado por <strong>la</strong> razón se libera<br />

y se manifiesta en escenas de escalofriante<br />

crueldad. ¿Pero quién habría de cul<strong>par</strong><br />

a esa <strong>par</strong>te nocturna de sus atroces actos<br />

de presencia?, o en <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> que estamos<br />

comentando, ¿realmente <strong>la</strong> criatura es <strong>la</strong><br />

responsable de tanta sevicia? <strong>En</strong> ambos<br />

casos se trata de un dejar salir a flote lo<br />

que se había contenido con <strong>la</strong>s leyes de <strong>la</strong><br />

civilidad. Pero, también en <strong>la</strong>s dos situaciones<br />

<strong>la</strong> razón ha impuesto su yugo y su<br />

abandono a lo desconocido, ese otro, esa<br />

criatura.<br />

El monstruo es <strong>la</strong> personificación de<br />

<strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s de Víctor Frankenstein. Es<br />

reve<strong>la</strong>dor el hecho de que <strong>par</strong>a <strong>la</strong> posteridad,<br />

asociemos más el apellido Frankenstein<br />

con <strong>la</strong> criatura que con el creador.<br />

Al expulsar cuanto había de tenebroso<br />

en sí, Víctor no se ha liberado ni de los<br />

27 Mary Shelley, op. cit., p. 196.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 47 14/08/2009 12:20:12 p.m.<br />

47


itmo<br />

misterios de su propia persona, ni de su<br />

angustia por <strong>la</strong> muerte; este acto de desconocimiento<br />

no le ha servido al racional<br />

Víctor <strong>par</strong>a llevar una vida tranqui<strong>la</strong>. Lo<br />

único que ha logrado es volcar muerte y<br />

horror a su mundo. <strong>En</strong> <strong>la</strong> entrevista que<br />

Víctor tiene con <strong>la</strong> criatura, ésta le pide<br />

una compañera, alguien que lo salve con<br />

<strong>la</strong> salutífera magia del amor, pero Víctor<br />

prevé <strong>la</strong>s consecuencias y se niega; entonces<br />

el monstruo dice: “Si no puedo<br />

alcanzar el afecto y el amor entonces el<br />

vicio y el crimen serán mis objetivos”.<br />

Así es, pocas son <strong>la</strong>s experiencias que con<br />

un contacto casi directo con <strong>la</strong> muerte, logran<br />

hacer<strong>la</strong> soportable. Eros y Tanatos,<br />

aunque contrarios, permanecen juntos;<br />

amor y muerte atraviesan todo lo que de<br />

profundo pueda tener el humano. Pero si<br />

no se tolera <strong>la</strong> angustia de <strong>la</strong> muerte, ésta<br />

se transforma en violencia hacia los otros.<br />

De esta manera, <strong>la</strong> criatura, tras negársele<br />

una compañera, se encarga de imprimir<br />

en <strong>la</strong> vida de Víctor el horror, <strong>la</strong> crueldad<br />

y <strong>la</strong> venganza: mata a Clever<strong>la</strong>d, amigo<br />

de <strong>la</strong> infancia, mata a <strong>la</strong> misma Elizabeth,<br />

<strong>la</strong> prometida. Pareciera querer decir:<br />

“si esta <strong>par</strong>te tenebrosa que soy no goza<br />

de reconocimiento y tiene que vivir a <strong>la</strong><br />

sombra de <strong>la</strong> pálida luz de <strong>la</strong> consciencia,<br />

entonces tornaré todo lo amable en horror”.<br />

¿Con qué pretensión Víctor se creía<br />

merecedor del amor de Elizabeth, sin<br />

otorgar el mismo consuelo a <strong>la</strong> criatura?<br />

La historia sigue, Víctor no puede negar<br />

esa presencia nefasta que ha expulsado<br />

de sí al mundo, él muere, pero su creación<br />

lo sobrevive.<br />

28 Ibid., p. 205.<br />

48<br />

Hasta aquí <strong>la</strong> trama de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. No<br />

obstante, <strong>la</strong> obra queda pendiente en<br />

un juego que incluye a <strong>la</strong> autora y a los<br />

lectores. ¿Qué función cumple esta truculenta<br />

hazaña del doctor Frankenstein<br />

que, en una primera lectura, <strong>par</strong>ece más<br />

una ocurrencia de científico chif<strong>la</strong>do que<br />

una historia macabra? Esta nove<strong>la</strong>, como<br />

cualquier otra, nos proporciona <strong>la</strong> posibilidad<br />

de vivir acciones pob<strong>la</strong>das por el<br />

horror, pero salvaguardados en <strong>la</strong> paz de<br />

<strong>la</strong> lectura. La procuración desde <strong>la</strong> que<br />

el lector se acerca a los fantásticos o reales<br />

mundos creados por los escritores le<br />

asegura una experiencia de <strong>la</strong> angustia<br />

que <strong>par</strong>aliza, pero que no mata. Pero en<br />

<strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r esta nove<strong>la</strong>, Frankenstein, nos<br />

dice algo más. Por un <strong>la</strong>do nos recuerda<br />

el material del que estamos hechos; no<br />

todo en nosotros es razón, luz y lógica;<br />

estamos habitados por otro, tétrico, indeterminado<br />

y silencioso desde el que vivimos<br />

–vivir es desvivirse– y en nuestra<br />

calidad de criaturas somos vulnerables al<br />

acabamiento. Pero, por otro <strong>la</strong>do, Mary<br />

Shelley hace una donación a sus lectores.<br />

La angustia es siempre angustia de<br />

muerte, y nuestra muerte (<strong>la</strong> de cada uno<br />

de nosotros) es irrepresentable. Con <strong>la</strong><br />

presencia de <strong>la</strong> criatura, nuestra angustia<br />

se transforma en miedo; el miedo, recordemos,<br />

rec<strong>la</strong>ma un objeto, algo que sea<br />

capaz de encarnarlo. La autora, a título<br />

de donación, rega<strong>la</strong> un monstruo a nuestra<br />

angustia, transformándo<strong>la</strong> en miedo o<br />

en horror; nos ha evitado <strong>la</strong> penosa necesidad<br />

de dejar salir nuestro propio <strong>la</strong>do<br />

siniestro y arrojárselo al mundo con toda<br />

su violencia sanguinaria; ha domesticado<br />

ha Tanatos con <strong>la</strong> presencia de un Eros<br />

estético y literario. Con su maravilloso re<strong>la</strong>to<br />

Mary Shelley nos ha recordado nues-<br />

ritmo / nueva época<br />

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imaginación y crítica<br />

FRANKENSTEIN Y SU PELIGROSO MONSTRUO-SUPLEMENTO<br />

Adriana Marusia Márquez 29<br />

ritmo / nueva época<br />

Jacques Derrida en su texto Ce dangereux supplément deja entrever<br />

desde el mismo título que el efecto provoca <strong>la</strong> causa. <strong>En</strong>tonces,<br />

al seguir esta línea de significantes el peligro es el efecto y éste<br />

es quien genera al suplemento o sea <strong>la</strong> causa pero, ¿qué significa <strong>la</strong><br />

pa<strong>la</strong>bra “peligroso”? Las peligrosas respuestas son: a) aquello que<br />

modifica y altera un estado físico o espacial; b) lo que puede desp<strong>la</strong>zar<br />

y reformu<strong>la</strong>r; c) aquello que toma el lugar del otro; d) aquello<br />

que puede desenmascarar; o e) eso que puede contagiar –término<br />

acuñado por Foucault en Las pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s cosas porque está fuera<br />

del orden. Este peligro es mediado por el suplemento que irrumpe<br />

en los espacios vacíos situados entre <strong>la</strong> presencia y <strong>la</strong> ausencia y que<br />

reformu<strong>la</strong> a <strong>la</strong> cosa. El suplemento colma a <strong>la</strong> cosa, Derrida menciona<br />

que en el suplemento radican dos funciones: “Pero su función<br />

común se reconoce en esto: se añade o se sustituye, el suplemento es<br />

exterior, está fuera de <strong>la</strong> posibilidad a que se sobreañade, es extraño<br />

a lo que, <strong>par</strong>a ser remp<strong>la</strong>zado por él, debe ser distinto a él”.<br />

La “extranjeridad” del suplemento, entonces, olvida su posición<br />

de suplemento. El suplemento ape<strong>la</strong> a esa falta por<br />

medio del signo, <strong>la</strong> representación o <strong>la</strong> imagen. El peligro<br />

reside en <strong>la</strong> trasgresión del límite, porque añade y colma,<br />

29 Adriana Marusia Márquez es estudiante de Letras francesas de <strong>la</strong> Facultad de Filosofía y Letras de<br />

<strong>la</strong>UNAM.<br />

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49


itmo<br />

como menciona Derrida. Por lo tanto,<br />

puede darle más a <strong>la</strong> cosa y hacerse pasar<br />

por <strong>la</strong> presencia. La suplencia da un giro.<br />

Derrida expone estas funciones y efectos<br />

del suplemento en <strong>la</strong> naturaleza, en <strong>la</strong><br />

cultura o educación y en <strong>la</strong> escritura.<br />

La naturaleza y <strong>la</strong> educación se retomarán<br />

<strong>par</strong>a dislocar al suplemento cuya<br />

economía –<strong>la</strong> sustitución– colmada de<br />

prohibición y de negación está mediada<br />

por <strong>la</strong> ambición científica de un hombre<br />

quien en <strong>la</strong> suplencia trasgredirá y rebasará<br />

a <strong>la</strong> presencia y saldrá de sí misma.<br />

Ese suplemento es: el Monstruo del doctor<br />

Frankenstein.<br />

Frankenstein es un texto de 1818,<br />

autoría de Mary Shelley, que establece<br />

este juego de suplementos. El doctor<br />

Frankenstein –el creador– funciona como<br />

“el mediador” y el Monstruo como “el suplemento”,<br />

<strong>la</strong> creación. El monstruo desde<br />

su fabricación es una agrupación física<br />

de otros seres, es decir: un ser de seres. Un<br />

ser que suplementa el peligroso reflejo de <strong>la</strong><br />

sociedad. Una sociedad en <strong>la</strong> que, bajo sus<br />

convenciones y sus códigos, se esconden<br />

carencias y vacíos en <strong>la</strong>s presencias sociales<br />

tácitamente fijas que, en el monstruo, se<br />

hacen presentes: <strong>la</strong> belleza colectivamente<br />

aceptada y el rechazo de <strong>la</strong> fealdad; el deseo<br />

ante <strong>la</strong> ausencia, lo innatural; lo mismo<br />

y lo otro; lo ominoso –o bien en alemán el<br />

unheimlich–, el centro y <strong>la</strong> periferia; y <strong>la</strong> búsqueda<br />

de identidad.<br />

Ahora bien, <strong>la</strong> naturaleza en el monstruo<br />

del doctor Frankenstein, quien es un<br />

hombre de ciencia ambicioso, es motivada<br />

por el misterio del más allá, enfermo<br />

por saber qué precede a <strong>la</strong> muerte y qué<br />

antecede a <strong>la</strong> vida, en el que despierta<br />

50<br />

<strong>la</strong> idea de crear un “ser” armado por el<br />

despojo de los otros: los cuerpos inertes<br />

de otros serán unidos <strong>par</strong>a dar vida a un<br />

“hombre”. Los restos humanos trabajan<br />

como <strong>la</strong>s añadiduras al suplemento. <strong>En</strong>tonces,<br />

¿el doctor está consciente de los<br />

efectos al dar forma a ese deseo de ambición<br />

insatisfecha mediado por <strong>la</strong> ciencia?<br />

La insatisfacción de Frankenstein<br />

está en él y en el otro, porque ve en sí<br />

y en <strong>la</strong>s otras carencias físicas aunadas<br />

al tiempo vital determinado del cuerpo<br />

humano o animal. Su deseo ambicioso es<br />

el saber qué se encuentra más allá de <strong>la</strong><br />

muerte, por lo tanto, rompe el límite. El<br />

límite con doble carga y función: límite<br />

de <strong>la</strong> ley social que acepta y conoce el ciclo<br />

vital como ley natural, cito al doctor<br />

Frankenstein: “La vida y <strong>la</strong> muerte eran<br />

<strong>par</strong>a mí fronteras ideales que era preciso<br />

franquear.”<br />

Esos huecos en <strong>la</strong> presencia del doctor<br />

Frankenstein son llenados con <strong>la</strong> suplencia<br />

del Monstruo. La mediación de <strong>la</strong><br />

cosa monstruosa será articu<strong>la</strong>da tanto por<br />

<strong>la</strong> insatisfacción vacía y mediada como<br />

por el deseo ambicioso de suplir y llenar<br />

quebrantando <strong>la</strong>s leyes y <strong>la</strong>s órdenes. El<br />

doctor Frankenstein vuelve posible <strong>la</strong> diferencia<br />

entre <strong>la</strong> presencia y <strong>la</strong> ausencia.<br />

Sin embargo, Frankenstein sale del centro<br />

–<strong>la</strong> ciudad– porque está consciente de<br />

<strong>la</strong> aberración que creará; así que se sitúa<br />

en <strong>la</strong> periferia desde el principio de su<br />

creación. El texto trabaja por una cadena<br />

de suplementos y de mediaciones, así<br />

como por el juego de interca<strong>la</strong>ción entre<br />

el centro y <strong>la</strong> periferia.<br />

El monstruo está ligado al doctor, hay<br />

un desp<strong>la</strong>zamiento del segundo con el<br />

ritmo / nueva época<br />

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primero. Para el doctor <strong>la</strong> naturaleza del<br />

