Por Laura Cisneros / @naans
La Puerta a Macedonia: No hace mucho, mis sentidos se perdieron en la gravedad de su voz majestuosa y elegantemente funcional, en su música de diferentes matices, mucho más brillantes e inquietantes que invadieron cada fibra de mi ser; la emoción se aglutino y desbordó de gusto. Rara vez tengo la suerte de encontrar un álbum que asalte y llene en su totalidad mi espacio a la primera escuchada, sólo comparable con el amor a primera vista de los mortales. Eso me sucedió cuando en mi búsqueda de música me tope de frente con Alexander Veljanov, de quién se presumía no haber certeza de su lugar y año de nacimiento, como si de un ser vampirezco que ha vivido centurias nos estuvieran hablando, aunque la historia no es tan misteriosa como a algunos nos hubiera agradado. Nacido en la República de Macedonia en 1965, lo poco que se sabe de -mejor conocido simplemente como- Veljanov, es que estudió cine y teatro en Alemania, que es un tipo sumamente reservado con su vida personal y que en 1985 un anuncio clasificado en una revista con la leyenda "se necesita vocalista al que le guste experimentar", fue lo que lo llevo a encontrase con el estudiante de música clásica y pianista, Ernst Horn y fundar la dupla de dark wave por la que se hizo famoso, Deine Lakaien ("sus siervos" en alemán) cuya banda sigue vigente. De los alemanes sabemos pocas cosas. Erróneamente se les tacha de fríos y calculadores, son extremos en su educación social y hasta se bromea de que escupen cuando hablan por lo golpeado y tosco de su idioma. Lo que no conocemos muy bien es su escena musical, tan vasta y a su vez invalorada de éste lado del mundo. No hay una escena roquera en sí y de los grupos que se conocen, su sonido se orienta más al industrial cuando todo lo que necesitamos es escarbar un poco para encontrarnos con perfectas maravillas musicales y deshacernos del estigma con el que hemos sido inculcados a cerca de Alemania en general. Si me preguntaran como entrarle a algo que no sea y suene a Rammstein pero que tenga como origen a aquel país, de inmediato les compartiría la discografía de Veljanov. Tres discos en diez años de carrera solista podrían sonar pocos más no estar equivocados. Aunque es una figura reconocida y respetada en la escena oscura, su estilo musical es difícil de definir ya que va desde lo clásico a lo pop, de lo gótico al experimental hasta coquetear con el avant-garde. Si algo es predominante en su música es la más pura elegancia, calidad y texturas. No hay cabida de mal gusto. Secrets of the Silver Tongue (1998), The Sweet Life (2001) y Porta Macedonia (2008) demuestran una visión mucho más personal que en Deine Lakaien donde denotan el cinismo y pesimismo líricos. Musical y líricamente exquisitos, sus discos solistas son una combinación de canciones cantadas en inglés y en alemán. Del primero, el más personal, trata de dejar atrás su imagen de príncipe de las tinieblas más no abandonar su objetivo principal que fue el transmitir un tornado de emociones densas sin usar un sonido típicamente dark wave. Con toques folk, cuasi acústico, cabe resaltar que Secrets of the Silver Tongue no usa instrumentos electrónicos. Su segundo trabajo, irónicamente llamado The Sweet Life está plagado de letras profundas sobre la vida misma y las esperanzas que la gente tiene sobre su existencia; inclinado hacia un sonido roquero más comercial, sobresalen un par de canciones que nos recuerdan su trabajo en Deine Lakaien sólo para regresarnos al sonido melódico y góticamente bien armado donde lo que más se acentúa es su hipnotizante voz. Su tercer, último y para mi gusto, mejor esfuerzo, Porta Macedonia es una mezcla perfecta de letras anglosajonas y germanas que ya debía de hace tiempo. Con once canciones totalmente diferentes una de la otra que si somos imaginantes podrían pertenecer a distintos alter egos de Veljanov, van desde lo bailable hasta la solemnidad; aquí se ejemplifica perfecto su talento musical innato y denotan sus raíces musicales macedónicas, lugar donde grabo éste álbum. Abundan líricas políticas para dar cuenta de la realidad de su tierra natal al ubicarla en comparación con la Alemania que lo acogió. A la fecha, Veljanov no ha dado señales de un trabajo solista próximo aunque se encuentra de gira con Deine Lakaien donde alterna sus canciones con las de la banda en el setlist. Pero conformarnos -por ahora- con sólo tres discos me parece una recompensa justa porque está trabajada bajo una estructura a la vez novedosa y refrescante para quién no esté familiarizado con el género o siquiera sepa algo en alemán; no es difícil de escuchar y más sin embargo, muchos se preguntarían el por qué pertenece a la escena oscura pero como siempre me ha gustado recalcar: no todo de éste lado de las sombras es melancolía ni suena a Bauhaus. Si gustan de enamorarse de nueva música, sentencio que Veljanov será su próximo gran amor.