ECLOSION Y SOBRESALTO

CONCURSO DE CUENTOS SEMANA CULTURAL 2012
MI PRIMER DÍA EN EL INSTITUTO
Carmen Caldarás
Mi primer día en el Instituto fue muy peculiar.
Vivo en un pueblecito llamado Medinilla, y llegué a El
Barco de Ávila en autobús. Para mí, El Barco es como
una gran ciudad, pues mi pueblo es pequeñito, tiene
1 36 habitantes y en invierno somos menos.
Iba nerviosa, y comprobé al llegar que todos los
que iban a ser mis compañeros estaban igual ¿Con
quién nos iba a tocar en clase? ¿Conocería al menos a
algunos? Supongo que estas preguntas nos las
hacíamos todos.
A las nueve entramos en clase. Los alumnos de
los demás cursos nos miraban muy raro, o eso me
parecía: éramos los más pequeños y nos sacaban por
lo menos dos cabezas de altura.
Nadie se atrevió a entrar, hasta que el jefe de
estudios nos llamó y nos dijo que qué hacíamos ahí
pasmados. Al final entramos entre todos los veteranos,
y a mí me pareció una multitud. Luego nos explicaron
un poco el funcionamiento del Instituto y nos dividieron
en grupos, A, B ó C. Yo pertenecía a 1 º de ESO, grupo
A, la clase más numerosa, con 23 alumnos. Las
demás tenían 1 9.
También nos informaron de quien era nuestra
tutora, Sonsoles, y antes de ir al recreo conocimos a
algunos de nuestros profesores.
A las 11 :40 salimos al recreo, y mis amigas del
colegio anterior y yo no nos creíamos que podíamos
salir del recinto del colegio; estábamos asombradas. El
recreo fue divertido; pero, como siempre, se hizo corto.
A las 1 2:1 0 nos llevaron al Salón de Actos, con
fin de hacer unas actividades que nos preparó Carlos,
el orientador del Instituto.
Llegó la última hora, y nos tocó con Dativo, el
profesor de Matemáticas, quien nos explicó cómo nos
evaluaría en esa asignatura.
Cuando terminó la última clase, todos
estábamos muy contentos. Eso sí, no sabíamos por
qué escalera ir, o por qué puerta salir. En fin, éramos
unos novatos por aquel entonces, que poco a poco
hemos ganado en experiencia. Supongo que el resto
de los nuevos tendrán parecidas sensaciones a las
mías.
UN DÍA EN EL INSTITUTO
Andrea García Granado
¿Os habéis parado a pensar
cómo sería el instituto si todo el mundo
fuera como en realidad le gusta ir, y no
como quieren que le vean los demás?
Nada de tacones para aparentar
ser más alta, ni camisetas de marca
para demostrar “clase”. Un día lo
hicimos en mi Instituto, y por una vez,
la mayoría de la gente se sintió a gusto
consigo misma. Personas que llevaban
el típico peinado desaliñado de los 80;
camisetas de sus artistas favoritos se
codeaban con quienes lucían
chaquetas con cruces diversas –eso
sí, no demasiadas, menos mal. Ese
día el Instituto parecía una escuela de
rock; incluso muchos profesores se
unieron a los alumnos; aunque alguno
que otro se negó a cambiar ¡Ellos eran
así! En realidad todos llevamos cierta
rebeldía en la sangre, y aunque
muchas veces digamos lo contrario, a
todos nos gusta alguna canción de los
Beatles, Nirvana o AC/DC. Ese día
tocaron canciones muchos alumnos
que tenían grupos musicales.
Improvisaban la música que sugería la
ropa. Después, nos fuimos a comer
juntos, y lo pasamos genial. Debería
haber más días así, ¿no?
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