monstruo es artificial y es en él donde se<br />

reflejan <strong>la</strong>s ausencias de éste. Desde el<br />

momento en que el monstruo cobra vida<br />

el doctor lo abandona y el monstruo carece<br />

de presencia paterna.<br />

Con re<strong>la</strong>ción a esto Derrida menciona:<br />

“La infancia es <strong>la</strong> primera manifestación<br />

de <strong>la</strong> deficiencia que, en <strong>la</strong> naturaleza, l<strong>la</strong>ma<br />

a <strong>la</strong> suplencia. Esto último se re<strong>la</strong>ciona<br />

con Rousseau, que menciona en Las Confesiones:<br />

Se conforma a <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>ntas mediante<br />

el cultivo, y a los hombres por <strong>la</strong> educación.<br />

Si el hombre naciese grande<br />

y fuerte, su tal<strong>la</strong> y sus fuerzas serían<br />

inútiles hasta que hubiera aprendido a<br />

servirse de el<strong>la</strong>s; le serían perjudiciales<br />

impidiendo a los demás ocu<strong>par</strong>se de<br />

asistirlo; abandonado a sí mismo, moriría<br />

de miseria antes de haber conocido<br />

sus necesidades. Nos quejamos de <strong>la</strong><br />

infancia sin saber que <strong>la</strong> raza humana<br />

hubiera perecido si el hombre no hubiera<br />

comenzado por ser niño.<br />

El monstruo al cobrar vida es un ser con<br />

enormes proporciones, no tiene conciencia<br />

del funcionamiento de cada <strong>par</strong>te de su<br />

cuerpo: “Una extraordinaria acumu<strong>la</strong>ción<br />

de sensaciones se apoderó, al comienzo de<br />

mi ser. La vista, el olfato, el oído, el tacto<br />

se me reve<strong>la</strong>ron simultáneamente y precisé,<br />

en verdad, mucho tiempo antes de<br />

poder diferenciar los distintos sentidos.”<br />

Derrida expone <strong>la</strong> idea de <strong>la</strong> suplencia<br />

como l<strong>la</strong>mado necesario ante <strong>la</strong> infancia<br />

pero el monstruo no es precisamente un<br />

niño. <strong>En</strong> oposición a Rousseau éste engendro<br />

sobrevive. El instinto es lo que<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

hace que este ser permanezca; su figura<br />

se humaniza en <strong>la</strong> medida en <strong>la</strong> que establece<br />

más cercanía a lo que lo rodea. Convergen<br />

instintos como el hambre, sueño,<br />

el miedo, impulsos de emotividad y el<br />

deseo de saber qué es lo que lo rodea y el<br />

porqué de lo que hace que funcionen <strong>la</strong>s<br />

cosas. Él es un suplemento con <strong>la</strong> carencia<br />

de una jerarquía que es mediada por <strong>la</strong><br />

naturaleza, tal vez contradictorio, pero él<br />

es mediado por su vuelta a <strong>la</strong> naturaleza,<br />

característica del primer romanticismo.<br />

La naturaleza en el romántico conecta<br />

con <strong>la</strong> divinidad que será <strong>la</strong> madre objeto<br />

asociada con el ámbito vegetal. La mediación<br />

de su supervivencia es el encanto<br />

que le produce todo lo que le rodea, se<br />

maravil<strong>la</strong> impulsándolo a permanecer y<br />

detal<strong>la</strong>r todo lo que le rodea: “estuve a<br />

punto de enloquecer de alegría cuando<br />

me di cuenta de que el agradable sonido,<br />

tan dulce a mis oídos, que había escuchado<br />

provenía de <strong>la</strong> garganta de unas<br />

pequeñas criaturas vo<strong>la</strong>doras.” <strong>En</strong>tonces,<br />

es <strong>la</strong> naturaleza quien funge como suplemento,<br />

pero a un nivel divino, no hay una<br />

figura jerárquica paternal o maternal que<br />

sup<strong>la</strong> sus deficiencias; <strong>la</strong> divina naturaleza<br />

da fuerza vital al monstruo.<br />

Ahora, el segundo punto es <strong>la</strong> educación<br />

o cultura. Al humanizarse, el monstruo<br />

se aís<strong>la</strong>, pertenece al margen donde<br />

su figura no es vista porque es ominosa y<br />

despierta miedo en el otro: “¡Creedme,<br />

Frankenstein; soy bueno; mi espíritu está<br />

lleno de humanidad y amo, pero estoy<br />

solo, horriblemente solo! ¡Incluso vos,<br />

que me creasteis, me odiáis! ¿Qué puedo<br />

esperar pues, de aquellos que no me<br />

deben nada? Me aborrecen y me acosan.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 51 14/08/2009 12:20:17 p.m.<br />

51


itmo<br />

Las desiertas cumbres y los g<strong>la</strong>ciares han<br />

de ser mis refugios.”<br />

Ese miedo se fundamenta en lo que<br />

anteriormente se mencionó; siendo suplemento<br />

reve<strong>la</strong> el interior escondido de<br />

una sociedad que al verlo se refleja en él,<br />

es el juego de espejos. Esta figura ominosa<br />

se margina, se establece fuera de todo<br />

contacto humano por el rechazo y <strong>la</strong> violencia<br />

que recibe por <strong>par</strong>te del otro, sin<br />

dejar a un <strong>la</strong>do que su estética es también<br />

un motivo del rechazo. La postmodernidad<br />

presente en Frankenstein.<br />

Al marginarse nos encontramos en <strong>la</strong><br />

periferia y es tanto el deseo de ser aceptado<br />

que en <strong>la</strong> covacha de una choza observa<br />

por una pequeña fisura a los otros,<br />

una familia:<br />

Explorando con más atención mi<br />

refugio, me di cuenta de que una de<br />

<strong>la</strong>s ventanas de <strong>la</strong> casa se abría, anteriormente,<br />

en <strong>la</strong> <strong>par</strong>te que ahora<br />

servía de apoyo al cobertizo, y que<br />

sus cristales habían sido reemp<strong>la</strong>zados<br />

por p<strong>la</strong>nchas de madera. Una de<br />

aquel<strong>la</strong>s p<strong>la</strong>nchas se había agrietado<br />

ligeramente y <strong>la</strong> fisura me permitió,<br />

acercando a el<strong>la</strong> uno de mis ojos, observar<br />

el interior de <strong>la</strong> vivienda.<br />

La casa como el centro y él en <strong>la</strong> periferia.<br />

Su voyeurismo establece un contacto con<br />

lo otro. Dentro de ese centro lo otro está<br />

formado por una familia: un anciano, un<br />

joven y una niña. El monstruo ve en ellos<br />

su diferencia alienada, pero no por ello<br />

infranqueable; <strong>la</strong> “fisura” en <strong>la</strong> madera le<br />

permite observar y aprender <strong>la</strong>s formas y<br />

estructuras que en principio conforman<br />

ese pequeño núcleo. Esa fisura es símbo-<br />

52<br />

lo de <strong>la</strong> fractura que existe del uno con el<br />

otro, de sí mismo con el otro; es el silencio<br />

que habita entre estos dos sistemas y que<br />

crean el símbolo de <strong>la</strong> fractura o <strong>la</strong> fisura. La<br />

“proximidad” a través de lo que ve, otorga<br />

al monstruo conocimiento y un deseo por<br />

asirlo. Éste conocimiento refleja el medio<br />

<strong>par</strong>a un contacto. Y es <strong>la</strong> presencia de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

que se insta<strong>la</strong> como deseo en el monstruo<br />

porque le permite mediar lo que quiere<br />

expresar al otro como una forma de acercamiento:<br />

“Vi que <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que utilizaban<br />

tenían <strong>la</strong> virtud de provocar, en aquellos, a<br />

quienes iban dirigidas, pena o alegría, sonrisa<br />

o gestos de tristeza. <strong>En</strong> verdad se trataba<br />

de una ciencia divina que, inmediatamente,<br />

despertó en mí el deseo de poseer<strong>la</strong>.”<br />

Para Derrida, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es <strong>la</strong> presencia<br />

que será mediada por <strong>la</strong> escritura.<br />

<strong>En</strong> Frankenstein <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra es el medio<br />

<strong>par</strong>a llegar al otro, no hay un suplemento<br />

de el<strong>la</strong> sino que el<strong>la</strong> es el suplemento<br />

de <strong>la</strong> fisura entre estos dos mundos.<br />

La pa<strong>la</strong>bra media a <strong>la</strong> educación como<br />

<strong>la</strong> carencia dentro de <strong>la</strong> naturaleza del<br />

monstruo como lo menciona el filósofo<br />

francés: “Toda <strong>la</strong> organización y todo el<br />

tiempo de <strong>la</strong> educación estarán regu<strong>la</strong>dos<br />

por este mal necesario: ‘suplir lo que<br />

falta’ y reemp<strong>la</strong>zar a <strong>la</strong> naturaleza.” La<br />

educación del monstruo se establece en<br />

el hab<strong>la</strong>, en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, como tradición<br />

oral. El monstruo conforme escucha a <strong>la</strong><br />

familia conoce el funcionamiento ya no<br />

sólo de ese micro-mundo sino el de muchas<br />

otras culturas y sociedades: “yo lo<br />

comprendía todo y era capaz de repetir<br />

correctamente casi todas <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras que<br />

a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong>s lecciones había escuchado”<br />

y continúa:<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 52 14/08/2009 12:20:19 p.m.


Gracias a este libro me hice con un<br />

conocimiento general de <strong>la</strong> historia<br />

y adquirí algunas nociones sobre los<br />

diversos imperios del mundo contemporáneo.<br />

Extraje, también de él,<br />

valiosas enseñanzas sobre <strong>la</strong>s costumbres,<br />

los gobiernos y <strong>la</strong>s creencias religiosas<br />

de <strong>la</strong>s diferentes naciones de<br />

<strong>la</strong> Tierra. Conocí <strong>la</strong> innata negligencia<br />

de los asiáticos, el genio y <strong>la</strong>s actividades<br />

intelectuales de los antiguos<br />

griegos, <strong>la</strong>s virtudes y hazañas bélicas<br />

de <strong>la</strong> Roma clásica, <strong>la</strong> decadencia de<br />

aquel poderosísimo imperio y el nacimiento<br />

de <strong>la</strong>s órdenes de caballería,<br />

<strong>la</strong> cristiandad y <strong>la</strong> monarquía. Supe<br />

cómo fue descubierta América y <strong>la</strong>menté,<br />

junto a Safie, <strong>la</strong> desdichada<br />

suerte de los indígenas de tan remotos<br />

lugares.<br />

La educación tiene una visión centralista,<br />

<strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>rmente Euro-centrista que propone<br />

a América como ejemplo del “afuera”,<br />

de <strong>la</strong> periferia. Estas construcciones<br />

del texto hi<strong>la</strong>n al mismo monstruo, porque<br />

él carece de tradición, de educación,<br />

de cultura, de identidad, de un lugar<br />

común. Lo hacen consciente de su no<br />

lugar y del lugar del hombre –como en<br />

Las pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s cosas Foucault menciona<br />

el NO lugar. No lugar porque dentro<br />

del orden está todo lo institucionalizado,<br />

lo monstruoso no tiene lugar dentro del<br />

orden del lugar común. Por esto, al salir<br />

de <strong>la</strong> periferia y llegar a un centro, por<br />

medio de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, éste monstruo saldrá<br />

de su no lugar como lo impensable, como<br />

<strong>la</strong> diferencia: “Aquel<strong>la</strong>s historias apasionantes<br />

despertaban en mí insólitos pen-<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

samientos. ¿Realmente era el ser humano<br />

tan poderoso, tan virtuoso y magnífico,<br />

siendo, al mismo tiempo tan vil y lleno<br />

de vicios?”<br />

La ausencia de su educación es por <strong>la</strong><br />

falta de un lugar común a los otros, <strong>la</strong> educación<br />

resuelve ser centralista. La educación<br />

y <strong>la</strong> cultura son males necesarios que<br />

en el monstruo generan juicios sobre <strong>la</strong>s<br />

leyes del hombre y sus formas. Tanto así<br />

que despiertan en él dudas y preguntas<br />

sobre su origen y sobre sí: “¿Pero qué era<br />

yo? No sabía nada acerca de mi creación y<br />

mi creador.” La educación desbloquea su<br />

no lugar, y en <strong>la</strong> medida en que trata de<br />

acercarse al centro es atacado como una<br />

forma de re-ubicación a su no lugar.<br />

La diferencia, en este caso el monstruo,<br />

es importante <strong>par</strong>a evitar el co<strong>la</strong>pso<br />

como lo menciona Derrida. Al no existir<br />

dicha ubicación de lo monstruoso dentro<br />

de los constructos de <strong>la</strong> sociedad, el<br />

engendro se co<strong>la</strong>psa; como respuesta,<br />

el co<strong>la</strong>pso en el monstruo se transforma<br />

en venganza. Su venganza es razonada y<br />

no pasional, muy meditada. Así, él venga<br />

aquello que no es, lo que no tiene, lo<br />

que no pudo dar y que no podrá obtener<br />

de <strong>par</strong>te de su creador y del resto de <strong>la</strong><br />

colectividad. <strong>En</strong>tonces, <strong>la</strong> educación trabaja<br />

como un medio <strong>par</strong>a sup<strong>la</strong>ntar <strong>la</strong> carencia<br />

de <strong>la</strong> naturaleza de tal forma que<br />

añade y colma mucho más de lo pensado;<br />

este es el peligro, el mal necesario. El<br />

monstruo como suplemento se colma y se<br />

re-apropia rebasando lo imaginado por el<br />

doctor Frankenstein. Derrida menciona:<br />

“Ahora bien, <strong>la</strong> negatividad del mal tendrá<br />

siempre según Rousseau, <strong>la</strong> forma de<br />

<strong>la</strong> suplementariedad. El mal es exterior a<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 53 14/08/2009 12:20:20 p.m.<br />

