QUÍMICA Y CERVEZA

18 AIQS NEWS 54
Flashes
dos años de trabajo profesional
una vez acabada la carrera. Después
de todo el esfuerzo de los estudios,
me puse a prueba en el
trabajo. Nuevos retos, independizarme...
Especialmente en el segundo
año vi que había llegado
el momento de tomar la decisión
y con el acompañamiento de un
jesuita fui contrastando las experiencias
y los sentimientos y pensamientos
que iba teniendo en la
oración. A pesar de encontrarme
muy bien en la empresa y con los
compañeros, la labor profesional
como proyecto personal no me
llenaba. Quería entregarme más
plenamente a un proyecto humanizador
y evangelizador. Por
fin pedí el ingreso en la Compañía
de Jesús.
¿se lo comentaste a
tu familia? cuando
se lo dijiste, ¿cómo
reaccionaron? ¿hay
otros sacerdotes en la
familia?
No, en mi familia no hay antecedentes
de compromiso con
la vida religiosa o el sacerdocio.
En casa lo dije a principios del
verano, cuando iba a entrar a
finales de septiembre, si me admitían.
No les extrañó, pero a
aquellas alturas ¡ya no se lo esperaban!
Les costó un poco encajarlo
al principio, aunque
deseaban lo mejor para mí. Con
el tiempo, están muy contentos.
¿qué estudios tuviste que
cursar Para PrePararte?
exPlícanos un Par de
anécdotas de cuando
estabas en formación.
La formación es larga y no consiste
sólo en estudiar. En primer
lugar, los dos años de noviciado.
Una vez finalizados, se hacen
los primeros votos como jesuita:
pobreza, castidad y obediencia.
Ahora sería largo de explicar, pero
de hecho firmas un cheque en
blanco, poniendo tu confianza y
tu vida en manos de Dios y de la
Compañía. Después de dos años
de “desierto” y de un largo proceso
de crecimiento, quiero destacar
dos experiencias. El mes de
Ejercicios Espirituales y el mes de
“hospitales”. El primero es un largo
retiro donde experimentas en
carne propia la experiencia espiritual
que propone San Ignacio de
Loyola: tiempo intenso de conocimiento
propio, de conocimiento
vivencial de Dios en Jesucristo, de
reconciliación, de ser impulsado
hacia delante... El segundo, en servicio
en un centro de discapacitados
psíquicos, en contacto con el
mundo del sufrimiento, pero también
con la esperanza. Después,
“La formación es larga y no consiste sólo en
estudiar. En realidad, firmas un cheque en
blanco, poniendo tu vida en manos de Dios”
los estudios: un curso puente de
filosofía y tres de teología en Barcelona.
Al principio, con el cambio
y la dificultad que me supuso
pasar a estudiar “letras”, pensar
de otra forma y en otros aspectos
de la realidad. A continuación, el
“magisterio”, dos años en el Colegio
Claver de Raimat, en Lleida.
Allí di clases de mates y química a
adolescentes, junto con otras actividades
“pastorales”. Y fui ordenado
diácono, de camino hacia
el sacerdocio. Después, dos cursos
más de teología, uno de ellos en
Londres, y la ordenación como sacerdote.
Entonces me encargaron
la responsabilidad de la “pastoral”
del mismo Colegio Claver. Y allí
me he quedado hasta hoy en día,
con el paréntesis del curso 2000-
2001, cuando acabé la formación
en México, periodo similar al noviciado,
pero con todo el bagaje
de trece años como jesuita.
¿cómo has Podido
integrar las dos
dimensiones, la
científica y la religiosa?
Pueden parecer mundos muy
diferentes, sobre todo en nuestra
sociedad tecnificada, competitiva,
a menudo poco
abierta a la trascendencia y la
gratuidad... pero es muy de la
espiritualidad ignaciana reconocer
y encontrar a Dios en la
realidad concreta, en el mundo,
en la creación, en la historia.
De hecho, ¡encontramos
esta integración en los orígenes
y el desarrollo del IQS!
¿cuáles son tus
inquietudes y
resPonsabilidades
actualmente?
Actualmente soy el director de
Pastoral del Colegio Claver, pero
también me ha sido encomendado
el servicio de ser el superior
de la comunidad de Lleida.
Mi inquietud principal es la
evangelización: cómo anunciar
la Buena Noticia del Evangelio,
ayudar a reconocer y desvelar
sus valores, dar a conocer y ayudar
a poner en contacto a las
personas con Jesucristo, fomentar
la dimensión comunitaria de
la fe en la Iglesia, contribuir al
crecimiento y desarrollo de las
personas, colaborar a construir
un mundo y una sociedad más
justos y fraternales.
Quiero agradecer expresamente a
Silvestre Falguera que haya querido
compartir con todos nosotros
estas reflexiones tan íntimas. Muchas
gracias, Silvestre.
albErt JovEr
Promoción 1984