53


itmo<br />

una naturaleza, a lo que por naturaleza es<br />

inocente y bueno”. Rousseau en sus Confessions<br />

dice que el hombre es puro hasta<br />

que <strong>la</strong> sociedad lo corrompe. El monstruo<br />

es producto de este influjo de corrupciones<br />

de una sociedad viciada. La solución<br />

del monstruo a esto será marginarse en el<br />

polo norte, porque él no tiene una identidad<br />

individual ni identidad colectiva.<br />

El monstruo del doctor Frankenstein<br />

es el peligroso efecto de toda una sociedad<br />

que margina lo que el<strong>la</strong> misma trata<br />

de esconder. La sociedad requiere de suplementos<br />

que muchas veces salen de su<br />

función de suplemento y como “el monstruo”<br />

trasgrede sistemas ausentes y carentes.<br />

El hombre desp<strong>la</strong>za a <strong>la</strong> diferencia<br />

porque se ciega ante el<strong>la</strong>, no hay lugar<br />

<strong>par</strong>a lo distinto siendo que éste proviene<br />

del mismo centro y hasta es motivado por<br />

él mismo. La muerte, <strong>la</strong> marginación, el<br />

centro y <strong>la</strong> periferia, el hambre, <strong>la</strong> imagen<br />

visual, el dinero, <strong>la</strong> insatisfacción y<br />

el deseo son huecos que se llenan sin<br />

conciencia de <strong>la</strong> manera en <strong>la</strong> que funcionará<br />

con el suplemento. El siglo XXI<br />

es un siglo de suplementos alimenticios,<br />

sexuales, tecnológicos, farmacéuticos,<br />

económicos, políticos, biológicos, entre<br />

otros. Por esto, Frankenstein es un texto<br />

del siglo XIX donde <strong>la</strong>s superficies de<br />

significantes tejen y colman como reflejo<br />

nuestra monstruosa y ausente sociedad<br />

del siglo XXI.<br />

54<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 54 14/08/2009 12:20:22 p.m.


imaginación y crítica<br />

LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO. UNA EXPERIENCIA PERMANEN-<br />

TE Y CONTINUA MAS NO DE COYUNTURA.<br />

Ysabel Gracida 30<br />

ritmo / nueva época<br />

La formación docente es una necesidad que responde a razones<br />

diversas. Por una <strong>par</strong>te, el deseo del propio docente<br />

de actualizarse o profundizar en <strong>la</strong> epistemología de su área<br />

de conocimiento. Esta necesidad se satisface casi siempre de<br />

manera individual con cursos, estudios adicionales o en pequeños<br />

grupos de trabajo que funcionan como seminarios de<br />

estudio.<br />

Otra razón <strong>par</strong>a <strong>la</strong> formación y actualización del profesorado<br />

se re<strong>la</strong>ciona con los cambios en los p<strong>la</strong>nes y programas<br />

de estudio; los cambios curricu<strong>la</strong>res, que se producen en el<br />

sistema educativo sin que necesariamente se cuente con <strong>la</strong>s<br />

sugerencias del profesorado, hace que esta <strong>par</strong>te de <strong>la</strong> formación<br />

sea, casi siempre, una formación nacida de <strong>la</strong> emergencia,<br />

de <strong>la</strong> inmediatez como <strong>la</strong> imp<strong>la</strong>ntación de un nuevo<br />

programa, una reforma educativa, cambios de administración<br />

esco<strong>la</strong>r, etcétera.<br />

Por otra <strong>par</strong>te, <strong>la</strong> necesidad de formar al profesorado también<br />

puede surgir de <strong>la</strong>s carencias o necesidades específicas<br />

que se detectan en un determinado centro esco<strong>la</strong>r o institución<br />

al introducir nuevos enfoques, metodologías determinadas,<br />

incorporación de <strong>la</strong>s nuevas tecnologías.<br />

30 Ysabel Gracida es Maestra en Letras por <strong>la</strong> Benemérita Universidad Autónoma de Pueb<strong>la</strong>. Ha publicado<br />

en diversos periódicos y revistas de <strong>la</strong> ciudad de México. Es profesora Titu<strong>la</strong>r C en el p<strong>la</strong>ntel Vallejo del<br />

<strong>CCH</strong> y catedrática en <strong>la</strong> Maestría <strong>par</strong>a <strong>la</strong> <strong>En</strong>señanza en Educación Media Superior. Recibió <strong>la</strong> Distinción<br />

Universidad Nacional <strong>par</strong>a Jóvenes Académicos.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 55 14/08/2009 12:20:23 p.m.<br />

55


itmo<br />

El caso es que, en todas <strong>la</strong>s razones<br />

expuestas previamente, existe una interre<strong>la</strong>ción;<br />

sin importar que <strong>par</strong>a algunos<br />

miembros de <strong>la</strong> comunidad docente <strong>la</strong><br />

formación se haga de modo personal, ello<br />

no invalida el sentido de colectividad, de<br />

proyecto común, que existe en el quehacer<br />

cotidiano en el au<strong>la</strong>.<br />

A casi ningún docente en ejercicio se<br />

le escapa ya que en una sociedad multidimensional<br />

es necesario, <strong>par</strong>a su trabajo<br />

cotidiano, un amplio repertorio de herramientas<br />

tanto teóricas y analíticas como<br />

disciplinarias e interdisciplinarias que<br />

den sentido al todo sin ignorar <strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes.<br />

Y es <strong>la</strong> didáctica de cada una de <strong>la</strong>s asignaturas,<br />

<strong>la</strong> que permite hacer evidentes<br />

<strong>la</strong>s interre<strong>la</strong>ciones entre distintos factores,<br />

complejos y múltiples. La didáctica<br />

no es “únicamente buscar formas de enseñar<br />

unos contenidos ya establecidos,<br />

socialmente aceptados e invariables” 31<br />

sino definir un corpus de contenidos esco<strong>la</strong>res<br />

fundamentados en distintos tipos<br />

de avances. La didáctica es el resultado<br />

de <strong>la</strong> integración de distintos factores<br />

que intervienen en <strong>la</strong> enseñanza y en el<br />

aprendizaje.<br />

A lo <strong>la</strong>rgo de muchos años de escue<strong>la</strong>,<br />

en su sentido más amplio, han sido <strong>la</strong>s<br />

propias prácticas en el salón de c<strong>la</strong>se <strong>la</strong>s<br />

que han puesto de manifiesto “<strong>la</strong> insuficiencia<br />

de <strong>la</strong>s manifestaciones estrictamente<br />

cognitivas y han situado en un primer<br />

p<strong>la</strong>no <strong>la</strong> importancia de los aspectos<br />

interactivos, sociales y culturales”. 32<br />

31 Anna Camps, “Prólogo” a Juan Sánchez <strong>En</strong>ciso,<br />

(Con)vivir en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. El au<strong>la</strong> como espacio comunitario.<br />

Barcelona: Graó, 2008, p. 7.<br />

32 Ibid., p. 8.<br />

56<br />

La didáctica de cada una de <strong>la</strong>s especialidades<br />

se hace cada vez más necesaria<br />

en su aprehensión por <strong>par</strong>te de los docentes<br />

así como más compleja por el múltiple<br />

tejido con el que se determina su carácter<br />

a medida que <strong>la</strong>s ciencias se hacen más<br />

complejas. <strong>En</strong> una metáfora ya conocida,<br />

<strong>la</strong> del triángulo didáctico, se determina <strong>la</strong><br />

interre<strong>la</strong>ción entre enseñar, aprender y el<br />

contenido objeto de <strong>la</strong>s actividades a realizar<br />

en el au<strong>la</strong>. Ese triángulo didáctico no<br />

puede suprimir ninguno de sus ángulos ni<br />

darle a cada uno de ellos un peso distinto<br />

toda vez que cada uno de ellos depende<br />

de los demás <strong>par</strong>a generar su equilibrio<br />

y su carácter inse<strong>par</strong>able. Sin embargo,<br />

considerando que <strong>la</strong>s cuestiones didácticas,<br />

educativas en general, tienden al<br />

dinamismo, al movimiento, al cambio, y<br />

<strong>la</strong> figura del triángulo sugiere algo estático,<br />

es necesario mirar <strong>la</strong> dimensión de lo<br />

que sucede a diario en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s como una<br />

actividad dinámica que da lugar también<br />

a conceptos movibles que permiten tener<br />

más elementos <strong>par</strong>a entender lo que sucede<br />

en el espacio donde se enseña y se<br />

aprende.<br />

La formación del profesorado, tanto <strong>la</strong><br />

formación inicial como <strong>la</strong> continua, se enfrenta<br />

a variadas dificultades, a resistencias<br />

añejas, pero también a descubrimientos<br />

que hacen que quienes <strong>par</strong>ticipan en<br />

<strong>la</strong> educación sepan que su actividad es<br />

de diálogo permanente como una premisa<br />

fundamental que permite conocer <strong>la</strong>s<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 56 14/08/2009 12:20:25 p.m.


situaciones y actividades complejas que<br />

se desarrol<strong>la</strong>n en <strong>la</strong>s diversas circunstancias<br />

de <strong>la</strong> enseñanza y del aprendizaje.<br />

La didáctica entendida como <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad<br />

que debe poseer quien enseña sobre su<br />

objeto de conocimiento, puede considerarse<br />

un sistema de sistemas que se interre<strong>la</strong>cionan.<br />

Quienes son actores de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción<br />

didáctica deben tener c<strong>la</strong>ridad suficiente<br />

sobre <strong>la</strong> concepción del aprendizaje como<br />

construcción de conocimientos y no como<br />

resultado de <strong>la</strong> transmisión y apropiación<br />

pasiva de un conocimiento ya e<strong>la</strong>borado.<br />

Además de <strong>la</strong> noción del aprendizaje<br />

como construcción, es necesario considerar<br />

también <strong>la</strong> noción de contexto, no como<br />

un simple escenario o marco en el que se<br />

desarrol<strong>la</strong>n <strong>la</strong>s actividades esco<strong>la</strong>res, sino<br />

también como sistemas de actividades<br />

diversas que integran con toda c<strong>la</strong>ridad al<br />

sujeto o a los sujetos, al objeto y a los instrumentos<br />

en una actividad donde enseñar<br />

y aprender se articu<strong>la</strong>n, no sin dificultad,<br />

de maneras complejas. Poco a poco se van<br />

definiendo los propósitos, los sentidos que<br />

se atribuyen al quehacer en el au<strong>la</strong>, a <strong>la</strong>s<br />

diferentes tareas cotidianas, a su <strong>par</strong>a qué.<br />

De <strong>la</strong> misma manera que se define también<br />

el propio sentido de <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> como<br />

institución social.<br />

Hab<strong>la</strong>r de contexto equivale a percibir<br />

los diferentes sistemas de actividades<br />

que se re<strong>la</strong>cionan, que se entrecruzan,<br />

que se influyen. Saber cuáles prácticas se<br />

consolidan y cuáles no y por qué; cuáles<br />

se com<strong>par</strong>ten con éxito y llegan a generar<br />

condiciones <strong>par</strong>a proponer teorías e investigaciones.<br />

La didáctica de cualesquiera de<br />

<strong>la</strong>s especialidades debe diferenciar lo que<br />

está dado, lo que es histórico y lo que se<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

enseña de acuerdo con un contexto de situación;<br />

debe distinguir <strong>la</strong> producción del<br />

conocimiento y <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones que atraviesan<br />

<strong>la</strong>s prácticas diarias; debe diferenciar <strong>la</strong><br />

mera reproducción de lo que se enseña y<br />

<strong>la</strong>s múltiples perspectivas que existen en<br />

un espacio, que al ser dinámico, genera<br />

construcciones del conocimiento también<br />

dinámicas aunque siempre re<strong>la</strong>cionadas<br />

con <strong>la</strong>s condiciones sociales, culturales e<br />

históricas.<br />

Si entendemos desde estos ángulos <strong>la</strong><br />

forma de estar en ese espacio cultural y discursivo<br />

que es el au<strong>la</strong>, el profesor mediador<br />

tendrá un conocimiento didáctico surgido<br />

del entrecruzamiento entre <strong>la</strong>s prácticas<br />

cambiantes y dinámicas y un conocimiento<br />

históricamente e<strong>la</strong>borado. Lo anterior,<br />

hará que él o <strong>la</strong> docente apuesten por una<br />

práctica reflexiva y crítica que oriente <strong>la</strong><br />

formación hacia <strong>la</strong> profesionalización de su<br />

oficio como una estrategia que, si bien es a<br />

<strong>la</strong>rgo p<strong>la</strong>zo, es <strong>par</strong>te de un proceso estructural<br />

permanente con <strong>la</strong> <strong>par</strong>ticipación de<br />

varios agentes colectivos más allá de alternancias<br />

políticas, de coyunturas, de modas,<br />

de presupuestos o falta de ellos.<br />

El profesorado en <strong>la</strong> actualidad, una actualidad<br />

hecha por adolescentes inmersos<br />

en el mundo de <strong>la</strong> imagen, acostumbrados<br />

a <strong>la</strong> inmediatez, a lo dinámico, al p<strong>la</strong>cer del<br />

instante, no puede seguir siendo simple<br />

ejecutor de instrucciones. El profesorado<br />

hoy en día debe poseer un dominio teórico<br />

y práctico de los procesos de enseñanza y<br />

de aprendizaje. Debe ser, al mismo tiempo,<br />

creador y ejecutor; p<strong>la</strong>ntear problemas<br />

y e<strong>la</strong>borar soluciones siempre desde un saber<br />

amplio, un saber académico, pero también,<br />

y cada día más, un saber especializa-<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 57 14/08/2009 12:20:26 p.m.<br />

57


itmo<br />

do, un saber experto que logre autonomía<br />

en su trabajo con base en sus competencias<br />

y en su ética.<br />

Un profesor, una profesora de este tiempo<br />

debe tener <strong>la</strong> autonomía suficiente <strong>par</strong>a<br />

escoger estrategias didácticas adecuadas al<br />

conocimiento que construye con sus estudiantes<br />

y al contexto en el que éste se<br />

genera. Autonomía <strong>par</strong>a seleccionar procedimientos<br />

y modalidades de evaluación;<br />

<strong>par</strong>a organizar formas de trabajo con <strong>la</strong>s y los<br />

estudiantes; <strong>par</strong>a instaurar acuerdos y orden<br />

en el au<strong>la</strong>; <strong>par</strong>a concebir dispositivos de enseñanza<br />

y de aprendizaje y, fundamental,<br />

<strong>par</strong>a dirigir de manera adecuada su propia<br />

formación con <strong>la</strong> institución, pero también<br />

sin el<strong>la</strong>.<br />

La formación docente debiera orientarse<br />

hacia <strong>la</strong> posibilidad de aumentar toda c<strong>la</strong>se<br />

de saberes: saber hacer, transformar su identidad<br />

entendido como transformar su re<strong>la</strong>ción<br />

con el saber, con el aprendizaje, con los<br />

programas, es decir, <strong>la</strong> formación equivale a<br />

<strong>la</strong> “capacidad de reflexionar en <strong>la</strong> acción y<br />

sobre <strong>la</strong> acción”. Dice Phillippe Perrenoud 33<br />

que en educación <strong>la</strong> mayor apuesta no radica<br />

en reafirmar <strong>la</strong> <strong>par</strong>te de <strong>la</strong> competencia<br />

que se situaría más allá de los conocimientos<br />

científicos. La apuesta de una adhesión<br />

explícita y voluntaria al <strong>par</strong>adigma reflexivo<br />

es compleja, ya que se trata a <strong>la</strong> vez:<br />

• De extender <strong>la</strong>s bases científicas de <strong>la</strong><br />

práctica, allí donde existan, luchando contra<br />

una ignorancia todavía muy extendida de<br />

<strong>la</strong>s ciencias humanas, de <strong>la</strong> psicología y aún<br />

más de <strong>la</strong>s ciencias sociales.<br />

33 Philippe Perrenoud. Desarrol<strong>la</strong>r <strong>la</strong> práctica reflexiva<br />

en el oficio de enseñar. Barcelona: Graó, 2004.<br />

58<br />

• De no mistificar<strong>la</strong>s y de desarrol<strong>la</strong>r formaciones<br />

que articulen racionalidad científica<br />

y práctica reflexiva, no como hermanas<br />

enemigas sino como dos caras de <strong>la</strong> misma<br />

moneda.<br />

<strong>En</strong> cuanto a <strong>la</strong>s estrategias de formación,<br />

Perrenoud dice que ésta supone por lo<br />

menos cuatro condiciones principales:<br />

1. Una transposición didáctica y referentes<br />

de competencias esencialmente orientados<br />

hacia <strong>la</strong>s prácticas efectivas de enseñanza<br />

en su dimensión reflexiva.<br />

2. Un lugar importante <strong>par</strong>a los conocimientos<br />

de <strong>la</strong> práctica y sobre <strong>la</strong> práctica,<br />

<strong>par</strong>a equilibrar el peso de los saberes que<br />

hay que enseñar o de los saberes académicos<br />

descontextualizados.<br />

3. Una formación a <strong>la</strong> vez universitaria y<br />

profesional, liberada tanto del academicismo<br />

clásico del alma mater como de <strong>la</strong> obsesión<br />

prescriptiva.<br />

4. Una formación alternada, desde los inicios,<br />

con una fuerte articu<strong>la</strong>ción teórica y<br />

práctica. La reflexión sobre los problemas<br />

profesionales sólo puede aprenderse con<br />

referencias constantes a <strong>la</strong>s prácticas. Si éstas<br />

constituyen un futuro lejano y abstracto,<br />

¿cómo podríamos convertir<strong>la</strong>s en materia<br />

prima del trabajo de formación?<br />

<strong>En</strong>señar hoy en el bachillerato y en una<br />

determinada área del conocimiento exige de<br />

los docentes un modo concreto de “organizar<br />

los procesos de enseñanza y aprendizaje<br />

en <strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s (…), reflexionar sobre el tipo de<br />

capacidades, de saberes, de destrezas y de<br />

valores que deben aprender a lo <strong>la</strong>rgo de su<br />

34 Carlos Lomas e Inés Miret. La formación del<br />

profesorado. Barcelona: Graó, 2001, p. 5.<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 58 14/08/2009 12:20:28 p.m.


itmo / nueva época<br />

LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA<br />

Alejandro Barrera Retana 35<br />

imaginación y crítica<br />

Defender <strong>la</strong> lectura es casi ofensivo, hacer su elogio demasiado<br />

obvio. Los grandes p<strong>la</strong>ceres se defienden solos. Lo único que<br />

habría que estimu<strong>la</strong>r es el aprendizaje de este p<strong>la</strong>cer, desde<br />

pequeños.<br />

Quisiéramos que fueran ciertas <strong>la</strong>s afirmaciones del epígrafe<br />

anterior, pero en nuestro país, desafortunadamente,<br />

todavía no sucede así; en el México del siglo XXI todavía<br />

tenemos que ensalzar <strong>la</strong>s virtudes de <strong>la</strong> lectura y convencer<br />

a nuestros alumnos, y no sólo a ellos, también a sus padres,<br />

y a veces hasta a algunos de nuestros colegas, sobre <strong>la</strong> importancia<br />

de <strong>la</strong> lectura y los beneficios que nos proporciona<br />

a nivel intelectual, emocional y social.<br />

La lectura y el aprendizaje<br />

Héctor Abad Faciolince<br />

La lectura es el instrumento privilegiado del aprendizaje. 36<br />

Mediante <strong>la</strong> lectura los estudiantes acceden al conocimiento,<br />

a <strong>la</strong>s ideas, datos e informaciones que proporcionan los<br />

textos y materiales escritos. La lectura expande su conocimiento<br />

y les permite aprender con independencia del otro,<br />

o con una progresiva independencia del maestro o del tutor.<br />

El alumno que no sabe leer o que presenta bajos niveles<br />

de comprensión lectora limita sus posibilidades de aprendizaje,<br />

depende en mayor medida de <strong>la</strong> enseñanza del profe-<br />

35 Alejandro Barrera Retana es doctor en Pedagogía por <strong>la</strong> UNAM y profesor titu<strong>la</strong>r C en el p<strong>la</strong>ntel Azcapotzalco.<br />

Ha publicado diversos artículos en revistas de <strong>la</strong> ciudad de México.<br />

36 Ángel Sans Moreno, “Algunas reflexiones sobre <strong>la</strong> evaluación de <strong>la</strong> lectura en el proyecto PISA” en<br />

Aproximación a un modelo de evaluación: el proyecto PISA 2000. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y<br />

Deporte-INECSE, 2004, p. 27.<br />

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59


itmo<br />

sor y se encuentra en desventaja frente a<br />

los estudiantes que dominan con mayor<br />

destreza esta habilidad fundamental.<br />

Tal vez quien ha expresado en forma<br />

más contundente esta idea es Carlos Pujol:<br />

Quizá leer y escribir sea lo único que valga<br />

<strong>la</strong> pena aprender, lo único que haya<br />

que enseñar de veras a todo el mundo<br />

<strong>par</strong>a <strong>la</strong> honrosa supervivencia. Si nuestros<br />

universitarios terminaran sus carreras<br />

sabiendo leer y escribir dignamente, ya<br />

podríamos darnos por satisfechos; todo lo<br />

demás se daría por añadidura, se encuentra<br />

en los libros… 37<br />

Leer, como dice Pujol, les permite a<br />

los alumnos aprender por sí mismos, seguir<br />

conociendo y continuar pre<strong>par</strong>ándose.<br />

Leer es una de <strong>la</strong>s actividades intelectuales<br />

más importantes del ser humano,<br />

porque mediante esta actividad se adquieren<br />

gran <strong>par</strong>te de los conocimientos<br />

que se necesitan <strong>par</strong>a vivir en <strong>la</strong> sociedad<br />

actual. Quien sabe leer puede aprender<br />

nuevos conocimientos y habilidades,<br />

puede seguir los avances que se producen<br />

incesantemente en nuestro mundo moderno.<br />

Quien no sabe leer se rezaga, no puede<br />

competir con los que sí manejan esta herramienta<br />

ni puede construir una concepción<br />

del mundo que trascienda su experiencia<br />

cotidiana. Poco a poco se queda al margen<br />

del desarrollo o, si ya lo está, no tiene posibilidades<br />

de superar esta situación.<br />

Leer, por ello, es una herramienta fundamental<br />

en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Los alumnos que<br />

saben leer, los que mejor dominan esta<br />

habilidad son los que tienen más proba-<br />

60<br />

bilidades de éxito esco<strong>la</strong>r. Mediante <strong>la</strong><br />

lectura los alumnos aprenden <strong>la</strong> mayoría<br />

de los conocimientos que necesitan <strong>par</strong>a<br />

dominar <strong>la</strong>s diferentes materias. Los buenos<br />

lectores son, a su vez, los buenos estudiantes,<br />

los mejores estudiantes. Esto es<br />

así porque los buenos lectores son, también<br />

casi siempre, los mejores escritores,<br />

los que pueden p<strong>la</strong>smar en forma más<br />

coherente sus ideas en un texto escrito.<br />

Quienes leen y escriben, esto es, quienes<br />

pueden aprender más conocimientos<br />

mediante <strong>la</strong> lectura y quienes pueden expresar<br />

mejor dichos conocimientos y recrearlos,<br />

son los estudiantes que tendrán<br />

más posibilidades de concluir con éxito<br />

sus estudios.<br />

Los beneficios de <strong>la</strong> lectura no se reducen<br />

a los conocimientos que los alumnos<br />

alcanzan, lo cual no es poco, también desarrol<strong>la</strong><br />

en quienes <strong>la</strong> ejercitan <strong>la</strong> concentración,<br />

<strong>la</strong> dedicación y el esfuerzo. Para<br />

comprender un texto y dotarlo de sentido,<br />

el lector debe <strong>par</strong>tici<strong>par</strong> activamente<br />

llenando los vacíos, ligando ideas, memorizando<br />

datos <strong>par</strong>a continuar avanzando,<br />

<strong>la</strong> lectura requiere <strong>la</strong> <strong>par</strong>ticipación activa<br />

y atenta del lector. Garrido asemeja esta<br />

actividad a <strong>la</strong> de un músico: “De <strong>la</strong> misma<br />

manera que el músico interpreta una<br />

<strong>par</strong>titura, el lector interpreta un texto.<br />

Su actividad es igualmente creadora,<br />

intensa, personal. Exige esfuerzo, concentración<br />

y pre<strong>par</strong>ación.” 38 La comprensión<br />

del texto no surge de manera automática<br />

37 Ibid., p. 37.<br />

38 Felipe Garrido. El buen lector se hace, no nace. Reflexiones<br />

sobre <strong>la</strong> lectura y formación de lectores. Madrid:<br />

Ariel, 2003, p. 53.<br />

ritmo / nueva época<br />

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ni nos <strong>la</strong> rega<strong>la</strong> el texto, al contrario, éste<br />

nos exige esfuerzo y dedicación. Un libro<br />

sin lector es un objeto inerte, no es como<br />

<strong>la</strong> televisión o <strong>la</strong> radio que pueden seguir<br />

funcionando aunque uno abandone <strong>la</strong><br />

habitación, el libro requiere de <strong>la</strong> energía<br />

del lector <strong>par</strong>a cumplir su trabajo.<br />

La lectura, además, permite a los alumnos<br />

practicar otras habilidades: exponer<br />

sus ideas o <strong>la</strong>s ideas de los autores leídos,<br />

criticar dichas ideas, debatir con sus compañeros<br />

o hasta con el profesor, <strong>la</strong> lectura<br />

detona y alienta éstas y otras habilidades<br />

intelectuales. Para Garrido no es exagerado<br />

decir que el nivel de <strong>la</strong> educación<br />

depende, en gran medida, del dominio<br />

del lenguaje, de nuestra capacidad <strong>par</strong>a<br />

escuchar, hab<strong>la</strong>r, leer y escribir. 39 ¿Dónde<br />

hemos oído esto antes?<br />

Lectura y sensibilidad<br />

La literatura es indispensable en <strong>la</strong> dieta de<br />

todo lector, dice Garrido. 40 Hay que leer de<br />

todo, pero siempre hay que incluir una buena<br />

dosis de textos literarios, cuento, ensayo,<br />

poesía y nove<strong>la</strong>, porque estos textos exigen<br />

y dan más al lector.<br />

Le exigen más esfuerzo, concentración y<br />

atención porque son más complejos y están<br />

mejor construidos, y le ofrecen más porque<br />

tienen más ideas, sorpresas e ingenio. Tan<br />

sólo de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> se pueden llenar muchas<br />

páginas. Mi<strong>la</strong>n Kundera resume así <strong>la</strong>s aportaciones<br />

de este género:<br />

39 Felipe Garrido, Para leerte mejor. Mecanismos<br />

de <strong>la</strong> lectura y de <strong>la</strong> formación de lectores. México:<br />

P<strong>la</strong>neta, 2004, p. 16.<br />

40 Ibid., p. 19.<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

La nove<strong>la</strong> conoce el inconsciente antes<br />

que Freud, <strong>la</strong> lucha de c<strong>la</strong>ses antes que<br />

Marx, practica <strong>la</strong> fenomenología (<strong>la</strong> búsqueda<br />

de <strong>la</strong> esencia de <strong>la</strong>s situaciones<br />

humanas) antes que los fenomenólogos.<br />

¡Qué fabulosas “descripciones fenomenológicas”<br />

<strong>la</strong>s de Proust, quien no conoció<br />

a fenomenólogo alguno! 41<br />

Pero <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> no sólo ade<strong>la</strong>nta los<br />

descubrimientos que más tarde enunciarán<br />

psicólogos, sociólogos y filósofos, examina<br />

el mundo desde otra perspectiva, <strong>la</strong><br />

de <strong>la</strong> ambigüedad:<br />

Comprender con Cervantes el mundo<br />

como ambigüedad, tener que afrontar no<br />

una única verdad absoluta sino un montón<br />

de verdades re<strong>la</strong>tivas que se contradicen<br />

(verdades incorporadas a los egos<br />

imaginarios l<strong>la</strong>mados personajes), poseer<br />

como única certeza <strong>la</strong> sabiduría de lo incierto,<br />

exige una fuerza igualmente notable.<br />

42<br />

El espíritu de nuestro tiempo es el de<br />

<strong>la</strong> simplificación y el de <strong>la</strong> homogeneización,<br />

es el de <strong>la</strong> destrucción de <strong>la</strong> diversidad;<br />

<strong>la</strong> nove<strong>la</strong>, en cambio, representa<br />

<strong>la</strong> complejidad y <strong>la</strong> riqueza; no borra <strong>la</strong><br />

diversidad, <strong>la</strong> recrea; no cance<strong>la</strong> <strong>la</strong> contradicción,<br />

<strong>la</strong> busca<br />

Cada nove<strong>la</strong> dice al lector: “Las cosas<br />

son más complicadas de lo que tú crees”.<br />

Ésa es <strong>la</strong> verdad eterna de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong> que<br />

cada vez se deja oír menos en el barullo<br />

de <strong>la</strong>s respuestas simples y rápidas que<br />

preceden a <strong>la</strong> pregunta y <strong>la</strong> excluyen. 43<br />

41 Mi<strong>la</strong>n Kundera. El arte de <strong>la</strong> nove<strong>la</strong>. México:<br />

Vuelta, 1988, p. 37.<br />

42 Ibid., p. 14.<br />

43 Ibid., p. 24.<br />

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61


itmo<br />

Pero el valor de <strong>la</strong> literatura excede el<br />

marco racional por muy original que éste<br />

sea, <strong>la</strong> literatura profundiza en <strong>la</strong> naturaleza<br />

humana porque sabe añadir y mezc<strong>la</strong>r<br />

el carácter racional del hombre con el<br />

emotivo; seña<strong>la</strong> y descubre <strong>la</strong>s emociones<br />

y <strong>la</strong>s pasiones que se ocultan en <strong>la</strong>s decisiones<br />

del hombre, principalmente en<br />

aquel<strong>la</strong>s que a<strong>par</strong>entan ser <strong>la</strong>s más lógicas<br />

y sensatas. Y gusta resaltar tanto <strong>la</strong>s pasiones<br />

que nos brindan p<strong>la</strong>cer y nos enorgullecen,<br />

como aquél<strong>la</strong>s que nos avergüenzan<br />

y que nos es difícil confesar su<br />

presencia y el dominio que ejercen sobre<br />

nosotros.<br />

Sólo en <strong>la</strong> literatura, y en <strong>la</strong>s otras formas<br />

del arte, atendemos y desarrol<strong>la</strong>mos<br />

<strong>la</strong> emoción y <strong>la</strong> sensibilidad, o lo hacemos<br />

en forma más plena y completa, porque<br />

<strong>la</strong>s telenove<strong>la</strong>s, salvo honrosas excepciones,<br />

y actualmente los “reality shows”,<br />

caricaturizan los sentimientos y pretenden<br />

atra<strong>par</strong> <strong>la</strong> complejidad del alma humana<br />

en burdos estereotipos y groseras<br />

caracterizaciones.<br />

Y pese a lo anterior, <strong>la</strong> lectura, y principalmente<br />

<strong>la</strong> de textos literarios, debe<br />

realizarse, como decía Alfonso Reyes,<br />

con cierto olvido de su utilidad, por el<br />

sólo gusto y el p<strong>la</strong>cer de hacerlo. Una lectura<br />

basada esencialmente en el cálculo<br />

de todo lo que vamos a aprender y todas<br />

<strong>la</strong>s enseñanzas que podremos extraer,<br />

traiciona en cierta forma el espíritu de estos<br />

libros. Los clásicos, por ejemplo, no<br />

deben ser leídos, según Garrido, sólo porque<br />

son clásicos:<br />

No se trata de que los niños tengan<br />

que conocer <strong>la</strong> Iliada; se trata de que el<br />

caballo de Troya es una jugarreta sensa-<br />

62<br />

cional, que nos sigue maravil<strong>la</strong>ndo y divirtiendo<br />

treinta siglos después de <strong>la</strong> caída<br />

de Troya y vale <strong>la</strong> pena volver a contar<br />

y volver a leer ese episodio. 45<br />

Lectura y realidad<br />

Primero leemos el mundo y luego leemos<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, apunta atinadamente Freire. 46<br />

Desde que nacemos comenzamos a conocer<br />

el mundo, <strong>la</strong>s <strong>par</strong>tes que lo componen,<br />

<strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s que lo gobiernan y el lugar<br />

que ocupamos en él. Nunca dejamos de<br />

conocer el mundo ni renunciamos a volverlo<br />

inteligible hasta que morimos.<br />

Cuando tenemos cierta edad comenzamos<br />

<strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, aprendemos<br />

a leer y a escribir, nos insertamos<br />

en <strong>la</strong> cultura escrita. Como resultado de<br />

este aprendizaje obtenemos muchos más<br />

conocimientos e información sobre una<br />

enorme variedad de temas.<br />

Pero el proceso de aprendizaje de <strong>la</strong><br />

lectura no cance<strong>la</strong> el conocimiento del<br />

mundo, no nos desconectamos del mundo<br />

en ese periodo, seguimos en él, conociéndolo<br />

más, deve<strong>la</strong>ndo sus secretos y<br />

tratando de aplicarlos <strong>par</strong>a vivir mejor.<br />

Una vez que terminamos el aprendizaje<br />

de <strong>la</strong> lectura o logramos un dominio<br />

adecuado de el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> juntamos con <strong>la</strong> lectura<br />

del mundo. <strong>En</strong> ade<strong>la</strong>nte ambos procesos<br />

de conocimiento, <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

y <strong>la</strong> lectura del mundo, nos ayudan<br />

a conocer mejor el mundo y a formarnos<br />

una concepción más completa de <strong>la</strong> realidad.<br />

Y viceversa, mayores conocimientos<br />

45 Felipe Garrido, Para leerte mejor, p. 76.<br />

46 Paulo Freire. La importancia de leer y el proceso de<br />

liberación. México: Siglo XXI, 2004, p. 94.<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 62 14/08/2009 12:20:33 p.m.


del mundo nos ayudan a leer mejor en<br />

un círculo virtuoso: más conocimientos<br />

producen mejor lectura, más lecturas nos<br />

dan un mejor conocimiento del mundo.<br />

Freire lo expresa así: “este movimiento<br />

del mundo a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra al<br />

mundo está siempre presente.” 47<br />

Así pues, los que no saben leer y escribir<br />

y cuentan únicamente con su experiencia<br />

personal <strong>par</strong>a adquirir los conocimientos<br />

que necesitan <strong>par</strong>a vivir, andan<br />

medio ciego y medio mudo por el mundo.<br />

Millones de mexicanos se encuentran<br />

en esta situación, son analfabetas o<br />

analfabetas funcionales que no han transitado,<br />

como dice el pedagogo brasileño,<br />

de <strong>la</strong> lectura del mundo a <strong>la</strong> lectura de<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra. Su existencia reve<strong>la</strong> <strong>la</strong> falta de<br />

voluntad política <strong>par</strong>a alcanzar esta meta<br />

y evidencia <strong>la</strong> escasa importancia que<br />

nuestra sociedad y el Estado le conceden<br />

a <strong>la</strong> educación y a <strong>la</strong> cultura. Todavía <strong>la</strong><br />

siguen percibiendo como un artículo de<br />

lujo: prescindible e improductivo.<br />

Por ello, son una minoría, principalmente<br />

en los países pobres, los que se<br />

han incorporado a <strong>la</strong> cultura escrita en una<br />

forma temprana, natural y p<strong>la</strong>centera:<br />

Fui alfabetizado en el suelo de <strong>la</strong> quinta de<br />

mi casa, a <strong>la</strong> sombra de los mangos, con pa<strong>la</strong>bras<br />

de mi mundo y no del mundo mayor<br />

de mis padres. El suelo mi pizarrón y <strong>la</strong>s<br />

ramitas mi gis.<br />

Es por eso por lo que, al llegar a <strong>la</strong> escuelita<br />

<strong>par</strong>ticu<strong>la</strong>r de Eunice Vasconcelos, cuya<br />

desa<strong>par</strong>ición reciente me hirió y me dolió,<br />

y a quien rindo ahora un homenaje sentido,<br />

ya estaba alfabetizado. Eunice continuó y<br />

profundizó el trabajo de mis padres. Con<br />

el<strong>la</strong> <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, de <strong>la</strong> frase, de<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

<strong>la</strong> oración, jamás significó una ruptura con<br />

<strong>la</strong> “lectura” del mundo. Con el<strong>la</strong>, <strong>la</strong> lectura<br />

de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra fue <strong>la</strong> lectura de <strong>la</strong> “pa<strong>la</strong>bramundo”.<br />

48<br />

Garrido cuenta una historia muy simi<strong>la</strong>r:<br />

Fui alfabetizado en casa, sin que me diera<br />

cuenta, con <strong>la</strong> misma naturalidad con <strong>la</strong> que<br />

aprendí a hab<strong>la</strong>r. Había libros y revistas. Mi<br />

madre y mi padre leían, nos leían a mí y<br />

a mis hermanas, y nos contaban cuentos,<br />

episodios históricos, noticias astronómicas,<br />

estampas de viajes y de <strong>la</strong> vida animal. Mi<br />

padre era un cuentero más que respetable;<br />

algún día, mucho tiempo después, descubrí<br />

que, como buen cuentero, no vaci<strong>la</strong>ba <strong>par</strong>a<br />

apropiarse de historias ajenas; cada vez que<br />

he tropezado con <strong>la</strong>s fuentes librescas de<br />

sus re<strong>la</strong>tos he vuelto a sonreír y a agradecerle<br />

que nos los diera así, sin más explicación<br />

que <strong>la</strong> narración misma. 49<br />

Para transformar esta situación y multiplicar<br />

el número de afortunados como<br />

éstos, México necesita formar lectores,<br />

no sólo alfabetizar, sino pre<strong>par</strong>ar alumnos<br />

y ciudadanos que les guste leer, que se<br />

sirvan de <strong>la</strong> lectura e incorporen <strong>la</strong> cultura<br />

escrita a su vida. México los necesita<br />

<strong>par</strong>a elevar su nivel educativo, que es <strong>la</strong><br />

base del desarrollo científico y tecnológico,<br />

que, a su vez, es <strong>la</strong> base del desarrollo<br />

económico, el cual requiere nuestro país<br />

<strong>par</strong>a sacar de <strong>la</strong> pobreza a los 50 millones<br />

de mexicanos que viven en el<strong>la</strong> y brin-<br />

47 Ibid., p. 105.<br />

48 Ibid., pp. 99-100.<br />

49 Felipe Garrido. El buen lector se hace, no nace,<br />

p. 114.<br />

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63


itmo<br />

darles <strong>la</strong>s oportunidades económicas, sociales<br />

y educativas <strong>par</strong>a generar más desarrollo<br />

y prosperidad.<br />

Formar lectores<br />

Para formar lectores, el primer paso es<br />

proponérselo. La escue<strong>la</strong> se ha contentado<br />

con alfabetizar y ha supuesto que<br />

esto es suficiente, que al lograrlo los convertirá<br />

automáticamente en lectores. Los<br />

millones de analfabetas funcionales en<br />

México y en el mundo desmienten esta<br />

hipótesis. Alfabetizar es necesario, pero<br />

no suficiente. Antes, durante y después<br />

de alfabetizar, hay que formar lectores y<br />

<strong>par</strong>a ello, como dijimos, primero hay que<br />

p<strong>la</strong>ntearlo como una meta, diferente a <strong>la</strong><br />

alfabetización, pero ligada a ésta.<br />

El segundo paso es acercar a los alumnos,<br />

niños, adolescentes o adultos, a <strong>la</strong><br />

lectura. Todas <strong>la</strong>s experiencias confirman<br />

que los lectores se transforman en<br />

tales cuando alguien, lo ideal es que sean<br />

los padres, pero también pueden ser los<br />

maestros, los acerca al mundo de los libros,<br />

cuando les permite o les ayuda a<br />

disfrutarlos, a sentirlos <strong>par</strong>te de su vida,<br />

a convertirlos en una fuente de diversión<br />

y entretenimiento. Para conseguir este<br />

acercamiento p<strong>la</strong>centero y lúdico a <strong>la</strong> lectura<br />

se recomiendan dos actividades: narrar<br />

historias y leer en voz alta. 50 Es muy<br />

recomendable poner a los niños en el hogar<br />

en contacto con los libros aun antes de<br />

que sepan leer, de <strong>la</strong> misma forma en que<br />

nos expusieron a <strong>la</strong> lengua hab<strong>la</strong>da antes<br />

de saber hab<strong>la</strong>r. Pero si esto no sucede<br />

así, el segundo mejor lugar <strong>par</strong>a acercar a<br />

los niños a <strong>la</strong> lectura es <strong>la</strong> escue<strong>la</strong>. Cuan-<br />

64<br />

do están aprendiendo a leer y después de<br />

conseguirlo hay que seguir fomentando<br />

<strong>la</strong> afición por <strong>la</strong> lectura.<br />

La lectura utilitaria no crea lectores, 51<br />

es necesaria, es pertinente, forma <strong>par</strong>te<br />

de los programas esco<strong>la</strong>res y es bueno<br />

que así sea, pero no desarrol<strong>la</strong> <strong>la</strong> afición<br />

por <strong>la</strong> lectura. Para lograrlo hay que abrir<br />

espacios en <strong>la</strong> escue<strong>la</strong> <strong>par</strong>a <strong>la</strong> lectura p<strong>la</strong>centera,<br />

en todos los grados, pero principalmente<br />

en <strong>la</strong> educación básica.<br />

La escue<strong>la</strong>, por tanto, debe ocu<strong>par</strong>se<br />

de esos dos tipos de lectura, <strong>la</strong> utilitaria,<br />

<strong>la</strong> que busca el manejo adecuado de <strong>la</strong><br />

lectura y escritura, y <strong>la</strong> lectura p<strong>la</strong>centera,<br />

que, como su nombre lo indica, persigue<br />

sólo el p<strong>la</strong>cer, el disfrute de leer.<br />

Tercero. Hay que leer libros adecuados<br />

a <strong>la</strong> edad de los alumnos y elegidos por<br />

ellos o tomando en cuenta sus opiniones,<br />

gustos y preferencias. Es una de <strong>la</strong>s tareas<br />

más complicadas, hay que realizar<strong>la</strong> con<br />

cuidado porque es <strong>la</strong> base de todas <strong>la</strong>s demás<br />

actividades. Y si un libro no funciona<br />

hay que detener su lectura y buscar otro.<br />

El objetivo es disfrutar <strong>la</strong> lectura, fomentar<strong>la</strong>,<br />

por lo que es contraproducente leer<br />

por obligación o como castigo.<br />

Como <strong>la</strong>s aficiones se adquieren con<br />

el tiempo, ejercitándo<strong>la</strong>s continuamente,<br />

el cuarto paso es practicar este tipo de<br />

lectura lo más seguido que se pueda, de<br />

preferencia diariamente o en cada c<strong>la</strong>se,<br />

por lo menos. <strong>En</strong> sesiones muy breves,<br />

de unos cuantos minutos. Dependiendo<br />

de <strong>la</strong> edad de los alumnos, Garrido reco-<br />

50 Felipe Garrido. Para leerte mejor, p. 16.<br />

51 Ibid., p. 17.<br />

ritmo / nueva época<br />

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mienda entre 10 y 12 minutos. 52 Leer en<br />

voz alta, comentar, com<strong>par</strong>tir sus puntos<br />

de vista, etcétera.<br />

El quinto paso tiene que ver con lo<br />

que no se debe de hacer, es importante<br />

evitar cualquier tipo de evaluación:<br />

“Prohibidos los interrogatorios, exámenes,<br />

resúmenes ni ninguna otra c<strong>la</strong>se de<br />

pruebas; <strong>la</strong>s calificaciones y recompensas.<br />

Lo que se persigue es una diversión, una<br />

tarea común. Lo que debe haber es conversación,<br />

intercambio de ideas y emociones,<br />

contraste de opiniones.” 53<br />

Las propuestas anteriores, a<strong>par</strong>entemente<br />

sencil<strong>la</strong>s, requieren conocimientos,<br />

experiencia y sobre todo convicción;<br />

el convencimiento de que formar lectores,<br />

gente que lee por gusto, por p<strong>la</strong>cer,<br />

que disfruta <strong>la</strong> lectura y, cuando lo<br />

requiere, lee <strong>par</strong>a informarse y estudiar,<br />

constituye el gran reto de nuestro sistema<br />

educativo y que alcanzar este objetivo<br />

puede conducir a una transformación radical<br />

de <strong>la</strong> educación en México, porque<br />

<strong>la</strong> lectura exige y fomenta el desarrollo de<br />

un sinnúmero de habilidades cognitivas<br />

y disposiciones intelectuales: requiere y<br />

estimu<strong>la</strong> el análisis, <strong>la</strong> síntesis y <strong>la</strong> deducción;<br />

promueve <strong>la</strong> imaginación y <strong>la</strong> fantasía;<br />

educa y potencia <strong>la</strong> concentración<br />

y <strong>la</strong> memoria. Sin <strong>la</strong> lectura estas habilidades<br />

no consiguen su pleno desarrollo,<br />

se atrofian o crecen en forma limitada,<br />

insuficiente.<br />

Pero incluso si dudamos sobre los alcances<br />

de este proyecto o los conside-<br />

52Felipe Garrido. El buen lector se hace, no nace, p.<br />

39.<br />

53Felipe Garrido. Para leerte mejor, p. 79.<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

ramos exagerados, lo cierto es que esta<br />

propuesta no tiene pierde. ¿Qué es lo<br />

peor que puede suceder? ¿Qué pasemos<br />

un buen rato leyendo literatura con nuestros<br />

alumnos y com<strong>par</strong>tiendo con ellos <strong>la</strong>s<br />

ideas, el asombro o <strong>la</strong> simpatía que nos<br />

despertó un personaje, un dilema o el final<br />

de una historia?<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 65 14/08/2009 12:20:38 p.m.<br />

65


itmo<br />

66<br />

¿PARA QUÉ LEER?<br />

Mariana Bernárdez 54<br />

Es innegable el sinnúmero de propuestas que<br />

han permeado durante generaciones <strong>par</strong>a lograr<br />

un país de lectores. Se han hecho investigaciones,<br />

reformado programas de estudio, creado talleres<br />

de fomento a <strong>la</strong> lectura, bibliotecas públicas, entre<br />

otras actividades, pero <strong>la</strong> cuestión es que tal goce<br />

queda circunscrito a un porcentaje mínimo de <strong>la</strong><br />

pob<strong>la</strong>ción. Pareciera que el problema se enraíza<br />

más allá de políticas educativas o culturales, como<br />

si se tuviera atenazado el pensamiento o quizá sea<br />

que nuestro pensamiento se mira a sí mismo de<br />

otras formas que erradican este proceso. Quizá se<br />

padezca alguna dolencia desconocida que nos lleva<br />

a sentir un estrepitoso temor hacia <strong>la</strong> lectura,<br />

peor aún, hacia los libros y olvidamos que es en el<br />

acto de leer donde toda desmesura nos sobrecoge,<br />

<strong>la</strong> infinitud de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras muestran los devaneos<br />

de <strong>la</strong> memoria como arte de creación, pues al leer<br />

no sólo los ojos hacen recuento sino que a su vez<br />

ese contar nos canta, nos cuenta una y otra vez <strong>par</strong>a<br />

que el lector sea a <strong>la</strong> <strong>par</strong> leído y creado.<br />

54 Mariana Bernárdez es doctora en letras por <strong>la</strong> Universidad Iberoamericana. Se ha desempeñado en <strong>la</strong><br />

docencia, <strong>la</strong> investigación, el periodismo y <strong>la</strong> difusión cultural. Ha publicado, entre otros, los siguientes<br />

libros de poesía: Tiempo detenido, Rictus, Luz derramada, Réquiem de una noche, El agua del exilio, Incunable y<br />

Alba de danza.<br />

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El pa<strong>la</strong>breo que se enrama hacia dentro<br />

permite dibujar en <strong>la</strong> mente lo inconmensurable<br />

de <strong>la</strong>s montañas, aventurarnos<br />

por mares inhal<strong>la</strong>dos o detener entre<br />

<strong>la</strong>s manos <strong>la</strong> per<strong>la</strong> más b<strong>la</strong>nca de <strong>la</strong> de <strong>la</strong>s<br />

manzanas doradas, luchar con <strong>la</strong> muscu<strong>la</strong>tura<br />

de un tigre contra un ejército vengador<br />

de algún continente sureño perdido<br />

<strong>par</strong>a salvar <strong>la</strong> honra de una nación y mirar<br />

<strong>la</strong> fiereza del grito que se alza en el golpe<br />

cierto que habrá de cortar <strong>la</strong>s cabezas de<br />

los traidores; y luego huir a galope de caballo<br />

de fuego por <strong>la</strong>s sierras y los desiertos<br />

infranqueables donde nos cautivará el<br />

ruido lejano de <strong>la</strong> fuente y recordaremos<br />

a Ulises amarrado al mástil de su barca<br />

pretendiendo esquivar <strong>la</strong> seducción del<br />

canto de <strong>la</strong>s sirenas, cómo no imaginar<br />

los ojos de Helena, cuya inmensidad contemp<strong>la</strong>ron<br />

<strong>la</strong> caída de Troya.<br />

Frente a un libro tantas pa<strong>la</strong>bras como<br />

tantos pensamientos y ante esa posibilidad<br />

de ser muchos otros, es inexplicable<br />

<strong>la</strong> emoción de tal urdimbre, no hay más<br />

límite que el de <strong>la</strong> imaginación propia, así<br />

el dragón de siete cabezas tal vez tenga<br />

seis, pero su a<strong>par</strong>ición es señal de que<br />

se habrá de cruzar un dintel y el camino<br />

que se abra deberá ser recorrido hasta el<br />

final como si se apurara <strong>la</strong> vida en un solo<br />

sorbo. Leer <strong>par</strong>a ser pa<strong>la</strong>bra y ser hombre<br />

de pa<strong>la</strong>bra, pues que cuando el hombre<br />

hab<strong>la</strong> dice de sí, se entrega al otro, arriesga<br />

su interior <strong>par</strong>a vivir en comunidad. Si<br />

olvidamos leer borraremos no sólo <strong>la</strong> historia<br />

que nos entrama sino lo más propio,<br />

aquello que nos identifica y nos constituye:<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra.<br />

La pa<strong>la</strong>bra se gesta en el interior del<br />

corazón, esta hondura ofrenda un espacio<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

al pensamiento cuyo pulso discurre por <strong>la</strong><br />

escritura, se toma su tiempo, se regodea<br />

en <strong>la</strong> delimitación <strong>par</strong>a arrojar definiciones<br />

que buscan <strong>la</strong> unidad en el derroche<br />

de <strong>la</strong> realidad y el deseo de lograr un pensamiento<br />

que salve de <strong>la</strong> angustia y de <strong>la</strong><br />

zozobra tantas veces sentida cuando <strong>la</strong><br />

sombra <strong>par</strong>eciera no terminar y <strong>la</strong> promesa<br />

del alba se aleja.<br />

Las pa<strong>la</strong>bras pesan cuando se articu<strong>la</strong>n,<br />

vocal con consonante, espacio creado<br />

<strong>par</strong>a que habite en él el sentido y<br />

significado de una fuerza primaria cuyo<br />

movimiento incandescente penetra <strong>la</strong>s<br />

membranas del tiempo y cuya vibración<br />

conmueve al rostro inconmesurable e<br />

irrepetible que es cada hombre, <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<br />

lo anidan y lo enraízan, le hacen<br />

ser tal hombre y no otro, delinean su rostro,<br />

modifican <strong>la</strong> expresión de su gesto, y<br />

ante todo presentifican lo que es su ser<br />

ahí ante el otro. Cuando se profieren pa<strong>la</strong>bras<br />

se hace trans<strong>par</strong>ente el corazón y<br />

cierto es que en esa entraña no sólo mora<br />

el oro de Troya sino el resoplido colérico<br />

de Minos, así cuando esta profundidad<br />

arroja lo más próximo a una pa<strong>la</strong>bra será<br />

en forma de ofrenda: balbuceo originario<br />

o pa<strong>la</strong>bra verdadera en tanto que muestra<br />

<strong>la</strong> fidelidad de sí<br />

La avidez ciega y <strong>la</strong>s noches pueden<br />

ser insondables a fuerza de no poder respirar,<br />

sea porque el aire nos es robado, sea<br />

que sin razón alguna ese acto primigenio<br />

es olvidado en su co-naturalidad o al revés,<br />

sea por ser tan primigenio que no se<br />

da cabida al olvido y el fracaso de tal acción<br />

muestra cuan aberrantes pueden ser<br />

los límites de lo supuesto conocido. Así<br />

queda como certeza el frescor de <strong>la</strong> mano<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 67 14/08/2009 12:20:40 p.m.<br />

67


itmo<br />

sobre <strong>la</strong> frente afiebrada que en tal desorientación<br />

mira cómo ante <strong>la</strong> cordura <strong>la</strong>s<br />

imágenes son aves que echan a vo<strong>la</strong>r.<br />

Y ante <strong>la</strong> profundidad que emerge<br />

en lo que se dice y se hace, ¿cómo esgrimir<br />

juicios cuando se trata de demostrar<br />

lo que no es probable, pero no por ello<br />

ausente de toda hendidura en el cuerpo<br />

que se toca y se aduerme en los brazos<br />

de quien c<strong>la</strong>ma como amado? Ante el ensanchamiento<br />

de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra ¿no estaría el<br />

hombre constantemente salvado de su<br />

insuficiencia a través de dec<strong>la</strong>rarse, de<br />

trans<strong>par</strong>entarse? ¿No es acaso un libro un<br />

diálogo silencioso con el alma como en su<br />

momento definió P<strong>la</strong>tón al pensamiento?<br />

¿No es a final de cuentas una confesión<br />

mutua?<br />

Quien lee busca ac<strong>la</strong>rarse, saber de<br />

donde viene, cómo es el mundo y cómo<br />

en su habitarlo logra un vínculo cierto e<br />

íntimo que bur<strong>la</strong> <strong>la</strong> muerte o el caer de<br />

los minutos, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra escrita permanece,<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra leída se guarda dentro del<br />

cuerpo como un ser activo que nos sostiene<br />

en los momentos de alto desaliento<br />

o en <strong>la</strong> experiencia límite que es el simple<br />

diario vivir. La pa<strong>la</strong>bra se consuma<br />

en quien <strong>la</strong> consume, y se deletrea en <strong>la</strong><br />

avidez de pulsar <strong>la</strong>s cuerdas del <strong>la</strong>úd cuya<br />

música lleva a <strong>la</strong> a<strong>par</strong>ición del símbolo<br />

como imagen en movimiento y en esta<br />

danza reconocer <strong>la</strong> destreza de <strong>la</strong> mente<br />

<strong>par</strong>a hilvanar lo posible por decir y el<br />

anverso, tersura de <strong>la</strong> piel que todo cal<strong>la</strong>,<br />

no otra cosa es el binomio de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y<br />

el silencio, binomio cuyo principio <strong>par</strong>adójico<br />

permite <strong>la</strong> tensión necesaria <strong>par</strong>a<br />

hacer posible <strong>la</strong> evocación como forma de<br />

presentificación, así el sentido oculto que<br />

68<br />

permanece en <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras busca los ojos<br />

avezados <strong>par</strong>a ser des/cifrado, de/construido<br />

y vuelto a cifrar y a construir en el<br />

eterno vaivén de <strong>la</strong> marea inagotable que<br />

es <strong>la</strong> esgrima de <strong>la</strong> lectura.<br />

Nadie permanece incólume después<br />

de beber <strong>la</strong>s aguas insondables de un libro,<br />

se es y no se es el mismo, al igual que<br />

el río heracliteano <strong>par</strong>eciera que <strong>la</strong> textura<br />

de <strong>la</strong> prosa o de <strong>la</strong> poesía o de <strong>la</strong> ciencia<br />

recorrieran tal cauce y nos queda sólo de<br />

sus aguas <strong>la</strong> sensación de humedad que<br />

aviva su deseo en estos nuestros tiempos<br />

aciagos, porque si algo persiste en <strong>la</strong> lectura<br />

es el poder de seducción de <strong>la</strong>s ideas,<br />

<strong>la</strong> voz que conquista cuando penetra por<br />

los oídos y los ojos anidándose <strong>par</strong>a ser<br />

receptáculo y vertiente, <strong>la</strong> voz que repta<br />

a lo <strong>la</strong>rgo de los siglos y que un buen día<br />

cobra altozano cuando alguien abre <strong>la</strong>s<br />

hojas y fija <strong>la</strong> vista en una oración, entonces<br />

se asiste a <strong>la</strong> trasluz que testifica sobre<br />

lo vivido y a <strong>la</strong> vez, se es asistido pues sin<br />

ese saber lo vivido, entonces ¿cómo ser<br />

tal hombre y no otro? Leer <strong>par</strong>a estar y<br />

estando lograr conjetura de ser. Leer <strong>par</strong>a<br />

bai<strong>la</strong>r con el pensamiento, leer <strong>par</strong>a lograr<br />

horizonte en el alma, <strong>par</strong>a vivir a tiempo<br />

en el tiempo, leer <strong>par</strong>a escribirnos, <strong>par</strong>a<br />

no mentir sobre lo que se mira, leer <strong>par</strong>a<br />

trans<strong>par</strong>entar el ánima y ser más libres, y<br />

siendo libres ser más verdaderos.<br />

Vienen a mi memoria libros precisos<br />

donde <strong>la</strong> dec<strong>la</strong>ración va abriendo brecha<br />

entre el corazón y su pálpito, sin esta<br />

profundidad cómo podría arrancarse <strong>la</strong><br />

pa<strong>la</strong>bra del pasmo y cobrar vuelo y derrotero;<br />

camino como método que a final<br />

de cuentas se busca andarlo <strong>par</strong>a confesarse<br />

y <strong>la</strong> confesión siempre es frente a<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 68 14/08/2009 12:20:42 p.m.


alguien, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra se descarga sobre el<br />

otro, <strong>la</strong> confesión lleva implícita en sí un<br />

dialogismo.<br />

Y en esa comunidad propiciada por <strong>la</strong><br />

lectura arrojarse al fuego y abrir el discurrir<br />

propio hacia los otros, conocimiento<br />

que conlleva a <strong>la</strong> acción y <strong>la</strong> acción se or-<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

dena según <strong>la</strong> razón, hay un sosiego y una<br />

pausa, <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra se ajusta a su peso y a<br />

su profundidad, <strong>la</strong> equivalencia entre lo<br />

que se nombra y lo que se evoca permite<br />

acompasar <strong>la</strong> mirada y penetrar hacia<br />

otras zonas del ser: leer <strong>par</strong>a tocar <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad<br />

de <strong>la</strong> luz que brota de los <strong>la</strong>bios.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 69 14/08/2009 12:20:43 p.m.<br />

69


itmo<br />

70<br />

DE TERNURA, MAESTROS Y OTROS DAÑOS<br />

Fernando Reyes 55<br />

El humor negro y esperpéntico, los juegos de pa<strong>la</strong>bras,<br />

<strong>la</strong>s minihistorias, los discursos de otras<br />

disciplinas y artes, <strong>la</strong> reivindicación de lo fantástico<br />

y lo onírico, <strong>la</strong> antisolemnidad, el des<strong>par</strong>pajo, <strong>la</strong><br />

irreverencia ante lo institucional y el academicismo,<br />

son constantes de los jóvenes escritores que están<br />

comenzando a publicar en este nuevo siglo.<br />

Éstas y otras temáticas, así como ciertos recursos<br />

narrativos que sugieren y prometen, aderezan el<br />

primer libro de Keshava Quintanar Cano 33 tornillos<br />

en plenaria. Cuentos y ensayos 56 publicado por<br />

<strong>la</strong> editorial Raíz del agua, 2007.<br />

De <strong>la</strong> fantasía a <strong>la</strong> fantasiofrenia, de lo kitsch a<br />

lo filosófico, de lo sociológico a lo místico, se puede<br />

leer en este compendio de ternura y locura. La mayoría<br />

de los textos son historias de unas cuantas pa<strong>la</strong>bras,<br />

de una página y máximo cuatro. Escritas con<br />

más pasión que fría técnica, con más feeling que<br />

erudición, aunque <strong>la</strong>s más de <strong>la</strong>s veces hay referencia<br />

a autores, títulos, pelícu<strong>la</strong>s, canciones, doctrinas<br />

teóricas y otros aspectos psicopedagógicos. La ludi-<br />

55 Fernando Reyes es profesor del <strong>CCH</strong>-Vallejo. Estudió <strong>la</strong> Maestría en Literatura Mexicana. Fue becario<br />

de <strong>la</strong> Escue<strong>la</strong> de Escritores de SOGEM. Ha editado varias antologías literarias, el poemario El pez goloso<br />

de tu lengua, (Secretaría de Cultura del D.F. 2006) y el cuentario No somos tiernas <strong>la</strong>s suripantas (Instituto<br />

Mexiquense de Cultura, 2007).<br />

56 Keshava Quintanar Cano. 33 tornillos en plenaria. Cuentos y ensayos. México: Raíz del agua, 2007.<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 70 14/08/2009 12:20:45 p.m.


cidad lingüística se nota a primera vista,<br />

es uno de los mayores méritos, el humor<br />

y <strong>la</strong> fruición con que Keshava escribió<br />

este libro. No es gratuito que en <strong>la</strong> <strong>par</strong>te<br />

dedicada a los ensayos, Quintanar Cano<br />

aborda, también des<strong>par</strong>pajadamente y<br />

sin ningún viso academicista, <strong>la</strong> obra del<br />

poeta lúdico “Raúl Renán y su enamorado<br />

amor por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra”.<br />

<strong>En</strong> muchas de <strong>la</strong>s historias hay como<br />

personajes, niños, púberes canéforas, jóvenes<br />

extavagantes, alumnos y maestros.<br />

El proceso enseñanza-aprendizaje, Keshava<br />

Quintanar –quien es también Maestro<br />

en Educación Media Superior y Profesor<br />

del <strong>CCH</strong>– nos lo p<strong>la</strong>ntea desde una<br />

perspectiva humorística, que desmitifica<br />

y humaniza esta difícil tarea: “La p<strong>la</strong>za<br />

prometida” “Siete mínimas <strong>par</strong>a obtener<br />

un diez en posgrado” o en su ensayocrónica-re<strong>la</strong>to-cuento-testimonio<br />

que él<br />

l<strong>la</strong>ma “Epifanía en el <strong>CCH</strong> Naucalpan”<br />

que re<strong>la</strong>ta el día en que “Dios se convirtió<br />

en un espantoso griterío”.<br />

Un aspecto que resalta en este volumen<br />

es <strong>la</strong> metaliterariedad; es decir, <strong>la</strong><br />

escritura sobre <strong>la</strong> escritura, una historia<br />

dentro de otra historia, un cuento dentro<br />

de otro cuento, véase como ejemplos los<br />

textos “Concurso de cuento Otto Wolfman”,<br />

“Geneaología de cuatro cuentos<br />

bien pinches”, “Múltiple personalidad”.<br />

El último punto al que hago alusión es,<br />

en contra<strong>par</strong>te al sentido tierno y familiar<br />

de sus historias, el aspecto perverso y<br />

patológico en por lo menos tres cuentos:<br />

“Decisiones estratégicas”, “Great expectations”<br />

y “Demonios perfumados”,<br />

cuyos protagonistas viven, sobreviven<br />

y mueren al filo de <strong>la</strong> navaja que es su<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

propia mente, en medio de <strong>la</strong> patología<br />

y <strong>la</strong> provocación a <strong>la</strong>s cuadraturas morales<br />

que también matan de aburrimiento,<br />

regu<strong>la</strong>ciones y conductas establecidas e<br />

inquebrantables. Estas historias serán incluidas,<br />

<strong>par</strong>a fortuna mía, en Fantasiofrenia<br />

II. Antología de cuentos dañados.<br />

Suerte <strong>par</strong>a el primer cuentario de Keshava,<br />

“colega del colegio y fraterno de lo<br />

dañado”, esperando que en <strong>la</strong> próxima<br />

plenaria académico-institucional se le<br />

boten más tornillos.<br />

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71


itmo<br />

72<br />

EN LA PARTITURA DEL EXILIO 57<br />

Benjamín Barajas 58<br />

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca,<br />

ruega que tu camino sea <strong>la</strong>rgo,<br />

y rico en aventuras y experiencias.<br />

Constantino P. Cavafis<br />

El poeta no puede, sin ceder su puesto al filósofo, aplicar<br />

todo el rigor del pensamiento al análisis de <strong>la</strong> poesía. Él simplemente<br />

<strong>la</strong> conoce y <strong>la</strong> ama. Sabe en dónde está y de donde<br />

se ha ausentado.<br />

José Gorostiza<br />

El nuevo libro del poeta Manuel Cuautle, <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura<br />

del exilio, es testimonio de un estilo depurado<br />

en el que se conjugan muchos de los dones, y los temas,<br />

de <strong>la</strong> mejor tradición lírica. <strong>En</strong> este sentido, com<strong>par</strong>to <strong>la</strong>s<br />

pa<strong>la</strong>bras de Hugo Mujica cuando afirma, en <strong>la</strong> nota introductoria,<br />

que los poemas de esta obra “no están hechos<br />

del aire de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras: son –en cambio– materia, masa<br />

madre de <strong>la</strong> vida, amasada con lluvias, sangre, saliva...”<br />

<strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio concita en el lector esta conmoción<br />

por <strong>la</strong> esencia de vida que ha sido apresada al<br />

interior de sus páginas; esencia que el poeta ha podido<br />

retener gracias al talento y al oficio que le han permitido<br />

escuchar <strong>la</strong> voz de <strong>la</strong> tradición clásica y <strong>la</strong> de vanguardia<br />

<strong>par</strong>a luego encausar<strong>la</strong>s en una vertiente propia.<br />

Lo que primero sorprende en el libro de Manuel<br />

Cuautle, y que después habrá de ilustrar el tema central<br />

de sus poemas, es <strong>la</strong> fotografía. <strong>En</strong> <strong>la</strong> portada se escenifica<br />

<strong>la</strong> metáfora del viaje a través de <strong>la</strong>s vías retrospectivas<br />

del ferrocarril, vías que <strong>par</strong>ecen unirse en <strong>la</strong> lejanía donde<br />

ni <strong>la</strong> vista o <strong>la</strong> memoria alcanzan a se<strong>par</strong>ar<strong>la</strong>s.<br />

57 Manuel Cuautle. <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio. Buenos Aires: Embajada de México en Argentina, 2007.<br />

58 Benjamín Barajas es doctor en Letras mexicanas por <strong>la</strong> UNAM y profesor del <strong>CCH</strong> Naucalpan, Titu<strong>la</strong>r B.<br />

Es autor de los libros de poesía Tadrio, Mirada adversa y La gracia inmóvil.<br />

ritmo / nueva época<br />

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<strong>En</strong> este sentido, el poemario <strong>par</strong>eciera<br />

comenzar en un punto cualquier del viaje,<br />

esto es, en el momento en que el poeta<br />

es conciente de <strong>la</strong> muerte y, por ello,<br />

del tiempo y, en consecuencia, de <strong>la</strong> vida<br />

que, a su vez, cobra realidad mediante el<br />

viaje.<br />

Así, <strong>la</strong> distribución interna del libro<br />

<strong>par</strong>eciera confirmar esta lectura. <strong>En</strong> <strong>la</strong><br />

primera <strong>par</strong>te, “Conversaciones conmigo<br />

mismo”, asistimos al triple abrazo del ser<br />

por el tiempo, el erotismo y <strong>la</strong> muerte,<br />

mientras que en <strong>la</strong> segunda sección, “Del<br />

mar y de <strong>la</strong>s naves”, se ahonda en el sentido<br />

simbólico del viaje, pero también se<br />

acentúa el lirismo y <strong>la</strong> ternura preliminar<br />

frente al nacimiento del hijo. Del mismo<br />

modo, entre ambas divisiones se observa<br />

una especie de construcción circu<strong>la</strong>r;<br />

pues <strong>la</strong> obra comienza delineando <strong>la</strong> orfandad<br />

de <strong>la</strong> muerte y cierra con el alumbramiento<br />

del hijo.<br />

Otros elementos que delinean <strong>la</strong> poética<br />

del Manuel Cuautle, en este libro,<br />

son su preferencia por <strong>la</strong> segmentación<br />

de los versos, con lo cual multiplica los<br />

matices de expresión y sentido; <strong>la</strong> ausencia<br />

de los signos de puntuación, estrategia<br />

que le permite instaurar a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

como signo esencial de su creación y el<br />

predominio de <strong>la</strong>s líneas poéticas cortas,<br />

que infunden el tono característico de <strong>la</strong><br />

canción a <strong>la</strong> mayoría de sus poemas.<br />

Pero <strong>la</strong> descripción que venimos haciendo<br />

no es suficiente <strong>par</strong>a explicar los<br />

poemas de <strong>En</strong> <strong>la</strong> <strong>par</strong>titura del exilio, de<br />

hecho toda <strong>par</strong>áfrasis que no inicie con <strong>la</strong><br />

lectura corre el riesgo de evadir el objeto<br />

artístico y volverse, en consecuencia, un<br />

ritmo / nueva época<br />

imaginación y crítica<br />

discurso adjunto. Es necesario, entonces,<br />

unir <strong>la</strong> forma a <strong>la</strong> expresión y al contenido.<br />

Por ahora empezaremos por el contenido<br />

que nos remite a los temas que se<br />

han vuelto una obsesión en el poeta. El<br />

primero en importancia, a nuestro juicio,<br />

es el tiempo. No en vano los poemas a<strong>par</strong>ecen<br />

fechados con día y hora, lo cual<br />

nos lleva a pensar que el poeta ha querido<br />

recuperar momentos esenciales de su<br />

diario vivir, momentos que se concretan<br />

en los instantes, como se muestra en el<br />

siguiente poema:<br />

Átropos<br />

deja que los segundos<br />

corran<br />

no los cuentes<br />

muere sin preocupación<br />

cuélgate<br />

del espiral que nos tortura<br />

sé <strong>par</strong>te<br />

del camino infinito<br />

destroza<br />

el universo curvo<br />

y vive<br />

tan sólo un instante<br />

al filo de <strong>la</strong> resurrección.<br />

Y será en este vivir al filo del perpetuo renacimiento<br />

en que habrá de escenificarse<br />

<strong>la</strong> creación del poeta, como un medio que<br />

le permita sustraerse a <strong>la</strong> muerte a través<br />

de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y el canto, según se aprecia<br />

en este poema:<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 73 14/08/2009 12:20:49 p.m.<br />

73


itmo<br />

Se evapora el fuego<br />

de todos los soles<br />

cántaro líquido<br />

hombre viejo de maíz<br />

que cubre su sombra<br />

con el cacao<br />

de sus manos<br />

nace y muere<br />

<strong>la</strong> angustia del dolor<br />

en el canto de <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras.<br />

La pa<strong>la</strong>bra, entonces, es el gozne<br />

sobre el que gira el existir del hombre<br />

porque, al ser <strong>la</strong> base de su conciencia,<br />

le infunde el sentido de <strong>la</strong> historia, de <strong>la</strong><br />

vida y <strong>la</strong> muerte. Las pa<strong>la</strong>bras conjuran<br />

el miedo al vacío y el canto, podríamos<br />

decir, representa <strong>la</strong> verdadera residencia<br />

del hombre en <strong>la</strong> tierra.<br />

Pero el poeta, como dice Gorostiza,<br />

no busca <strong>la</strong> verdad filosófica sino <strong>la</strong> inteligibilidad<br />

del mundo mediante su<br />

aprehensión afectiva. De manera que el<br />

creador lírico no se detiene a aplicar un<br />

razonamiento exhaustivo a cada objeto,<br />

más bien busca trascenderlos mediante<br />

el amor. <strong>En</strong> este sentido, el poeta no se<br />

inmoviliza, no se mantiene quieto, sino<br />

que viaja y el camino en <strong>la</strong> poesía de Manuel<br />

Cuautle es consustancial a <strong>la</strong> vida, al<br />

ritmo del universo, por eso escribe:<br />

74<br />

Los universos pasan<br />

el río crece<br />

los seres se transforman<br />

descansa <strong>la</strong> tierra<br />

el f<strong>la</strong>utista suelta su canto<br />

<strong>la</strong>s flores de sus ojos<br />

son <strong>la</strong> expansión<br />

del universo.<br />

Y de esta expansión el hombre <strong>par</strong>ticipa<br />

porque, como sabemos, en el cosmos<br />

se superponen los p<strong>la</strong>nos temporales: el<br />

presente, el pasado y el futuro conviven<br />

como entidades virtuales en <strong>la</strong> emoción<br />

y <strong>la</strong> conciencia humana. Por eso el poeta<br />

recuerda el pasado en uno de sus mejores<br />

poemas:<br />

Te vi <strong>par</strong>tir<br />

brincando <strong>la</strong>s líneas<br />

de los mármoles<br />

observé tus caderas<br />

el viento de tu cabello<br />

<strong>la</strong> sonrisa de tus ojos<br />

pero los durmientes<br />

me invitaron a seguir<br />

dentro del mar naranja<br />

que transita por ellos<br />

y dormí<br />

y soñé<br />

y fue noche de caricias niñas<br />

y fue tu cuerpo<br />

lluvia de jacarandá<br />

en mis <strong>la</strong>bios<br />

y fue lám<strong>par</strong>a que iluminaba<br />

cual tiernas musarañas<br />

ritmo / nueva época<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 74 14/08/2009 12:20:50 p.m.


tus senos y tu rostro<br />

que deletreaban libertad<br />

y fueron <strong>la</strong>s siete<br />

y fue el tiempo<br />

de todos los días<br />

que me hizo escuchar tu voz<br />

terrestre canto omnipotente<br />

ritmo / nueva época<br />

y fuiste Tú<br />

y fui Yo<br />

hasta que el vagón<br />

se cansó de mis sueños<br />

y abriendo sus a<strong>la</strong>s<br />

me invitó a vo<strong>la</strong>r.<br />

Y ese vuelo imaginario conduce al poeta a<br />

<strong>la</strong> infancia donde recuerda <strong>la</strong> disposición<br />

de escalones y pupitres, también lo lleva<br />

a recorrer el mundo y a conversar con<br />

Dalí, Franz Kafka y Dante. Con su migración,<br />

el yo lírico se abre al espacio y al<br />

tiempo, va como queriendo huir <strong>par</strong>a no<br />

mirar “los ojos vacíos de <strong>la</strong> muerte”.<br />

La segunda <strong>par</strong>te del poemario, como<br />

ya se ha dicho, enfatiza el instante mi<strong>la</strong>groso<br />

de <strong>la</strong> vida, lo cual se percibe en <strong>la</strong><br />

intensificación de ciertas imágenes vitales<br />

y, también, en el proceso de concepción<br />

y nacimiento de Tonatiuh, el hijo que<br />

ha dispuesto su nave <strong>par</strong>a el viaje, o sea,<br />

<strong>par</strong>a su caída en el tiempo. Esta sección<br />

tiene textos de gran belleza, que seguramente<br />

el lector apreciará, por hora, sólo<br />

retomaremos uno que se distingue por un<br />

simbolismo en que arraiga <strong>la</strong> temática recurrente<br />

del autor. Es el que sigue:<br />

imaginación y crítica<br />

Corren los colores<br />

instrumentos<br />

que no veo<br />

con ritmos<br />

que vuelven<br />

a <strong>la</strong> luz<br />

siglos de notas musicales<br />

se presentan<br />

escucho el vacío<br />

se repite <strong>la</strong> música<br />

abismos de pa<strong>la</strong>bras<br />

fluyen<br />

como reencarnación<br />

los colores<br />

son naves<br />

que existen<br />

en <strong>la</strong> antesa<strong>la</strong> de lo eterno.<br />

Finalmente, quisiéramos concluir esta<br />

presentación diciendo que <strong>la</strong> obra de Manuel<br />

Cuautle com<strong>par</strong>te algunos de los rasgos<br />

esenciales que Xavier Vil<strong>la</strong>urrutia consideró<br />

propios de <strong>la</strong> poesía mexicana. Estos son: <strong>la</strong><br />

construcción de una atmósfera de soledad<br />

creativa; el tono íntimo, sutil e ingenioso<br />

que suele provocar <strong>la</strong> reflexión un tanto me<strong>la</strong>ncólica;<br />

<strong>la</strong> confección de los poemas con<br />

un lápiz fino y <strong>la</strong> constancia en los temas: <strong>la</strong><br />

muerte, el amor, el tiempo. 59 Sirvan, pues,<br />

estas pa<strong>la</strong>bras como una forma sencil<strong>la</strong> de<br />

valoración a su trabajo.<br />

59 Xavier Vil<strong>la</strong>urrutia. Obras. México: FCE, México,<br />

1966, p. 764 y ss.<br />

Ritmo13.indd medio oficio.indd 75 14/08/2009 12:20:52 p.m.<br />

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itmo<br />

76<br />

ritmo / nueva época<br />

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA<br />

DE MÉXICO<br />

Rector<br />

Dr. José Narro Robles<br />

Secretario General<br />

Dr. Sergio Alcocer Martínez de Castro<br />

Secretario Administrativo<br />

Mtro. Juan José Pérez Castañeda<br />

Secretaria de Desarrollo Institucional<br />

Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez<br />

Secretario de Servicios a <strong>la</strong> Comunidad<br />

Dr. Ramiro Jesús Sandoval<br />

Abogado General<br />

Mtro. Jorge Is<strong>la</strong>s López<br />

Director General de Comunicación Social<br />

Lic. <strong>En</strong>rique Balp Díaz<br />

ritmo / nueva época<br />

COLEGIO DE CIENCIAS Y<br />

HUMANIDADES<br />

imaginación y crítica<br />

Director General<br />

M. en C. Rito Terán Olguín<br />

Secretario General<br />

M. en C. Rafael Familiar González<br />

Secretario Académico<br />

Mtro. José Luis Moreno Rodríguez<br />

Secretario Administrativo<br />

Lic. Rafael Avilés Solís<br />

Secretario de Servicios de Apoyo al Aprendizaje<br />

I.Q. Valentín López Gazcón<br />

Secretaria de P<strong>la</strong>neación<br />

Lic. Rosalía Gámez Díaz<br />

Secretaria Estudiantil<br />

Lic. María de <strong>la</strong> Luz Reyes Morales<br />

Secretario de Programas Institucionales<br />

Mtro. Trinidad García Camacho<br />

Secretario de Comunicación Institucional<br />

Lic. Alejandro García<br />

Secretario de Informática<br />

Mat. José Chacón Castro<br />

Directores de los p<strong>la</strong>nteles<br />

Azcapotzalco<br />

Mtro. Andrés José Hernández López<br />

Naucalpan<br />

M. en C. Víctor Díaz Garcés<br />

Vallejo<br />

Mtra. Lucía Laura Muñoz Corona<br />

Oriente<br />

Lic. Arturo Delgado González<br />

Sur<br />

Lic. Jaime Flores Suaste<br />

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